De cuerpo femenino, roles de mujer y erotismo en la enseñanza de la lengua castellana a mujeres adolescentes [1]
John Alexánder Zapata Ramírez [2]
Resumen: El presente texto es un acercamiento a las concepciones, representaciones y reflexiones acerca del cuerpo femenino y roles de mujer de estudiantes de noveno y décimo grado de la Institución Educativa Javiera Londoño, sede centro, en la ciudad de Medellín. Es, a su vez, una reflexión de la práctica pedagógica en la Licenciatura en Educación básica, con énfasis en Humanidades, Lengua Castellana, desde donde se desarrolló el proyecto de investigación “Afrodita pasa al espejo: construcciones y representaciones de cuerpo femenino y erotismo, desde el arte y la literatura, en mujeres adolescentes”. En el marco de este proyecto se planeó y ejecutó una secuencia didáctica con base en un corpus de obras literarias y de arte pictográfico, cuentos y pinturas de mujeres colombianas del siglo xx y xxi, que tocan el tema del erotismo y el cuerpo femenino, explícita e implícitamente. También se traen a colación dos talleres llevados a cabo con las estudiantes.
Palabras clave: cuerpo femenino, roles de mujer, emancipación, mujer y erotismo, enseñanza de la lengua y la literatura.
Introducción
Este artículo muestra parte de la experiencia pedagógica que será sistematizada en el trabajo de grado para optar al título de licenciado en Educación básica, con énfasis en Humanidades, Lengua Castellana de la Universidad de Antioquia. En un primer momento se aborda el contexto de la institución educativa, para mostrar de qué manera el contexto social y la institución interaccionan y se afectan mutuamente. En segundo lugar se hace un breve recorrido conceptual por las nociones de cuerpo, poder, erotismo y lenguaje, para al final dar a conocer algunas construcciones de las estudiantes respecto a algunas de las nociones antes nombradas.
Contextualización
La Institución Educativa Javiera Londoño (IEJL), de carácter oficial y con población estudiantil femenina, está localizada en la zona centro-oriental, Comuna10 (La Candelaria) de Medellín, barrio Boston. Por estar en un epicentro de la ciudad, confluye entre lo residencial, lo comercial, además de lo cultural, ya que colinda con entidades artísticas como la Fundación Universitaria Bellas Artes, el Teatro Pablo Tobón Uribe, el Teatro Porfirio Barba Jacob, el Pequeño Teatro, entre otros, que influyen directa e indirectamente en las dinámicas artísticas al interior de la institución. Prueba de ello es el festival de teatro “Festiteatro”, que se realiza cada año, en donde los grupos de las jornadas, mañana y tarde, hacen el montaje de obras de teatro para ser representadas en el colegio.
Las instituciones educativas no son islas dentro del conjunto social. Las dinámicas sociales y culturales influyen de algún modo en los procesos educativos; por ende, no es posible ver a las instituciones educativas como territorios neutros, aislados y desentendidos de lo que acontece a su alrededor. Desde el currículo oculto podemos evidenciar cómo las prácticas culturales y sociales de la ciudad suelen ser reproducidas en la escuela (Bourdieu y Passeron, 1995: 225). Por esto, la cultura, a través del arte, incide en la institución y, a su vez, esta reproduce la cultura.
A modo de paradoja con lo que respecta al tema que nos convoca (el cuerpo femenino), en la misma cuadra de la institución se halla una academia de modelaje y actuación que publicita el cuerpo mediante la imagen como producto, instrumentalizando el cuerpo de niños, niñas y jóvenes hacia estereotipos e imaginarios sociales.[3] En la entrada de dicha academia se izan un número considerable de fotografías de adolescentes y jóvenes modelos, acompañado del siguiente mensaje: “Academia de modelaje y actuación para niñas, niños, jóvenes y mayores de 6 a 25 años. Matrículas abiertas
Cuerpo, erotismo, poder y educación de la mujer
El cuerpo es el lugar donde confluye la construcción simbólica de los sujetos. En palabras de Le Breton (2000), “Somos cuerpo y nos hacemos cuerpo”, y es que nacemos con un organismo biológico y fisiológico; pero construimos un cuerpo simbólico, nos hacemos cuerpo, en la medida en que se inscriben significantes a nuestro cuerpo desde la relación con lo otro y los otros. En esta misma medida, al cuerpo le traspasa la sexualidad, el poder y la educación. Es en el cuerpo donde discurren los deseos, se configura la identidad y también la subjetividad. El cuerpo se da como posibilidad de ser y constituirse en y con el otro cuando interactúa con otros cuerpos.
Por consiguiente, no podemos reducir el cuerpo a lo netamente biológico, fisonómico y fisiológico, porque aquel es una dimensión amplia donde también subyace lo histórico, lo cultural, lo social y lo ético. El cuerpo no es solo un instrumento, es medio y fin a su vez; es albergue de los sentidos y por supuesto, el canal de comunicación e intermediación con el mundo. Sin cuerpo no somos, porque para ser, se necesita representación corpórea, y esa adscripción de lo existente puede ser en cuanto el cuerpo se ubica en tiempo y espacio.
Los cuerpos están regidos por las normas, la moral, la ética, los dogmas y la misma cultura; pero los cuerpos, hoy más que nunca, resisten: “allí donde hay poder hay resistencia” (Foucault, 2009). De ahí que, en la actualidad, sea cada más frecuente ver cuerpos tatuados, cuerpos intervenidos y “deformados” quirúrgicamente, cuerpos como ciborg,[4] cuerpos con accesorios, cuerpos que se expresan y, a la vez, se sublevan contra la normatividad y lo homogéneo; cuerpos “indefinidos” que se resisten a ser encasillados, moldeados por los discursos médicos, biológicos, sociales y psicoanalíticos.
Por su parte, el erotismo no debe comprenderse solo como la materialización del deseo sexual llevado al goce, sino, más bien, como la configuración imaginativa de la pulsión sexual, que no siempre tiene que llegar a la consecución última del placer, que instrumentaliza al cuerpo netamente al acto sexual.
Ahora, el lenguaje nos permite expresar nuestros pensamientos, sentimientos y emociones, nos posibilita reconocernos en y con los otros. En la medida en que interactuamos socialmente, nos estamos encontrando sexualmente, y desde allí nos construimos y deconstruimos.
El lenguaje es inherente a la sexualidad, ya que nos permite relacionarnos e interactuar entre nosotros. Por ello, la formación, en tanto es un acto de comunicación, es también un acto de amor con el otro, que se da a través del diálogo. El gran pedagogo Paulo Freire decía: “La educación es un acto de amor, y por esto un acto de coraje” (2007: 9), y se complementa con lo que manifiestan, junto a Shor, cuando afirman: “La educación es, a la vez, una determinada teoría del conocimiento puesta en práctica, un acto político y un acto estético […]” (Freire y Shor, 2014: 187).
A partir de lo anterior, dilucidamos la idea de empoderar a la mujer desde la construcción, la reconfiguración de su cuerpo y su erotismo, hacía la reflexión de su sexualidad, y el cuidado de sí. [5] Por ello, retomamos desde Foucault la dimensión subjetiva y simbólica del cuerpo,[6] para comprenderlo como una entidad integradora del ser, donde cabe la instancia psicosocial del sujeto, para relacionarse con eso otro, para sentir y expresar, para moverse en el sistema social con respecto a roles y formas de ser, y de habitar el mundo.
Por su parte, Kurnitzky (1978) señala que:
[…] el cuerpo de la mujer ha sido visto como la representación de la sexualidad reprimida. El cuerpo femenino ha representado el peligro de la sexualidad o su contracara, la libertad sexual. Es por ello por lo que el cuerpo femenino se transforma en campo de lucha a favor o en contra de la censura (referido en Donoso, 2002: 56).
En la misma dimensión, Sonia Montecino plantea que:
Las mujeres en la cosmovisión mestiza son vistas como entes puramente sexuados, cuerpos carentes de todo contenido que no sea su mera posibilidad genésica. Por esto, las transgresiones al orden están siempre vinculadas a la sexualidad y su resolución (sacrificio) en la maternidad sagrada. Así, las mujeres quedan atrapadas en la violencia que genera la simbolización Virgen/Puta (citada en Donoso, 2002: 58).
Construcciones de cuerpo femenino y roles de mujer. La experiencia formativa
La hipótesis que sustenta la propuesta de la práctica educativa es que, mediante el arte y la literatura, es posible reflexionar sobre la cuestión del cuerpo y el erotismo femenino. Además, puede convertirse en el vehículo para movilizar la reflexión de su sexualidad, y las construcciones de cuerpo y de roles de mujer.
El propósito es que las estudiantes, mediante el arte y la literatura, fortalezcan un pensamiento crítico respecto a la concepción de su cuerpo y su erotismo, reconociéndose como sujetos de deseo, con derechos sexuales y, por supuesto, con deberes. Pero cuidado: no debe interpretarse que el fin sea despertar pulsiones sexuales a temprana edad; por lo contrario, lo que se busca es que, desde la condición de mujeres adolescentes, se les brinde a ellas una formación en donde la enseñanza de la lengua y la literatura pueda potenciar, además de los procesos de lectura y escritura, la reflexión sobre las relaciones sexuales a temprana edad, máxime cuando es más recurrente en el contexto colombiano encontrar embarazos no deseados en adolescentes menores de edad. Es trascendental la educación sexual desde la familia y las instituciones escolares, que posibilite la autonomía y el respeto por el propio cuerpo, que apunte al empoderamiento de la sexualidad de los adolescentes, de manera que los faculte en la toma de decisiones, para determinar positivamente sus proyectos de vida.
Con las anteriores premisas, se buscó liberar la pulsión sexual mediante el mismo lenguaje. Así, la lectura y la escritura pueden hacer catarsis en el cuerpo, al trastocar el mundo de los sentidos de las estudiantes, a través de la experiencia estética detonada por el arte y la literatura. Por medio de ellos, es posible la expresión de los deseos de las mujeres adolescentes en la escritura de poemas y cuentos.
A continuación ahondamos en las categorías cuerpo femenino, erotismo y roles de mujer, construidos por las estudiantes de los dos grupos, noveno y décimo grado de la IEJL, con base en la pregunta de investigación trazada para la práctica pedagógica, a saber: ¿qué representaciones y concepciones del cuerpo femenino y de erotismo detonan los lenguajes pictórico y literario en mujeres adolescentes de los grupos noveno y décimo de la IEJL, y en qué medida estas configuraciones aportan al reconocimiento, el empoderamiento y la autonomía de su sexualidad?
Para ello se implementa una secuencia didáctica de veinte sesiones, de las cuales se retoman dos talleres para el presente artículo. El primero es el taller desarrollado con el grupo 9º-2, que buscaba, bajo la modalidad de conversatorio, debatir sobre el rol de mujer actual en la sociedad.
A continuación citamos algunas reflexiones de las estudiantes, al responder la pregunta: “¿Consideras que la mujer es el sexo débil? Sí, No, Argumente la respuesta”.
—No. No estoy de acuerdo, porque al igual que los hombres somos capaces de realizar muchas tareas, de desempeñarnos en las diferentes labores; somos capaces de lograr todo aquello que nos propongamos. Creo en la igualdad de género, apoyo el feminismo y busco la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres (Estudiante Isabel Rico E.)
—No, porque, para mí, ambos sexos tenemos debilidades, en algunos casos como lo dice en el libro Intimidades masculinas [de Walter Riso], los hombres algunas veces son débiles y no necesariamente por ser gay, sino porque todos tenemos miedos y la posibilidad de sentirlo[s] (Estudiante María Alejandra Castro García).
—No, pienso que los hombres no son más que las mujeres. Salimos de la costilla del hombre y no del pie para ser pisoteadas (Estudiante Laura Catalina Cardona Vásquez).
A la pregunta: “¿Cuál es el rol de la mujer en la sociedad actual?”, respondieron:
—Es aquella mujer que toma el cargo de madre emprendedora, la cual lo es todo para cada uno de los seres humanos (Estudiante Melissa Cañola Bedoya).
—La mayoría son amas de casa, ya que son las que deben cuidar todo su hogar y sus hijos, y su esposo es el que provee el alimento a su familia (Estudiante Andrea Carolina Cataño Cali).
—El papel de la mujer en esta sociedad se centró en encargarse de las labores en el hogar, con lo cual estoy muy en desacuerdo (Estudiante María Daniela Carvajal).
—Un papel que da que hablar, pues hemos mostrado que tenemos moral y ética, tenemos carácter, como es un ejemplo la Madre Teresa de Calcuta, la presidenta de Argentina, entre otras, nos han mostrado que se puede guiar una sociedad en apuros (Estudiante Daniela López López).
El segundo taller se realizó con las estudiantes de 10º-2. En esta actividad se daba un grupo de diez palabras, de las cuales se podían elegir cinco para articularlas en la creación del texto. Las palabras eran: “costumbres”, “cuerpo”, “sentir”, “madre”, “fango”, “mujer”, “piel”, “patriarcado”, “sumisa” y “tentación”.
A continuación, presentamos algunas de las reflexiones surgidas del taller:
Correcta mujer
Mujeres sumisas, temerosas de sentir su propio cuerpo, resignadas a solo ser una máquina reproductora, acostumbradas a complacer un hombre que no las complace a ellas. Resignada a sentir una piel sobre su piel nada más por el efecto del deber […] (Estudiante Jénifer Cartagena Zuluaga).
Júzgame, no me importa
¿Qué es correcto y qué no lo es? En este mundo lleno de juicios injustos, donde todos son como ladrillos de la misma pared. Nos juzgan, a nosotras a las que el uso del cuerpo para obtener la tentación nos parece algo natural del ser; nos juzgan a nosotras, todas aquellas que rechazamos costumbres ortodoxas. Nos llaman rebeldes, pero la verdad solo somos libres. Pensamos que si tenemos un cuerpo es para sentir; si tenemos piel es para erizarla; si tenemos mente es para argumentar. Solo somos hijas, madres, sobrinas, primas, tías, somos mujeres (Estudiante Valentina Londoño Gutiérrez).
Mujer y sociedad
El cuerpo de la mujer ha sido la encarnación del deseo, la tentación. Las costumbres han convertido a la mujer en la sumisa ante la sociedad, en aquel objeto que se maneja al antojo del hombre no solo sexualmente sino en el hogar […] (Estudiante Valentina Granados Loaiza).
La mujer se hace respetar
Cada día, cada momento encontramos en nuestro país varias mujeres maltratadas por sus familias, más que todo por sus maridos, que quieren que las mujeres, madres, hijas, hagan todo lo que ellos desean; pero lo que ellos no entienden es que nosotras, las mujeres, también tenemos sueños, deseos, que nosotras sentimos que ellos solo nos miran como un objeto sexual, como unas esclavas para ellos […] (Estudiante Daniela Herrera Ríos).
A modo de conclusión
Es necesario que la emancipación del cuerpo femenino y su erotismo se alejen de la concepción patriarcal que ve a dicho cuerpo netamente como un aparato biológico de reproducción. La única función del cuerpo femenino no es la de ser madre. Esta percepción reduccionista hace que la mujer sea alienada a la condición netamente animal de procrear, y desconoce la expresión del erotismo del cuerpo femenino, como un cuerpo de anhelos, deseos, sentimientos, pensamientos, identidad y expresión sexual. La coacción que niega el sentir del cuerpo femenino todavía tiene una injerencia bastante marcada en la sexualidad femenina; el machismo sigue negando el erotismo femenino, inhibiendo el sentir de su cuerpo. Por ende, se evidencia la necesidad de reconocer y dignificar el cuerpo femenino, como símbolo de resistencia, autonomía, conciencia y cuidado de sí, mediante una educación emancipadora que empodere a las féminas en el autorreconocimiento y autogobierno de su propio cuerpo.
La ruptura con el patriarcado no debe entenderse con la imposición y dominación de la mujer sobre el hombre, ya que caeríamos en el mismo juego de poder. Es, más bien, el equilibrio de fuerzas que se mantienen como unidad, para constituirse recíprocamente como dependientes y contribuyentes, en aras de forjar nuevas miradas de mundo entre hombres y mujeres, desde el respeto, la tolerancia y la equidad de género, con el fin de consolidar sociedades más humanas, donde las grietas de las diferencias sean reconstruidas en niveles de complementariedad, y en pro de edificar sociedades más armónicas.
Y es que la educación del hoy debe reconocerle los derechos a la mujer y, en general, a todos los seres humanos. La educación en Colombia no debe dar cabida a la discriminación sexual y racial; por el contrario, debe estar dispuesta para construir desde la diversidad. De ahí que:
En una sociedad desfigurada por la explotación de clases, la opresión sexual y racial, y el peligro crónico de guerra y de destrucción ambiental, la única educación que se merece tal nombre es aquella que forma gente capaz de tomar parte en su propia liberación (Connell et al., 1982, citado por Giroux, 2008).
Referencias biblio y cibergráficas
Bourdieu, Pierre y Passeron, Jean-Claude (1995). La reproducción. Elementos para una teoría de la enseñanza. México: Distribuciones Fontamara, S. A.
Donoso, Carla (2002). El cuerpo femenino como representación simbólica: reproducción y violencia. En: Vidal, F. y Donoso, C. (Eds.), Cuerpo y sexualidad. Santiago: Universidad Arcis, Flacso, Vivo positivo. [En línea: http://www.pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/Cuerpo_y_Sexualidad_Vidal_Francisco.pdf].
Foucault, Michel (1984). La ética del cuidado de uno mismo. Entrevista con Michel Foucault realizada por Raúl Fornet-Betancourt, Helmut Becker y Alfredo Gómez-Muller. Revista Concordia, 6, 96-116. [En línea: http://www.topologik.net/Michel_Foucault.htm].
—. (1993). Microfísica del poder. Madrid: La Piqueta.
—. (2009). El gobierno de sí y de los otros. Argentina: Fondo de Cultura Económica.
Freire, Paulo (2007). La educación como práctica de la libertad. Buenos Aires: Siglo XXI.
Freire, Paulo y Shor, Ira (2014). Miedo y osadía. La cotidianidad del docente que se arriesga a practicar una pedagogía transformadora. Buenos Aires: Siglo XXI [En línea: http://www.sigloxxieditores.com.ar/pdfs/freire_shor_miedo_y_osadia.pdf].
Giroux. Henry (2008). Teoría y resistencia en educación. México: Siglo XXI.
Haraway, Donna J. (1995). Ciencia, Cyborg, y mujeres. La reinvención de la naturaleza. Madrid: Cátedra.
Le Breton, David (2002). Antropología del cuerpo y modernidad. Buenos Aires: Nueva Visión.
Pintos, Juan L. (2005). Comunicación, construcción de la realidad e imaginarios sociales. Utopía y Praxis Latinoamericana. 10(29).
[1] Este texto es producto de la investigación desarrollada en los semestres de práctica educativa i y ii con estudiantes de noveno y décimo grado de la Institución Educativa Javiera Londoño, año 2013-2014.
[2] Licenciado en Educación básica con Énfasis en Humanidades, Lengua Castellana; de la Universidad de Antioquia. Docente de Lengua castellana en colegio privado de Envigado. Sus últimas publicaciones: Libro Afrodita pasa al espejo. Representaciones de cuerpo femenino y erotismo en mujeres adolescentes de la Institución Educativa Javiera Londoño. Resultado de tesis de grado. Editorial Española con ISBN 978-620-2-12274-0. (2018). Ponencia: “Afrodita ve su reflejo: Concepciones de cuerpo femenino y roles de mujer en las estudiantes de noveno y décimo grado de la Institución Educativa Javiera Londoño”. En “II Encuentro hacia una pedagogía emancipatoria en nuestra América”. Centro Floreal Gorini, Buenos Aires. Septiembre 29 y 30 de 2014. (Incluye publicación en el libro: Hacia una pedagogía emancipatoria en nuestra América con ISSN: 0327 1919). Correo electrónico: maestriabmc@hotmail.com
[3] Juan Luis Pintos dice, de los imaginarios sociales, que son “esquemas socialmente construidos, que nos permiten percibir, explicar e intervenir, en lo que en cada sistema social diferenciado, se tenga por realidad” (2005).
[4] Según Haraway, un ciborg es: “una criatura híbrida, compuesta de organismo y máquina. Entidades híbridas Post Segunda Guerra Mundial, hechos, primero, de nosotros mismos y de otras criaturas orgánicas en la forma de alta tecnología no seleccionada, tales como sistemas de información, textos, y sistemas reproductivos, deseantes, y de desempeño ergonómicamente controlado” (1995).
[5] Acerca del cuidado de sí, Foucault plantea: “El cuidado de sí es ético en sí mismo: pero implica relaciones complejas con los otros, en la medida en que este ethos de la libertad es también una manera de ocuparse de los otros […] El ethos implica también una relación para con los otros, en la medida en que el cuidado de sí convierte a quien lo posee en alguien capaz de ocupar en la ciudad, en la comunidad, o en las relaciones interindividuales, el lugar que conviene” (Foucault, 1984).
[6] La dimensión subjetiva desde Foucault habla de cómo los sujetos sociales vivencian individualmente sus cuerpos dentro de un sistema social y cultural, mientras la dimensión simbólica trata de la manera en que el cuerpo o los cuerpos constituyen representaciones cargadas de significado.