Tejer con los hilos de la propia voz: experiencias de lectura y escritura de Mujeres Populares [1]

Diana Patricia Caro Naranjo[2]

Carolina Cardona Orrego [3]



Resumen: Este artículo pretende evidenciar las reflexiones que han emanado del proceso investigativo llevado a cabo en la práctica pedagógica de la Licenciatura en Educación básica, con énfasis en Humanidades, Lengua Castellana, acerca de procesos de lectura y escritura orientados por el enfoque sociocultural con Mujeres Populares adultas desde una apuesta de educación popular. Las preguntas alrededor de estos procesos se han circunscrito en los espacios formales de la enseñanza y en el campo de la alfabetización, y los procesos de mujeres se han centrado en el ámbito político e histórico. Por esto, sentimos necesario emprender una propuesta de formación en la que se evidencien esas otras formas de significar, de leer y de escribir de estas mujeres, teniendo como eje de articulación la formación en lenguaje y la formación política.

Palabras clave: prácticas de lectura y escritura, enfoque sociocultural, educación popular, Mujeres Populares, práctica pedagógica, formación de maestros, Corporación Simón Bolívar.



¿Por qué me siento tan obligada a escribir? Porque la escritura me salva de esta complacencia que temo. Porque no tengo otra alternativa. Porque tengo que mantener vivo el espíritu de mi rebeldía y de mí misma. Porque el mundo que creo en la escritura me compensa por lo que el mundo real no me da. Al escribir, pongo el mundo en orden, le doy una agarradera para apoderarme de él. Escribo para grabar lo que otros borran cuando hablo, para escribir nuevamente los cuentos mal escritos acerca de mí, de ti. Para ser más íntima conmigo misma y contigo. Para descubrirme, preservarme, construirme, para lograr la autonomía. Para dispersar los mitos que soy una profeta loca o una pobre alma sufriente. Para convencerme a mí misma que soy valiosa y que lo que yo tengo que decir no es un saco de mierda [...] escribiré sobre lo inmencionable, no importan ni el grito del censor ni del público. Finalmente, escribo porque temo escribir, pero tengo más miedo de no escribir

Gloria Anzaldúa



Las palabras de Gloria y su imagen de escritora chicana, desnuda, sentada, escribiendo “Hablar en lenguas. Una carta a escritoras tercermundistas” (Anzaldúa, 1980), [4] nos abre paso por esta ruta de lectura que deseamos proponer. ¿Por qué iniciar con este fragmento? Porque Anzaldúa allí pone de manifiesto algo que es para nosotras, en tanto educadoras del campo del lenguaje, un aspecto fundamental: la escritura en diálogo con lo político como una posibilidad de ser, de vivir, de impactar en la memoria, de ser mujeres, de generar procesos de reescritura del mundo que hagan del reconocimiento y del autorreconocimiento dos prácticas de transformación, como lo afirma Freire: “La lectura de la palabra no es sólo precedida por la lectura del mundo sino por cierta forma de ‘escribirlo’ o de ‘rescribirlo’, es decir de transformarlo a través de nuestra práctica consciente” (1991: 5). Nosotras nos hemos dejado tocar por este llamado liderado por Gloria, que es una voz entre las voces que hoy empiezan a tener lápiz, papel, hilos y agujas, herramientas necesarias para tejer una oleada de nuevas escrituras, haciendo llegar, a su vez, una invitación a las mujeres que, al ser asumidas como lo “otro”, han sentido que sus palabras no tienen valor, que sus lecturas no construyen historia, que sus tejidos no cobijan gran parte de la humanidad.



Leer, transitar, tejer los territorios



De la imagen de Gloria en su pequeño apartamento, pasamos a dirigir nuestra mirada a las mujeres caminantes de los sectores periféricos de la ciudad de Medellín: las Mujeres Populares. Así se denominan aquellas habitantes de la ciudad que semana a semana están alzando las manos en distintos espacios para enunciar sus lecturas y compartir con otras y con otros los pensamientos que, de manera individual o colectiva, han ido tejiendo, siendo el deseo de transformación de sus condiciones de vida, tanto para sí mismas como para sus comunidades, lo que las caracteriza. Esos espacios, ya sean de discusión política, de formación o de encuentro alrededor de la palabra, guardan consigo un saber histórico que las mujeres han escrito y siguen escribiendo a través de los movimientos y las expresiones sociales.

Dicho saber se hace visible en las acciones públicas, las reuniones ordinarias, los ágapes feministas, los procesos de formación y, en general, las convocatorias lideradas por las mujeres, que han sido y son la base de diversas investigaciones.

Los focos, a pesar de ser diversos y responder a los intereses de los espacios pensados por las mujeres, han tenido como línea transversal la pregunta por lo organizacional, lo económico o lo histórico, encontrándose una vasta cantidad de sistematizaciones y documentaciones alrededor de las organizaciones de mujeres y sus experiencias como líderes de procesos de organización social/comunitaria. Con todo y lo anterior, sentimos que hay algo que aún no se enuncia, que está implícito en todos los espacios, pero no se hace visible. Nos referimos en este punto al interés de este trabajo: la visibilización de las prácticas de lectura y escritura de las Mujeres Populares en los espacios de construcción, participación y formación política.

En términos generales, este trabajo investigativo, enmarcado en la práctica pedagógica, está orientado por las preguntas sobre las prácticas de lectura y escritura de las mujeres participantes de la Escuela de Formación y Empoderamiento de Mujeres Populares, de la Corporación Simón Bolívar, por lo que una de las pretensiones es desarrollar una propuesta de formación sobre lectura y escritura desde el enfoque sociocultural en línea con los planteamientos de la educación popular.

La práctica pedagógica es un espacio de formación en el que constantemente pensamos las diferentes formas del lenguaje en el plano educativo, pedagógico y didáctico. La apertura hacia los diversos escenarios y grupos poblacionales hace que esta práctica enriquezca las discusiones en torno al lenguaje y los vínculos que este tiene con otros ámbitos. Por su parte, la Corporación Simón Bolívar, escenario que lidera este proceso, es una organización comunitaria ubicada en la Comuna 6, Doce de Octubre, y es un proyecto comunitario que ha logrado sobrevivir a treinta años de historia y consolidar procesos de educación popular en el barrio Kennedy y la Zona Dos de la ciudad.

Por otro lado, la educación popular la entendemos en esta apuesta como un conjunto de prácticas que, en coherencia con las construcciones históricas de la Corporación y con nuestro compromiso ético y político, buscan ubicar a las comunidades, en este caso a las Mujeres Populares, como sujetos de su propia transformación. En este punto volvemos a Freire cuando plantea:

El conocimiento [...] exige una presencia curiosa del sujeto frente al mundo. Requiere su acción transformadora frente a la realidad, demanda una búsqueda constante, implica invención y reinvención. Reclama la reflexión crítica de cada uno sobre el acto mismo de conocer, por el cual se reconoce conociendo, al reconocerse así, percibe el “cómo” de su conocer, y los condicionamientos a los que está sometido su acto (2007: 28).

 

Con el propósito de abordar dichas prácticas y visibilizarlas, nos hemos trazado como objetivos el comprender las concepciones, los sentidos, los saberes y los discursos que subyacen en las prácticas de lectura y escritura de las Mujeres Populares participantes de la Escuela de Formación y Empoderamiento de Mujeres Populares, de la Corporación Simón Bolívar, y narrarlas en aras del reconocimiento y el autorreconocimiento de los saberes que ellas poseen. De esta manera, el proyecto será un aporte a la investigación en el área de enseñanza del lenguaje con comunidades específicas en escenarios de educación alternativa, lo que posibilita, por un lado, transformar las concepciones de lectura y escritura, lo cual representa un giro en las discusiones dadas alrededor de la enseñanza de estas prácticas y, por otro, plantea un debate acerca del empoderamiento de las mujeres a través de los procesos de formación en educación formal o alternativa, tema que compete a las organizaciones y expresiones de mujeres, pero también a la academia y a sus facultades de educación.

La propuesta de formación se inscribe en la didáctica de la lengua y de otros sistemas de significación, los abordajes realizados por los teóricos del enfoque sociocultural y las relaciones teórico-prácticas planteadas por la educación popular, reconociendo, además, que en las relaciones con la literatura se genera una potente posibilidad para la vinculación con los elementos estéticos de la lengua.






De ahí que partamos diciendo que habitamos un mundo lleno de palabras, de signos, de símbolos, que van y vienen, que entran y salen, y que todo el tiempo configuran textos susceptibles de leerse y escribirse. Así, concebimos las prácticas de lectura y escritura como prácticas situadas, que nacen de las relaciones con ese otro —llámese sujeto u objeto—, y que se inscriben en el marco de lo sociocultural. Kalman, al respecto, hace toda una conceptualización frente al enfoque, cuando dice que la

[…] teoría sociocultural ubica a los procesos de aprendizaje en el contexto de la participación en actividades sociales, poniendo atención en la construcción del conocimiento mediado por diferentes perspectivas, saberes y habilidades aportadas por los participantes en los eventos de interacción (2003: 41).



De esta manera, las prácticas de lectura y escritura de los sujetos están enmarcadas en situaciones de la cotidianidad que se dan en las relaciones con el otro y con los signos, son prácticas situadas y de ellas se desprenden nociones de mundo.

Es importante en este punto señalar que la realidad se configura a partir de signos, los cuales, al constituirse convencionalmente, adquieren un carácter social. El signo, como lo propone Umberto Eco, “no es solamente un elemento que entra en el proceso de comunicación [...] sino que es una entidad que forma parte del proceso de significación” (1994: 22). Se aborda, por tanto, el signo desde el punto de vista de lo semiótico, ya que aquí “el signo se considera en relación con sus propios orígenes, los efectos sobre sus destinatarios, la utilización que hacen de ellos, etc.” (p. 28).

Hacemos esta contextualización de lo que concebimos como signo, para decir que así como el mundo se configura a partir de estos, y al ser susceptibles de múltiples lecturas y escrituras, cada persona puede establecer unas lecturas de sus entornos culturales; de igual manera, cada signo puede convertirse en un texto diferente en la medida en que es capaz de representar una parte de la realidad. El profesor Fabio Jurado aborda el concepto de lectura desde una mirada amplia, diciendo que “leer es comprender e interpretar enunciados, sean estos lingüísticos o de cualquier otra forma de expresión” (2004: 23), apelando al sentido y a la significación, más que a la decodificación.

Estas y otras perspectivas socioculturales de las prácticas de lectura y escritura alimentan esta idea, que adquiere hilos, puntadas, formas y colores en los diálogos que se dan en los encuentros semanales con el grupo de mujeres, diálogos que representan una transformación constante del pensamiento y un tomarse la palabra para hacerla propia, para hacerla identidad. Por tanto, la palabra que de ellas emana se significa y se resignifica en la medida en que se hacen conscientes de todas esas formas en las que pueden nombrar el mundo, que los signos presentes en este son susceptibles de múltiples lecturas y escrituras, y que, por ende, hacen parte de una comunidad lectora y escritora, que no simplemente decodifica códigos, sino que, a partir de la significación, hace representaciones mentales relacionando los códigos con su propia realidad.

Las voces de esas mujeres que semanalmente se reúnen son la muestra del poder de la palabra: mientras Maruja entona cantos aprendidos en su niñez en forma de trova, Albertina enuncia constantemente cuánto ha aprendido de la escuela de formación política, y Gloria, simplemente, se queda sin palabras para expresar la emoción que siente al saber que se puede nombrar como Mujer Popular. Ellas enuncian de diversas maneras eso que son, eso que han construido con el pasar del tiempo, de los años, de las experiencias. Cada una de estas mujeres es un hilo de un color diferente, que se van entretejiendo en la medida en que se conectan, en que confluyen sus historias, sus pensamientos, sus experiencias, sus sentires, sus lecturas y sus escrituras para crear un solo tejido, conformando esta red de saber que crece y crece cada día.

Las siguientes puntadas

Para seguir hilando este proceso de práctica, para seguir creando lazos con las mujeres y para avanzar en la construcción de saberes, haremos que esas primeras puntadas se conviertan en grandes tejidos, que el cuerpo se convierta en ese texto en el que leemos el mundo, que el contacto con esas otras mujeres sea una oportunidad de diálogo, de penetrar, así sea poco, en el microcosmos de cada una de ellas.


 

De igual manera, y como lo mencionamos en párrafos anteriores, el compromiso ético y político es el que cimienta el lugar de nosotras como educadoras populares, entendiendo dicho compromiso como inherente a las prácticas educativas dadas en la educación popular, donde no nos situamos desde la perspectiva tradicional del poder y el saber, en el que nosotras damos y ellas reciben pasivamente, sino desde la mirada que ve en la cooperación una posibilidad para generar espacios de diálogo problematizador. Así, la multivocidad da paso a la construcción y la aprehensión del conocimiento entre todas. En otras palabras, el reconocimiento de ellas como lectoras y escritoras no lo damos nosotras, sino que hace parte de todo un proceso de conciencia y de identidad de ellas mismas con la lectura y la escritura.

Para terminar, nos parece importante decir que los procesos de educación popular son permanentes, y de esta manera esto se convierte en un compromiso de vida, en una responsabilidad consigo mismas, en un desentrañar constantemente eso que hemos sido, que somos y que estamos siendo: ese ser mujer y ser mujer popular, ese ser escritora y ser lectora de realidades complejas para reconocer, en la lectura y la escritura, además de prácticas eminentemente sociales, posibilidades de liberación, formación y conciencia política.





Referencias bibliográficas

Anzaldúa, G. (1980). Hablar en lenguas. Una carta a escritoras tercermundistas. En: Moraga, C. y Castillo, A. (Eds.), Esta puente, mi espalda (pp. 219-227). San Francisco: Ism Press, Inc.

Eco, U. (1994). El proceso sígnico. En: Signo (pp. 21-32). Barcelona: Labor.

Freire, P. (1991). La importancia de leer y el proceso de liberación. México: Siglo XXI.

. (2007). ¿Extensión o comunicación? La concientización en el medio rural. México: Siglo XXI.

Jurado, F. (2004). El dominio de los códigos de las ciencias y las matemáticas es el dominio de su lectura. Revista Magisterio, (7), 23-25.

Kalman, J. (2003). El acceso a la cultura escrita: la participación social y la apropiación de conocimientos en eventos cotidianos de lectura y escritura. Revista Mexicana de Investigación Educativa, 8(17), 37-66.

Moraga, C. y Castillo, A. (Eds.) (1980). Esta puente, mi espalda. San Francisco: Ism Press, Inc.





[1] Este artículo deriva de una ponencia presentada en el Primer Encuentro Regional de Lenguaje, realizado en la seccional Oriente de la Universidad de Antioquia, el 6 de junio del 2014.



[2] Licenciada en Educación Básica con énfasis en Humanidades, Lengua Castellana, Universidad de Antioquia. Candidata a Magíster en Investigación y Desarrollo de la Educación en la Universidad Iberoamericana de Ciudad de México. Correo electrónico: patricia.nanacaro@gmail.com



[3] Licenciada en Educación Básica con énfasis en Humanidades, Lengua Castellana, Universidad de Antioquia. Candidata a Magíster en Ciencias: Innovación en Educación del Instituto Tecnológico Metropolitano. Docente vinculada con la Secretaría de Educación del Municipio de Itagüí. Correo electrónico: carito0291@gmail.com



[4] Texto incluido en la compilación Esta puente, mi espalda, colección de escrituras feministas asiáticas, indígenas, afroamericanas y latinas (Moraga y Castillo, 1980).