Oviedo-Pino, J., Narváez-Castillo, V. y Ruiz-
Muñoz, E. (2019). Tensiones de la contabilidad
de gestión en el marco del capitalismo
cognitivo. Contaduría Universidad de Antioquia,
74, 13-33.
Doi: https://doi.org/10.17533/udea.rc.n74a01
Tensiones de la contabilidad de gestión
en el marco del capitalismo cognitivo
Juan-Ignacio Oviedo-Pino
jioviedo@unicauca.edu.co
Universidad del Cauca
Viviana-Patricia Narváez-Castillo
vnarvaez@unicauca.edu.co
Universidad del Cauca
Erika-Yissela Ruiz-Muñoz
eyissela@unicauca.edu.co
Universidad del Cauca
Tensiones de la contabilidad de gestión en el marco del capitalismo cognitivo
Resumen: La entrada en vigencia de una nueva etapa del capitalismo, que el postoperaismo italiano
ha denominado capitalismo cognitivo, en el que tendencialmente el conocimiento se posiciona como
hegemónico en la creación de valor empresarial, ha reconfigurado las relaciones productivas,
las cuales se extienden más allá de la tradicional fábrica, colocando en tensión las prácticas
de la contabilidad de gestión, toda vez que aún arrastran la materialidad y se circunscriben en
los entes económicos desconociendo el ascenso de la inmaterialidad, como factor productivo y
como característica de las nuevas mercancías, y la reconfiguración del valor a partir del signo
fundamentado en la comunicación semiótica del marketing. El presente artículo pretende develar
que existen nuevas formas y retos de entender la contabilidad de gestión y su necesidad de
transdisciplinarse en su proceso gestionador de valor.
Palabras clave: agregación de valor, capitalismo cognitivo, contabilidad de gestión, marketing,
producción inmaterial.
Management accounting tensions in the frame of cognitive capitalism
Abstract: After a new capitalism stage came into force, which Italian Post-Operaismo has termed
cognitive capitalism, in which knowledge is tendentially positioned as hegemonic in business value
creation, productive relationships have been reconfigured, extending beyond the traditional factory
and creating tensions in the management accounting practices, since they still drag materiality and
are circumscribed in the economic entities. Such practices disregard the rise of immateriality as
productive factor and as a feature of the new merchandises, and value reconfiguration from the sign
founded on the semiotic communication of marketing. The present paper seeks to uncover the fact
that there are new ways and challenges to understand management accounting and its need to be
transdisciplinary in its value-managing process.
Keywords: value adding, cognitive capitalism, management accounting, marketing, immaterial
production.
Des tensions de la comptabilité de gestion dans le cadre du capitalisme cognitif
Résumé : L’entré en vigueur d’une nouvelle étape du capitalisme – dénommé capitalisme cognitif
par le postopéraïsme italien- où d’une manière tendancielle la connaissance est prise comme
hégémonique dans la création de valeur d’entreprise, a reconfiguré les rapports productifs. Ceux-
ci vont au-delà de l’usine conventionnelle et mettent à l’épreuve les pratiques de la comptabilité
de gestion, car elles traînent toujours la matérialité et se limitent aux organismes économiques.
Ces pratiques ignorent l’augmentation de l’immatérialité en tant que facteur productif et propre
des nouvelles marchandises, ainsi que la reconfiguration de la valeur à partir du signe basé sur la
communication sémiotique du marketing. Cet article a pour but de dévoiler qu’il existe de nouvelles
formes et défis pour comprendre la comptabilité de gestion et son besoin de devenir transdisciplinaire
dans son processus de gestion de valeur.
Mots-clés: ajout de valeur, capitalisme cognitif, comptabilité de gestion, marketing, production
immatérielle
Tensões da Contabilidade de gestão no marco do capitalismo cognitivo
Resumo: A entrada em vigência de uma nova etapa do capitalismo, que o pós-operaísmo italiano
nomeou “capitalismo cognitivo”, no que tendencialmente o conhecimento se posiciona como
hegemônico na criação do valor empresarial, tem reconfigurado as relações produtivas, as quais
extendem-se além da tradicional fábrica, deixando em tensão as práticas da contabilidade de gestão,
sempre que ainda arrastam a materialidade e se circunscrevem nos entes econômicos desconhecendo
o ascenso da imaterialidade, como fator produtivo e como característica das novas mercadorias, e
a reconfiguração do valor a partir do signo fundamentado na comunicação semiótica do marketing.
Este artigo tenta desvelar a existência de novas formas e desafios de entender a contabilidade de
gestão e sua necessidade de transdisciplinar-se no seu processo gestor de valor.
Palavras Chave: Adicionador de valor, capitalismo cognitivo, contabilidade de gestão, marketing,
produção imaterial.
Cont. udea (enero-junio), pp. 13-33. © Universidad de Antioquia-2019.
Tensiones de la contabilidad de gestión
en el marco del capitalismo cognitivo
Juan-Ignacio Oviedo-Pino, Viviana-Patricia Narváez-Castillo y Erika-Yissela Ruiz-Muñoz
Doi: https://doi.org/10.17533/udea.rc.n74a01
Primera versión recibida en abril de 2019 - Versión final aceptada en junio de 2019
I. Introducción
E l presente artículo tiene como intencionalidad develar la relación entre una
de las ramas de la contabilidad que tiene como función principal facilitar
el proceso de toma de decisiones por parte de los administradores mediante
el suministro de información relevante para la planificación y control en la
consecución de objetivos organizaciones (Escobar y Lobo, 2002), como es la
contabilidad de gestión y las nuevas formas de producción y valoración que
prevalecen en la etapa actual del capitalismo. La crisis que desde el último
cuarto del siglo pasado sufre la contabilidad de gestión (Johnson y Kaplan,
1988) se ha abordado por distintos autores, coincidiendo que los modelos
de gestión tradicionales no se corresponden con las nuevas dinámicas
empresariales y, que desde el enfoque del capitalismo cognitivo, involucran
nuevas formas de producción/acumulación inmaterial y agregación de valor
a partir el poder semiótico del marketing fundamentado en el valor del signo,
por lo que se hace necesario traspasar los marcos conceptuales tradicionales
instalados aun en la era industrial frente a las nuevas reconfiguraciones
del capitalismo que han fracturado por completo la teoría del valor y la
representación de los hechos económicos y de generación de riqueza.
El trabajo coloca en tensión cómo el capitalismo contemporáneo, cuya
valoración deviene cada vez más del conocimiento y menos de la materialidad,
en la producción de plusvalor ha hecho entrar en crisis los parámetros con
los cuales se abocaba el trabajo que hacía posible estatuir a la contabilidad
de gestión como proveedora de información útil para la toma de decisiones
empresariales.
16Oviedo, J ., N arváez, V. y Ruiz, E. Tensiones de la contabilidad de gestión en el marco del capitalismo...
Oviedo-Pino, J., Narváez-Castillo, V. y Ruiz-Muñoz, E.
La investigación es de naturaleza reflexiva. Bajo un enfoque exploratorio y
descriptivo busca relacionar algunos hallazgos documentales que permiten
ubicar el papel de la contabilidad de gestión en la actual etapa del capitalismo.
Se desarrolla interpretando variables expuestas por los precursores del
capitalismo cognitivo para posteriormente sistematizarlas el torno al papel que
debe asumir la contabilidad de gestión en general y el contador de gestión en
particular.
II. El ascenso de la inmaterialidad en el postfordismo
II.1 Producción material a escala y su agotamiento
Desde un planteamiento narrativo, la primera mitad del siglo XX se
caracterizó por la masiva producción tangible que, desde la introducción
de las máquinas en las fábricas, producto de la II Revolución Industrial, los
bienes materiales empezaron a inundar los mercados y los hogares. Para
entonces, los sistemas de producción industrial se basaron en tres elementos,
a). El taylorismo con la explotación laboral a partir de los estudios de tiempo
y movimientos; b). El fordismo con la producción y consumo en masa; y c).
El keynesianismo como política macroeconómica del estado de bienestar
(Buitrago, 2013; Lipietz, 1997).
En este escenario, surge la necesidad imperante de implementar y gestionar
sistemas de información fabril, siendo la planta de producción industrial el
epicentro económico. Surge entonces la contabilidad de gestión como delegada
para facilitar el proceso de toma de decisiones a nivel interno, constituida
principalmente por los costos y presupuestos considerados disciplinas
académicas a partir de la publicación del libro Costos de Manufactura en 1885
por Henry Metcalfe. El interés por incrementar la productividad y racionalidad
del trabajo permitió el surgimiento de autores tales como Federick Taylor
(1856-1918) que con su obra denominada La dirección científica de las empresas
propone la división de funciones del trabajo y la separación entre planeación y
ejecución, con lo que consigue una mayor productividad por hora/hombre. Las
nociones de Taylor se vieron soportadas en los rendimientos presentados por la
banda transportadora que fue introducida en las cadenas de montaje por Henry
Ford (1863-1947) y su vertiginosa evolución quedó demostrada en la industria
automotriz, donde se produjo un incremento en la producción, “pasando de
34.528 autos fabricados en 1910 a 168.220 autos en 1912” (Neffa, 1992, citado
en Jaua, 1997, p. 4).
Gracias a la asociación de los principios tayloristas y la mecanización, en la
valorización fordista, la fuerza de trabajo se integra en un sistema cada vez más
complejo de utensilios y máquinas. La productividad puede ser medida a través de
modelos informáticos que se basan en la producción de bienes materiales, físicamente
17Contaduría U niversidad de A ntioquia – N o. 74. M edellín, enero-junio 2019
tangibles. El suministro de fuerza de trabajo puede ser entonces representado como
una variable cuya determinación no tiene para nada en cuenta los conocimientos de
los trabajadores, ni siquiera los conocimientos manuales-artesanales, típicos de la
producción prefordista (Fumagalli, 2010, p. 8).
El modelo fordista con sus técnicas de gestión que había marcado el
camino “a seguir por el mundo no industrializado” (Jaua, 1997, p. 13) superó
el crac de 1929, extendiéndose hasta la segunda posguerra favorecido por el
tratado de Bretton Woods. No obstante, a finales de los años sesenta la drástica
competencia internacional producto de la madurez industrial, facilitada por los
avances en contabilidad de gestión, vislumbró, en el mundo no industrializado,
la necesidad de restringir el acceso a materias primas, fuerza laboral, clientes y
efectivo de inversión, variables propias del capitalismo industrial (Wallerstein,
1988), implantando para ello políticas proteccionistas y sustitución de
importaciones, limitando así la tasa de beneficios empresariales1 (Aglietta y
Reberioux, 2009, López y Rodríguez, 2010).
Siendo participe de esta crisis, la clase trabajadora venía reaccionando ante
el modelo taylorista/fordista que explotaba únicamente sus cualidades técnicas
y/o manuales al convertir procesos complejos en tareas simples, previamente
definidas y subdivididas, de tal manera que la capacidad subjetiva fuese
subordinada, surtiéndose la “separación entre el trabajo manual y el intelectual”
(Piñero, 2004, p. 3). La organización científica del trabajo de Taylor se había
encargado de expropiar el conocimiento artesanal para implantarlo en el capital
fijo industrial, requiriendo un obrero suplementario, por lo que el trabajo
humano se convierte en simple, guiado y limitado en su reconocimiento. Esto
es consecuencia de que el monopolio del saber que residía en el obrero –en
la época prefordista– se presentara como un obstáculo para la producción,
sumado a que Taylor atacará su exclusividad para subsumirla en la división
del trabajo y así despojarle su control, o como lo afirma Coriat (1991, p. 19) el
“doblegar al obrero de oficio, liberar al proceso de trabajo del poder que este
ejerce sobre él para instalar en su lugar la ley y la norma patronales, tal será la
contribución histórica del taylorismo”.
Al entendimiento de Fumagalli, en el fordismo hay una clara distinción entre
tiempo dedicado al trabajo de fábrica, el cual es intenso y riguroso, y el tiempo
social donde el accionar del capital no penetra de manera directa, por lo que:
En este sistema de creencias, (…) el proceso de acumulación estaba caracterizado
por mecanismos disciplinarios directos, destinados a la producción material y a la
subsunción formal del trabajo por parte del capital: subsunción formal en la medida en
1 Al respecto de los beneficios empresariales, Wallerstein (1988, p. 9) plantea: “la cantidad [que la
empresa] puede producir con ganancia y el margen de ganancia al que puede aspirar están también
restringidos por la capacidad de sus competidores de ofrecer el mismo artículo a precios de venta
más bajos”
18Oviedo, J ., N arváez, V. y Ruiz, E. Tensiones de la contabilidad de gestión en el marco del capitalismo...
Oviedo-Pino, J., Narváez-Castillo, V. y Ruiz-Muñoz, E.
que la convención del trabajo asalariado se fundaba sobre la separación entre tiempo
de trabajo y tiempo de no-trabajo (2010, p. 68).
Los movimientos obreros que se levantarán contra la mecanización laboral
fundaron las bases para la mutación de un operario masa hacia un operario
social –ya no inmediato–, de tal manera que la subjetividad y autonomía
del trabajador se impusieran en su jornal. En esta línea, surge el toyotismo
japonés, como un primer y extendido sistema de producción con el que “parece
desaparecer el trabajo repetitivo, ultra simple, desmotivante y embrutecedor”
(Goutnet, 1991, citado en Antunes, 2001, p. 40). He aquí un primer viraje
hacia el postaylorismo que no deja de ser un reacomodamiento en el que se
vincula nuevamente la capacidad creativa del trabajador y con ello la dificultad
de gestionar su valor y su captura. Con este nuevo enfoque se dinamiza la
producción vinculando renovados y jóvenes trabajadores explotando sus
capacidades intelectuales disfrazadas con el reconocimiento.
II.2 Flexibilidad en la producción y en la acumulación
Con el agotamiento del fordismo, y con ello el paulatino desmonte de la gran
fábrica, la financiarización de la economía y el posicionamiento de los estados
financieros de propósito general, que había moldeado para sí la contabilidad
de costos, la producción estandarizada y segura de las empresas rígidas cede
el paso a la producción personalizada e incierta de la empresa flexible. Las
actividades de servicios se expanden para hacer más rentable la producción
(López, 2018) y se consensua del ingreso a una era posfordista, en la que hay
orientación a apartarse de los productos estandarizados y a producir infinidad
variedad de artículos (Sassatelli, 2012). Las variables que se relacionan a partir
del agotamiento del capitalismo industrial viabilizan un proceso transicional
desde un segundo paradigma económico,
En el cual la industria y la fabricación de bienes durables ocuparon la
posición de privilegio, [hacia] un tercero y actual paradigma en el cual la
provisión de servicios y la manipulación de la información están en el centro de
la producción económica. (…). Podemos denominar al pasaje desde el segundo
al tercer paradigma, desde la dominación de la industria a la de los servicios y
la información, un proceso de posmodernización económica, o mejor aún, de
informatización (Hard y Negri, 2000, p. 245).
La articulación de nuevas variables con el nuevo régimen de acumulación
es posible gracias al ascenso del trabajo y producción inmaterial que en
concordancia con las características de una economía informacional requiere de
unos medios flexibles y adaptables conforme la rapidez con que cambian los
fines. Esto es posible con la integración y articulación de redes empresariales
descentralizadas con la “organización en torno al proceso, no a la tarea;
jerarquía plana; gestión en equipo; medida de los resultados por la satisfacción
19Contaduría U niversidad de A ntioquia – N o. 74. M edellín, enero-junio 2019
del cliente; recompensas basadas en los resultados del equipo; maximización de
los contactos con los proveedores y clientes; información, formación y reciclaje
de los empleados en todos los niveles” (Castells, 2000, p. 227). La dominancia
tanto educativa como práctica de los procedimientos contables financieros
inhibieron el ajuste dinámico de los sistemas contables de gestión (Johnson y
Kaplan, 1988) ante este cambio paradigmático de producción y acumulación.
Según Fumagalli (2010, p. 83), la acumulación es entendida como “la
persecución de un beneficio, que puede asumir dos formas, la monetaria o
bien la propiedad de nuevos medios de producción”. En este nuevo sistema
de acumulación surge entonces: en primer lugar, los mercados financieros
desestimando las mercancías como intermediadores (D-D) y segundo lugar,
atributos cognoscitivos, culturales, lingüísticos e informacionales como
principal característica de las nuevas mercancías (D-Knowledge-D).
En general, la estrategia neoliberal adopta medidas secuenciales que
involucran austeridad salarial, flexibilidad laboral y libre funcionamiento de los
mercados (Neffa, 1999). En este escenario, en el que se desestima el medio para
dar prioridad al fin rentístico, la contabilidad de gestión es opacada. El trabajo,
como cualquier mercancía, queda a merced de la oferta y de la demanda y
los capitales se movilizarán donde las condiciones le sean favorables. Con lo
anterior, la ofensiva del capital dentro de su reestructuración tuvo dos frentes:
a) El toyotismo con la producción ajustada, la autonomación (automatización
con toque humano), la flexibilidad, el control de la eficiencia vía reducción
de costos, la tercerización y la subcontratación con trabajadores parciales
para compartir riesgos ante fluctuaciones de la demanda. Es decir, se
flexibiliza la remuneración la cual se deriva de los resultados de la empresa
y logra mayor compromiso del trabajador con la empresa vía “imbricación
entre coerción y convencimiento” (Lucas, 2012, p. 58). El toyotismo permite
rápida inversión y desinversión a la par con las necesidades del mercado.
Ese “es el nuevo capitalismo flexible donde se disemina el espíritu del
toyotismo como nueva ideología orgánica de la producción de mercancías y
se difunde el nuevo y precario mundo del trabajo” (Alves, 2012, p. 19).
b) Los mercados financieros auspiciados por la financiarización e
informatización económica donde las empresas, en épocas de baja
demanda y exceso de liquidez, tienen la oportunidad de lograr utilidades
vía especulación, cuya agregación ficticia de valor, en contraposición de
la economía real, permite crecer sin expandir. El afán capitalista con sus
rentabilidades y plusvalores ante la falta de oportunidades de inversión que
garanticen tal resultado en la economía real crea las burbujas especulativas
en los mercados financiarizados.
El atajo en la acumulación del segundo frente se sitúa como norte del
primero, así entonces, la acumulación intermediada por la producción busca
20Oviedo, J ., N arváez, V. y Ruiz, E. Tensiones de la contabilidad de gestión en el marco del capitalismo...
Oviedo-Pino, J., Narváez-Castillo, V. y Ruiz-Muñoz, E.
asemejarse a los mercados financieros cuyo desarrollo “ligado sobre todo a las
sociedades del nuevo ciclo tecnológico informático-lingüístico, ha dado pie a un
proceso de desmaterialización de la propiedad, conectado en muchos aspectos
con el proceso de acumulación flexible y cognitivo” (Fumagalli, 2010, p. 153).
II.3 La inmaterialidad como factor de producción y como
característica de las nuevas mercancías en el capitalismo cognitivo
Con el advenimiento de la era postindustrial, a la par del agotamiento del
modelo fordista, se produce un cambio en el orden económico capitalista
posicionando el consumo sobre la producción; surgen fugazmente mercancías
ídolos que duran precariamente hasta que aparecen otros novedosos (Daros,
2015, p. 40). El marketing cargado de subjetividad y simbología transitoria
define las nuevas formas de consumo y por ende de producción. El enfoque
hacia los clientes se hace partiendo de la satisfacción de sus necesidades
individualizadas, para agregar valor y riqueza en el nuevo mercado semiótico,
“en el que se encuentran signos y expectativas de sentido, deseos y
proyecciones” (Berardi, 2003, p. 20).
El cambio en las preferencias de los consumidores vira de la producción/
propiedad hacia la producción/acceso ofertando y demandando bienes y
experiencias. Inicia la transición del automóvil y los electrodomésticos como
prototipos de la era fordista hacia la producción cultural que “comienza a
eclipsar la producción física en el comercio” (Rifkin, 2000, p. 6). Para estos
propósitos se hace necesario, a nivel empresarial, gestionar intangibles.
Por una parte, el componente inmaterial, que involucra el conocimiento, las
manifestaciones culturales, afectivas y artísticas intenta aprehenderse dentro
de los modelos de gestión, pero por otro parte, este se inserta y posiciona en
las nuevas mercancías para ser consumido.
Todo lo anterior ligado al giro de una sociedad disciplinada del encierro a
una sociedad de control donde “la empresa ha reemplazado a la fábrica, y la
empresa es un alma, un gas” (Deleuze, 2005, p. 117), que desecha los moldes
por la modulación. Con respecto a las formas de producción Deleuze resume la
transformación del capitalismo en la transición de una a otra sociedad:
El capitalismo del siglo XIX es de concentración, para la producción, y de
propiedad. Erige pues la fábrica en lugar de encierro, siendo el capitalista el dueño
de los medios de producción, pero también eventualmente propietario de otros
lugares concebidos por analogía (la casa familiar del obrero, la escuela). En cuanto al
mercado, es conquistado ya por especialización, ya por colonización, ya por baja de
los costos de producción. Pero, en la situación actual, el capitalismo ya no se basa
en la producción, que relega frecuentemente a la periferia del tercer mundo, incluso
bajo las formas complejas del textil, la metalurgia o el petróleo. Es un capitalismo
de superproducción. Ya no compra materias primas y vende productos terminados:
compra productos terminados, o monta piezas. Lo que quiere vender son servicios, y lo
21Contaduría U niversidad de A ntioquia – N o. 74. M edellín, enero-junio 2019
que quiere comprar son acciones. Ya no es un capitalismo para la producción, sino para
el producto, es decir para la venta y para el mercado. Así, es esencialmente dispersivo,
y la fábrica ha cedido su lugar a la empresa. La familia, la escuela, el ejército, la fábrica
ya no son lugares analógicos distintos que convergen hacia un propietario, Estado o
potencia privada, sino las figuras cifradas, deformables y transformables, de una misma
empresa que sólo tiene administradores (2005, p. 114).
En este nuevo escenario el trabajo se funda sobre bases intimas de
los sujetos que se esfuerzan autónomamente persiguiendo objetivos
aparentemente alineados con los de sus superiores, “La burocracia se
miniaturizó, es más flexible y la vigilancia se puede ejercer de manera discreta
y hasta voluntaria por parte de sus víctimas” (Rodríguez, 2018, p. 2). En el
posfordismo el cognitariado2 es la clase de trabajador que agregará valor desde
su conocimiento y creatividad, similar al que produce obras de arte, plasmado
en la mercancía y auspiciado por el neuromarketing y la publicidad.
El postoperaismo italiano acuña el termino capitalismo cognitivo a la
nueva forma postindustrial de capitalismo “en el sentido de que la producción
y el control del conocimiento se convierten en la apuesta principal de la
valorización del capital” (Fumagalli, 2010, p. 85) y donde la inmaterialidad como
categoría conceptual engloba las nuevas formas de producción y acumulación.
Aunque Zukerfeld (2008, citado en Correa, 2012) plantea que el conocimiento
y formas de producción siempre han estado estrechamente ligadas y la historia
de la humanidad podría caracterizarse de este modo, en el capitalismo
cognitivo es preponderante y evidente. Bajo la tesis del capitalismo cognitivo
el conocimiento y su manifestación inmaterial se tornan, tendencialmente,
hegemónicos en la producción y en la realización; en la producción este factor
se vuelve preminente para la creación y agregación de valor y en la realización
esta característica es considerada un plus de las mercancías.
III. Reconfiguración del valor a partir del signo
III.1 Conceptualizando el valor
El diccionario de la Real Academia Española, en sus dos primeras acepciones,
define el valor como: “Grado de utilidad o aptitud de las cosas para satisfacer
las necesidades o proporcionar bienestar o deleite”; “Cualidad de las cosas,
en virtud de la cual se da por poseerlas cierta suma de dinero o equivalente”.
2 Franco Berardi define al cognitariado como el trabajador cognitivo “dotado de un cuerpo social y
carnal, que es sometido conscientemente o no al proceso de producción de valor y de mercancía
semiótica, que puede ser sometido a explotación y a estrés, que puede sufrir privación afectiva,
que puede caer en el pánico, que incluso puede ser violentado y muerto”. (2003, p. 11). En esta
misma línea Pablo Esteban Rodríguez afirma que “El cognitariado es llamado a producir de
manera flexible y creativa a partir del momento en que la expansión capitalista pudo convertir a la
información en la base de una nueva serie de productos, los servicios, cuya circulación y consumo
son diferentes de los bienes materiales” (2018, p. 7).
22Oviedo, J ., N arváez, V. y Ruiz, E. Tensiones de la contabilidad de gestión en el marco del capitalismo...
Oviedo-Pino, J., Narváez-Castillo, V. y Ruiz-Muñoz, E.
y se complementa con adjetivos tales como: absoluto, agregado, nominal,
normal, entre otros. De lo anterior se deduce que existe una clara inclinación a
objetivarlo mediante su cuantificación.
El interés por contextualizarlo en el entorno económico llevó a autores
clásicos a plantear la teoría del valor tiempo del trabajo, es decir que un objeto
tiene mayor valor en cuanto mayor sea el esfuerzo socialmente necesario
incorporado, medido principalmente en horas hombre, de esta manera se
facilita el canje justo o proporcional de valores de cambio. Esta teoría junto
con el concepto de plusvalía es acuñada por el capitalismo industrial buscando
ampliar el excedente del capital estableciendo y legitimando largas jornadas
laborales y estrictos controles establecidos por la administración científica del
trabajo de Taylor.
III.1.1 El fordismo como creador de valor
En el capitalismo industrial, los clásicos factores de producción buscan
ampliar el excedente del capital y si todos ellos se fundamentan en la fuerza
de trabajo como principal vía para lograrlo conduce, inevitablemente, a que
se implanten y legitimen largas jornadas laborales y bajos salarios. Pero, si se
sostiene que el valor de cambio depende del trabajo̶ teoría del valor-trabajo ̶
incorporado en las mercancías, se produce una contradicción que Marx hace
evidente en Elementos Fundamentales para Crítica de la Economía Política
(Grundrisse)“el capital en sí es la contradicción en proceso: por un lado, se
esfuerza por reducir el tiempo de trabajo (necesario para la producción de los
bienes) al mínimo, y por la otra pone el tiempo de trabajo como única fuente y
única medida de la riqueza” (2007, p. 194).
Esta teoría del valor tiempo de trabajo es posible sólo con la concepción
de trabajo abstracto en el que no interesa las características del producto
elaborado sino la cantidad estándar de trabajo que encierra. Más allá de
discutir entre precio, valor y utilidad, la eficiencia industrial vendría dada por
mejoras tecnológicas producto de un tiempo dedicado al trabajo intelectual
que ha quedado incorporado en el capital fijo. Esto es, en el sentido que
unos pioneros logran eficiencia en sus procesos, producto de investigación y
desarrollo, este no altera, de manera inmediata, sustancialmente el trabajo
socialmente necesario. En el corto plazo la innovación recompensa las empresas
que lo fomentan, pero no sucede lo mismo cuando estas ventajas competitivas
establecen el nuevo estándar y la adopción de las mejoras productivas llegan
a destiempo en empresas rezagadas, tal cual creación destructiva de la teoría
schumpeteriana del desarrollo económico.
De esto se infiere que la ventaja competitiva es temporal y depende de
estrategias vanguardistas que le permitan al industrial, entre otros frentes,
disminuir costos a medida que se establecen nuevas y más eficientes formas
23Contaduría U niversidad de A ntioquia – N o. 74. M edellín, enero-junio 2019
de producción. Sin embargo, en la contabilidad de costos se ha mantenido el
legado del valor tiempo de trabajo mediante las horas mano de obra directa
como uno de los más difundidos direccionadores de los costos indirectos de
fabricación.
III.1.2 El fordismo como creador de valor
En el campo económico, se tiende a la mejora mediante la eficiencia y
productividad fundamentada en comparabilidad de inputs y outputs; el
aumento de beneficios contra el decremento de recursos. Pareciera paradójica
esta relación que camina en sentido opuesto, sin embargo, es la lógica
capitalista en cuya etapa industrial ve limitado su accionar en la rivalidad y
escasez de recursos.
Efectivamente cuando la base es material su abundancia depende de
la competencia. En un escenario sin competidores, la disposición de estos
recursos aparenta gratuidad económica, pero en escenarios contrarios donde
se consideran necesidades humanas ilimitadas y recursos económicos limitados
es ineludible priorizar. Esta disparidad se da por el incremento de la demanda,
por el agotamiento de las fuentes o por los dos al mismo tiempo; aquí opera
perfectamente la ley de oferta/demanda, y la contabilidad de gestión se adhiere
a este escenario mediante los modelos de marginalidad apegados a la economía
de empresa.
Entonces, según la teoría neoclásica de valor, un bien se aprecia cuando su
oferta disminuye, pero esto no basta si no es demandado, es decir que el mayor
valor de un bien se establece cuando surten las dos condiciones. Por el lado de
la oferta se determina por las dificultades que entraña su puesta a disposición y
por el lado de la demanda depende de su grado de utilidad o de su percepción,
de aquí la ejemplificación del valor del agua y los diamantes, situación
que, el capitalismo cognitivo, aplica en las mercancías con alto contenido
informacional y cultural, producto de la constante innovación y desarrollo que
las hace temporalmente únicas y con vidas útiles cada vez menores (Ripoll,
1996; Lizcano, 1996).
III.2 El valor en el capitalismo cognitivo
El capitalismo cognitivo es un concepto desarrollado, principalmente, por
Lazzarato, Hard y Negri, el cual constituye una prolongación y no una ruptura
con el capitalismo anterior; por tanto, representa la continuación resignificada
de las leyes de acumulación económica, ahora bajo la primacía del conocimiento
como creador de valor. “Esto no significa afirmar livianamente que el
capitalismo ya no es industrial, ya que la producción y el trabajo industrial
siguen teniendo relevancia global (incluso en los países desarrollados), sino
resaltar el hecho de que esa producción y ese trabajo se articulan con lógicas
24Oviedo, J ., N arváez, V. y Ruiz, E. Tensiones de la contabilidad de gestión en el marco del capitalismo...
Oviedo-Pino, J., Narváez-Castillo, V. y Ruiz-Muñoz, E.
de valorización que ya no son en esencia industriales” (Mezzadra, 2010,
citado en Míguez, 2013, p. 36). No quiere decir que la corporalidad de las
mercancías desaparezca, por el contrario, estas siguen siendo la base para la
incorporación dentro de sí de contenido inmaterial, el cuál entraña la esencia
para su valoración. Dicha valoración es incorporada igualmente por activos
intangibles, en los que radica la ventaja competitiva de las compañías que
afrontan grandes retos en su valoración objetiva. “Ahora bien, a diferencia
de la producción industrial, la producción inmaterial se nutre de elementos
subjetivos difícilmente mensurables como creatividad, imaginación, atención,
potencial humano, conocimiento previo, empatía, complementariedad, sinergia,
emoción, etc.” (Archel y Gómez, 2014, p. 110). Y por esto, “el valor de cambio,
al independizarse del proceso de producción material, del trabajo inmediato y
del tiempo de trabajo, deja de ser la medida del valor de uso de la fuerza de
trabajo” (Correa y González, s.f., p. 6).
La ley del valor bajo la tesis del capitalismo cognitivo sufre una crisis
(Vercellone, 2011), la cual, según Rodríguez y López, dificultan la ampliación del
capital, en constante fracaso, reconociendo cuatro factores que la limitan:
1) la crisis de la medida del trabajo y de la productividad —no extrañe que estos
problemas se expresen, en muchas ocasiones, como problemas contables—; 2) la
extrañeza de las clásicas divisiones (capital fijo/ capital circulante, capital constante
/ capital variable) que tan eficazmente gobernaron los procesos de acumulación de
la gran industria; 3) la artificialidad del principio de escasez en las economías del
conocimiento; y 4) la creciente preponderancia de las llamadas economías externas
(2010, p. 71).
Lo anterior ha desembocado en tercerización más allá de la separación entre
producción y distribución del contexto fordista. La aplicación de la división
smithiana del trabajo al interior de la producción ha favorecido su integración
desde diferentes puntos del mundo. Este engranaje se ha facilitado gracias a los
avances de las tecnologías de la información y la comunicación que permiten
controlar y tomar decisiones en tiempo real desde las matrices o controladoras
a kilómetros de distancia. En esta línea, la tercerización permite a las empresas
flexibilizar su producción, es decir, apropiar con rapidez eslabones en la cadena
de valor y deshacerse con facilidad de unidades económicas no funcionales,
decisiones facilitadas por la contabilidad de gestión desde su racionalidad
factual.
En síntesis, la cuantificación del valor empresarial dentro del marco
del capitalismo cognitivo presenta dificultades debido que no se ajusta
a la concepción convencio¬nal de “valor de cambio vinculado al tiempo
socialmente necesario para la producción de mercancías” (Archel y Gómez,
2014, p. 113).
25Contaduría U niversidad de A ntioquia – N o. 74. M edellín, enero-junio 2019
III.3 El marketing creador de signos con valor
La inclinación hacia la realización supone una dedicación de esfuerzos hacia
el sector terciario transformando profundamente la estructura del comercio;
“el componente de conocimiento de los bienes y servicios se ha hecho decisivo
en lo que respecta al valor añadido” (Castells, 2000, p. 146), por lo que las
mercancías, acarrean junto con su corporeidad contenido inmaterial, esto es,
más allá de su valor de uso tradicional, un valor de signo que involucra deseos
para su comercialización. El valor de uso semiótico ha sido apropiado por el
capitalismo cognitivo, siendo factible sólo cuando se recompensa el valor de
cambio (Harvey, 2014).
El consumo como categoría social, torna difusa la distinción entre
trabajadores y consumidores (Sassatelli, 2012), en este sentido la importancia
del marketing y su manipulación se impone sobre el proceso productivo –
material– en sí. El trabajo cognitivo crea sujetos vendedores de inmaterialidad
y “la subsunción del trabajo cognitivo en la red productiva del semiocapital
desplaza el conjunto de la actividad productiva hacia la creación de estados
mentales” (Berardi, 2003, p. 100).
En este escenario, lo fundamental de la “expansión del terciario se
debe encontrar en la breve, pero abrupta revolución antropológica de las
décadas de 1960 y 1970” (López y Rodríguez, 2010, p. 67) donde el lenguaje
y la comunicación emprenden una carrera para poner de relieve las nuevas
necesidades y el aspecto cultural de las mercancías vinculando su valor con
su significancia, es decir, una reconfiguración del valor partir del signo.
Diferente a la sociedad moderna, en el que el valor de uso y la materialidad
de los objetos era el soporte del valor de cambio, ahora en la sociedad
postmoderna el valor de signo es el que determina el consumo o en palabras
de Baudrillard “esta ilusión [la de abundancia y felicidad] fue la del siglo XIX en
cuanto a la producción material, y vuelve con más fuerza en el siglo XX con la
productividad/signo” (1983, p. 244).
El marketing y su capacidad modeladora de mentes ha identificado su
capacidad creadora de valor a partir del signo incorporado en los objetos que
posicionan distintivamente a su poseedor. Esta es una capacidad abstracta que
el marketing ha aprehendido de las distintas culturas las cuáles se fundamentan
en la comunicación y “todas las formas de comunicación, “como nos enseñaron
Roland Barthes y Jean Baudrillard hace muchos años, se basan en la producción
y el consumo de signos. Así pues, no hay separación entre realidad y
representación simbólica” (Castells, 2000, p. 443).
El trabajo inmaterial del marketing a través de su potencia neuro-
posicionadora se concreta al agregar valor a objetos materiales, en los que
encuentra su soporte y se vale de las artes visuales, auditivas, entre otras
26Oviedo, J ., N arváez, V. y Ruiz, E. Tensiones de la contabilidad de gestión en el marco del capitalismo...
Oviedo-Pino, J., Narváez-Castillo, V. y Ruiz-Muñoz, E.
otorgándoles valor subconsciente en sus gadgets o, en otras palabras, “ven
en ello [accesorios materiales] un objeto concreto al cual asignarle valor; la
experiencia demuestra que la introducción de tal anclaje es beneficiosa para
el proceso de formación del valor. Incluso el intérprete de una performance
debiera ser entendido, desde esta perspectiva, como objeto o vehículo de valor,
entre otras razones porque encarna el trabajo humano” (Graw, 2017, p 85).
IV. Inaplicabilidad de la contabilidad de gestión tradicional en el
marco del capitalismo cognitivo
IV.1 El desenfoque de la contabilidad de gestión en el capitalismo
cognitivo
Con el ascenso de la inmaterialidad, la velocidad de los flujos, la tendencia
hacia la producción semiótica y la economía de la desposesión (Harvey, 2014),
propios de una sociedad moderna –y hasta transmoderna– (Daros, 2015),
el capitalismo muta reconfigurando las relaciones económicas y sociales,
de tal forma que a partir de la entrada en vigor de evolucionadas formas de
producción y acumulación, la contabilidad de gestión anclada primigeniamente
al capitalismo industrial no proporciona información relevante, develándose
incoherencias o en el mejor de los casos inaplicabilidad.
En esta nueva etapa del capitalismo que el postoperaismo italiano acuña
como cognitivo el foco, más que nunca, es la gestión del conocimiento.
La inmaterialidad del conocimiento concretada en los intangibles y en
las expresiones culturales, afectivas, lingüísticas, culturales y artísticas
aprehendidas por el marketing, presenta una doble dificultad en su gestión: por
una parte, en su medición y valoración objetiva, y por otra, en la determinación
de su contribución en la creación de valor económico. A diferencia del
fordismo con su materialidad industrial y sus activos pesados, la gestión del
conocimiento directo en la producción ya no se realiza en el encerramiento
de las empresas ni menos durante la jornada laboral, esta gestión social del
conocimiento -general intellect- conduce, inevitablemente, que a medida que
se difunde no se agote, por el contrario, se reproduzca así se quieran imponer
restricciones en su difusión y se le quiera someter a las reglas de los bienes
materiales escasos. Así entonces, se presenta un constreñimiento contable del
valor (Archel y Gómez, 2014) debido que el conocimiento, el cual deviene de
un común y acumulativo social y no del tiempo de trabajo y/o de la escasez,
se posiciona tendencialmente como principal factor de producción y como
gadget en las nuevas mercancías materiales e inmateriales, semióticas y
sugestivas desenfocando la contabilidad de gestión que tradicionalmente se ha
circunscrito a lo fabril, material e interno.
27Contaduría U niversidad de A ntioquia – N o. 74. M edellín, enero-junio 2019
Debido que la contabilidad captura, procesa y emite información acorde
con el contexto articulada con los modos de producción (Arias, 2018),
muchos de los modelos de gestión quedan miopes y no abarcan la totalidad
de las dimensiones existentes, inclusive aquellos modelos atenientes a la
valoración del capital intelectual, organizacional y relacional, se circunscriben
al ámbito interno intentando descifrar las complejas relaciones económicas
organizacionales actuales en búsqueda de potenciales generadores de valor
empresarial, desconociendo, en parte, la subjetividad, la potencialidad y
complejidad del trabajo inmaterial que no responde a la racionalidad económica
de la ley valor/plusvalía (Vercellone, 2011). Cabe resaltar que el trabajo
inmaterial y la producción/comunicación semiótica ˗soportada en el marketing
corporativo˗ dentro de la actual dinámica de capitalismo cognitivo juegan un
rol importante en la construcción de plusvalor, elementos que la contabilidad
de gestión no ha logrado integrar debido al rompimiento de los límites entre
entidad contable y sociedad.
IV.2 Dificultades técnico/teóricas tradicionales de la contabilidad de
gestión en el contexto contemporáneo
La contabilidad de gestión encuentra con la revolución informática y
tecnológica del último cuarto del siglo pasado oportunidad para robustecer sus
modelos, no obstante, arrastra lo simplista y bidimensional de la lógica contable
debito/crédito debido a la influencia de los informes financieros y lo mecánico e
instrumental de las fábricas monoproducto, rezagando su tradicional accionar a
pequeñas economías de escala que sobreviven dentro de las redes productivas
establecidas por el capitalismo contemporáneo. En este afán financiarizador
la contabilidad en general y la contabilidad de gestión en particular han sido
informatizadas y moldeadas para dar cuenta, como fin último, de la creación
de generación de valor empresarial mediados por las tasas de ganancias,
desconociendo, en parte, su potencial en la participación de generación de
valor a partir de las dinámicas organizacionales articuladas con el conjunto de
la sociedad.
La contabilidad de gestión como disciplina y como práctica empresarial
primigeniamente desarrolló su corpus conceptual desconociendo el entorno
externo de las organizaciones, no obstante, las necesidades de información
para la toma de decisiones podían prescindir de este debido a la estabilidad
otorgada por el estado benefactor keynesianista. Pero con la entrada en vigor
de un nuevo capitalismo neoliberal, el desmonte de las políticas Keynesianistas,
los cambios en los sistemas de producción/acumulación, el conocimiento como
principal generador de valor y el valor del signo soportado en el marketing,
la contabilidad de gestión tradicional ha dejado de suministrar información
relevante y útil para la toma de decisiones organizacionales.
28Oviedo, J ., N arváez, V. y Ruiz, E. Tensiones de la contabilidad de gestión en el marco del capitalismo...
Oviedo-Pino, J., Narváez-Castillo, V. y Ruiz-Muñoz, E.
Ya desde mediados del siglo pasado se había reconocido la necesidad
de relacionar el conocimiento con los productos de manera directa, por
ejemplo, los costos de investigación y desarrollo (Díaz, Montalvo, Celestrín
y Prado, 2016), sin embargo, la contabilidad de gestión no incursionaba en
su gestión más allá de la fábrica. Es decir, el adjetivo gestión no involucró su
potencial económico, social y organizacional, centrándose en lo meramente
contable e interno debido a la presión de las firmas de auditoría. En el
capitalismo cognitivo los costos del conocimiento, con la dificultad que
entraña su medición y valoración, subjetivamente se concretan en costos de
investigación, desarrollo e innovación (I+D+I), en patentes y/o en derechos
de propiedad intelectual, privatizando y mercantilizando el saber social,
desconociendo su complejidad. El conocimiento social trasciende productos,
procesos, organizaciones y la sociedad en general. Los saberes inherentes a
cada disciplina se vinculan con otros saberes generándose innovaciones que
de otra manera no fuesen posibles. En otras palabras, el conocimiento social
desvanece fronteras organizacionales, perturbando transversalmente sistemas
de información y producción potencializando y/o amenazando sistemas
organizacionales dependiendo de la capacidad y preparación para acoplarse a
estos constantes flujos de información saberes y conocimiento.
El flujo transversal de información, saberes y conocimiento facilitado
por internet, hacen impredecible las tendencias comerciales obsoletizando
los modelos lineales. Se reconoce que en los últimos tiempos la contabilidad
de gestión se ha inclinado hacia la gestión más que hacia la contabilidad
propiamente dicha; siendo influenciada, principalmente, por la ingeniería
industrial y teorías organizacionales, intenta vincular el factor humano
bajo enfoques teóricos como los de la sociología (Escobar y Lobo, 2002).
No obstante, la nueva dinámica económica que ha develado el capitalismo
cognitivo y que involucran el conocimiento social y la reconfiguración del valor
parecen inaprensibles por parte del afán normalizador de la contabilidad de
gestión.
En esta línea, la complejidad de los procesos y las operaciones que se
vinculan en redes y se trasladan más allá de la tradicional fábrica, sumado al
predominio del marketing y las expectativas como principales generadores de
valor de mercado, ha favorecido el enfoque estático de la contabilidad con el
valor razonable como principal baluarte opacando su carácter social concretado
en la productividad real bajo su enfoque dinámico (Aglietta y Reberioux,
2009). Alineado con los objetivos simplificadores de la realidad económica de
los inversores, el enfoque estático soslaya la contribución real de la actividad
económica y social, elevando la maximización de rendimientos y generación de
liquidez inmediata objetivada en las cotizaciones de los mercados, que de ser
necesario desnaturaliza los activos productivos en busca de renta.
29Contaduría U niversidad de A ntioquia – N o. 74. M edellín, enero-junio 2019
Con factores de producción acordes con los distintos modos de producción
que persisten en lejanas latitudes y se articulan con la globalización auspiciados
por las tecnologías de la información y la comunicación, la contabilidad de
gestión se estira formando modelos híbridos. Afectada por los pronósticos
e incertidumbre del capitalismo financiero, la contabilidad de gestión intenta
inscribirse forzosamente en esta lógica crematística (D-D) sin encontrar
acoplamiento o en el mejor de los casos queda a merced de las tasas de
ganancias de la producción semiótica (D-Marketing-D) como derivación de
D-Knowledge-D.
IV.3 Nuevos roles de la contabilidad de gestión
En una economía cognitarizada las actividades suponen un saber global y
sobre estas se debería edificar las estrategias de extracción multidimensional
y permanente de saber del capital variable tensionando la inercia tradicional
de la contabilidad de gestión. Siguiendo el pensamiento complejo propuesto
por Morin (2011), en el caso de la contabilidad de gestión, esta deberá situarse
como interconector de lo multidimensional organizacional donde su estrategia
no sea reduccionista ni totalizante. Con una nueva racionalidad en su abordaje
deberá basarse en la recursividad y complementariedad y su construcción,
deconstrucción, reconstrucción y resignificación no puede ser a espaldas del
contexto social y organizacional.
Asistimos, pues, ante una cuarta revolución industrial 3 con un mayor
poder cognitivo que aumenta la producción humana donde se fusionan las
tecnologías, físicas, digitales y biológicas, con características como velocidad,
amplitud y profundidad, e impacto de los sistemas (Schwab, 2016). En un
capitalismo cognitivo que sugiere una integración de saberes, tradicionales
y formales, y una transversalidad del conocimiento, la respuesta de la
contabilidad de gestión deberá instaurarse como un sistema abierto y crítico
que analice, más allá la suma de partes, sinergias dentro de la totalidad de su
objeto de estudio.
En contravía de la especialización de las ciencias, la contabilidad de
gestión debe establecer relaciones entre el entorno interno y externo, donde
conviva la micro y lo macro, lo cualitativo y lo cuantitativo, lo financiero y lo
no financiero. El proceso de agregación de valor debe acoplar el conocimiento
3 Klaus Schwab (2016) enuncia que la industria 4.0 revolucionará la organización de las cadenas
de valor globales “en un mundo en el que sistemas de fabricación virtuales y físicos cooperan
entre de una manera flexible en todo el planeta. Esto permite la absoluta personalización de los
productos y la creación de nuevos modelos de operación” pero que, a pesar de esto, existen todavía
un 17% de la población mundial que no ha experimentado la segunda revolución industrial debido
que carecen de electricidad y aproximadamente el 50% de la población no ha experimentado la
tercera revolución industrial debido que no tienen acceso a internet.
30Oviedo, J ., N arváez, V. y Ruiz, E. Tensiones de la contabilidad de gestión en el marco del capitalismo...
Oviedo-Pino, J., Narváez-Castillo, V. y Ruiz-Muñoz, E.
social y la multidimensionalidad material e inmaterial del nuevo sistema de
producción/acumulación.
La contabilidad, en general, sometida a proyectos transdisciplinares la
convertirán en “una disciplina con raciocinio dialéctico y relacional para
su accionar concreto” (Arias, 2014, p. 83) por lo que más que hablar de
contabilidad de gestión es pertinente centrarse en el contador de gestión
como gerente de información, procesos y procedimientos, con habilidades
cognoscitivas, relacionales, técnicas, y sentido social en el que gestione el
conocimiento organizacional más allá del entorno empresarial actuando inter
y transdisciplinariamente para aportar alternativas innovadoras, creativas de
mejoramiento continuo de procesos, programas, actividades y tareas. Estos
son roles que el contador de gestión debe asumir y no delegar a la inteligencia
artificial, los algoritmos o las redes neuronales del capital fijo, debido que no
son capaces de trasladar lo aprendido a distintos escenarios. El contador de
gestión debe tener la capacidad de resolver problemas y plantear opciones
de mejora en contextos marcados por cambios constantes, que requieren la
discontinuidad y divergencia del pensamiento.
Desde la perspectiva abordada, donde el valor deviene del conocimiento y
del signo posicionado por el marketing, el contador de gestión ha de aprender a
aprender y continuar aprendiendo constantemente, articulando conocimientos
de distinta índole. Si el marketing se ha convertido en un vehículo potenciador
de valor, disciplinas y metodologías académicas aparentemente alejadas del
ámbito empresarial y vinculadas con lo social, por ejemplo, la sociología, la
antropología empresarial e industrial o los diseños metodológicos etnográficos,
deben ser abordados por el contador de gestión desde su aplicación teórico/
práctica en las organizaciones.
En contraposición con los intentos normalizadores, el contador de gestión
no debe asumir su rol desde la especialización unidisciplinaria, ni intentar
acuñar forzosamente modelos preexistentes, por lo que la particularidad de
cada situación exige un conocimiento multidisciplinario aplicados a complejas
problemáticas, tanto así que académicos entre los que se destacan Osorio,
Álvarez y Atehortúa, (2015) Sales y Carenys (2009) manifiestan el estudio de
caso como una metodología de investigación apropiada para cada organización,
esto es, reconociendo las singularidades dentro de diversidad, las cuales
pueden ser abordadas con mirada holística, sin desconocer sus partes, y sin
respuestas gerenciales estandarizadas. En suma, se reconoce la dificultad del
desarrollo generalizado, unificado y estandarizador y el potencial integrador
y transdiciplinario de la contabilidad de gestión en el actual escenario
globalizador del conocimiento.
31Contaduría U niversidad de A ntioquia – N o. 74. M edellín, enero-junio 2019
V. Conclusiones
Asistimos a nuevas formas de relaciones económicas (producción,
realización y acumulación) donde la inmaterialidad y el conocimiento
tendencialmente se posicionan como principal factor de producción y como
características de las nuevas mercancías, los cuales fundan sus bases con
la desmaterialización de la economía alineado con la globalización y la
financiarización, dejando atrás un capitalismo industrial fordista-taylorista-
keynesianista caracterizado por la materialidad y la estabilidad. En este nuevo
escenario el tiempo de trabajo y la escasez, que en el capitalismo industrial han
sido la medida de valor, pierden vigencia y con esto todo el entramado fundado
sobre sus bases, entre ellas la contabilidad de gestión como herramienta de los
modelos organizacionales. Así entonces, la contabilidad de gestión dentro de
su accionar disciplinar y su afán normalizador desde los años ochenta del siglo
pasado se enfrenta a una crisis debido que su nicho ha cambiado y sus técnicas
no responden a las exigencias del entorno económico que se ha abierto y
relacionado a todas las esferas de la vida, por lo que su mirada debe abarcar un
mayor espectro e involucrar externalidades, para relacionar la heterogeneidad
de lo organizacional y social, para lo cual ha de transdisciplinarse a fin de
procesar información que deviene de la inmaterialidad del conocimiento
inmerso en la sociedad y de las tendencias cambiantes del marketing. En
contravía de un enfoque normalizador y monodisciplinar y sin pretender hacer
ingeniería, la contabilidad de gestión y el contador de gestión debe asumir
posturas críticas que permitan articular herramientas multidisciplinares en
el proceso de contribución con la toma de decisiones y agregación de valor
empresarial.
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