Carlos Fabián Zuleta Salazar1
La llegada por primera vez de un movimiento de izquierda a la presidencia en Colombia tiene trasfondo en una arquitectura basada en adhesiones estratégicas y apoyo ciudadano, construida mediante un discurso que abarca varios espectros e ideologías; allí se incorporaron ideas de la “revolución en marcha”, el “régimen de corrupción” y el “acuerdo sobre lo fundamental”. Gustavo Petro, paseó su campaña de centro derecha a centro izquierda, pasando por el centro político, donde supo sumar votos. En el ejercicio de su gobernanza, el presidente electo tiene el reto de generar participación y gobernabilidad para poder avanzar en las reformas estructurales, aun así, el interrogante está puesto en el fantasma de la captura del Estado por parte de los clanes políticos tradicionales, entendiendo también que este gobierno por ser nuevo y por la magnitud de sus reformas, debe contar con un fuerte apoyo técnico que le facilite la curva de aprendizaje.
Palabras clave: gobernabilidad, tecnocracia, ideología, política tradicional, captura del Estado.
El panorama actual que atraviesa Colombia, posterior a las elecciones presidenciales del 19 de junio de 2022, soporta todo tipo de análisis, toda vez que, un actor político como la izquierda, eterno opositor en Colombia, hoy controla el Poder Ejecutivo, este triunfo goza de pocos días de luna de miel, dado que la presión de diversos sectores, tanto opositores como aliados, hacen que cada movimiento de Gustavo Petro tenga repercusiones políticas y económicas.
La llegada de una fuerza política de izquierda en Colombia es un evento que solo tiene un precedente en la década del 30, con la presidencia de Alfonso López Pumarejo, si bien, dichos mandatos se anotan en registros como del Partido Liberal, son bien conocidas las posturas de izquierda de Pumarejo, que a pesar de haber estudiado en la London School of Economics, acuñó el concepto de “revolución en marcha”, que podría entenderse como una alusión a un proyecto con tintes socialistas2, que sirvió de inspiración para Gustavo Petro. Pumarejo, logró en su momento poner en la agenda nacional el histórico problema de la tierra, la distribución y uso de esta, unos de los causantes de la violencia e inequidad (Sánchez, 1990).
Aclarando entonces que es la primera vez de un partido de izquierda en el poder presidencial en Colombia, pero la segunda de un gobierno de izquierda, todos los reflectores están puestos en los movimientos que haga el presidente electo, desde el momento del discurso de victoria, pasando por la conformación de sus equipos de empalme, gabinete hasta las reformas que se han conocido, se movilizan de esta manera, interpretaciones que han servido para reducir tensiones y enviar mensajes de tranquilidad a actores industriales, de oposición y electores.
Para entender las elecciones y el triunfo de Gustavo Petro, resulta pertinente citar el antecedente electoral reciente del plebiscito por la paz en el año 2016, hito que puso de manifiesto la división en dos polos políticos cuantitativamente parejos: el “No” que en esa oportunidad ganó con el 50.2 % de los votos, mientras que la opción del “Sí” perdió con el 49.7%, una diferencia de algo más de 50 mil votos, muy pocos teniendo en cuenta que, el censo electoral para ese entonces era de 34,899.945 (Registraduría Nacional del Estado Civil, 2016).
Estas diferencias se han mantenido casi exactas seis años después, aunque los resultados se invirtieron, dado que fuerzas alineadas en el “Sí” del 2016 obtuvieron el 50.4 % de los votos, favorables a la elección de Gustavo Petro, mientras fuerzas alineadas en el “No” sumaron el 47.3 %, a favor de la candidatura de Rodolfo Hernández, siendo esta vez la diferencia un poco mayor a los 700 mil votos (Registraduría Nacional del Estado Civil, 2022). Es necesario aclarar que el total de votantes en el 2016 fue de 12.808.858, mientras que el 2022 llegó a los 21.861.425, por lo cual, siendo eventos electorales con diferente acogida, sirven de evidencia cuantificada para explicar la división ideológica en el país.
Petro conceptualiza sobre la vocación de poder de la izquierda descrita en su más reciente libro (2021), allí desarrolla la idea diciendo que la izquierda colombiana no tenía aspiraciones de poder y que parecía más convencida de un rol histórico como fuerza de oposición (comunismo), esto dado su medido alcance electoral, la persecución y la vinculación con proyectos guerrilleros en diferentes momentos de la historia, razón por la cual se expone una carencia del proyecto político sobre el cual se venía pensando en ser presidente y que ameritaba nuevas perspectivas que en su momento lo obtuvo en el M-19 (Urrego, 2021)
Es por lo anterior que desde el 2020 y durante el 2021, el senador Petro recibió el apoyo de los senadores Roy Barreras y Armando Benedetti, reconocidos ahora como los arquitectos políticos del proyecto del Pacto Histórico, que hasta ese entonces solo tenía un líder con dos intentos previos por ser presidente y una base que ya había conocido un aparente techo electoral en 2018.
Diferentes sucesos, como las movilizaciones del 2021 y las acciones del gobierno de Iván Duque, alimentaron el proyecto político de izquierda que seguía avanzando, pero con el fantasma del techo electoral. Para solucionarlo, Barreras y Benedetti tendieron un puente con parte del establecimiento, representado en el expresidente Santos y sus alfiles, y llegaron adhesiones como la de Alfonso Prada y Mauricio Lizcano, quienes fueron acercando el proyecto de la izquierda al establecimiento y a la política tradicional.
De otra parte, el fracaso progresivo de la coalición Centro Esperanza, que se presentaba como la opción del “centro” político, hizo que día a día la fuerza del Pacto Histórico absorbiera a sectores de esa tendencia política en el país, los intentos de reunir a líderes del centro tenía confrontaciones, poca estrategia, discusiones públicas y en general, una falta de pragmatismo que trasladó a Sergio Fajardo de ser un favorito a tener las menores posibilidades en la segunda vuelta (aun teniendo un programa que generaba menos incertidumbre).
Así, desde un pragmatismo que veía reflejado sus efectos encuesta tras encuesta, los números siempre estuvieron a favor de Petro, incluso pudo sortear la semana posprimera vuelta, cuando las fuerzas parecían reagruparse en torno a Rodolfo Hernández, incluso con el amago de alianza entre Rodolfo y Fajardo.
El discurso de Petro, desde un principio estuvo diseñado para cautivar a varios sectores, con ideas y alusiones a López Pumarejo para atraer liberales, o invocaciones al “acuerdo sobre lo fundamental” para revivir la tesis del constituyente de 1991, Álvaro Gómez Hurtado, con el fin de atraer conservadores moderados, poniendo sobre el debate presidencial la necesidad de un gobierno amplio, que invitara a la unidad de grupos afines bajo premisas históricas que movilizaron a los bloques de los partidos tradicionales.
Petro, logró extraer del discurso de un antagonista ideológico su aplicabilidad al presente de Colombia, el acuerdo sobre lo fundamental también se compone de combatir lo que el mismo Gómez Hurtado denominó el “régimen de la corrupción”, las formas para defraudar al Estado de las cuales se alimentaba una clase política sin ideología alguna, hablar de combatir el régimen de la corrupción fue estratégico, no solo por cautivar votos conservadores, sino para recordar la consulta anticorrupción del 2018, que no logró el umbral, pero que sembró la distancia entre el elector y la política tradicional, con más de 11 millones de votos.
Como se puede apreciar, cada acción y cada concepto desarrollado en la campaña tuvieron un efecto en términos electorales, agrupando discurso liberal, discurso conservador y absorbiendo el naciente centro político en la medida que liquidaba electoralmente a la coalición Centro Esperanza.
Se pudo apreciar que el discurso lo tenía el candidato, pero la estrategia la tenían sus nuevos aliados y parte de la estrategia siempre fue neutralizar al centro para evitar su llegada a segunda vuelta, ya que siempre estuvo presente que el máximo exponente de dicha coalición, Sergio Fajardo, era tentativamente acreedor de los votos de centro y de todo el antipetrismo de la derecha y su periferia. Así se evidenció en los videos publicados del equipo base de Petro, en los que Roy Barreras indicó:
Tenemos dos cosas por hacer: o dividir ese centro más y hacer que el señor Fajardo, que tampoco es confiable, pueda sobrevivir para que divida la votación del centro, lo decíamos antes de que llegara Gustavo, inclusive intentar salvar a Fajardo y presionarlo para que acepte la invitación de Petro de hacer una competencia con nosotros o todo lo contrario, porque Fajardo es una amenaza. (Rincón, 2022, párr. 2)
La campaña fue audaz y en primera vuelta salió decidida buscando un frente amplio de fuerzas progresistas y como no fue suficiente, buscó un gobierno de unidad nacional, con partidos con los que no hubo apoyo en primera vuelta y que resultaron necesarios para gobernar. Así lo han confirmado importantes integrantes del partido Colombia Humana, como Guillermo Alfonso Jaramillo (Duzán, 2023).
Fueron estas las razones por las cuales la anterior campaña, desde lo estratégico, debe ser reconocida por su capacidad de construir desde la recopilación histórica política del país, pero también, por la capacidad de detener un enemigo potencialmente riesgoso, tal como lo hizo con el centro político, esto se evidencia en dos eventos concretos: el primero, es el intento de alianza que frustradamente se buscó entre Fajardo y Rodolfo Hernández (Doria, 2022), mediante el cual el centro estaba dispuesto a dar un giro a la derecha, a gobernar con Uribe en el mismo equipo, pero sin disposición de hacerlo con Petro; segundo, que uno de las principales voces opositoras y más argumentada al gobierno Petro es Sergio Fajardo, todo esto ante la ausencia de un opositor de peso, ya que Rodolfo Hernández no asumió el reto y el centro en el Congreso está mayoritariamente compuesto por el Partido Verde, que optó por ser partido de gobierno3.
Siendo histórico todo lo anterior, las gestas quijotescas van pasando, las emociones se normalizan y se inicia a planear los cuatro años de gobierno por parte del presidente electo y su equipo. Los mismos alfiles que acercaron el proyecto en campaña a los sectores tradicionales, ahora más que nunca juegan un rol fundamental, acercando la agenda del presidente al Congreso, dado que, si bien se percibe un cambio desde el ejecutivo, las cosas por el legislativo no cambiaron demasiado en las elecciones de marzo; allí, siguen imperando los partidos y políticos tradicionales, de las caras nuevas que llegan al Congreso algunos alternativos ostentan rigor técnico en sus roles extrapolíticos, pero otros también se han posicionado como activistas e influenciadores que van al vaivén de los likes en las redes sociales; además de ello, la caída en términos de bancada fue considerable, pero no fue estrepitosa para los partidos: Centro Democrático, la U y Cambio Radical.
Así las cosas, el presidente electo tiene un reto considerable al conformar unas mayorías parlamentarias que permitan tener la votación necesaria para proyectos de ley ambiciosos, políticas redistributivas y la esperada reforma fiscal estructural de corte progresivo que resulto exitosa; tramitar todo esto por el Congreso sin la seguridad de tener mayorías absolutas sería un riesgo alto e innecesario para el naciente gobierno.
En la cámara alta del Congreso compuesta por 108 escaños, el Pacto Histórico logró 20 curules, además cuenta con partidos aliados y afines a su proyecto político, tal es el caso del Partido Verde, con 8 senadores; la Alianza Social Independiente, con 4 senadores; el Partido Comunes, con 5 parlamentarios y los partidos indígenas MAIS y AICO, con 2 votos, todos estos que serían la fuerza base parlamentaria del presidente Gustavo Petro.
Esta suma de 41 senadores necesita ser nutrida por lo menos para alcanzar inicialmente unas mayorías simples, para ello, Gustavo Petro ha entendido desde el inicio de la campaña, que en consecuencia con la “revolución en marcha”, su aliado natural debería ser el Partido Liberal, pero allí se ha encontrado varias “tiradas de puerta”, ya que los intentos han sido repetidos tanto en primera como en segunda vuelta y en la actualidad, pensando en sumar y tener paridad, los 14 escaños liberales garantizan el meridiano de la cámara alta, 54 de 108 congresistas; ahora bien, de estos 14 senadores liberales no todos son afines a Petro, de hecho el costeño Mauricio Gómez Amin y el sorpresivo Juan Pablo Gallo, con más de 134 mil votos, son conocidos detractores que no votarán de manera disciplinada con la bancada o por instrucción del presidente.
Dicho esto, al presidente y dependencia del Partido Liberal se pueden subsanar con participación burocrática, siendo esta la moneda de cambio del gavirismo y tal vez la única alternativa; lo mismo aplica para la consolidación del proyecto de mayorías absolutas, desde la adhesión del Partido de la U y Cambio Radical, que desde el oficialismo es distante del gobierno.
De ese modo, las cuentas están de la siguiente manera: en oposición el Centro Democrático, con 13 senadores; Liga Anticorrupción, con 1 senador; mientras que la Coalición Cristiana del MIRA y Colombia Justa y Libres, con 4 senadores; Cambio Radical, con 10 senadores; Partido de la U, con 10 senadores; Partido Conservador, con 14 senadores y 27 representantes electos, de los cuales varios han manifestado que no harán oposición y están llegando a un acuerdo para consolidar mayorías absolutas, aclarando que Petro ya cuenta con algunos apoyos individuales, también es conocido el apoyo en el Congreso de senadores que incluso acompañaron a Petro en campaña, tales como Berner Zambrano de la U, en Cambio Radical Ana María Castañeda y Mario Fernández Alcocer del Conservador (Flórez Arias, 2022)
Los escenarios descritos obedecen a aproximaciones que avanzarán no solo desde el apetito burocrático, sino que existen tres líneas temáticas que el gobierno priorizará en el primer año, las cuales son: la implementación de la política de paz, política social y generación de empleo; de allí, también surgirán afinidades en los partidos nombrados, no siempre los votos legislativos son de bancada, excepto en temas neurálgicos que inviten a la disciplina de partido, por lo general los votos son individuales y este escenario facilitará los votos para aprobar las leyes que requiere el nuevo gobierno.
Superado el primer periodo legislativo con la reforma tributaria, invocando el artículo 138 de la Constitución, el gobierno cita de manera extraordinaria a sesionar al Congreso en 2023, así gana un mes para dar trámite a un paquete de reformas igualmente ambicioso, esta vez se trata de la reforma a la salud, plan nacional de desarrollo, reforma al sistema penitenciario, entre otras. Para esto, el gobierno ha jugado con calma, a la par que destapa sus proyectos de reforma entrega participación a aliados del frente amplio que lo apoyó en primera vuelta y va dejando al acuerdo nacional esperando su comportamiento en este segundo paquete de reformas; por ello, se ha visto, como es habitual, pronunciamientos de Cesar Gaviria oponiéndose a la reforma a la salud (Meléndez, 2023), en los que vuelve a plantear líneas rojas, las cuales suelen ser una forma de chantaje para recibir más participación en las entidades del gobierno a cambio de su apoyo con votos.
Capítulo aparte merece la situación del Partido Conservador, quien en cabeza del senador Carlos Trujillo logró una operación exitosa de adhesión al gobierno, pero que para el inicio del segundo periodo legislativo 2022-2023 internamente los conservadores de la Costa Atlántica le están propinando un golpe de Estado al senador Trujillo, lo cual lleva al gobierno a negociar con otro líder conservador como Efraín Cepeda, ante esa situación, el gobierno no parece tener complejos dado que, la intensión de los azules es la misma, tener participación y estar en buena posición para las elecciones regionales del 2023.
El gobierno de Gustavo Petro, sigue confiando en las operaciones de lobby en el Congreso y la capacidad de negociación que tienen Alfonso Prada y la astucia de Roy Barreras, lo cual garantiza saber llevar al acuerdo nacional avante frente a reformas venideras y mientras que la imagen del gobierno justifique seguirlo apoyando, se dice esto porque en la primera medición del 2023 de la encuestadora Datexco ya se dio el primer descenso en la opinión pública de la imagen del presidente, la aprobación pasó del 54 % al 44 % (Portafolio, 2023).
Si bien el futuro de la aprobación depende en mayor medida de las reformas y la aceptación de estas, se entiende que, salvo el frente amplio, el resto de los actores políticos están con el gobierno de manera circunstancial, como una manera de sobrevivir controlando el empleo y entidades públicas para hacer campaña en los territorios.
Por ser un gobierno de izquierda en un país de derechas, el presidente debe enviar varios mensajes de apertura, democracia y gobernabilidad que tranquilicen los mercados, los opositores y la comunidad internacional.
Ante una diversidad política como la vivida en Colombia, cobra vigencia ahondar sobre la gobernabilidad. Mirarla más allá de acuerdos burocráticos debe ser una obligación del nuevo gobierno.
Las experiencias de gobiernos anteriores muestran cómo la relación entre las ramas del poder, basadas en acuerdos burocráticos, facilita el fenómeno de captura del Estado por parte de grupos políticos, situación que en Colombia ha generado serios problemas de legitimidad de la institucionalidad, dado que son las mismas agencias, ministerios y programas estatales que en momentos salen del control del gobierno de turno por los compromisos y la dependencia de los votos parlamentarios.
Dicho lo anterior, el concepto debe ser visto desde el “paradigma de gobernabilidad” (Camou, 1996), donde se debe diferenciar entre campos de análisis y líneas de acción, en la actualidad se puede ver cómo el gobierno del presidente Petro viene trabajando con líneas de acción en terreno político, económico y social, estos temas son sus prioridades en lo que él denomina el “gran acuerdo nacional”, allí, la invitación a sectores opositores a un diálogo puede generar convergencia en líneas de acción como cultura política, instituciones y políticas públicas específicas requeridas por el país y que son producto del consenso.
Ahora bien, este paradigma de gobernabilidad carece del diálogo más importante, con los ciudadanos, este momento podría darse al construir el plan nacional de desarrollo, sea esta la invitación a que dicho plan sea construido con el país y no sea socializado al país, el plan presentado al Congreso al inicio de la segunda legislatura tiene algunos reparos, sobre todo, en la matriz plurianual de inversiones, que se queda corta en algunas regiones4, tomado como referencia los diálogos regionales y las líneas de inversión planteadas. Capítulo aparte merece la reforma a la salud, a la cual no han ofrecido socialización con el texto original, solo diálogos parciales con fragmentos del documento, que llegó directamente al Congreso a ser debatida.
Si bien, al planear el Estado se puede fantasear un poco, la realidad es menos estimulante, pues el ejecutivo posee 170 mil funcionarios (Semana, 2022)5, de los cuales, de algunos será potestativa su permanencia en el gobierno nacional del nuevo presidente. En lo inherente al primer anillo del gobierno, la alta tecnocracia, los encargados del funcionamiento desde la parte estratégica en agencias y descentralizados como el DNP, Banco de la República, altas consejerías etc. son alrededor de 700 personas (Becassino, 2022), de las cuales, con el cambio de modelo y de partido presidencial, serán posiblemente renovados muchos de ellos.
Es allí donde surgen cuestionamientos sobre si la izquierda cuenta con la capacidad técnica y “recurso” humano para garantizar el funcionamiento del Estado, también preguntarse acerca de la posibilidad de que el gobierno Petro caiga en manos de los partidos tradicionales: Conservador, Liberal y, dada su experiencia en el control del Estado, preguntarse acerca del tipo de acuerdos y la vigencia de estos, entre el presidente sus compromisarios y los partidos tradicionales.
Es de comprender que la tecnocracia no es en sí misma negativa; de hecho, el avance técnico en ocasiones garantiza algo de movilidad, innovación y cientificidad en el sector público. En el país existe una opaca política del mérito para acceder al empleo público, los cargos ofertados a la ciudadanía son cargos de bajo perfil, mientras que los cargos estratégicos están acaparados por lo que Edgar Revéiz Roldán, (citado por Gómez Jiménez, 2016), denomina “elites transnacionales” aquellos descendientes de castas tradicionalmente políticas o empresariales que mediante estudios en el extranjero adquieren el conocimiento para poder moverse por agencias públicas nacionales e incluso transnacionales, estos son los espacios a los cuales los partidos tradicionales están dispuestos a negociar por encima de su dignidad e incluso inobservando sus bases ideológicas.
Como muestra de sus capacidades discursivas, Gustavo Petro incorporó al debate político ideas aglutinantes y retomadas de líderes históricos, que llaman a la unidad nacional, especialmente a los dos partidos tradicionales. Para ello usó como soporte la Constitución Política de l991, lo cual enmarcó su discurso en la legalidad e institucionalidad, como contrastación a las tesis de sus detractores que lo tildaban de antisistema. Sumado a lo anterior, la campaña de Petro logró invertir la ecuación ideológica que rige en las elecciones en Colombia, donde ha regido desde el plebiscito del 2016, una cuasi paridad entre pro-paz y no-paz.
En primera vuelta, Petro tuvo un “frente amplio” en el que tenía aliados históricos de la izquierda, movimientos indígenas, sindicalistas, pero que resultaban insuficientes para llegar a la presidencia, pasando a un segundo momento de un “acuerdo nacional”, en el cual, gracias a operadores políticos reconocidos, como Roy Barreras, Armando Benedetti o Alfonso Prada, sumó y supo mantener unas amplias mayorías que han facilitado su ejercicio de gobierno hasta la fecha.
Mantener las mayorías parlamentarias no solo depende de dar participación a los grupos políticos del “acuerdo nacional”, también existen variables como el apoyo popular reflejado en encuestas, la acogida de las reformas y la implementación de algunas políticas públicas como el Plan Nacional de Desarrollo, del cual dependen muchos de los cambios ofrecidos en campaña. Por lo anterior, el gobierno de Petro se enfrenta a retos considerables como la relación con los medios de comunicación, elecciones territoriales y equilibrar la economía nacional, solo por nombrar algunos puntos críticos.
Uno de los puntos débiles del primer gobierno de izquierda puede ser la transición de la alta burocracia, la curva de aprendizaje de cargos estratégicos donde ya no están los que siempre habían estado, las nuevas figuras que diseñan e implementan políticas públicas que se debaten entre lo urgente y lo prioritario, acordes al paradigma de gobernabilidad y decisiones estratégicas del ejecutivo que sostengan el respaldo dentro y fuera del capitolio, entendiendo que los cambios ofrecidos se deben a procesos públicos que están sujetos a continuidad y respaldos.
Camou, A. (1996). Gobernabilidad y transición democrática en México. Revista Perfiles Latinoamericanos, 5(9), 133-152.
Doria, P. (2 de junio de 2022). Los seis ajustes que Fajardo y su combo piden para subirse a la rodolfoneta. La Silla Vacía https://www.lasillavacia.com/historias/silla-nacional/los-cinco-ajustes-que-fajardo-y-su-combo-piden-para-subirse-a-la-rodolfoneta/
Duzán, M. J. (Anfitriona). (10 de junio de 2022). Becassino: el estratega que pone la cara por Rodolfo Hernández [Episodio de Podcast]. En A fondo con María Jimena Duzán. Spotify. https://open.spotify.com/episode/1U95SLwRXLcCBKTgBamPrf?si=8b308094498c4b4e
Duzán, M. J. (Anfitriona). (diciembre de 2022). ‘Petro es un populista’: Sergio Fajardo. Episodio de Podcast]. En A fondo con María Jimena Duzán. Spotify. https://open.spotify.com/episode/1Cpcd68XCTMY03Dgx9Gluh?si=gw1x4TDQQUuKmmVQk5BhTw
Duzán, M. J. (Anfitriona). (10 de febrero de 2023). ‘Salir a marchar el 14 es supremamente prematuro’: Guillermo Alfonso Jaramillo, candidato a la alcaldía de Bogotá [Episodio de Podcast]. En A fondo con María Jimena Duzán. Spotify. https://open.spotify.com/episode/54ª8jW7upJvWQU65WZqUhp?si=_R9Da1-4SEOi8nR9Bvjmqg
Flórez Arias, J. M. (23 de junio de 2022). Gaviria ofrece a Petro la mayoría en el congreso a cambio de burocracia. La Silla Vacía. https://www.lasillavacia.com/historias/silla-nacional/gaviria-ofrece-a-petro-la-mayoria-en-el-congreso-a-cambio-de-burocracia/
Gómez Jiménez, A. (2016). “La transgresión moral de las élites y el sometimiento de los Estados. Cooptación o democracia” de Edgar Revéiz Roldán. Ensayos de Economía, 26(49), 311-315. https://doi.org/10.15446/ede.v26n49.63828
Meléndez, J. (5 de febrero de 2023). Las 17 propuestas del jefe del Partido Liberal sobre la reforma de la salud. El Tiempo. https://www.eltiempo.com/politica/partidos-politicos/reforma-de-la-salud-las-17-propuestas-de-cesar-gaviria-739416
Petro, G. (2021). Una vida, muchas vidas. Editorial Planeta.
Portafolio. (6 de febrero de 2023).Cae imagen favorable de Gustavo Petro, según encuesta. https://www.portafolio.co/economia/gobierno/petro-cayo-en-imagen-favorable-en-primera-gran-encuesta-de-2023-578039
Registraduría Nacional del Estado Civil. (2 de octubre de 2016). Plebiscito 2 de octubre de 2016. https://elecciones.registraduria.gov.co/pre_plebis_2016/99PL/DPLZZZZZZZZZZZZZZZZZ_L1.htm
Registraduría Nacional del Estado Civil. (21 de junio de 2022). En la segunda vuelta presidencial de 2022 se presenció la abstención más baja https://www.registraduria.gov.co/En-la-segunda-vuelta-presidencial-del-2022-se-registro-la-abstencion-mas-baja.html
Rincón, S. (8 de junio de 2022). Escándalo por video en el que Roy Barreras habla de dividir el centro o atacar a Alejandro Gaviria. Blue Radio. https://www.bluradio.com/nacion/elecciones/presidenciales/escandalo-por-video-en-el-que-roy-barreras-habla-de-dividir-el-centro-o-atacar-a-alejandro-gaviria-rg10
Sánchez, G. (1990). Guerra y política en la sociedad colombiana. El Ancora Editores Ltda
Semana. (9 de marzo de 2022), ¿Cuántos servidores públicos hay en Colombia? Semana. https://www.semana.com/nacion/articulo/cuantos-servidores-publicos-hay-en-colombia/202209/
Urrego, G. F. (2021). Una vida, muchas vidas. Planeta.
Notas:
1Voluntario del observatorio legislativo, Eje Cafetero Visible la Universidad Autónoma de Manizales. Magíster en Políticas Públicas de la Universidad Autónoma de Manizales. Especialista en Psicología Clínica de la Universidad Católica de Pereira. Psicólogo de la Universidad de Manizales. Correo electrónico: carlosf.zuletas@autonoma.edu.co
2Se entiende para este artículo por “tintes socialistas” el espíritu de reforma con base en necesidades identificadas en comunidades que no han sido beneficiadas por las políticas del Estado, para el caso particular de López Pumarejo dicho tinte se centró en el sector agrario y la propiedad de la tierra.
3Una de las apariciones de opinión del líder político Sergio Fajardo, donde argumenta posiciones en contra del gobierno Petro, puede escucharse en esta entrevista del programa: A Fondo con María Jimena Duzán: https://open.spotify.com/episode/1Cpcd68XCTMY03Dgx9Gluh?si=gw1x4TDQQUuKmmVQk5BhTw
4Por ejemplo, así lo expresó el Senador Guido Echeverry, integrante de la Comisión Sexta del senado. Véase: https://twitter.com/GuidoEcheverri/status/1623838820121681920?s=20&t=8yg1mL5CZD2NVGCynm-_jA
5De acuerdo a Nerio José Alvis, director del Departamento Administrativo de la Función Pública. (Semana, 2022, párr. 5).