Chica-Fernández, A. (2023). La gestión de la vida
cotidiana: algunas contra-cuentas empíricas sobre
la existencia del otro. Contaduría Universidad
de Antioquia, 82, 159-172. Doi: https://doi.
org/10.17533/udea.rc.n82a07
La gestión de la vida cotidiana:
algunas contra-cuentas empíricas
sobre la existencia del otro
Ángela María Chica-Fernández
amchicaf@unal.edu.co
Orcid: 0000-0003-3316-9307
Universidad Nacional de Colombia – Sede Bogotá
A Dios, por su incansable amor en mis tiempos de ingratitud.
“Pero un día
Tú venías, yo iba.
Nos encontramos en la mitad del puente
De esto que llamamos Tiempo o Vida.
No hubo nunca una cita más bella que esta cita.”
Eduardo Carranza Fernández
Fragmento de Poema como una quemadura
La gestión de la vida cotidiana: algunas contra-cuentas empíricas sobre la existencia del otro
Resumen: Algunos sociólogos han caracterizado al ser actual como un ente consumido por la individualización,
la necesidad de perfección y la competencia continua; según la teoría, esto desemboca en comportamientos
que hacen que el otro se pierda de vista y se considere principalmente como una competencia. El documento
desarrolla la racionalidad con la cual este individuo gestiona su vida considerando al otro como un medio que
representa una posibilidad de obtención de beneficios que aportan a la construcción de su Yo Ideal, con ello, se
expone una crítica a esta visión, se resalta lo bello de la existencia del otro y se presentan argumentos con los
cuales se recuerda que el tiempo del otro no se ha perdido por completo.
Palabras clave: Otro, cuentas, gestión, tiempo, cambio.
The management of daily life: some empirical counter-accounts on the existence of the other
Abstract: The modern human being has been characterized by some sociologists as an entity consumed by
individualization, the need for perfection, and continuous competition. According to theory, this leads to
behaviors that cause one to lose sight of the other and to regard them primarily as competitors. This paper
develops the rationality with which this individual manages their own life while regarding the other as a potential
source of benefits that could help them create their Ideal Self. Through this, a criticism of this vision is revealed,
the beauty of the other’s existence is highlighted and arguments are presented to remind us that the other’s time
is not completely lost
Keywords: Other, accounts, management, time, change.
A gestão da vida cotidiana: alguns contra-relatos empíricos sobre a existência do outro
Resumo: Alguns sociólogos têm caracterizado o ser atual como uma entidade consumida pela
individualização, pela necessidade de perfeição e pela competição contínua; Segundo a teoria,
isso leva a comportamentos que fazem com que o outro seja perdido de vista e levado em conta
principalmente como competição. O documento desenvolve a racionalidade com que esse indivíduo
administra sua vida considerando o outro como um meio que representa uma possibilidade de
obtenção de benefícios que contribuem para a construção de seu Eu Ideal, com isso, expõe-se uma
crítica a essa visão, destaca-se a beleza da existência do outro e são apresentados argumentos com
os quais se lembra que o tempo do outro não foi totalmente perdido.
Palavras-chave: Outro, relatos, gestão, tempo, mudança.
La gestion de la vie quotidienne : quelques contre-comptes empiriques sur l’existence de l’autre.
Résumé: Certains sociologues ont caractérisé l’être humain actuel comme une entité rongée par
l’individualisation, le besoin de perfection et la compétition permanente. Selon cette théorie, cela
conduit à des comportements qui font perdre de vue l’autre et le considérer avant tout comme une
concurrence. Cet article développe la rationalité avec laquelle l’individu gère sa vie en considérant
l’autre comme un moyen qui représente une possibilité d’obtenir des bénéfices contribuant à la
construction de son Moi Idéal. On expose ainsi une critique de cette vision, on souligne la beauté de
l’existence de l’autre et on présente des arguments avec lesquels on rappelle que le temps de l’autre
n’a pas été complètement perdu.
Mots clés : l’autre, comptes, gestion, temps, changement.
161Contaduría U niversidad de Antioquia – No. 82. Medellín, enero-junio de 2023
Cont. udea (enero-junio), pp. 159-172. © Universidad de Antioquia-2023.
La gestión de la vida cotidiana: algunas contra-
cuentas empíricas sobre la existencia del otro
Angela María Chica Fernández
https://doi.org/10.17533/udea.rc.n82a7
Este artículo – ensayo ocupó el primer puesto en el IX encuentro nacional y IV encuentro latinoamericano
del Ensayo Contable, realizado por el Departamento de Ciencias Contables de la Universidad de Antioquia.
I. Introducción
Es noviembre de 2019. Me siento a rememorar, tal vez para “auto consolar-
me” por los tiempos no tan buenos. Soto-Aparicio (1976) alguna vez escribió
que “eso de recordar era algo grave” (p. 11) y es cierto, porque, aunque uno no
quiera, el corazón se oprime. Mis pensamientos me llevan unas semanas atrás,
en las que a mi manera me estaba sometiendo a las quemaduras internas que
produce el encierro en sí mismo, que paradójicamente era en realidad la nece-
sidad de escapar de uno mismo debido a las grietas que brotaron por dentro a
través de varios años; ya que, al igual que Kafka podría reconstruir una Carta al
padre con mi propia versión, dirigida hacia otro destinatario que por coinciden-
cia es homónimo del original.
Me percato de que mi situación se hacía manifiesta en la realización de un
sinfín de actividades que imperceptiblemente le iban quitando contemplación
a la vida, todo con el propósito inconsciente de no querer aceptar que en el
pecho había algo que incomodaba y que aquello que otros consideraban digno
de elogios por conseguir desarrollar una buena gestión del tiempo no era más
que la agonía que siente alguien que está cediendo a “esa temporal debilidad de
ánimo que suele conocerse como depresión” (Saramago, 2015a, p. 11).
Además de esto, el panorama que hasta el momento me habían presentado
los diálogos implícitos en algunas experiencias propias y otras cercanas respecto
al “manejo de la vida” y al relacionamiento con el otro no eran muy alentadores.
Por un lado, la sociedad con cierto cinismo ha reclamado y aconsejado que “ya
no se puede confiar en nadie porque se han perdido los valores y todo el mundo
162La gestión de la vida cotidiana: algunas contra-cuentas empíricas sobre la existencia del otro
Chica-Fernández, A.
es interesado”; por otro lado, varios sociólogos se han encargado de analizar, ca-
racterizar y describir los tiempos actuales como una época en la que solo coexis-
ten seres individualistas, obsesivos por la excelencia y que han perdido de vista
a sus compañeros de camino como consecuencia de estar determinados por los
cambios sociales de lo que se conoce con el nombre de posmodernidad.
Aparentemente el mensaje era claro, había que pensar siempre en uno
mismo y ponerse en primer lugar, porque uno se preocupa por lo demás, pero
nadie se preocupa por uno. No obstante, a mitad de mis recuerdos llegan a mi
mente los rostros de varias personas que me habían acompañado por intervalos
en ese melancólico camino que parecía no tener fin, y que, sin saberlo, propo-
nérselo o imaginárselo, me brindaron su abrazo empático, su mirada cómplice
y su escucha atenta cuando en extraños momentos —por impulso— dejaba
escapar los sentimientos que siempre guardaba para mí. Fueron esas “peque-
ñas cosas” las que han hecho que hoy agradezca su existencia, ya que siento en
carne propia lo que expresa aquella frase atribuida a Camus: “si aquellos a quie-
nes comenzamos a amar pudieran saber cómo éramos antes de conocerlos…
podrían percibir lo que han hecho de nosotros”. Esto hizo que mi corazón se
estremeciera ante lo que la mayoría del mundo —tanto popular como teórica-
mente— daba por sentado.
Descubro que estoy exhausta y que no me convence la idea de que debamos
aceptar sin cuestiones la realidad presentada por estos discursos… ¿Acaso no
tenemos más opciones que inmiscuirnos en una competencia agresiva con el
otro? ¿Debemos siempre observarlo con recelo para que no nos despoje de nues-
tra felicidad? ¿Tenemos que racionalizar nuestros sentimientos porque la con-
cepción predominante es que “el mundo es una comedia para los que piensan, y
una tragedia para los que sienten” (Walpole citado por Bauman, 2002, p. 60)?
En ese marco, y tomando como referencia principal la tendencia que tiene
el individuo posmoderno de gestionar su vida como un proyecto empresarial,
pretendo exponer la racionalidad por la cual se podría afirmar que este lleva
cuenta y razón de su existencia basándose en un análisis de costo-beneficio.
A partir de allí, realizo una reflexión vivencial sobre la necesidad de recuperar
el tiempo del otro, exalto la importancia que el mismo tiene en nuestra vida y
rechazo la posibilidad de rendirnos ante la idea de que la desaparición del otro y
el individualismo son hechos indiscutibles.
Considero que en ocasiones el acto de escribir funciona como una catarsis
de emociones; por ello, cabe aclararle al lector que el presente ensayo no ha
sido más que una excusa —o la oportunidad perfecta— para levantar una voz
en contra del olvido del otro y plasmar mis sentimientos frente a esos otros que
han hecho, y espero, sigan haciendo contra-cuentas en mi existencia.
El documento se compone de cuatro partes incluyendo la presente introduc-
ción. En el primer apartado expongo mi interpretación administrativa y contable
163Contaduría U niversidad de Antioquia – No. 82. Medellín, enero-junio de 2023
sobre algunas de las ideas principales de las visiones sociológicas existentes que
tratan sobre la identidad y el comportamiento del individuo actual; así, resalto
los elementos que orientan su proyecto empresarial biográfico, presentando un
balance simbólico de la “contabilidad de su vida”, en donde percibe al otro como
una fuente de beneficios. En el segundo apartado, realizo una crítica frente a
esta concepción y expongo argumentos vivenciales que conforman mis contra-
cuentas sobre la existencia del otro, para así, concluir con una exhortación que
tiene como propósito abogar para que el tiempo del otro sea recuperado.
II. Vicisitudes de la época: la vida como proyecto empresarial
Luego del paso de la sociedad industrial a la contemporánea, la realidad con-
tada por algunos sociólogos nos presenta una posmodernidad que trajo consigo
el desarraigo de valores e instituciones tradicionales que amoldaban la existen-
cia del individuo; su identidad ya no está restringida a la clase social, ha roto los
lazos con los referentes que le brindaban dirección.
Ahora tiene libertad, pero se encuentra perdido, y no precisamente porque
carezca de opciones para darle rumbo a su vida. El determinismo social fue
desplazado por un policentrismo en el cual abundan gran variedad de modelos,
todos “perfectos” (Aubert y De Gaulejac, 1993). La publicidad también ha hecho
lo suyo haciéndole creer que el ser es cuestión de tener1 y le hostiga diariamen-
te con ideales que le recuerdan que solamente será digno si se convierte en eso
que la sociedad espera que sea.
Al intentar configurar su prototipo con base en todas estas posibilidades, el
individuo termina perteneciendo “simultáneamente a toda una serie de grupús-
culos en los que se mueve a su antojo manteniendo una multiplicidad de identi-
dades sociales” (Aubert y De Gaulejac, 1993, p. 28), moldeando su personalidad
dependiendo de los requerimientos de las diferentes dimensiones de su vida
(académica, profesional, religiosa, etcétera) 2 .
Como si no fuera suficiente lidiar con las tensiones que subyacen del tener que
convertir su Yo Actual en su Yo Idealizado, el individuo se enfrenta a otro reque-
rimiento social: la totalización de la excelencia 3 . En este contexto siempre dado,
el individuo se instaura en un callejón sin salida orientando todo su actuar hacia
1 Haciendo referencia a lo expresado por Fromm (1981) en cuanto a la forma de existencia en donde
la identidad está fundamentada en las posesiones y el consumo, relativizando así la seguridad y
felicidad del individuo.
2 Podemos relacionar esto con la burocratización del espíritu de la que habla Goffman (2004), la
cual, representa una coherencia perfecta entre las actuaciones del individuo y las exigencias de los
diferentes escenarios en los que se desenvuelve.
3 Aubert y De Gaulejac (1993) mencionan que la palabra excelencia se ha transformado en su
significado: ya no hace referencia al atributo de un producto o una cualidad admirable que alguien
posee, sino que se convirtió en un escalafón momentáneo que deriva en una competencia constante.
164La gestión de la vida cotidiana: algunas contra-cuentas empíricas sobre la existencia del otro
Chica-Fernández, A.
un continuo esfuerzo, al rendimiento máximo, a la búsqueda de la perfección y la
exigencia diaria; quiere reinventarse, triunfar en todo cuanto emprenda porque
él, ya no tiene límites. Su pensamiento está tan colonizado por la ideología neoli-
beral del rendimiento que magnifica su existencia cada vez que alcanza un logro,
y su pretensión onírica de perfección hace que “las versiones que da de la vida
interfieran con la vida vivida antes de que se viviera para ser narrada”4 (Bauman,
2001, p. 18), sin notar que gracias a la autoexplotación es al tiempo actor y víc-
tima (Chul-Han, 2014) porque está en una sociedad en donde “las expectativas
estandarizadas topan con realidades no estandarizadas” (Bude, 2017, p. 12).
A la par del sentimiento de grandeza, al individuo lo embarga la preocupación
de no poder alcanzar sus metas, de no cumplir con las expectativas, de no resal-
tar en la sociedad, no se conforma con lo “básico”. “Cree que se está jugando su
vida entera a cada momento” (Bude, 2017, p. 11); así, vive en un Miedo Ambiente5.
Lo aterra la posibilidad de convertirse solamente en un mortal más que deam-
bula llevando a cuestas un adjetivo que lo califica como perdedor, esto por no
evidenciar la tan anhelada y perfecta vida que se le ha impuesto alcanzar.
Debido a la diversidad de grupos en los que participa y al miedo proveniente
de la necesidad de avanzar siempre, la gestión se hace presente en la vida humana
convirtiéndola en un proyecto empresarial. El individuo como gestor debe optimi-
zar continuamente sus capitales afectivo, psíquico, estético, etcétera (Lipovetsky,
1986). Debe estar atento porque es un funambulista que se aferra a la condena-
ción social del éxito; por ello, replica en sí mismo una multiplicidad de Homo Eco-
nomicus para ponderar todo con base en las relaciones de costo-beneficio.
Como gestor de sí mismo, el individuo posmoderno cuenta con una medida
utilitaria del tiempo, lo divide en fragmentos y los gestiona principalmente en
relación con su trabajo. Procura siempre estar ocupado, como si quisiera evitar
reservar tiempo para encontrarse y cuestionarse a sí mismo. El individuo toma
al tiempo como rehén del trabajo (Chul-Han, 2016). “No se quiere ni vivir para
trabajar ni trabajar para vivir, sino encontrar tanta vida en el trabajo como sea
posible y tanto trabajo en la vida como sea necesario.” (Bude, 2017, p. 51). Según
Chul-Han (2015) el individuo tiene tan dicotomizado el tiempo que el mismo no
tiene rumbo, divaga sin poder tener una conclusión; por ello, el autor afirma
que el tiempo se acelera y no se puede determinar la diferencia entre intervalos:
la percepción del tiempo bueno desaparece, con esto, también se fragmenta la
vida —pierde narración— y el individuo se vuelve efímero.
La optimización es lo más importante, no se puede concebir el gastar tiempo
en actividades que no contribuyen con su meta de perfección. ¡Cuánta fascinación
4 El individuo da sentido y determina su vida en función de los ideales de excelencia que se ha
infundado, incluso antes de pasar al campo de la acción.
5 Término acuñado por Bauman (2001)
165Contaduría U niversidad de Antioquia – No. 82. Medellín, enero-junio de 2023
sentiría el individuo si pudiera calcular el valor futuro que tendría un intervalo de
tiempo, para así, tomarlo o desecharlo! Si el Principito pasara de nuevo por esta
tierra recordaría al hombre de negocios, que aquí no es un contador de estrellas
sino de instantes, el cual ama las cifras temporales que se reducen cada vez más
y presume de administrar su tiempo porque es un hombre muy serio; sin embar-
go, en realidad, solo es un hongo que hace sumas: este hombre-hongo adiciona
vivencias sin poder narrar experiencias.
También se rumora que “los tiempos en los que existía el otro se han ido” (Chul-
Han, 2017, p. 9). El hecho de que el sistema traslade los problemas sociales al indivi-
duo hace que este se concentre solamente en la producción mejorada de su historia
biográfica, provocando según Beck (1988) un cambio en la relación entre el indivi-
duo y la sociedad: la individualización se hace presente con más fuerza que nunca.
El centro del individuo es él mismo y su realización, su necesidad de perma-
necer vigente en las dinámicas del sistema le nubla la visión, la imagen de su
Yo Idealizado es tan conspicua que le impide ver al otro. Según Arendt (2005)
cuando el individuo se encierra solamente en su propia existencia la sociedad
se reduce a masas de soledad en las que se han perdido las capacidades de
asociación y relación; las batallas que anteriormente se libraban en clase o en
comunidad ahora se libran en soledad. Cuando se instaura el individualismo
como referente para la socialización la percepción sobre el otro se transforma.
Aparece el otro como medio y como amenaza.
Se disuelve progresivamente el nosotros, porque los vínculos son momentá-
neos y frágiles. Aquí se puede observar al otro como un medio, el cual posibilita
el logro de las metas propuestas: conseguir un buen trabajo, una buena familia,
estatus social…el individuo se asocia con el otro y gestiona sus contactos en pro
de su beneficio. Se vuelve selectivo en sus relaciones, ya que se une al otro sola-
mente en la medida en que este contribuya con afirmar su identidad egocéntrica 6
y pueda ofrecer satisfacción; cuando este beneficio mengua, disuelve los vínculos.
Ve las relaciones como un proyecto de inversión, en el cual está dispuesto
a depositar sus capitales siempre y cuando se le retornen altos rendimientos
(Bauman, 2005). Asimismo, la positividad otorgada al amor reafirma la selecti-
vidad, ya que el individuo no solamente se idealiza a sí mismo, sino también a
sus relaciones: como menciona Illouz (2009) sus referentes son las películas y la
publicidad, en donde se le muestran relaciones perfectas, excelentes y felices.
Aquí surge el otro como amenaza7
. Chul-Han (2012) menciona que el individuo
está convencido de que puede amar al otro sin sufrir lesiones, de nuevo tiene
6 En general, Lipovetsky es uno de los autores que asevera fuertemente en sus obras que el individuo
posmoderno debe ser tildado como narcisista.
7 En la necesidad de excelencia y perfección también se percibe al otro como amenaza, ya que se
exacerba la individualización por el impulso de la competencia.
166La gestión de la vida cotidiana: algunas contra-cuentas empíricas sobre la existencia del otro
Chica-Fernández, A.
miedo: procura hacer del acto de ocultar sus sentimientos una costumbre, ya
que, entre menos se comprometa gozará de una mayor seguridad.
Al evaluar sus relaciones con base en un costo de oportunidad parece que
incluyera al otro en su balance de la vida como un activo del cual espera recibir
beneficios futuros, asunto que es curioso, ya que, si cometiéramos la perversión
de modelar la existencia social como un balance contable, tal vez el individuo
encontraría que sus pasivos con el otro son más grandes de lo que espera y que
con sus dinámicas posmodernas no está alcanzando la eficiencia8 sino socavan-
do peligrosamente su identidad (ver Tabla 1).
Tabla 1. Balance contable de la vida del individuo posmoderno 9
ACTIVO PASIVO
Relaciones sociales beneficiosas corrientes Sujeto a Empatía
Sujeto v Posibilidad de préstamo de dinero Sujeto b Tolerancia
Sujeto w Buena referencia en trabajo futuro Sujeto c Un café
Sujeto x Salidas a comer gratis Sujeto d Conversaciones
8 En relación con la eficiencia, Bautista (ver en Colectivo de Trabajo Nosotros, 2020) realiza una
crítica al hecho de que la misma ha permeado todos los ámbitos sociales y se ha instaurado como
criterio principal para dirigir incluso, la vida de los individuos, citando ejemplos controversiales
que, según él, han llegado a ser analizados en la sociedad bajo los términos de la relación costo-
beneficio, como la eficiencia que debe tener un amante en la intimidad o la rentabilidad que podría
representar tener hijos.
9 Aquí cedí a la perversión mencionada y puse la imaginación a volar. Presento una representación
contable del “balance de la vida” del individuo posmoderno, con base en la caracterización que
hacen del mismo en la literatura sociológica citada anteriormente.
Los Activos corresponden a las relaciones sociales que mantiene el individuo porque le ofrecen
algún factor beneficioso, las cuales, pueden ser tratadas como inversiones, tal y como las denomina
Bauman. Se supone que los rendimientos que estos vínculos producen ayudan al individuo a
convertirse en el ser exitoso que ha idealizado.
Los Pasivos corresponden a todas las deudas que tiene el individuo con el otro, que surgen al
centrarse solamente en la construcción de su Yo Idealizado y desmeritar el agrado que conlleva
conocer al otro sin volcar toda su atención en conseguir una ganancia puntual de la relación.
El Patrimonio corresponde a la identidad del individuo posmoderno, la cual, se fundamenta en un
ensimismamiento continuo.
Si tomamos en cuenta que la identidad de este individuo se alimenta solamente de los referentes
que le proporciona la publicidad, hay un empobrecimiento en la individualidad al preocuparse
solamente por mismo y lo que le beneficia, sometiéndose sin siquiera notarlo a la estandarización
social que produce el consumo. Si ponemos esta situación a la par de las enormes deudas que tiene
por el olvido del otro y aplicamos la ecuación contable, tenemos que su Patrimonio se reduce de
manera importante, por ello, su espacio tan pequeño en el balance.
Patrimonio (Identidad Actual) = Activo (Relaciones beneficiosas) ↑Pasivo (Falta de
reconocimiento del otro)
167Contaduría U niversidad de Antioquia – No. 82. Medellín, enero-junio de 2023
ACTIVO PASIVO
Sujeto y Cócteles sociales Sujeto e Abrazos
Sujeto z Regalos Sujeto f Una mirada
Relaciones sociales beneficiosas no corrientes Sujeto g Respeto
Hijos Posibilidad de sustento en la vejez Total Pasivo Reconocimiento del otro
Primo Viajes gratis PATRIMONIO
Tío Interés en heredar sus bienes Identidad del individuo Ensimismamiento
Total Activo Acercamiento al Yo Idealizado Total Patrimonio Yo Actual
Fuente: elaboración propia.
Consecuentemente, como tanto lo remarca Chul-Han (2017; 2017a) en la
positividad de lo igual y la concentración en el yo se teme y se rechaza la ne-
gatividad del otro —lo misterioso y lo oculto—; así, de una o mil formas, la
desaparición del otro sucede dramáticamente, pero sin que muchos lo noten.
III. Cambios de tiempos en tiempos de cambios
“Si el mundo está del revés
Habrá que buscar cordura,
Y una pizca de locura
Para saber quererte más.”
Leiva
Vis a vis
Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría y también
de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas;
la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. (Dickens, 2012, p. 8)
De esta manera, Dickens dio apertura a una de sus obras más conocidas,
ambientada en el siglo XVIII. Cuando se lee el apartado no es necesario hacer
un enorme esfuerzo para sentirse identificado con la época actual, en donde se
superponen el miedo y la esperanza, y por las presiones, palpita en nosotros la
angustia constante de no entregar el paso de nuestro andar a la mal vista len-
titud, titubeando entre la necesidad de calma y la estrepitosa aceleración que
produce la paradójica vida “posmoderna”.
En una sociedad que ha sido contagiada por las dinámicas de competencia y
de alto rendimiento parece que todos los que buscamos construir y mantener
una identidad sentipensante fuéramos como la esposa del médico de Ensayo
sobre la ceguera, la cual, conserva la visión en medio de una población de cie-
gos y reclama que la permanencia de ese sentido solo le sirve para ser testigo
directo de todo el horror que la rodea (Saramago, 2015). En este caso, nuestro
horror sería observar la metamorfosis por la que se afirma atraviesa el sujeto
de la época, que lleva cuenta y razón de todos los ámbitos de su cotidianidad,
168La gestión de la vida cotidiana: algunas contra-cuentas empíricas sobre la existencia del otro
Chica-Fernández, A.
incluyendo los beneficios o enfrentamientos que le proporciona o le proporcio-
nará el otro, ya que mide y determina su vida por el número de likes, de seguido-
res, de objetos materiales poseídos, etcétera; gana el que tiene y consume más,
el que mejor invierte su tiempo.
Sin embargo, encuentro que en medio de una epidemia de promulgaciones
que instauran con firmeza la existencia de un individualismo y una rapidez que
dejan de lado al otro, yo aún lo puedo ver, y, que hay otros que aún me ven;
entiendo que la verdadera ceguera de los deseados sentipensantes sería doble-
garse ante una realidad social en la que se dice pulula la antipatía y la hostili-
dad. Los que al igual que yo encuentran sentido de vida al caminar con el otro
saben que hay algo más, hay una realidad alterna, que a pesar de que contiene
algunas pinceladas de egoísmo, éstas no logran opacar las muestras de amor
que se presentan de diversas formas. A un mundo que manifiesta los síntomas
tempranos de una extrema ceguera, procuremos devolverle la visión haciéndole
contra-cuentas10 a la realidad social que se nos muestra.
En estos tiempos llenos de profundos cambios, es necesario realizar un
cambio de nuestra noción de tiempo. Busquemos de nuevo el aroma que tiene
la vida. Según Chul-Han (2015) cuando hablamos de aroma hablamos de dura-
ción; para el autor, cuando el tiempo tiene aroma no hay aceleración, entonces
nuestra trayectoria cobra sentido, ya que cada experiencia y acontecimiento
se entreteje de manera constante con nuestro pasado, por ello, evocamos al
recuerdo, a una historia llena de significados que sirven de estabilizador para
nuestra identidad. En ese sentido, al ponerle aroma a la vida no es necesario co-
rrer siempre detrás del tiempo, como si él mismo quisiera escapar de nosotros,
ni considerarlo como un medio de cambio que ganamos, gastamos, invertimos
y perdemos; nuestro tiempo no se nos va, no vuela, no se esfuma, y su paso no
debe martirizarnos, agotarnos o hacernos morir prematuramente.
10 Aquí recurro a este concepto con el propósito de hacer una analogía frente al sentido tanto
funcional como político que tienen las contra-cuentas en la contabilidad ambiental y social, y la
interpretación que se les podría dar en el análisis que realizo sobre la existencia del otro.
Según Gray (2019) las contra-cuentas son construidas por la sociedad con el propósito de revelar
las verdaderas externalidades que generan las organizaciones con su actuar; de esta forma, las
mismas representan un desafío y un cuestionamiento directo hacia la información oficial presentada
por las organizaciones a través de sus informes de sostenibilidad.
En este sentido, mis contra-cuentas sobre la existencia del otro representan un análisis alternativo
frente a la realidad actual. Esta visión se distancia del discurso tradicional que se presenta
en la cotidianidad y en la literatura sociológica, el cual, pareciera se está naturalizando. Mi
propósito principal es exponer que no nos encontramos completamente determinados por esas
características de individualismo, competencia, racionalidad, etcétera, y con ello, visibilizar lo
que se considera perdido: la belleza de la existencia del otro; de esta forma, estas contra-cuentas
nos permitirán realizar una reflexión e iniciar un debate frente a la percepción que tenemos del
yo, del otro y del nosotros.
169Contaduría U niversidad de Antioquia – No. 82. Medellín, enero-junio de 2023
“Todo tiempo tiene su propio aroma” (Chul-Han, 2015, p. 90); con ello, po-
demos entender que en ocasiones es necesario dejar de mirar el reloj, porque
como lo menciona Saramago (2015b) siempre vamos “a tiempo, con el tiempo,
en el tiempo, y nunca fuera de tiempo, por mucho que de eso nos acusen.”
(p. 103). La vida cobra aroma cuando nos alejamos momentáneamente del tra-
bajo, del consumo agresivo. Nos hacemos humanos no en la acumulación de
logros sino en el encuentro con el otro, y para triunfar no es necesario dejar
de lado una parte de sí mismo.
Creo al igual que Sábato (2000) que vamos marchando por la vida, ya sea de
manera voluntaria o involuntaria, “hacia los lugares en que debemos encontrar-
nos con seres o cosas que, de una manera o de otra, son, o han sido, o van a ser
primordiales para nuestro destino”, y “ni los encuentros verdaderos, ni siquiera
los profundos desencuentros, son obra de las casualidades, sino que nos están
misteriosamente reservados” (p. 17).
No soy muy buena con las palabras cuando pretendo dialogar sobre senti-
mientos, si es que en alguna ocasión se puede hablar fluidamente y sin intimi-
darse sobre los mismos, ya que coincido con Saramago (2015a) al pensar que
siempre “juntamos palabras, palabras y palabras […] y, por más que lo inten-
temos, por más que nos esforcemos, siempre acabamos encontrándonos en el
lado de fuera de los sentimientos que ingenuamente queríamos describir, como
si un sentimiento fuera un paisaje” (p. 120).
Por ello, en esta oportunidad he dejado que el papel exprese lo que en tan-
tas ocasiones a mí me ha costado, al haber encontrado a ese otro incomparable,
el otro que en su atopía “hace temblar el lenguaje: no se puede hablar de él,
sobre él; todo atributo es falso, doloroso, torpe, mortificante: ese otro es incali-
ficable” (Barthes, 1998, p. 43).
Y es que el otro no es ni medio ni amenaza, sino es un ser que alimenta nues-
tra identidad, que en realidad no está determinada por el consumo, sino que
se encuentra y se asume en el reconocimiento que hago de ese otro que a su
vez, me reconoce. Hay que agradecer, exaltar, y recordar que existe también “el
tiempo del otro, un tiempo que yo doy al otro” (Chul-Han, 2016, p. 18), el cual, al
contrario de los teóricos creo no se ha perdido del todo, porque siempre exis-
tirán personas que están dispuestas a entregarnos su cariño, que construyen
un nosotros sin llevar la contabilidad de sus beneficios; al fin y al cabo, si no
recuperamos el tiempo del otro ¿a dónde podemos llegar?
El tiempo del otro propicia el encuentro, donde se dan la interacción y el diá-
logo. En ese encuentro cobra importancia el acto de escuchar, ya que por medio
de éste hacemos manifiesta de manera implícita la preocupación que sentimos
por el otro, al permitirle abrirse para que nos exponga sus miedos, alegrías, pe-
nas y deseos (Chul-Han, 2017).
170La gestión de la vida cotidiana: algunas contra-cuentas empíricas sobre la existencia del otro
Chica-Fernández, A.
El otro nos permite reconocer que nuestra fortaleza no es eterna ni suficiente,
que es inútil crear fachadas para esconder nuestras luchas internas detrás de las
recurrentes palabras que con una incipiente firmeza repartimos por doquier: “estoy
bien”. La cercanía sincera al otro nos permite sentirnos acogidos, dejando atrás la
mirada acusadora que mide nuestros logros y los evalúa como si fueran indicadores.
El otro es un misterio que nos saca del encierro de pensar en nosotros mismos;
nos hace querer poner palabras en donde descansan silencios, porque nos atrapa
la necesidad de saber quién es, qué nos une y nos diferencia. Su presencia es me-
recedora de contemplación, ya que es bella; sin embargo, es necesario aclarar que
la misma no es pasiva, porque nos enfrenta, nos estremece, nos intimida y nos
confronta, con el distinto y con nuestro ser, nos salva, nos transforma.
El encuentro con el otro tiene la imprenta de la belleza de lo afectivo; pone
al descubierto nuestros sentimientos más ocultos, aunque en ocasiones sea de
manera involuntaria. El otro invoca a la memoria, la despierta, al revelarse como
recuerdo y sensibilidad; ese otro que vuelve a pasar por nuestro corazón cuando
estamos lejos, nos insinúa la importancia y necesidad de lo que se considera son
pequeños detalles; ese valioso conjunto de hechos que nos recuerdan porqué a
pesar de todo, debemos procurar —como creía Orwell— mantenernos humanos.
El amor por el otro no puede ser calculado racionalmente, no se obliga, no
se puede predecir como si calculáramos un valor en el futuro, simplemente apa-
rece. No podemos permitir que por estos tiempos el amor11 y el compromiso
con el otro sigan siendo considerados como artículos de lujo. De Saint-Exupéry
(2001) nos enseña que el otro nos domestica con su amor, crea vínculos que nos
permiten conocerlo, extrañarlo, sentirlo único y cuidarlo. Con el otro se dan “la
posibilidad de amor, los gestos supremos de la vida” (Sábato, 2000, p. 8).
IV. Conclusión
No niego que vivimos tiempos en los que se hacen evidentes algunas ma-
nifestaciones que nos ponen a dudar acerca de si el reconocimiento del otro
aún sigue vigente y que, incluso, muchos al leer a varios autores se podrán
sentir identificados con algunas caracterizaciones de lo que se podría conocer
como el individuo y la sociedad posmoderna. Sin embargo, estoy segura de
que mientras usted como lector examinaba el segundo apartado del presente
escrito, pasaron por su mente y corazón diferentes seres que lo hicieron
replantearse si la desaparición del otro es un hecho indiscutible.
Según Dinesen (citada en Arendt, 2005):
Comprender no significa […] negar lo terrible. […] Significa, más bien, analizar y
soportar conscientemente la carga que los acontecimientos nos han legado sin, por
11 Sin hacer distinción entre los cuatro tipos de amor definidos por los griegos: Ágape (amor
incondicional), Philia (amor fraternal), Eros (amor pasional y sexual) y Storgé (amor familiar).
171Contaduría U niversidad de Antioquia – No. 82. Medellín, enero-junio de 2023
otra parte, negar su existencia o inclinarse humildemente ante su peso, como si todo
aquello que ha sucedido no pudiera haber sucedido de otra manera (p.17).
La carga que estos acontecimientos nos han legado es la de retomar la
responsabilidad que tenemos de “tener ojos cuando otros los han perdido” (Sa-
ramago, 2015, p. 289); es decir, mostrar a partir de nuestros actos y nuestro
discurso que es posible reivindicar al humano sentipensante, ese que como lo
expresa Galeano (1989) celebra una boda entre el corazón y la razón.
La cercanía para con el otro nos puede redimir de la ideología neoliberal de
orientar nuestra existencia hacia la gestión, la productividad plena, el consumo,
la racionalización de lo que sería una contabilidad de la vida en la que todo está
traspasado por el carácter hedonista y monetario; esa cercanía es la que puede
promover un cambio que desplace al ser humano desde el principio miedo al
principio esperanza12 : tenemos que aprender a cuidar, respetar y a amar al otro
como si nunca nos hubieran lastimado, y comprender, al igual que Dumézil, que
“el ideal de hombre es lo contrario al hombre excelente, es aquel que siente
su provisionalidad, sus limitaciones y que sabe que no es posible ser perfecto”
(citado por Aubert y De Gaulejac, 1993, p. 63).
Gebel (2016) nos recuerda “que no todos los que han muerto, necesariamen-
te han estado vivos. Después de todo, si pasas por la vida sin haber aprendido
nada y sin haber amado, es como no haber vivido nunca” (p. 34). Intentemos lo
imposible, frente al otro y a nuestra vida, dejemos de llevar cuentas para co-
menzar a perderlas; finalmente, en estos tiempos el acto de reconocer al otro,
de sentir empatía, de abrir y conmover el alma, al igual que el abrazo entre Julia
y Winston que materializó Orwell (2019), es una batalla, una sacudida frente a la
competencia que se anuncia…es un acto político.
Para concluir, retomo a Galeano (2010) para manifestar mi deseo: “ojalá
podamos ser tan porfiados para seguir creyendo, contra toda evidencia, que la
condición humana vale la pena, porque hemos sido mal hechos, pero no esta-
mos terminados”.
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12 Ver El principio esperanza de Ernst Bloch
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