Narváez, V. (2023). Las finanzas como nueva
forma de gubernamentalidad: Un análisis
desde la óptica foucaultiana . Contaduría
Universidad de Antioquia, 83, 105-126. Doi:
https://doi.org/10.17533/udea.rc.n83a05
Las finanzas como nueva forma
de gubernamentalidad: Un análisis
desde la óptica foucaultiana
Viviana Patricia Narváez Castillo
vnarvaez@unicauca.edu.co
Orcid: 0000-0001-6239.0778
Universidad del Cauca
Las finanzas como nueva forma de gubernamentalidad: Un análisis desde la óptica
foucaultiana
Resumen: Desde la perspectiva de Foucault, el poder es entendido como el conjunto de
prácticas utilizadas para gobernar a otros, y ha adoptado diversas formas a lo largo de
la historia. Entre ellas, se encuentra el poder soberano que prohíbe y sanciona, el poder
disciplinario que controla y vigila, el biopoder que interviene en la vida de las masas y, más
recientemente, la gubernamentalidad que se enfoca en la gestión de la vida. Este artículo
tiene como objetivo abordar la evolución de las formas de gobierno desde la óptica de
Foucault y develar cómo las finanzas se configuran como una forma de gubernamentalidad
que ejerce control sobre la economía y la sociedad.
Palabras clave: Gubernamentalidad, poder, tecnologías de gobierno, finanzas,
financiarización.
Finance as a new form of governmentality: An analysis from the Foucauldian
perspective
Abstract: From the Foucauldian perspective, power is understood as the set of practices
used to govern others. Throughout history, power has taken on various forms, including
sovereign power, which prohibits and sanctions; disciplinary power, which controls
and surveils; biopower, which intervenes in the lives of the masses; and, most recently,
governmentality, which focuses on the management of life. This article examines the
evolution of forms of government from the Foucauldian perspective and reveals how
finance is configured as a form of governmentality that exercises control over the economy
and society.
Keywords: Governmentality, power, government technologies, finance, financialization.
Finanças como nova forma de governamentalidade: Uma análise na perspectiva
foucaultiana
Resumo: Na perspectiva de Foucault, o poder é entendido como o conjunto de
práticas utilizadas para governar os outros, e tem assumido diversas formas ao longo
da história, incluindo o poder soberano que proíbe e sanciona, o poder disciplinar que
controla e fiscaliza, o biopoder que intervém na vida das massas e, mais recentemente, a
governamentalidade que tem como foco a gestão da vida. Este artigo tem como objetivo
abordar a evolução das formas de governo sob a ótica de Foucault e revelar como as
finanças se configuram como uma forma de governamentalidade que exerce controle sobre
a economia e a sociedade.
Palavras-chave: Governamentalidade, poder, tecnologias governamentais, finanças,
financeirização.
La finance comme nouvelle forme de gouvernementalité : une analyse dans une
perspective foucaldienne
Résumé: Dans la perspective de Foucault, le pouvoir est compris comme l’ensemble
des pratiques visant à gouverner les autres. Le pouvoir a pris diverses formes au cours
de l’histoire, notamment le pouvoir souverain, qui interdit et sanctionne ; le pouvoir
disciplinaire, qui contrôle et surveille ; le biopouvoir, qui intervient dans la vie des masses et,
plus récemment, la gouvernementalité, qui met l’accent sur la gestion de la vie. Cet article
vise à aborder l’évolution des formes de gouvernance dans la perspective de Foucault
et à révéler comment la finance est configurée comme une forme de gouvernementalité
exerçant un contrôle sur l’économie et la société.
Mots clés : Gouvernementalité, pouvoir, technologies de gouvernance, finances,
financiarisation
107Contaduría Universidad de Antioquia – No. 83. Medellín, julio-diciembre de 2023
Cont. udea (julio-diciembre), pp. 105-126. © Universidad de Antioquia-2023.
Las finanzas como nueva forma
de gubernamentalidad: un análisis desde
la óptica foucaultiana
Viviana Patricia Narváez Castillo
https://doi.org/10.17533/udea.rc.n83a05
Primera versión recibida en abril de 2023 – versión aceptada en junio de 2023
I. Introducción
Las diferentes formas de conducción de la conducta de los otros juegan un
papel protagónico en la historia de la modernidad, puesto que se traducen en
nuevas formas de organización política y control social. Para Castro (2015),
gobernar significa conducir la conducta de otros mediante la intervención regu-
lada sobre su campo de acciones presentes y futuras. El concepto de gobierno
no es forzar a que la personas acepten las órdenes de los gobernantes, sino
conducir la conducta de los otros mediante una serie de técnicas adecuadas
denominadas por Foucault como tecnologías, que se configuran en estrategias
por medio de las cuales los seres humanos pasan a ser sujetos; y ser sujeto sig-
nifica estar “sujetado” a una suerte de disciplinas corporales y a unas verdades
legitimadas. Por medio de las tecnologías de gobierno se busca determinar y
dirigir la conducta de los otros, pero también pueden ser utilizadas en pro de
las prácticas de libertad:
Gobernar no significa obligar a que otros se comporten de cierta forma (y en contra
de su voluntad), sino lograr que esa conducta sea vista por los gobernados mismos
como buena, honorable, digna y, por encima de todo como propia, como proveniente
de su libertad (Castro-Gómez, 2015, p. 45).
Foucault plantea que las técnicas, conocimientos, dispositivos y estrategias
mediante los cuales se pretende gobernar a los otros, no siempre han sido las
mismas. Asegura que el tránsito hacia la modernidad significó un quiebre en el
derecho sobre la vida y la muerte, que poseía hasta entonces el soberano, para
configurar un poder cuya función ya no era matar, sino invadir la vida en todos
los ámbitos de la existencia. Foucault trazó este movimiento en su análisis del
108Las finanzas como nueva forma de gubernamentalidad: Un análisis desde la óptica foucaultiana
Narváez, V.
gobierno de los otros entre los siglos XVII y XVIII, desde la “soberanía” una for-
ma absoluta de soberanía centralizada en la voluntad y la persona del Príncipe,
hasta llegar a la “gubernamentalidad” que se configura como:
[…] El conjunto constitutivo de los discursos, las instituciones, las técnicas y los pro-
cedimientos que permiten ejercer esa forma bastante específica, aunque compleja, de
poder que tiene por blanco principal la población, por forma de saber la economía, y
por instrumento técnico esencial los dispositivos de seguridad (Foucault, 2008).
La gubernamentalidad es una forma de soberanía expresada mediante una
economía descentralizada del gobierno y la administración de bienes y pobla-
ciones, en la cual cobra especial relevancia el ascenso al poder de las finanzas
de mercado. Foucault sostiene que las finanzas son una forma de gobierno de
la economía, puesto que permiten al Estado controlar los flujos de capital y
regular la actividad económica. Según el filósofo, “la liberalización de la eco-
nomía y la proliferación de los mercados financieros no han debilitado el papel
del Estado, sino que lo han reforzado y complejizado” (Foucault, 2008). En otras
palabras, el Estado sigue teniendo un papel fundamental en la regulación de la
economía, aunque este papel se ha transformado a medida que las finanzas han
adquirido un papel central en la actividad económica.
El presente artículo pretende analizar la evolución de las formas de gobierno
desde la óptica foucaultiana y develar cómo las finanzas se configuran como una
forma de gubernamentalidad puesto que permiten al Estado y a diferentes acto-
res de los mercados globales ejercer el poder sobre la economía y la sociedad.
II. Las tecnologías de gobierno desde la óptica foucaultiana
Foucault plantea tres momentos clave en las trasformaciones llevadas a
cabo por las formas de gobierno de los otros, iniciando con las denominadas
“sociedades de soberanía” en el siglo XV, pasando luego por las “sociedades
disciplinarias” que se desarrollaron en el siglo XVII y, finalmente, el nacimiento
de la “biopolítica” en el siglo XVIII. En cada una de ellas plantea cómo ha sido la
forma de gobierno sobre la conducta de los otros y cuáles han sido las técnicas
y medios utilizados para lograr los objetivos de los gobernantes.
II.1. Sociedades de soberanía, del derecho de “hacer morir y dejar vivir”
En la Edad Media la forma de gobierno predominante fue la soberanía, en la
cual se apelaba a la revelación divina y a textos religiosos para justificar el orden
el mundo. La teoría de la soberanía tiene sus prolegómenos en un pasado teológi-
co fundado en la existencia de un poder superior (Dios) que gobierna sobre todas
las cosas. No obstante, el concepto de Foucault sobre la soberanía no habla de
un dios, sino de la existencia de un soberano como poder máxime que gobierna
a los otros y cuyo objetivo principal reside en el gobierno sobre el territorio. El
territorio constituye el fundamento de la soberanía, al respecto considera:
109Contaduría Universidad de Antioquia – No. 83. Medellín, julio-diciembre de 2023
Desde la edad media hasta el siglo XVI, aquella (la soberanía) no se ejerce sobre las
cosas sino ante todo sobre un territorio y, por consiguiente, los súbditos que residen
en él. En ese sentido puede decirse que el territorio es, sin duda, el elemento funda-
mental del principado de Maquiavelo y de la soberanía jurídica del soberano, tal como
la definen los filósofos o los teóricos del derecho (Foucault, 2006, pp. 121-122).
El derecho de soberanía es, en palabras de Foucault (2002), el de “hacer
morir y dejar vivir”, donde no existe el sujeto de derecho, ni vivo ni muerto.
La vida y la muerte se vuelven derechos solo bajo los efectos de la voluntad
del soberano, es en términos crudos el derecho de la espada; en este sentido,
“El crimen era crimen en la medida en que, además, y por el hecho de serlo,
afectaba al soberano; afectaba los derechos, la voluntad del soberano, presentes
en la ley; atacaba, por consiguiente, la fuerza, el cuerpo, el cuerpo físico del
soberano” (Foucault, 2007, p. 84) en el derecho al castigo, se distingue la fuerza
físico-política del soberano que despliega su furor con sentencias corporales de
violencia física.
Las sociedades de soberanía se caracterizaron por la preeminencia del poder
soberano (El Príncipe en palabras de Maquiavelo), donde los súbditos incluso
defendían la supremacía de este, hasta con su propia vida y, en el orden social,
se legalizaba toda forma de castigo físico como un mecanismo de control social.
El suplicio, la horca, el exilio y la multa serían potestativos y discrecionales del
soberano quien tenía el control absoluto de la vida, arrogándose la facultad de
concederla o quitarla. Estas sociedades se fundarían bajo el principio de admi-
nistrar la muerte, antes que propender por la vida. Foucault caracterizaría este
tipo de sociedades fundadas en el derecho de “hacer morir, dejar vivir”; así las
cosas, la soberanía es un poder que se ejerce de forma asimétrica y sobre la
base del suplicio y la muerte.
II.2. Sociedades disciplinarias, el poder inscrito en el cuerpo
Para el siglo XVII se da el tránsito desde las sociedades de soberanía hacia las
sociedades disciplinarias, en las cuales las subjetividades individuales y colectivas
se construirían a través de una difusa red de dispositivos o aparatos de captura
que regulan y normalizan costumbres, hábitos y prácticas sociales y productivas.
La puesta en marcha de estos mecanismos disciplinares, estaría encaminada a
asegurar la obediencia a unas determinadas reglas sobre la base de mecanismos
de inclusión o exclusión, para lo cual se dispuso de una serie de instituciones de
encierro como la prisión, la escuela, la universidad, la fábrica, el asilo, etcétera.
Existen tres elementos que hacen que el poder disciplinario sea tan eficaz y
exitoso y que constituyen instrumentos simples, pero profundamente podero-
sos. Estos son: la inspección jerárquica, la sanción normalizadora y el examen,
el cual combina técnicas jerárquicas de vigilancia con la sanción que normaliza.
Las técnicas disciplinarias son el mecanismo de poder insignia de las institucio-
110Las finanzas como nueva forma de gubernamentalidad: Un análisis desde la óptica foucaultiana
Narváez, V.
nes modernas, las cuales han sido diseñadas sobre la arquitectura del panóptico
como réplica de la prisión creada por el arquitecto J. Bentham. El panóptico es-
cenifica una torre desde donde todo se vigila, se controla, pero nadie puede ver
al vigilante, por lo tanto, no se sabe en qué momento se ejerce la vigilancia real;
este dispositivo crea así, un sentimiento de poder invisible sobre los prisioneros.
El panóptico se traduce en un gran ojo que mira sin ser visto, que controla
sin ser percibido, y genera que individuos se sometan a un poder que no pue-
den identificar plenamente.
El panóptico es un dispositivo que tiene el inmenso poder de desparramarse por
todos los niveles institucionales que configuran la sociedad; no es una simple e inge-
niosa estructura arquitectónica, hay en él una suerte de espíritu silencioso que dibuja
un nuevo tipo de sociedad. Puede decirse que la génesis de la sociedad moderna está
emparentada con la génesis de una sociedad disciplinaria (Martínez, 2016, p. 3).
Todas las instituciones modernas serán una réplica del panóptico, con un
ojo que mira sin ser visto y que además posee la función de vigilar, controlar y
castigar; así funcionan, la familia, la escuela, el cuartel, la fábrica, el hospital, la
cárcel, etcétera.
II.3. Biopolítica, el nuevo derecho “de hacer vivir y dejar morir”
Hacia 1978 y 1979 Foucault, en el marco de su cátedra en el Collège de
France, orientó dos cursos bajo el nombre de Seguridad, Territorio y Pobla-
ción y El Nacimiento de la Biopolítica, los cuales serían publicados poste-
riormente en el año 2004; ambos textos poseen una línea de continuidad
investigativa. Al inicio del curso de Seguridad, Territorio y Población, Foucault
anunciaba a sus estudiantes:
Este año, querría comenzar el estudio de algo que había llamado, un poco en el aire,
el biopoder, es decir esta serie de fenómenos que me parece bastante importante, a sa-
ber, el conjunto de los mecanismos por los cuales lo que, en la especie humana, consti-
tuye sus rasgos biológicos fundamentales, va a poder entrar al interior de una política,
de una estrategia política, de una estrategia general de poder; dicho de otra manera,
cómo la sociedad, las sociedades occidentales modernas, a partir del siglo XVIII, han
tomado en cuenta el hecho biológico fundamental de que el ser humano constituye
una especie humana. Es a grandes rasgos esto lo que llamo, lo que he llamado, así, el
biopoder. (Foucault, 2006, p. 3)
Al parecer en ese año de 1978, Foucault, quería iniciar algo que aún flotaba
en el aire y era el concepto del biopoder, y que estaba relacionado con una serie
de fenómenos que empezaban a emerger y que él consideraba de suprema im-
portancia, a saber, cómo los rasgos fundamentales de la especie humana, van a
entrar a formar parte al interior de la política, como una estrategia general de
poder; en otros términos, cómo las sociedades occidentales modernas, a partir
del siglo XVIII, han capturado el hecho biológico, haciéndolo suyo, y a esta mu-
tación es a la que ha llamado biopoder.
111Contaduría Universidad de Antioquia – No. 83. Medellín, julio-diciembre de 2023
El biopoder se presenta como una nueva forma de gobierno sobre los otros
que busca ejercer poder sobre la vida, por medio de la utilización de técnicas
para intervenir los cuerpos y controlar la población. Foucault (1998) afirma
que el biopoder se desarrolla en dos dimensiones específicas: la anatomopolí-
tica y la biopolítica. En su primera forma, con la anatomopolítica, el biopoder
se ejerce sobre el cuerpo individual bajo la figura del cuerpo como máquina,
una máquina que debe ser moldeada y entrenada por medio de duras técnicas
disciplinares para cumplir determinada función dentro de la sociedad y parti-
cularmente dentro del ciclo productivo, en este punto los cuerpos individuales
se convierten en un asunto político. En su segunda fase, el biopoder evoluciona
hacia la biopolítica, la cual a diferencia de la anatomopolítica ya no se centrará
en el cuerpo individual, sino en el cuerpo social como especie. El asunto polí-
tico será, en este punto, la vida biológica de una forma masiva, el poder sobre
la vida se realiza con el control de las poblaciones, mediante la utilización de
técnicas más sutiles que las disciplinares, pero incluso más eficaces.
De acuerdo con Foucault (2000), La disciplina de los cuerpos individuales y
la regulación sobre la sociedad van a permitir la organización del poder sobre
la vida en su conjunto. Con el advenimiento de las instituciones modernas se
instalará un nuevo derecho: “el de hacer vivir y dejar morir”, desplazamiento
este que marcará el viraje del poder soberano hacia el biopoder; dicho de otra
manera, el paso del Estado soberano nacional hacia un Estado biopolítico.
Es así como a mediados del siglo XVIII emerge una nueva forma de gobierno
de los otros cuyo objeto a gobernar ya no será el territorio sino la población en
su conjunto. De esta manera, surge la biopolítica la cual se desarrolla como una
nueva tecnología de gobierno que permitirá al Estado tener el control sobre la
vida humana:
La biopolítica nace como el disciplinamiento y la normalización en la modernidad, y
se enfoca en la protección de la vida para regularla. […] donde actúa la biopolítica y el
biopoder para controlar los cuerpos de cada individuo y de la población en la historia
moderna occidental (Martinez y Guarín S, 2014, p. 106).
El paso del poder soberano al biopoder implica una evolución en las for-
mas de gobierno del otro, producto de un proceso de adaptación de acuerdo
con las nuevas condiciones histórica que se presentan. Se pueden identificar,
por lo tanto, dos etapas de evolución en las formas de gobierno: la primera,
representada por el paso de la soberanía a la disciplina, con sus técnicas y
dispositivos de control sobre los cuerpos, que configuran la anatomopolítica
y, la segunda, cuando el control sobre los cuerpos evoluciona hacia el control
sobre la vida, con la generación de sus nuevas tecnologías de regulación y
control que enmarcan la biopolítica.
La biopolítica se establece como una nueva técnica de poder, diferente sus-
tancialmente a la anatomopolítica, sin excluirla y más bien complementándola.
112Las finanzas como nueva forma de gubernamentalidad: Un análisis desde la óptica foucaultiana
Narváez, V.
Más allá del control sobre los cuerpos, la biopolítica pretende la regulación de
la vida en todo su conjunto, esto es el gobierno de la población. El paso de la
anatomopolítica a la biopolítica se presenta como una evolución desde la dis-
ciplina del cuerpo al control y regulación sobre la vida. Mientras que, en las
sociedades de soberanía, el príncipe ostentaba el derecho de hacer morir con
la utilización de técnicas de tortura para ejercer control sobre los sujetos, en la
biopolítica las técnicas de control son prácticas racionalizadas científicas, como
la medicalización y el uso de todo un saber científico para realizar una planea-
ción social de la vida en su conjunto que propende por el mantenimiento de la
vida, esto es el “hacer vivir y dejar morir”.
La forma de gobierno sobre la vida está dirigida a la multiplicidad en tanto
esta construya una masa global: la población. Así entonces, la primera fase de
la biopolítica consiste en establecer bases de datos que permitan concentrar
información sobre la población, por lo que la estadística emerge como un ins-
trumento clave para medir y estimar los fenómenos de la población. De esta
manera, a partir del siglo XVIII, se modificarán las prácticas biopolíticas, ahora
orientadas por criterios de utilidad y eficacia, reorganizando así la función es-
tatal en la perspectiva de hacer funcional el bienestar general sobre el derecho
de “hacer vivir y dejar morir”. Por eso la biopolítica busca dar seguimiento a las
enfermedades que afectan a las poblaciones a fin de establecer medidas para
prevenirlas, lo que permitirá tener individuos más sanos y con mayor capaci-
dad productiva. Así mismo, se generan estrategias para disminuir accidentes,
aumentar las tasas de natalidad y disminuir las de mortalidad, la medicina se
vuelve fundamental en la biopolítica, tal como lo describe Ortiz-Arellano (2015):
El proceso de medicalización jugará un papel muy importarte en la conformación del
nuevo orden económico, ya que es la primera forma de intervención sobre el cuerpo, lo
cual le dará control sobre la población. Es la medicina una forma de socialización, una
forma colectiva de poder (p. 20).
A diferencia de las sociedades de soberanía que buscaban “hacer morir, dejar
vivir”, en la biopolítica se propende más por el mantenimiento de la vida, por
“hacer vivir, dejar morir”. Siguiendo a Foucault (1999), para la sociedad capita-
lista lo más importante era lo biopolítico, lo somático, lo corporal. El cuerpo es
una realidad biopolítica; la medicina es una estrategia biopolítica.
II.4. Biopolítica y gubernamentalidad y el problema de la libertad
La compleja trama que busca intervenir en el nuevo sujeto que es la pobla-
ción no se limita a la contraposición entre el “hacer morir” de la soberanía y el
“hacer vivir” del biopoder, como una dialéctica inseparable. Hacia finales de la
década de 1970, Foucault plantea que la biopolítica solo existe en el contex-
to de una tecnología más amplia que él denomina gubernamentalidad, la cual
representa una nueva racionalidad de gobierno. En oportunidades, existe la
113Contaduría Universidad de Antioquia – No. 83. Medellín, julio-diciembre de 2023
tendencia a utilizar como homologables los conceptos de biopolítica y guber-
namentalidad. Castro-Gómez (2015) plantea que tal disputa será aclarada en
los trabajados desarrollados por Foucault en los cursos orientados entre 1978 y
1979 y sobre el particular argumenta:
Un examen cuidadoso del lugar que ocupan estos dos cursos en el corpus de Fou-
cault nos enseña que el concepto de biopolítica es ‘provisional’ en la obra del filósofo,
y que el proyecto de una genealogía del biopoder anunciado en 1976 con la publicación
de La voluntad de verdad, fue definitivamente abandonado en nombre de un proyecto
mucho más amplio y ambicioso que el propio Foucault denominó Historia de la guber-
namentalidad (p. 65).
La biopolítica haría referencia al “poder sobre la vida”, en tanto la guberna-
mentalidad estaría encaminada hacia la “gestión de la vida”, en esta línea plan-
tea Foucault (2001):
Cuando se define el ejercicio del poder como un modo de acción sobre las acciones
de los otros, cuando se caracteriza esas acciones como el gobierno de los hombres por
otros hombres –en el sentido más amplio del término– se incluye un elemento muy im-
portante: la libertad. El poder sólo se ejerce sobre sujetos libres, y sólo en tanto ellos
sean libres. Por esto entendemos sujetos individuales o colectivos que están enfrenta-
dos a un campo de posibilidades en el cual diversas formas de comportarse, diversas
reacciones y comportamientos pueden ser realizados. (p. 254).
En ese sentido, el concepto de gubernamentalidad no requerirá construir
sujetos sujetados, que deban hacer tránsito por las instituciones de encierro,
diluyendo de alguna manera las relaciones saber–poder, en tanto la preocupa-
ción pasará ahora a otorgar plena libertad al individuo para gobernarse a sí mis-
mo, para hacerse empresario de sí mismo. Así las cosas, el Estado no será visto
como el universal político, que sea necesario comprender en su esencia o como
fuente autónoma de autoridad, sino como la instancia donde confluyen un con-
junto de transacciones entre las diferentes y muy diversas formas de poder, una
especie de paraguas debajo del cual se localizan el poder y el gobierno, en una
dinámica movediza que los imbrica en una interacción constante. Dicho en las
propias palabras de Foucault (2008):
El Estado no tiene entrañas, es bien sabido, no simplemente en cuanto carece de sen-
timientos, buenos o malos, sino que no las tiene en el sentido de que no tiene interior.
El Estado no es nada más que el efecto móvil de un régimen de gubernamentalidades
múltiples […]. No se trata de arrancarle su secreto, se trata de ponerse afuera y exami-
nar el problema del Estado, investigar el problema del Estado a partir de las prácticas
de gubernamentalidad (p. 83).
En este orden de ideas, el Estado se convertirá en institución de institu-
ciones, donde las tecnologías de poder se erigen y operan como técnicas de
gobierno; no de otra forma puede ser entendida cómo la gubernamentalidad
es para el Estado, lo que las técnicas disciplinarias son para el sistema penal o
114Las finanzas como nueva forma de gubernamentalidad: Un análisis desde la óptica foucaultiana
Narváez, V.
la biopolítica para las instituciones médicas (Foucault, 2006). Al hacer crisis la
razón de Estado, emerge una nueva racionalidad la cual está compelida a dejar
que las cosas pasen, que la sociedad se desarrolle y marche sin cortapisas de
poderes externos, sobre el primado de la libertad, que se asume como un co-
rrelato de los dispositivos de seguridad, haciendo de esta —la libertad—, una
tecnología de poder.
De igual manera, establece una relación de estos dispositivos de seguridad
con los postulados del liberalismo, lo que se explica a partir de la crisis de los
saberes sobre la Razón de Estado y la emergencia de una nueva racionalidad:
dejar que la gente haga y las cosas pasen, que la realidad se desarrolle y mar-
che. Así, se plantea la progresiva emergencia del problema de la libertad, que
se asume como correlato de la introducción de los dispositivos de seguridad,
haciendo de ella misma, la libertad, una tecnología de poder.
II.5. El paso de las sociedades disciplinarias a las sociedades de control
Desde el siglo XVII hasta mediados del siglo XX tuvo vigencia la denominada
Sociedad Disciplinaria, que buscaba disciplinar al individuo a partir de los deno-
minados centros de encierro. Allí,
El individuo pasaba sucesivamente de un círculo cerrado a otro, cada uno con sus
propias leyes: primero la familia, después la escuela (“ya no estás en la casa”), después
el cuartel (“ya no estás en la escuela’’), a continuación la fábrica, cada cierto tiempo el
hospital, y a veces la cárcel, el centro de encierro por excelencia (Deleuze, 2006, p. 1),
Constituyéndose la fábrica en un ejemplo emblemático del control de los
cuerpos, ya que en ella se hace posible “concentrar, repartir en el espacio, or-
denar en el tiempo, componer en el espacio–tiempo una fuerza productiva cuyo
efecto debe superar la suma de las fuerzas componentes” (Deleuze, 1995, p. 2)
y, donde el trabajador era considerado, más que un individuo, como un número
y un factor productivo útil en la medida que produjera más en el menor tiempo
posible y con un mínimo salario.
El tránsito entre las sociedades disciplinarias y las de control las recrea De-
leuze(2006), de la siguiente manera:
Quizá es el dinero lo que mejor expresa la distinción entre estos dos tipos de socie-
dad, ya que la disciplina se ha remitido siempre a monedas acuñadas que contenían
una cantidad del patrón oro, mientras que el control remite a intercambios fluctuantes,
modulaciones en las que interviene una cifra: un porcentaje de diferentes monedas to-
madas como muestras. El viejo topo monetario es el animal de los centros de encierro,
mientras que la serpiente monetaria lo es de las sociedades de control. Hemos pasado
de un animal a otro, del topo a la serpiente, tanto el régimen en el que vivimos como
en nuestra manera de vivir y en nuestras relaciones con los demás. El hombre de la
disciplina era un productor discontinuo de energía, pero el hombre de control es más
bien ondulatorio, permanece en órbita, suspendido sobre una onda continua (p. 3).
115Contaduría Universidad de Antioquia – No. 83. Medellín, julio-diciembre de 2023
Tanto desde la perspectiva de Foucault como de Deleuze, el tránsito de
Sociedad Disciplinaria a la Sociedad de Control define una nueva forma de orga-
nización empresarial: “Las fábricas son reemplazadas por las empresas, que son
formaciones dúctiles y cambiantes, las máquinas simples por sistemas compu-
tarizados de producción y control. La individualidad es sustituida por ‘divuales’
externos, informatizados e informatizables, que se desplazan en un espacio
virtual” (Deleuze, 2006 , p. 6). Antes, la mayoría de los trabajos y actividades
eran realizados por personas al interior de las fábricas. Ahora, estas acciones
son ejecutadas por máquinas programadas que son controladas por sistemas
expertos bajo la supervisión de un operario, que se limita a cumplir con las ór-
denes programadas de antemano automáticamente.
En lo relacionado con la producción y el trabajo, la fábrica está siendo reem-
plazada por la empresa, la cual es reducida a un contrato. La producción tec-
nologizada e instantánea, no se armoniza con el cuerpo mecanizado o cuerpo
polea de la cadena de montaje de la era industrial, requiere antes que nada del
uso intensivo de conocimiento que promueva la permanente innovación de los
procesos y de los productos, es decir antes que nada, necesita de conocimiento
como forma de agregación de valor en los procesos de producción, fenómeno
que no está al alcance de todos los cuerpos y que configura en la contempora-
neidad un nuevo sujeto explotado: el cognitario. Ya no es el capitalismo para la
producción, sino para el producto, “el servicio de venta se ha convertido en el
centro o en ‘alma’ de la empresa” (Deleuze, 2006 , p. 3). Lo que vende ahora es
la publicidad, es la imagen o representación social de la empresa, “el marketing
es ahora el instrumento de control social” (p. 3).
Cuando Foucault realiza el análisis de la gubernamentalidad, no lo esboza
como un simple recurso filosófico acerca de la genealogía de las tecnologías de
gobierno, sino que va más allá permitiendo realizar un diagnóstico del gobierno
en el presente. De esta forma, Foucault en una conferencia ofrecida en 1978 en
la ciudad de Kioto, Japón, anunciará que las sociedades disciplinarias entrarán
en crisis y perderán en parte su eficacia; diagnostico similar al ofrecido años
después por Gilles Deleuze en su reconocido Postcriptum sobre las sociedades
de control, en el cual afirma que las sociedades disciplinarias han entrado en
crisis y están siendo sustituidas por la así llamadas “sociedades de control”.
Comprender la gubernamentalidad que emerge en el nuevo escenario denomi-
nado postfordista, significa no desconocer la influencia decisiva que han tenido las
nuevas tecnologías de la información y la comunicación, que fomentan la interlocu-
ción en red, dispositivos éstos, que constituyen una especie que se autogobierne y
de paso se explote a sí misma creyendo estar inserta en las redes del progreso.
En este marco contextual, la máquina es mucho más eficiente y producti-
va, es un dispositivo de ahorro de poder, es un sistema abierto comunicado
con la exterioridad; percibe y analiza proyecciones; en cierta medida posee
116Las finanzas como nueva forma de gubernamentalidad: Un análisis desde la óptica foucaultiana
Narváez, V.
comportamiento autónomo, que responde inmediatamente a las imprevisiones
del contexto. Asistimos a una suerte de universo en proceso de automatización.
En estas sociedades se trabaja
Mediante máquinas de un tercer tipo, máquinas informáticas y ordenadores cuyo
riesgo pasivo son las interferencias y cuyo riesgo activo son la piratería y la inocula-
ción de virus. No es solamente una evolución tecnológica, es una profunda mutación
del capitalismo. Una mutación ya bien conocida y que puede resumirse de este modo:
el capitalismo del siglo XIX es un capitalismo de concentración, tanto en cuanto a la
producción como en cuanto a la propiedad (Deleuze, 2006, pp. 3-4),
en tanto el capitalismo de mediados del siglo XX y comienzos del XXI, se
configura como un capitalismo financiarizado, ficcional, rentístico, que desma-
terializa la producción y ruptura las bases sobre las cuales se había sustentado
la teoría del valor.
El capitalismo de la sobreproducción transfiere el riesgo a terceros, en eso
que se ha dado en denominar la tercerización: la oferta no está anclada en las
mercancías materiales producidas en la fábrica, sino en la oferta de servicios
y en la conversión de experiencias culturales en mercancías y, ante todo en la
demanda de acciones especulativas transadas en los mercados bursátiles, como
lo expresa Domínguez-López (2012):
Una de las manifestaciones de la terciarización es el desarrollo de los servicios fi-
nancieros, como parte del continuo crecimiento de los mercados financieros, de los
flujos de capitales en las transacciones de ese tipo y de la importancia de las entidades
relacionadas con el sector” (p. 121).
Deleuze (2006) anunciaba que, “tal vez sea el dinero lo que mejor expresa la
diferencia entre las dos sociedades, puesto que la disciplina siempre se remitió
a monedas moldeadas que encerraban oro como numero patrón, mientras que
el control refiere a intercambios flotantes” (p. 2).
II.5.1. El panóptico fordista como una forma de poder inscrito en el cuerpo
El fordismo se constituyó en uno de los ejemplos emblemáticos para entender
la intervención política del cuerpo por el capitalismo a través técnicas de mode-
lación de las conductas para hacer el cuerpo dócil y productivo: la medición del
tiempo de trabajo, la organización científica de la producción — taylorismo—,
el control en el aumento de la productividad, la especialización y la fragmenta-
ción del trabajo, la cadena de montaje, la vigilancia controlada y la explotación;
todas estas formas de organización y administración de los cuerpos en la fábrica
—como espacio de confinamiento— se erigieron en los modernos métodos de
creación de plusvalor. Esta intervención estuvo atravesada por un funcionamiento
automatizado del poder con un ojo que controlaba sin ser visto y un
proceso de acumulación [que] estaba caracterizado por mecanismos disciplinarios
directos, destinados a la producción material y a la subsunción formal del trabajo por
117Contaduría Universidad de Antioquia – No. 83. Medellín, julio-diciembre de 2023
parte del capital: subsunción formal en la medida en que la convención del trabajo asa-
lariado se fundaba sobre la separación entre tiempo de trabajo y tiempo de no–trabajo
(Fumagalli, 2010, p. 68).
En la era industrial, el plusvalor es consustancial a los procesos de interven-
ción política de los cuerpos.
La importancia que fue adquiriendo el taylorismo como propuesta de orga-
nización científica del trabajo a comienzos del siglo XX y que se verá materiali-
zada formalmente a través de fordismo, significó para muchos una confirmación
—así sea tardía— de la teoría del valor, es decir de la subsunción real del tra-
bajo al capital, que acarrea por supuesto la separación entre las funciones de
concepción y ejecución, expropiando al obrero su saber en el oficio, para de
igual forma quitarle el control en los tiempos de producción, esto es separar
la planeación de la ejecución. La empresa como institución panóptica, con sus
reglas y dispositivos de funcionamiento, será desde entonces la encargada de
determinar los ritmos y tiempos en que deben ser ejecutadas las tareas, que
serán rigurosamente cuantificadas y predeterminadas para extractar la máxi-
ma utilidad en el mínimo tiempo. Al eliminar toda dimensión intelectual en la
ejecución del trabajo, por parte de los obreros, lo que quedará será la energía
física convertida en mercancía, cuya eficacia será medida con una herramienta
de racionalidad moderna: el tiempo del reloj.
El modelo taylorista-fordista, fue la forma de organizar el trabajo en el con-
finamiento de la fábrica, convirtiéndose en un modelo de regulación social, en
una instancia de intervención biopolítica de la población, pues con este modelo
nacería la “sociedad de masas” atravesada por el consumo y mediada por la
publicidad como fuerza motora para construir necesidades superfluas y que
predominaría en los países considerados desarrollados, desde finales la segunda
guerra mundial hasta la crisis del modelo fordista-keynesiano de los años de
1970. Harvey (1990), había dicho que lo excepcional de Henry Ford era:
[…] El reconocimiento explícito de que producción en masa significaba consumo
en masa, de un nuevo sistema de reproducción de la fuerza de trabajo, de una nueva
política de control y gerencia del trabajo, una nueva estética y una nueva psicología, en
suma, un nuevo tipo de sociedad democrática, racionalizada, modernista y populista”
(p. 120).
II.5.2. Crisis del Fordismo y las transformaciones de los modelos de
acumulación
En el capitalismo la actividad económica está dirigida a la acumulación priva-
da que busca en sus inicios la realización de dinero por medio de la producción
e intercambio de mercancías, consolidando a la empresa como el principal agen-
te económico encargado de la acumulación. En el transcurso de los últimos dos
siglos de producción capitalista los modos de acumulación se han transformado
118Las finanzas como nueva forma de gubernamentalidad: Un análisis desde la óptica foucaultiana
Narváez, V.
de manera estructural. El capitalismo comercial de los siglos XVII y XVIII cuya
base se sustentaba en la producción artesanal, ha sido sustituido por la produc-
ción en masa que trajo consigo el capitalismo industrial, desarrollado a partir
del siglo XIX bajo el modelo de producción conocido como fordismo el cual se
basaba en la combinación de maquinización de la producción, especialización
del trabajo y reducción de costos, lo cual revolucionó el mercado en el siglo XX,
no obstante, desde finales de la década del 60, el modelo fordista sustentado
en la producción industrial que representaba el logro de una inmensa potencia
productiva, comenzaría a mostrar signos de debilitamient (De Giorgi, 2016),
como consecuencia de la caída de la productividad en los países industriales,
lo que originó que fuese cada vez más difícil asegurar la rentabilidad generando
una rápida caída de la tasa de ganancia , lo que marcaría el inicio de la crisis del
capitalismo industrial, pues es la tasa de ganancia la variable fundamental que
determina el crecimiento económico en el sistema capitalista.
Desvanecida la utopía panóptica, por sus rígidas estructuras inoperantes,
como consecuencia de las transformaciones tecnológicas y de la velocidad
impresa por estas en los procesos productivos, los mercados optarían, en los
inicios de los años de 1970 por tercerizar la producción y los riesgos. Así las
cosas, las otrora factorías fordistas reducirían paulatina pero sistemáticamen-
te, año tras año, la producción a gran escala, sobreviniendo en su reemplazo
la externalización y la subcontratación de pequeñas partes y componentes más
complejos, para posteriormente generar procesos de ensamblaje, reduciendo
sustancialmente los costos de producción.
Fueron los años de 1960 y 1970, cuando esa compleja variación de factores des-
critos, llevaría a un largo declive la tasa de ganancia de los capitalistas y posterior
crisis del modelo fordista, surgiendo como consecuencia grandes desajustes inter-
nos de la producción, entre ellos se encuentra la ralentización de la innovación tec-
nológica y la limitación a las mejoras en el proceso productivo, causado por altos
costos que implicaron el mantenimiento de grandes masas de capital fijo.
Todos estos fenómenos estuvieron acompañados por dos sucesos trascen-
dentales que se generaron en 1971. Por un lado, la renuncia de la administración
Nixon a respaldar el valor del dólar con sus reservas propias de oro y, por otro,
la caída de los acuerdos de Bretton Woods. Dichos acuerdos habían surgido
como resultado de la conferencia monetaria y financiera de las Naciones Unidas,
realizada en Estados Unidos en el complejo hotelero de Bretton Woods, en julio
de 1944. En esa conferencia quedaron establecidas ciertas reglas para regular
las relaciones comerciales y financieras entre los países más industrializados
del mundo, buscando poner fin al periodo de proteccionismo estatal generado
después de la Primera Guerra Mundial. Estos acuerdos se sustentaban en que
para alcanzar la paz era imprescindible establecer relaciones comerciales entre
países, basadas en políticas librecambistas. El principal gestor de estos acuer-
119Contaduría Universidad de Antioquia – No. 83. Medellín, julio-diciembre de 2023
dos fue Estados Unidos, país que se consolidaría como la economía más fuerte
del mundo después de la Segunda Guerra Mundial, debido a que no sufrió la de-
vastación por la que pasaron los países europeos con la conflagración, lo que le
permitió experimentar crecimiento industrial acelerado pues contaba con una
fuerte industria manufacturera, lo que llevó a una gran acumulación de capital.
Por lo tanto, al consolidarse Estados Unidos como la mayor potencia mundial
sería el país más beneficiado con la implantación de políticas de liberalización
del comercio mundial, puesto que estas le permitirían contar con un mercado
mundial para sus exportaciones y tendría acceso sin restricciones a las materias
primas necesarias para su producción.
Es así como con el acuerdo de Bretton Woods se pone en marcha un nuevo
orden económico internacional y se establece un sistema monetario interna-
cional, con tipo de cambio sólido y estable fundamentado en el dominio del
dólar, para lo cual se adoptó lo que se denominó “patrón oro”, con el cual
Estados Unidos se comprometía a mantener el precio del oro en 35 dólares
por onza, facultándosele a la vez, para cambiar dólares por oro a ese precio
sin restricciones ni limitaciones. En los acuerdos, también se decidió la crea-
ción del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, organizaciones
que empezarían a funcionar en 1946, usando el dólar estadounidense como
moneda de referencia internacional.
Hacia 1971 se originaría la ruptura de los acuerdos de Bretton Woods, cuya
principal consecuencia sería el desenganche del patrón oro como referencia
cambiaria decretada por la administración de Richard Nixon, quien se rehúsa a
respaldar el valor del dólar con sus reservas propias de oro.
A raíz de la desmaterialización total de la moneda y su definitivo desengan-
che del oro, las principales potencias económicas comenzaron a abandonar
dicho patrón, y la economía mundial pasó a regirse por un sistema de tipos
cambiarios fluctuantes o de mayor flexibilidad y con ello nacería la supremacía
de una globalización de corte financiero y especulativo, en razón a que con la
caída de los acuerdos de Bretton Woods, aparecerían las monedas fiduciarias
sin el basamento de ningún valor en metal y la consiguiente pérdida de confian-
za en los bancos centrales.
III. Las finanzas como una nueva forma de gubernamentalidad
Margaret Thatcher, la denominada “Dama de Hierro”, decía con cierta ale-
vosía de prepotencia que: “La economía es el método, el objetivo es cambiar el
alma”. Por supuesto que tal aseveración constituyó un acto premonitorio a la
implantación de neoliberalismo, que debe ser entendido, no simplemente como
una ideología del libre mercado o una teoría económica, sino ante todo como
una nueva forma de racionalidad gubernativa del capitalismo, en su etapa exa-
cerbada de acumulación rentística, también denominada financiarización.
120Las finanzas como nueva forma de gubernamentalidad: Un análisis desde la óptica foucaultiana
Narváez, V.
Para las postrimerías del siglo XX y comienzos del XXI, se instauraría una
forma de capitalismo financiarizado y rentístico que coloca en relación capital y
conocimiento, en una cadena
continua y exponencial de transformación del saber en capital, o sea, en mercancía
ficticia, [generando] un proceso‒fetiche, en el cual el valor de cambio del conocimiento
aumenta artificialmente pero su valor de uso social disminuye en razón de su privatiza-
ción y de su escasez (Sierra-Caballero, 2016, p. 12).
En este sentido, la economía capitalista contemporánea ha venido mutado
hacia el mundo rentístico de la financiarización, cuyos rasgos de comportamien-
tos son contradictoriamente inciertos, pero profundamente eficaces en la apro-
piación rentística del capital o, dicho de otra manera, el capital financiero se
constituye en el eje de la apropiación y de la concentración del valor, lastrando
de paso la generación de riqueza. En términos de Aglietta y Rebérioux (2009):
Ese proceso de “financiarización” procede de un movimiento doble. El primero es el
crecimiento de la liquidez y de la profundidad de los mercados de capitales, traducción
de una multiplicación de la descomposición y de la trasferencia de los riesgos. El segun-
do es la afirmación, en esos mismos mercados, de los fondos de inversión encargados
de la gestión de un ahorro cada vez más importante (p. 19).
La financiarización de la economía es un fenómeno que ha sido ampliamen-
te debatido en los últimos años. Se trata de un proceso en el que la actividad
financiera se ha vuelto cada vez más importante en relación con la actividad
productiva, lo que ha llevado a una creciente influencia del sector financiero en
la economía en general. Desde la perspectiva de Michel Foucault, este proceso
puede ser entendido como una forma de poder que se ejerce sobre la sociedad.
En la obra de Foucault, “El Nacimiento de la Biopolítica”, se discute el papel que
juega la economía en la sociedad moderna. Según Foucault (2008), la economía
se ha convertido en una forma de poder que se ejerce sobre la sociedad.
III.1. Financiarización y gobierno de la vida
La financiarización constituye una variante capitalista, bautizada como
neoliberalismo, sustentada en la ficción monetaria desenfrenada en el detri-
mento, invisibilización y, quizá borramiento, de la economía de intercambio
y de la producción, estatuyendo otra fase de reproducción del capital, en la
cual la exacerbación de las finanzas, la pérdida de preeminencia de la indus-
tria y la emergencia de nuevas formas empresariales —las llamadas economías
del conocimiento y de la experiencia— han hecho que el otrora capitalismo
comercial de base artesanal desarrollado en los siglos XVII y XVIII y el capi-
talismo industrial tradicional del siglo XIX, sean fracturadas en sus cimientos
estructurales de funcionamiento, pasando así ha estatuir la hegemonía del mer-
cado financiero —financiarización—, producto del debilitamiento del antiguo
modelo capitalista industrial de corte fordista y el nacimiento del capitalismo
121Contaduría Universidad de Antioquia – No. 83. Medellín, julio-diciembre de 2023
de los servicios del conocimiento y la especulación. Pero lo que hay que dejar
claramente planteado, es que el neoliberalismo financiarizado, antes que una
ideología o una propuesta económica es —a la usanza foucaultiana— una nue-
va forma de gubernamentalidad o racionalidad de gobierno contemporánea, así
lo plantea Hernández (2017):
Antes de la aparición de las diferentes teorías del postfordismo, de las ideas de la
acumulación flexible y la desregulación laboral o del capitalismo desorganizado y la
financiarización de la “economía real”, Michel Foucault justo intentaba mostrar que
el neoliberalismo, no es el regreso alegre a las anquilosadas teorías liberales del siglo
XVIII y XIX europeos, sino que es ‒antes que nada‒ una gubernamentalidad completa-
mente distinta a la típicamente liberal.
Desde esta perspectiva el neoliberalismo, antes que ser una ideología o un estricto
programa económico, es un modo de gobernar la vida social e individual. Analizar el
neoliberalismo, en este sentido, como una racionalidad gubernamental, implica atender
cómo se organizan y estructuran, no solo las acciones estatales, sino también el com-
portamiento de los gobernados (p. 166).
En términos concretos, el neoliberalismo financiarizado, no solo constituye
la articulación entre el Estado y el mercado, con la preminencia de este último,
encaminado al gobierno y regulación de la población sino, ante todo, una forma
de economía del capital.
A partir de febrero de 1997, nos dice Albarracín y Gutiérrez (2012):
70 gobiernos concertaron un acuerdo sobre los servicios financieros que abarcó más
del 95 por ciento del comercio de servicios bancarios, de seguros, de operaciones con
valores y de información financiera (OMC, 2011) abriendo paso a una libertad sin límites
para el capital, bajo las reglas globales de la Organización Mundial del Comercio al dic-
tado de los grandes países occidentales. Coincide con ello la satanización académica y
cultural de la regulación del capital, imprescindible en un sistema de monedas y divisas
flexibles en mercados desiguales de renta y productividad (p. 357).
Como está visto, la financiarización no hace alusión únicamente a aspectos
eminentemente económicos, sino también a una suerte de intervención finan-
ciarizada de la vida en su conjunto de la población. Dicho de otra manera, a la
emergencia de una nueva forma de gubernamentalidad neoliberal cuyo centro
nodal de captura se desplaza a la especulación y ficción del dinero direccionado
por un gobierno económico mundial —como OMC, FMI, Foro Económico Mun-
dial, etcétera—.
El neoliberalismo “no actúa directamente sobre los procesos económicos, sino sobre
su marco social, pero tampoco interviene como contrapunto del mercado, allí donde
este genera desigualdad, exclusión, etc. y para corregir sus efectos destructivos, sino que
interviene sobre la sociedad misma en su trama y su espesor” (Foucault, 2008, p. 179).
En este sentido, la gubernamentalidad neoliberal interviene a la sociedad, no
limitando las acciones del Estado a la usanza del proyecto liberal clásico, sino
122Las finanzas como nueva forma de gubernamentalidad: Un análisis desde la óptica foucaultiana
Narváez, V.
imponiendo mecanismos de competición del mercado, los cuales deben cumplir
un papel regulador, esto es hacer posible la funcionalidad del mercado global
cuyo poder no tendrá un centro único de legitimación del poder. Siguiendo la
perspectiva planteada por Patarrollo Rengifo (2012), a diferencia del enfoque del
liberalismo clásico, donde el mercado era visto como algo inherente a la natu-
raleza, el neoliberalismo gubernamental adopta una posición de desconfianza
hacia la concepción naturalista del mercado y busca establecer condiciones arti-
ficiales para promover un mercado de competencia.
Según Foucault (2002), las finanzas pueden ser entendidas como una herra-
mienta de poder que se utiliza para controlar y gestionar la economía. En su
obra “Vigilar y Castigar”, Foucault explora la idea de que el poder se manifiesta
de diferentes maneras en la sociedad, y una de ellas es a través de la disciplina
y el control de los cuerpos y las acciones de las personas. En el caso de las fi-
nanzas, podemos ver cómo el poder se ejerce a través del control del dinero y
la inversión, lo que permite a ciertas personas y organizaciones mantener su
dominio sobre la economía. En este sentido, Foucault sostiene que “el poder
no es algo que se posea, algo que se retiene; es algo que se ejerce y que se
dispersa” (Foucault, 2002). Es otras palabras, el poder no es algo que se pueda
controlar completamente, sino que se ejerce en diferentes situaciones y en dife-
rentes niveles. En el caso de las finanzas, el poder se convierte en una forma de
control y poder que se ejerce a través del conocimiento y la información. Como
afirma Foucault (2002), “El poder produce conocimiento, lo sabe y lo utiliza; el
conocimiento efectúa al poder, lo representa y lo legitima” (s.p.p.x), el poder y
el conocimiento están estrechamente relacionados, y en el caso de las finanzas,
el conocimiento es una forma de poder que se utiliza para mantener el control
sobre la economía.
Así mismo en su obra, Foucault (2006) explora la idea de las finanzas como
una herramienta para gobernar y controlar la economía y la sociedad.
La gubernamentalidad es el conjunto constitutivo de los discursos, las instituciones,
las técnicas y los procedimientos que permiten ejercer esa forma bastante específica,
aunque compleja, de poder que tiene por blanco principal la población, por forma de sa-
ber la economía, y por instrumento técnico esencial los dispositivos de seguridad (p. 136),
y en el caso de las finanzas, estas técnicas y procedimientos incluyen la regu-
lación de los mercados financieros, la emisión de moneda, la gestión de la deu-
da pública, entre otras, todas estas herramientas permiten al Estado controlar y
regular la economía y, por lo tanto, ejercer su poder sobre la sociedad.
Además, la financiarización de la economía también implica una forma de
producir conocimiento sobre la economía y la sociedad. La actividad financie-
ra produce conocimiento sobre los flujos de capital, la actividad económica y
financiera de las empresas y el Estado, lo que permite a los actores económicos
ejercer su poder sobre la sociedad.
123Contaduría Universidad de Antioquia – No. 83. Medellín, julio-diciembre de 2023
Por otro lado, la financiarización de la economía también tiene implicaciones
políticas y sociales. Según Foucault (2001), el poder se ejerce a través de relacio-
nes de poder, lo que implica que algunos actores económicos tienen más poder
que otros. En el caso de la financiarización de la economía, esto se traduce en
que el sector financiero tiene más poder que otros sectores económicos, lo que
puede llevar a una mayor desigualdad social y económica. En su obra “El Naci-
miento de la Biopolítica”, Foucault discute cómo la economía se ha convertido
en una forma de poder que se ejerce sobre la sociedad. Según Foucault 2008), la
economía ha asumido un papel preponderante en la sociedad moderna, y la fi-
nanciarización de la economía es una muestra de ello. En este sentido, la finan-
ciarización de la economía puede ser entendida como una forma de gobierno de
la economía y la sociedad.
III.2. La contabilidad como forma de gubernamentalidad
Michel Foucault, en su obra “Seguridad, territorio y población”, introdujo el
concepto de gubernamentalidad para analizar cómo el poder se ejerce sobre las
sociedades modernas. Según Foucault (2006), la gubernamentalidad se refiere
a las técnicas y prácticas a través de las cuales se gobierna a las personas y se
regulan sus comportamientos. Desde esta perspectiva, podemos ver en la ac-
tualidad cómo las finanzas y la contabilidad, se han convertido en formas de
gubernamentalidad. En primer lugar, estas dos disciplinas son fundamentales
para el funcionamiento de las economías modernas, a través de la contabilidad,
se recopilan y procesan datos financieros que permiten medir y controlar el
rendimiento económico de las organizaciones, tanto públicas como privadas,
datos son utilizados por los gobiernos y las instituciones financieras para tomar
decisiones y regular la actividad económica.
De igual manera las finanzas y la contabilidad están imbuidas de normas
y reglamentos que establecen cómo deben llevarse a cabo las transacciones
financieras y cómo se deben presentar los informes contables. Estas normas,
como las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF) actúan como
dispositivos de poder que imponen ciertos criterios y prácticas contables, es-
tableciendo lo que es considerado válido y legítimo en el ámbito financiero.
En este sentido desde la perspectiva de Michel Foucault, la contabilidad y las
Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF) se configuran como
dispositivos de poder que ejercen control y regulación en las sociedades mo-
dernas. Foucault argumenta que el poder no se limita a estructuras políticas
o instituciones, sino que se manifiesta a través de diversas formas de conoci-
miento y prácticas que moldean y gobiernan a los individuos. De esta forma el
capitalismo contemporáneo estructura formas de regulación desde los centros
de producción normativa global, a instancias de la llamada gobernanza global,
que no están desligadas de las dinámicas de lo que Hardt y Negri (2002) han
124Las finanzas como nueva forma de gubernamentalidad: Un análisis desde la óptica foucaultiana
Narváez, V.
denominado imperio, escenario donde las soberanías nacionales se ven dina-
mitadas por las dinámicas globales cuyo poder no tendrá un centro único de
legitimación del poder.
En la contabilidad podemos identificar varios aspectos en los que se mani-
fiesta su carácter de dispositivo de poder. En primer lugar, las NIIF establecen
un conjunto de normas y reglamentos que determinan cómo deben prepararse y
presentarse los estados financieros de las organizaciones. Estas normas son de-
sarrolladas por organismos internacionales y adoptadas por numerosos países,
lo que les confiere una autoridad y legitimidad global. Al imponer una serie de
reglas contables estandarizadas, las NIIF actúan como una forma de poder que
define qué información es considerada válida y legítima en el ámbito financiero.
Estas normas determinan cómo se deben medir y reportar los activos, pasivos,
ingresos y gastos de una organización, influyendo así en la toma de decisiones
tanto de empresas como de gobiernos. Además, las NIIF también ejercen poder
al establecer criterios de evaluación y comparabilidad entre distintas organiza-
ciones. Al exigir la aplicación de las mismas normas contables, se busca generar
información financiera comparable que facilite la toma de decisiones de inver-
sión y la valoración de empresas. Sin embargo, esta estandarización también
implica una homogeneización y simplificación de la realidad económica, lo que
puede ocultar aspectos relevantes y reforzar ciertas relaciones de poder.
Otro aspecto en el que la contabilidad se configura como dispositivo de
poder es en su capacidad para influir en la gestión y el control de las organi-
zaciones y los individuos. Las prácticas contables y financieras se utilizan para
evaluar el desempeño de las empresas y los empleados, estableciendo métricas
y criterios de rendimiento. Esto crea una disciplina y una presión constante para
cumplir con los estándares contables y financieros, orientando las acciones y
comportamientos hacia la maximización de los resultados económicos.
IV. Conclusiones
Las finanzas se consolidan hoy como una nueva forma de gubernamentalidad
o de gestión de la vida, que ha emergido como una variante del “poder”, entendi-
do este bajo la óptica Foucaltiana como el conjunto de las prácticas desarrolladas
con el objetivo de gobernar a los otros, y que se ha manifestado de diferentes
formas a lo largo de la historia, pasando por el poder soberano que prohíbe y
sanciona, el poder disciplinario que disciplina y vigila, el biopoder que busca in-
tervenir la vida de las masas y, por último, la gubernamentalidad que se desarrolla
como una nueva forma de gobierno basada en la gestión de la vida, la cual gira en
torno a los flujos productivos y más precisamente en función de un capitalismo
financiarizado, surgido a la luz de las trasformación del modelo de acumulación
basado en la producción capitalista que, después de pasar por una fase artesa-
nal e industrial, ha entrado en una fase de reproducción del capital en la cual la
125Contaduría Universidad de Antioquia – No. 83. Medellín, julio-diciembre de 2023
exacerbación de las finanzas ha llevado a la pérdida de preeminencia de la econo-
mía de intercambio y de la producción.
Desde la perspectiva de Michel Foucault, la financiarización de la economía
puede ser entendida como una forma de gobierno de la economía y la sociedad,
en la que el sector financiero tiene un papel preponderante: podemos enten-
der las finanzas como una herramienta de poder que se utiliza para controlar
y gestionar la economía. El poder se ejerce a través del control del dinero y la
inversión, y se apoya en el conocimiento y la información para tomar decisiones
financieras y controlar el mercado. En última instancia, las finanzas se convier-
ten en una forma de poder que se utiliza para mantener el control sobre la eco-
nomía y mantener el dominio sobre la sociedad.
Las finanzas y la contabilidad se conciben actualmente como formas de guber-
namentalidad, ya que son herramientas de poder que permiten regular y gobernar
las prácticas financieras de las organizaciones y los individuos. A través de la apli-
cación de normas y reglamentos, estas disciplinas establecen criterios de validez
y legitimidad, y se convierten en dispositivos de control y gestión económica.
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