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José Daniel MoncadaJosé Daniel Moncada
Bibliotecólogo. Profesor e investigador de la
Escuela Interamericana de Bibliotecología,
Universidad de Antioquia. Grupo de
Información, Conocimiento y Sociedad.
jose.moncada@udea.edu.co
https://orcid.org/0009-0008-0318-1747
Sebastian Alejandro Marín AgudeloSebastian Alejandro Marín Agudelo
Archivista y especialista en Literatura
Comparada. Profesor e investigador de la
Escuela Interamericana de Bibliotecología,
Universidad de Antioquia. Grupo de
Información, Conocimiento y Sociedad.
sebastian.marin@udea.edu.co
https://orcid.org/0000-0002-7537-669X
Cómo citar este artículo: Moncada, José Daniel; Marín, Sebastian (2024). Visiones
de la apropiación social del patrimonio bibliográfico y documental: análisis y revisión
de algunas acciones e iniciativas en Colombia. Revista Interamericana de Bibliotecología,
47(1), e349170. https://doi.org/10.17533/udea.rib.v47n1e349170
Recibido: 2022-02-03/ Aceptado: 2023-21-11
Resumen
En este texto se pone en discusión algunos elementos en torno al concepto de apropia-
ción social del patrimonio cultural, en concreto, en lo referido a lo bibliográfico y lo docu-
mental. Para ello, se traen distintas visiones sobre la apropiación social de este patri-
monio, tanto de académicos como de sus instituciones culturales rectoras; además, se
sistematizan algunas políticas, acciones e iniciativas encaminadas en ese propósito: el
de la gestión, preservación y apropiación social del patrimonio bibliográfico y docu-
mental, en el marco del patrimonio cultural en Colombia.
Palabras clave: patrimonio bibliográfico y documental; apropiación social; difusión;
formación; participación social; usuarios de la información.
Visiones de la apropiación social del patrimonio
bibliográfico y documental: análisis y revisión de algunas acciones e
iniciativas en Colombia*
© 2024 Universidad de Antioquia. Publicado por Universidad de Antioquia, Colombia.
Rev. Interam. Bibliot. Medellín (Colombia) Vol. 47, número 1/enero-abril 2024 e349170 ISSN 0120-0976 / ISSN (en línea) 2538-9866
https://doi.org/10.17533/udea.rib.v47n1e349170
* Artículo de reflexión derivado de la experiencia de los autores en proyectos de investi-
gación, así como de sus prácticas profesionales en el campo del patrimonio bibliográfi-
co y documental en Colombia.
2[José Daniel Moncada, Sebastian Alejandro Marín Agudelo] Rev. Interam. Bibliot. Medellín (Colombia) Vol. 47, número 1/enero-abril 2024 e349170 ISSN 0120-0976 / ISSN (en línea) 2538-9866
https://doi.org/10.17533/udea.rib.v47n1e349170
Visions of the Social
Appropriation of Bibliographic
and Documentary Heritage:
Analysis and Review of Some
Actions and Initiatives in
Colombia
Abstract
The text discusses some elements around the concept
of social appropriation of cultural heritage, specifically,
concerning bibliographic and documentary aspects. It
presents different views on the social appropriation of this
heritage, both academics and the cultural institutions that
govern it. Additionally, it outlines certain policies, actions,
and initiatives aimed at the management, preservation, and
social appropriation of bibliographic and documentary
heritage within the framework of cultural heritage in
Colombia.
Keywords: Bibliographic and documentary heritage; social
appropriation; dissemination; training; social participation;
information users.
1. Introducción
Aunque la apropiación social del conocimiento es una
estrategia de la política nacional de ciencia y tecnología
en Colombia, se entiende particularmente la apropia-
ción social del patrimonio bibliográfico y documental
(PByD) como un objeto de la cultura que desarrolla su
propio discurso, articulado no solo a la producción o
al valor para la ciencia y la tecnología, sino también su
valoración y uso social.
También se considera lo anterior con el objetivo de que
los ciudadanos comprendan los elementos culturales
contenidos en el PByD, aquel constituido por todos
los documentos en su sentido más amplio, es decir,
los registros de información útil y simbólica del ser
humano, sin importar la materia en la que sea soporta-
da, los contextos en los que se ha generado, su acceso
o su finalidad. Esto es fundamental para garantizar la
promoción de las culturas, el fortalecimiento de la uni-
versalidad de las expresiones y, por tanto, una mayor
comprensión de los derechos humanos y culturales que
posee todo ciudadano, así como fomentar en ellos un
sentido crítico frente a la conformación, salvaguarda y
preservación de su patrimonio, pues son productores
del él, desde lo individual y desde lo colectivo, como
sujetos políticos, en el marco de un sistema socioeco-
nómico como el colombiano.
Luego de esta introducción, en el artículo se presenta el
método para la construcción del texto, las visiones del
PByD, desde algunos autores e instituciones, y se reco-
gen algunas acciones e iniciativas para la apropiación
de dicho patrimonio en el contexto colombiano.
2. Metodología
Este trabajo se construyó teniendo como base, por un
lado, las visiones de académicos como García-Canclini
(1999), Guglielmino (2007), Guglielmo (1996), Mora-
les (2007), Palma (2011; 2013), entre otros, los cuales se
seleccionaron por su relevancia y prestigio en el tema;
y, por otro, a través del rastreo bibliográfico de accio-
nes e iniciativas encaminadas a la apropiación social
del patrimonio cultural en Colombia, concretamente el
bibliográfico y el documental. Para ello, fue necesario
hacer un recorrido breve sobre su estado en el territorio
colombiano, así como por las políticas, acciones e ini-
ciativas nacionales relacionadas con este patrimonio.
Así, para el primer caso se aplicó una ficha analítica a
los trabajos de los académicos seleccionados, la cual se
sistematizó a través de un listado en Excel, en el cual se
recogieron las respuestas a las preguntas:
¿Qué entiende el autor por apropiación social del
patrimonio cultural?
¿Se refiere específicamente al PByD?
¿Habla el autor de modelos, componentes o pro-
cesos para la apropiación social del patrimonio
cultural?
En el segundo caso, se recogieron, también a través de
un listado en Excel, acciones e iniciativas encaminadas
a la difusión, educación o formación y a la participa-
ción social sobre el patrimonio cultural, así como las
políticas relacionadas con el PByD en Colombia, que
desarrollan elementos para su uso, difusión y apro-
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piación social, valoración y preservación, entre otros
aspectos.
3. Marco conceptual y normativo del
PByD en Colombia
Para entender los documentos como parte del patrimo-
nio cultural, hay que partir de su acepción como registro
de información útil y simbólica del ser humano, que varía
según el soporte, los contextos de producción, acceso o
finalidad; de ahí las diferencias conceptuales en cuanto a
la clase y el tipo. No obstante, aquí se remite al concepto
en toda su amplitud. La Unesco, por ejemplo, en Memo-
ria del mundo: directrices para la salvaguardia del patrimonio
documental, define documento como aquel sobre el que se
ha consignado información con propósitos deliberados
como la administración o la expresión de ideas o senti-
mientos, que tienen características como la movilidad o
portabilidad, consistencia en signos (códigos, sonidos
e imágenes), por lo que son descifrables, conservables
(inertes), reproducibles y trasladables (Unesco, 2002).
Para Palma (2013), este patrimonio se refiere a “las mani-
festaciones que han producido las culturas del mundo a
través de la historia para comunicarse y sustentar su de-
sarrollo. Algunos objetos informativos elaborados por las
sociedades desde épocas inmemoriales hasta las contem-
poráneas” (p. 39), producidas o elaboradas, en “piedras,
tablillas de arcilla, papiro, pergamino, pieles, telas, papel,
cintas magnéticas, discos compactos y soportes elec-
trónicos” (p. 40), con particularidades significativas en
cuanto a producción intelectual y contenido informativo,
producción técnica, material, gráfica, significación social
e histórica, entre otras.
De la misma manera, para Dorado y Hernández (2015),
se trata de
bienes culturales cuya apreciación social se instituye a
través de mecanismos diferentes debido justamente a
su naturaleza, precisan de mediadores o intermediarios
que sean capaces de descifrar su significado en el con-
texto y el momento histórico que le dio nacimiento e
identificar lo valioso, representativo y significativo […]
para un determinado conglomerado humano. (p. 30)
En el contexto colombiano, a través de la legislación, por
ejemplo, la Ley 1379 de 2010 (Ley de Bibliotecas públi-
cas), en su Artículo 2, numeral 7, define el PByD como el
Conjunto de obras o documentos que conforman una
colección nacional, que incluye las colecciones reci-
bidas por depósito legal y toda obra que se considere
herencia y memoria, o que contribuya a la construcción
de la identidad de la Nación en su diversidad. Incluye
libros, folletos y manuscritos, microformas, material
gráfico, cartográfico, seriado, sonoro, musical, audiovi-
sual, recursos electrónicos, entre otros (Congreso de la
República de Colombia, 2010, Artículo 2).
La misma ley señala que es competencia de la Biblioteca
Nacional de Colombia desarrollar acciones y orientar la
política para la recuperación, organización, conservación
y difusión de la memoria colectiva del país, representada
en este tipo de patrimonio.
La Ley 594 de 2000 (Ley General de Archivos), por su
parte, señala en su apartado de definiciones que el pa-
trimonio documental es un “conjunto de documentos
conservados por su valor histórico o cultural” (Congreso
de la República de Colombia, 2000, Artículo 3). En la me-
dida en que
Los archivos son importantes para la administración y
la cultura, porque los documentos que los conforman
son imprescindibles para la toma de decisiones basadas
en antecedentes. Pasada su vigencia, estos documentos
son potencialmente parte del patrimonio cultural y de
la identidad nacional. (Congreso de la República de Co-
lombia, 2000, Artículo 4).
Por lo anterior, se trata de documentos de archivo, dife-
rentes a los señalados por la Ley 1379 de 2010 (Congreso
de la República de Colombia, 2010), ya que se refiere a
los documentos producto ya no de un acto deliberado,
sino necesario para la administración. Los documentos
de archivo existen para garantizar los derechos de los
ciudadanos, así como para subsanar la amnesia colectiva
que sufren los miembros de una sociedad por el paso na-
tural del tiempo, sobre las acciones de sus gobernantes y
los hechos determinantes de su devenir social. Sin estos
documentos no podría existir una organización social ni
garantizarse el funcionamiento de la estructura del Esta-
do, cualquiera que sea su forma, régimen o discurso. Por
estas características y condiciones, el patrimonio se ges-
tiona mediante normas, estándares y políticas diferentes
a los documentos bibliográficos y de otros tipos, y que
han sido desarrolladas por la disciplina archivística (Mi-
nisterio de Cultura, 2015).
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Como lo señala la Política para la Gestión del Patrimonio Bi-
bliográfico y Documental (Ministerio de Cultura, 2015), el
Archivo General de la Nación es el responsable del pa-
trimonio documental archivístico del país; no obstante,
existen casos, especialmente para colecciones de docu-
mentos de particulares o registros de información que,
luego de su estudio, diagnóstico e identificación docu-
mental, por su naturaleza, no respondan estrictamente a
la definición de documento de archivo, aun teniendo ca-
racterísticas de este, caso de algunas fotografías, diarios,
notas sueltas, grabaciones personales de música, objetos,
entre otros documentos o informaciones, que pueden ser
conservados en bibliotecas patrimoniales o museos bajo
la custodia de dichas instituciones.
El PByD se encuentra, entonces, a cargo de instituciones
patrimoniales y de la memoria, que comparten intereses
comunes pero que se diferencian en práctica y métodos.
Las políticas de gestión archivística, por ejemplo, son di-
señadas y gestionadas por entidades estatales amparadas
bajo un complejo aparataje de normas e instrumentos,
definidos esencialmente en la Ley 594 de 2000 (Congre-
so de la República de Colombia, 2000). Por su parte, las
políticas bibliotecarias, hasta 2017, con la Política para
Gestión del Patrimonio Bibliográfico y Documental, se
habían implementado únicamente a través de estánda-
res y procesos de cooperación internacional tales como
el Control Bibliográfico Universal, el Control Bibliográ-
fico Nacional, y de políticas nacionales y regionales o la
legislación como la Ley 1379 de 2010 (Congreso de la Re-
pública de Colombia, 2010). A partir del 2017, todos estos
marcos normativos quedan unificados en principios y
acciones en la Política para la Gestión del Patrimonio Bi-
bliográfico y Documental.
La diferenciación en cuanto a lo archivístico y lo bi-
bliográfico, para Marín y Moncada (2015), es clara si se
entiende que cada ley, norma o estándar usa el término
documental en ámbitos diferentes, y así las funciones es-
tablecidas para cada entidad se enmarcan en su ámbito
de competencia. Lo elemental del asunto es que los do-
cumentos bibliográficos y archivísticos son bienes de
interés cultural en conjunto porque comparten caracte-
rísticas de todo tipo, aunque se diferencian en aspectos
relativos a la creación o procedencia y los usos. Desde esta
perspectiva, se podría decir que los documentos —ade-
más de crear puentes entre generaciones y representar un
acumulado simbólico, que guarda una relación intrínseca
con las ideas, las costumbres, los valores y los artefactos
transmitidos socialmente— contienen información de
provecho para diversos propósitos y necesidades sociales.
Desde estas visiones, el PByD, constituido por docu-
mentos bibliográficos y archivísticos, es esencial para
la subsistencia del conocimiento humano a través del
tiempo; constituye una herramienta que ayuda a las co-
munidades a comprender los cambios históricos y a crear
lazos con diversos referentes simbólicos de su cultura e
historia (Ramírez, 2012). Esto significa que, a través del
PByD, se pueden dar procesos de revivencia y activación
simbólicas (Jaramillo y Marín, 2014); en otras palabras,
de procesos de reconstrucción de la memoria social, his-
tórica o colectiva, y la transmisión social de referentes
culturales, en muchos sentidos. En Colombia, las iniciati-
vas para diagnosticar, promocionar y fortalecer el campo
del PByD han venido creciendo en cantidad y calidad.
3.1 Perspectivas teóricas y conceptuales de la apropia-
ción del PByD
La apropiación social del PByD, que se concibe inicial-
mente como la comprensión y uso de este, tanto desde
el disfrute estético como del simbólico,1 al igual que su
valoración, ha sido abordada por autores e investigadores
como García-Canclini, Morales, Guglielmino, Guglielmo
y Palma; y por entidades culturales como el Ministerio de
Cultura de Colombia, la Biblioteca Nacional de Colom-
bia y el Archivo General de la Nación. Apropiación, en esta
medida, se refiere a un marco sobre el que se desarrollan
acciones para que un individuo capte, capture y absor-
ba conceptos e ideas que, desde un punto de vista social,
precisan de la acción colectiva y la participación social de
las comunidades.
Para García-Canclini (1999), las formas de apropiarse del
patrimonio se dan de acuerdo con los usos que la socie-
dad hace de este:
Una visión tradicional y sustancialista que tiene que ver
con la forma en la que algunos juzgan los bienes
históricos únicamente por el alto valor que tienen
en sí mismos, desde una visión culta, que consi-
1 Por simbólico aludimos a la concepción de estructura estruc-
turante de Pierre Bourdieu (2000), quien afirma que se trata de
“instrumentos de conocimiento y construcción del mundo obje-
tivo” (p. 6).
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dera que existen formas y objetos excepcionales,
independientemente de las experiencias sociales
y las condiciones de vida de quienes lo produjeron
y quienes, en últimas, deberían beneficiarse de sus
valores sociales.
Una visión mercantilista en la que se valoran económi-
camente los bienes acumulados por una sociedad,
en cuanto favorezcan, o no, el avance material, que
podría ser el caso del turismo cultural u otras acti-
vidades con ánimo de lucro.
Una visión conservacionista y monumentalista que pone el
énfasis sobre el papel protagónico del Estado, tanto
en la definición como en la promoción del patrimo-
nio.
Una visión participacionista que concibe el patrimonio y
su preservación en relación con las necesidades glo-
bales y usos sociales de las comunidades que integran
una sociedad.
De acuerdo con García-Canclini (1999), lo anterior im-
plica la construcción de un discurso y, por tanto, de un
metalenguaje, en cuanto a que toda operación científica,
comunicativa o pedagógica sobre una cosa, práctica o rea-
lidad social, no hace hablar a las cosas por sí mismas, sino
que habla de y sobre ellas. En el contexto colombiano, la
política de apropiación social del patrimonio cultural,
en teoría, está orientada a facilitar el encuentro entre el
Estado y las comunidades para la construcción de una
visión incluyente del patrimonio cultural, que reconozca
las especificidades de los diferentes grupos y sectores que
habitan el país. Así lo señala también el Convenio Andrés
Bello (1999) sobre la necesidad de fortalecer los víncu-
los entre el patrimonio cultural y los grupos sociales, de
manera que lo incorporen a sus necesidades y formas de
sociabilidad, moldeando y proyectando, de ese modo, sus
valores y usos sociales. Por lo tanto, el Convenio Andrés
Bello (1999) plantea una serie de principios en este tema,
como que el patrimonio debe orientarse al servicio de la
comunidad (para y con la comunidad), concebida no solo
como usuaria, sino también como propietaria.
La apropiación social del patrimonio está basada en
la diversidad y, por lo tanto, en la tolerancia.
El patrimonio, al igual que la identidad, no es algo fijo
y estático; por ello, toda forma de apropiación de este
ha de aceptar su variabilidad y sus cambios.
La apropiación del patrimonio a través de cualquiera
de sus múltiples posibilidades de uso debe producir
el placer del encuentro con el otro, enriqueciendo de
esta manera los valores de la comunidad.
Al respecto, Néstor García-Canclini (1999) plantea que
“el efectivo rescate del patrimonio incluye su apropia-
ción colectiva y democrática, o sea crear condiciones
materiales y simbólicas para que todas las clases pue-
dan compartirlo y encontrarlo significativo” (p. 22). Lo
anterior significa que la apropiación del patrimonio es,
en primer lugar, una tarea de formación e interpretación
de los productos patrimoniales y, en segundo lugar, se-
gún Marcelo Guglielmino (2007), de concienciación
sobre su fragilidad, pertenencia y perdurabilidad. En
este sentido, y al menos en teoría, la apropiación debería
proporcionar las herramientas para comprenderlo y, al
mismo tiempo, condicionar los usos que los usuarios y,
en general, la sociedad hacen de él, es decir, condiciona
las representaciones sociales, la manipulación y el acceso.
La apropiación como modelo, por tanto, debería ser de-
finida en relación con su contexto social, lo que significa
una integración con las comunidades que son quienes lo
producen, lo resignifican y lo transforman.
Se entiende entonces que los bienes patrimoniales biblio-
gráficos y documentales promueven enlaces identitarios
entre los miembros de las comunidades y sus acumulados
simbólicos que, como ya se dijo, pueden estar repre-
sentados en documentos de cualquier clase y tipo. La
apropiación del PByD, en este sentido, es la función de
crear mecanismos y estrategias para el reconocimiento
de los documentos como parte del patrimonio cultural, a
través de la construcción de un imaginario particular que
les proporciona atributos especiales y necesarios para la
vida en sociedad (Guglielmo, 1996).
Por eso, un punto clave en la apropiación social de este
patrimonio es la difusión de las expresiones sociales,
culturales e intelectuales que este contiene, a través de
estrategias para su puesta en conocimiento de diferentes
públicos, su disfrute y apreciación. Estrategias que ten-
drían que basarse en la complejidad y el dinamismo de las
comunidades y territorios, para que sean de beneficio so-
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cial, al considerar los factores sociales como la economía
o el desarrollo, actuales y futuros. De ahí que la difusión
sea una etapa o componente de la apropiación social,
pues es el punto de partida para la apreciación, disfrute y
valoración tanto simbólica como económica. En esa me-
dida, la promoción y divulgación de bienes patrimoniales
bibliográficos y archivísticos, en determinado municipio
tradicionalmente productor de café, por ejemplo, deberá
garantizar atraer e interesar a la comunidad en el conoci-
miento de su PByD, en el cual se encuentran referentes de
todo tipo sobre esa actividad: la producción de café. Entre
las actividades informativas y culturales que suelen usar
las instituciones para la difusión del PByD se cuenta con
visitas guiadas, boletines sobre la programación de acti-
vidades (diaria, semanal, mensual), anuncios a través de
páginas web (blogs), redes sociales y plataformas libres
en la web, difusión por medios de comunicación, exhibi-
ciones o exposiciones, entre otras.
La difusión, entendida también por algunos autores como
divulgación o promoción, y por otros, como Pasqua-
li (1979) y Noreña (2013), como un proceso distinto de
los anteriores, se refiere al proceso de comunicación con
un mensaje y discurso particulares sobre una temática,
así como la puesta en común de un discurso compren-
sible “a la totalidad del universo perceptor disponible”
(Calvo, 2004, p. 21). En otras palabras, es la búsqueda
por expandir los contenidos y valores, sobre un tema, a
la comunidad en general, aunque bien puede dirigirse a
públicos más segmentados.
Morales (2007) propone ejercer la divulgación o promo-
ción cultural desde tres ejes esenciales, en lo que a las
bibliotecas, archivos y museos respecta, que son los usua-
rios, el personal y las colecciones o fondos. Por lo anterior,
los criterios para la difusión del PByD deben ser estable-
cidos tanto por las unidades de información como por
los usuarios, los cuales pertenecen a diferentes grupos
sociales, educativos y de edad, y a quienes les interesan
diferentes usos del PByD.2
Las estrategias encaminadas a socializar, difundir, po-
pularizar o promocionar los conocimientos y saberes
2 Asunto que merece especial atención en las bibliotecas, archivos,
centros de documentación y museos, por lo que los estudios de
usuarios son herramientas de gran importancia a la hora de esta-
blecer prioridades y acciones de mejora en cuanto a los servicios
y programas relativos al PByD.
contenidos en este tipo de patrimonio han sido sin duda
muy eficientes; sin embargo, no sabemos si estos conteni-
dos simbólicos están siendo comprendidos y asimilados
para su aprovechamiento y beneficio en diferentes as-
pectos de la vida individual o colectiva. Asunto que no
resulta tan sencillo, en la medida en que el patrimonio es
un conjunto de fragmentos supervivientes del pasado que
conviven en un presente continuo, por lo que está siem-
pre vivo y en constante cambio.
Palma (2013) expone que divulgar para el acceso y apre-
ciación del PByD es esencial, pero también la comprensión
de los elementos contenidos en él es fundamental para
garantizar la promoción de las culturas, el fortalecimien-
to de la universalidad de las expresiones y, por tanto, una
mayor comprensión de los derechos humanos y cultura-
les que posee todo ciudadano.
Por otro lado, difundir y divulgar para el acceso y la apre-
ciación no garantizan la comprensión sobre sus valores,
fragilidad y formas de uso. Como lo señala García-Can-
clini (1999), esta comprensión es esencial para entender
lo que es significativo y relevante patrimonialmente para
las comunidades, lo cual constituye a la vez una estra-
tegia espontánea y eficaz de conservación. Así, divulgar
para la comprensión e interpretación de los productos
patrimoniales necesita de la educación con ellos, como
una manera de formar, no solo para el uso, sino, además,
para la comprensión racional de los valores, la historia,
las formas de producción, entre otros elementos que es-
tos productos contienen (Palma, 2013).
La función educativa, por otro lado, es inherente a las bi-
bliotecas, archivos, centros de documentación y museos
de la modernidad. Además de conservar y poner a dispo-
sición de la ciudadanía los documentos que tienen a su
cargo, educan en un núcleo que se ocupa del desarrollo
de las habilidades y capacidades para el acceso a la infor-
mación, que podrían llegar a convertirse en experiencias
simbólicas capaces de ampliar los horizontes culturales
de todo tipo en los ciudadanos. Por consiguiente, estas
instituciones aparecen ligadas desde el Estado moderno
a la formación y expansión de los sistemas educativos na-
cionales y de garantía de derechos ciudadanos.
Dicha educación consiste en la construcción de cono-
cimientos significativos sobre el patrimonio y plantea
educar en fundamentos teóricos y empíricos de áreas del
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conocimiento humanístico, que promuevan el desarrollo
de estrategias vivenciales del PByD en espacios formales
y no formales, así como una estructuración de contenidos
fundamentales basados en ideas generales sobre el con-
tenido informativo de los documentos patrimoniales. Un
primer escenario, como lo menciona Palma (2011), puede
ser uno basado en el diseño de servicios de información
y cultura informativa sobre el patrimonio. Este plantea-
miento de la educación sobre PByD presenta una base
para su asimilación conceptual, así como para impulsar la
sensibilización, comprensión y apreciación de los conte-
nidos (Palma, 2011).
En ese sentido, divulgación o difusión, educación o for-
mación, como procesos de apropiación que aportan al
discurso, conllevan, por supuesto, desde las bibliotecas,
los museos y los archivos, la realización de estudios de
usuarios y públicos, con el objetivo de precisar los pro-
gramas de alfabetización, cultura informativa y curaduría
de contenidos, frente al PByD en su contexto y en su
entorno social como base de su práctica informativa. El
objetivo es que los sujetos tomen conciencia sobre la ne-
cesidad y pertinencia de su participación social en lo que
al PByD se refiere o atañe. De allí que entidades como el
Ministerio de Cultura, el Archivo General de la Nación o
la Biblioteca Nacional de Colombia, entre otras, convo-
quen a los distintos sectores y actores a la participación
pública, para la construcción de políticas y normativas,
así como de programas y estrategias para su desarrollo y
fortalecimiento.
En esa medida, divulgación, formación y participación
parecen ser las tres categorías sobre las que las visiones
acerca de la apropiación social del PByD ponen el énfasis;
esto sumado al diseño de servicios en el campo biblio-
tecario, archivístico y patrimonial en general. Gracias a
la realización de estudios de usuarios y a la concepción
de programas y estrategias de alfabetización, cultura
informativa y curaduría se promueve la posibilidad de
concebir elementos constitutivos de un enfoque, método,
modelo, entre otros, y que contribuyan a la apropiación
social del PByD como proceso intencionado y guiado des-
de y para los actores que intervienen en su producción,
valoración y uso social.
3.2 Políticas, acciones e iniciativas para la gestión y
apropiación del PByD en Colombia
La revisión de políticas, acciones e iniciativas para la
gestión y apropiación del PByD en Colombia arrojó que
distintas entidades gubernamentales y culturales desa-
rrollan acciones concretas tanto para la gestión como
para la apropiación del PByD. La Biblioteca Nacional
de Colombia, por ejemplo, viene realizando desde 2015
diagnósticos del PByD aplicado a bibliotecas departa-
mentales, bibliotecas públicas municipales y bibliotecas
universitarias (Marín et al., 2015). Los diagnósticos se
han realizado en una diversidad importante de regiones
del país: Bogotá D. C., Antioquia, Atlántico, Boyacá, Ca-
sanare, Cauca, Cesar, Guainía, Guajira, Guaviare, Huila,
Meta, Sucre, Vaupés, Vichada, entre otros más.
Dichos diagnósticos recogen la información relacionada
con la gestión del PByD en varios procesos: recupera-
ción, organización, acceso y difusión, conservación, uso
de tecnologías y cooperación en red. Entre los aspectos
importantes que estos diagnósticos han arrojado, se tiene
que existen deficiencias serias en cuanto a la identifica-
ción y conformación de colecciones patrimoniales, del
mismo modo que pocas bibliotecas cuentan con condi-
ciones ambientales adecuadas para la conservación de
las colecciones, lo cual afecta indudablemente la perdu-
rabilidad de los materiales bibliográficos y documentales
patrimoniales en el tiempo; además, se ha encontrado,
entre otros casos, diversidad en cuanto a los contenidos,
los soportes y los formatos.
Otros aspectos que deberían preocupar, según estos
diagnósticos, y que son neurálgicos en las bibliotecas, son
la catalogación y en general los procesos de organización
bibliográfica, la poca estabilidad de los cargos en el cam-
po de las bibliotecas públicas, los recursos económicos y
las fuentes de financiación; a pesar de los recursos y los
esfuerzos por fortalecer las bibliotecas en el país con los
planes de lectura y otras iniciativas estatales.
Los servicios en el tema patrimonial son un aspecto que
según los estudios presenta mayores deficiencias en el
ámbito bibliotecario. Según estos diagnósticos, no se
planifican servicios relacionados con las colecciones pa-
trimoniales y tampoco es muy clara la conexión de estos
materiales con otros servicios básicos como la promoción
de la lectura. Se destaca, eso sí, el uso por parte de inves-
8[José Daniel Moncada, Sebastian Alejandro Marín Agudelo] Rev. Interam. Bibliot. Medellín (Colombia) Vol. 47, número 1/enero-abril 2024 e349170 ISSN 0120-0976 / ISSN (en línea) 2538-9866
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tigadores de estos materiales en el marco de proyectos de
investigación y trabajos de posgrado a nivel de maestría
y doctorado. Lo que significa que la mayor parte de la
población tiene muy poco o ningún conocimiento de las
colecciones patrimoniales que existen en las bibliotecas
públicas y de otros tipos, consecuencia de los servicios
casi inexistentes en ellas relacionados con los materiales
patrimoniales. Lo anterior repercute indudablemente en
la poca conciencia de la comunidad sobre la fragilidad y
perdurabilidad del patrimonio, lo que se refleja en la esca-
sez de recursos asociados a esta tarea.
En cuanto al patrimonio documental archivístico, aunque
no existen trabajos sistemáticos que se hayan encargado
de diagnosticar el estado de este patrimonio en los diferen-
tes niveles de la administración pública, y bien valdría la
pena iniciarlos, sí es de considerar que el Archivo General
de la Nación viene desarrollando iniciativas sistemáticas
de rescate de fondos documentales en diversas regiones y
ciudades del país, entre ellas Magdalena Grande, Chocó,
Valledupar (César), Bucaramanga y Socorro (Santander),
solo por mencionar las más recientes. También ha desa-
rrollado iniciativas de rescate de patrimonio documental
relacionado con temas de interés para la investigación y
la historia del país, como es el caso del rescate del patri-
monio documental de la neuropsiquiatría en Colombia,
conformado por la documentación del extinto Hospital
Neuropsiquiátrico Julio Manrique de la ciudad de Sibaté
(Cundinamarca). También se pueden mencionar inicia-
tivas de rescate y promoción de patrimonio documental
archivístico relacionado con lenguas y grupos etnográfi-
cos y de derechos humanos.
Así mismo, a través de diferentes decretos y acuerdos, el
Archivo General de la Nación ha reglamentado muchos
aspectos de La Ley 594 de 2000 relacionados con la fun-
ción archivística y la gestión documental en el Estado
colombiano (Congreso de la República de Colombia,
2000). Es el caso, por ejemplo, del Decreto Reglamentario
N.° 1100 de 2014 (Presidencia de la República de Colombia,
2014), que reglamenta parcialmente la Ley 397 de 1997,
modificada por la Ley 1185 de 2008, en lo relativo al Patri-
monio Cultural de la Nación de naturaleza documental
archivístico, y que tiene el objetivo de regular las condicio-
nes, requisitos y otros aspectos de carácter técnico sobre
la declaratoria de Bienes de Interés Cultural (BICN) de
carácter archivístico, y su régimen especial de protección.
Este mismo decreto promueve también la recuperación
y repatriación de BICN de carácter archivístico, que han
sido exportados ilegalmente o se encuentran en riesgo de
daño irreversible (Congreso de la República de Colom-
bia, 2008).
En 2015, esta misma institución, el Archivo General de
la Nación, a través del Registro Nacional de Archivos
Históricos Colombianos (ReNAHC), inició lo que se
podría convertir en un sistema nacional de patrimonio
documental archivístico. El objetivo de este registro es
precisamente lograr la identificación de aquellos re-
positorios de documentos de valor patrimonial que se
encuentran bajo la custodia de instituciones privadas y
públicas, con el ánimo de apoyarlos en las labores im-
plicadas en su adecuada conservación, así como en la
identificación de documentos o colecciones que ameri-
ten su declaratoria como BICN del ámbito archivístico.
Esta iniciativa permitirá desarrollar proyectos conjun-
tos a nivel nacional, que garanticen la preservación del
patrimonio documental de carácter archivístico de los
colombianos.
Sobre el PByD en otros formatos y soportes como el au-
diovisual, el fotográfico, el fílmico y el sonoro, existen
para el contexto colombiano propuestas e iniciativas
estatales y académicas como el Sistema de Información
del Patrimonio Audiovisual Colombiano del Ministerio
de Cultura que une, en un solo entorno, los datos de las
instituciones, personas y acciones en favor del patrimo-
nio audiovisual en el país y coordina acciones para su
investigación, gestión y fortalecimiento. El laboratorio
para el fortalecimiento y la modelación de proyectos so-
bre patrimonio audiovisual del Instituto Distrital de las
Artes de Bogotá (Idartes), que tiene como objetivo for-
talecer la gestión de colecciones audiovisuales tanto en
museos como en bibliotecas, archivos y centros de docu-
mentación, públicos y privados; este identifica los retos,
las estrategias y las acciones en cuanto a la preservación
digital, su activación y reutilización con miras a su di-
vulgación y apropiación (Idartes, 2017). El diplomado en
Gestión del Patrimonio Audiovisual de la Universidad
Jorge Tadeo Lozano, que tiene el objetivo primordial de
identificar el valor patrimonial de imágenes y sonidos en
el contexto de la sociedad de la información y el conoci-
miento, la cultura audiovisual y la revolución digital.
Existen también iniciativas que desde hace unos pocos
años han tenido el objetivo de crear nuevas posibilidades
9[Visiones de la apropiación social del patrimonio bibliográfico y documental: análisis y revisión de algunas acciones e iniciativas en Colombia]
Rev. Interam. Bibliot. Medellín (Colombia) Vol. 47, número 1/enero-abril 2024 e349170 ISSN 0120-0976 / ISSN (en línea) 2538-98666
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de trabajo cooperativo, innovación e interdisciplina-
riedad, en el sentido de adaptar las humanidades a una
nueva era y darles un papel más activo en el mundo digi-
tal. En ese sentido, una de las iniciativas es, por ejemplo,
el sitio “Historia Hoy” del Ministerio de Educación que
está destinado a estudiantes de educación básica y secun-
daria. También se encuentra el proyecto ganador para el
EMC Heritage Trust Project, presentado por la Universi-
dad del Rosario en el 2015 para digitalizar los archivos de
la enseñanza superior en el país en poder de su Archivo
Histórico, conformados por 950 volúmenes de manuscri-
tos y documentos de los siglos XVII al XIX, que incluyen
una serie de Decretos Reales emitidos entre los reinos de
Felipe IV y Carlos IV, los cuales representan un gran va-
lor para la historia de América Latina (Molano, 2016). Las
TIC resultan ser en la actualidad la piedra angular para
administrar, preservar y apropiarse del PByD; así está de-
finido en los artículos 3 y 19 de la Ley 594 de 2000, Ley
General de Archivos, en la que se señala que las entidades
del Estado podrán emplear cualquier medio técnico o tec-
nológico para este fin, sin importar si se trata de soporte
papel, audiovisual, fotográfico, fílmico, oral o sonoro, en-
tre otros (Congreso de la República de Colombia, 2000).
El patrimonio documental en la actualidad no está ya de-
terminado por soportes y formatos físicos; cada vez más
contenidos documentales se publican y se transforman en
Internet, lo que crea un nuevo acervo cultural que crece
cada día, y que permite la generación de nuevos docu-
mentos digitales, de la misma manera que las colecciones,
los archivos y las bibliotecas en línea están desplegando
un nuevo marco de interacción con el conocimiento y el
patrimonio. Esto quiere decir que ahora más que nunca
los archivos, bibliotecas, centros de documentación y
museos tienen a su disposición herramientas para am-
pliar el alcance y su impacto social y cultural.
Por último, el Ministerio de Cultura en el año 2011 ade-
lantó la iniciativa Pactos Ciudadanos por la Cultura,
que son acuerdos escritos construidos de manera par-
ticipativa a través del debate público y abierto entre
el sector cultural y la ciudadanía, con los aspirantes a
las alcaldías y gobernaciones, sobre las principales ac-
ciones y líneas programáticas que en materia cultural
deben implementar los futuros mandatarios territoria-
les. (Ministerio de Cultura, 2011, p. 7).
Este tipo de iniciativas de participación son necesarias
para poner en práctica un modelo en el que los actores
culturales y diferentes sectores sociales pongan en co-
mún sus visiones e intereses sobre el PByD.
No obstante, estas visiones e intereses están determina-
dos por el conocimiento que tanto los actores como los
diferentes sectores tienen sobre él. Al respecto, el Archivo
General de la Nación señala que es consciente de la ne-
cesidad de fortalecer en cantidad y calidad las acciones
y estrategias para la promoción, apropiación y disfrute
del patrimonio documental, entre los diferentes actores
y sectores sociales. Pero, para ello, el Ministerio de Cul-
tura, para el caso colombiano, señala el establecimiento
de una política que lleve a las comunidades y territorios
los principios por los que se le considera al patrimonio
documental pieza fundamental de la memoria histórica,
social y colectiva, así como el papel renovador que este
puede cumplir en la generación de nuevo conocimiento
y para la creación literaria y artística, en la consolidación
de una identidad nacional rica y diversa, en constante in-
terpretación, al servir para reconocer y recrear el pasado
(Ministerio de Cultura, 2009).
Todo este conjunto de acciones sociales y políticas han
ido construyendo un discurso sobre el PByD y sobre las
responsabilidades en su recuperación, conservación y
socialización, sobre todo presente en la legislación co-
lombiana. La Ley 1185 de 2008 (Congreso de la República de
Colombia, 2008), por la cual se modifica y adiciona la Ley
397 de 1997, Ley General de Cultura, por ejemplo, señala
que es una responsabilidad de las entidades del Estado
(Ministerio de Cultura, Biblioteca Nacional de Colom-
bia, Archivo General de la Nación, Instituto Colombiano
de Antropología e Historia, entre otras) reunir, organizar,
incrementar, preservar y difundir el patrimonio de la Na-
ción, plasmado en los diferentes soportes de información.
No obstante, esta legislación no define mecanismos de
participación social en relación con los intereses de los
colombianos, ni de formación para esta participación o
para el disfrute y apreciación. Se da por sentado también
que estos reclamos que se pueden hacer a la legislación y
a la acción del Estado deben ser abordados y subsanados
de la mano de la academia y de las comunidades, que son
quienes crean estas expresiones patrimoniales.
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4. Reflexión
En Colombia existen diversas políticas, acciones e ini-
ciativas para la gestión y apropiación social del PByD
que, como se ha dicho, es aquel constituido por todos
los documentos en su sentido más amplio, es decir, los
registros de información útil y simbólica del ser huma-
no, sin importar la materia en la que sea soportada, los
contextos en los que se ha generado, su acceso o su fi-
nalidad, fundamental para garantizar la promoción de
las culturas, el fortalecimiento de la universalidad de las
expresiones. Acciones e iniciativas lideradas por entida-
des como la Biblioteca Nacional de Colombia, el Archivo
General de la Nación, el Museo Nacional de Colombia,
el Instituto Caro y Cuervo, el Instituto Colombiano de
Antropología e Historia, entre otras.
Del mismo modo, el Estado colombiano, a través de dis-
tintas leyes y normas, define y establece criterios para la
gestión, salvaguarda y desarrollo de la cultura y el pa-
trimonio. En concreto, en lo relacionado con el PByD,
se encuentra la Ley 1379 de 2010 (Ley de Bibliotecas)
(Congreso de la República de Colombia, 2010), Ley 594
de 2000 (Ley de Archivos) (Congreso de la Repúbli-
ca de Colombia, 2000), o la Política para la Gestión del
Patrimonio Bibliográfico y Documental (Ministerio de
Cultura, 2015), entre otras.
Sin embargo, no existe un concepto unificado de apro-
piación social para el sector cultural, que comprenda la
cultura y, en general, el conocimiento humano, también
desde sus formas simbólicas y estéticas, y que permita,
desde allí, articular las distintas visiones e iniciativas en
torno a la apropiación social del patrimonio y la cultura,
que es una tarea vital para la resignificación de los valo-
res y expresiones, así como de la memoria nacional, por
parte de los territorios y comunidades. Por tanto, aun-
que la divulgación y apropiación del PByD en Colombia
es alta en algunas zonas del país, especialmente en las
grandes urbes, es bastante baja en otras, debido a las
marcadas diferencias socioeconómicas que caracterizan
las regiones del país.
La apropiación social del PByD está en esa medida de-
terminada tanto por los procesos de comunicación como
por los esfuerzos de las bibliotecas, los archivos y los mu-
seos, en cuanto a la difusión, la educación o formación y
la participación social de las comunidades. Un marco de
acción comunicativa dirigida a públicos amplios con di-
ferentes niveles educativos, económicos y sociales, lo que
constituye una verdadera herramienta de alfabetización
cultural en cuanto a este patrimonio y sus valores.
De ahí que sea absolutamente necesario recordar que,
para la continuación y proyección de trabajos investi-
gativos y programáticos en el tema, también hace falta
un concepto unificado de PByD, a pesar de los avances
mencionados en este artículo tales como las políticas pú-
blicas concertadas y formuladas en la última década en
Colombia, la vasta legislación archivística, los diagnósti-
cos realizados en alianza de la academia y el Estado y, en
general, el interés creciente sobre este patrimonio. Este
concepto es una tarea apremiante para los investigado-
res del tema, desde diversas perspectivas, y permitirá
armonizar las visiones políticas, académicas, técnicas,
comunitarias y prácticas que, desde los Estados, las
organizaciones internacionales y multilaterales, los
investigadores, los custodios y los usuarios, se han esbo-
zado hasta el momento.
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