Presentación


¡Tan difícil el 2020! La vulnerabilidad del ser humano se hizo explícita, no solo en su condición física sino también, o más aún, en su capacidad para organizarse de manera equilibrada con la misma especie y el resto de la naturaleza. Así mismo, el académico fue un ámbito de sociabilidad que se tornó en un reto continuo, del día a día.

Preparar una clase, el esfuerzo por que cada sesión académica resultara lo mejor posible, para decir lo planeado de manera más o menos organizada, aprehensible y amena; los nervios de la primera clase extendidos a todo el calendario académico, al tener del otro lado a estudiantes que apenas se hacían reconocibles por sus nombres y sus rostros eventualmente expuestos, sin la calidez de un intercambio de opiniones acompañados de un tinto en el descanso entre clases o el saludos y el comentario en un encuentro fortuito de pasillo, en un concierto, una obra de teatro, una manifestación u otro de esos extra académicos que también son tan nuestros; las investigaciones limitadas y hasta frustradas por la limitación en el contacto directo con los archivos valiosos que hablan desde el tiempo, o de los talleres y las entrevistas que se convierten en intercambios amigables de experiencias y saberes.

El ser estudiante no fue más fácil ni tan distinto; los afanes para no llegar tarde, las afugias de las actividades evaluativas, las preocupaciones por la realidad propia o la que otros padecen, fueron acuñadas por la debilidad de la conexión a internet, el equipo de cómputo que no da más, la vida íntima que a veces resultó expuesta en “la nube” y la perversión de sus usos.
Y pese a todo, o a propósito de todo, la academia pudo ser el lugar que no habitamos físicamente, los afectos que perduraron y hasta se reforzaron por la distancia, la superación de los métodos y los manuales por la pasión del saber y el compartir lo aprendido. La trascendencia del conocimiento hacia la comunicación y la constitución de comunidad.

Este número cierra el ciclo extraño del 2020 para esta publicación que, aunque electrónica, también sufrió los baches de las ausencias que impusieron las actuales condiciones. Pese a ellas, o a propósito de ellas, manteniendo el sentido y el compromiso crítico con la realidad, los cinco artículos de este número se ocupan de temas diversos e importantes que continuaron siendo puntos para la agenda pública regional y nacional.

Las profesoras Xamara Mesa y Marco Fidel Agudelo y los estudiantes Marlon Alexis Restrepo, Juan Pablo Gallego y Paula Andrea Chaverra, nos permiten aprender y reflexionar sobre temas complejos, respectivamente, la infraestructura político-institucional para la paz territorial, la rendición de cuentas de los funcionarios públicos, el derecho a una muerte digna en menores de 18 años, la política criminal en contextos de protesta social y la carga de la prueba como barrera de acceso a la administración de justicia para los empleados públicos.

Desde la reflexión investigativa o la inquietud de los cursos del pregrado, las letras y las palabras, los textos continúan siendo nuestro medio y nuestro lugar para hacernos en la academia, sin neutralidades fingidas y cientificismos dogmáticos; más bien, así, desde la fragilidad y las fortalezas que nos develaron las circunstancias.

Leyder Humberto Perdomo Ramírez
Director / Editor