DOI: 10.17533/udea.efyd.v33n1a03

URL DOI: http://doi.org/10.17533/udea.efyd.v33n1a03

 

EDUCACIÓN FÍSICA Y EDUCACIÓN DEL CUERPO EN EL URUGUAY: JESS T. HOPKINS (1912- 1922)[1]

EDUCAÇÃO FÍSICA E EDUCAÇÃO DO CORPO NO URUGUAI: JESS T. HOPKINS (1912- 1922)

 

PHYSICAL EDUCATION AND CORPORAL EDUCATION IN URUGUAY: JESS T. HOPKINS (1912-1922)

 

Paola Dogliotti Moro

Magister en Enseñanza Universitaria por la Universidad de la República.

Profesora Departamento de Enseñanza y Aprendizaje del Instituto de Educación de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República (Uruguay).

paoladogliottimoro@gmail.com

 

Dogliotti, D. (2014).  Educación física y educación del cuerpo en el uruguay: jess t. Hopkins (1912- 1922).  Revista Educación Física y Deporte, n.33 (1), 31-50, Ene-Jul 2014

 

RESUMEN

En este trabajo se analizan las principales discursividades en torno al cuerpo y la educación física presentes en Jess T. Hopkins, maestro de educación física por la universidad de Springfield College de la Young Men Christian Asociation (YMCA) norteamericana, primer Director Técnico de la Comisión Nacional de Educación Física (CNEF) del Uruguay entre 1912 y 1920, y encargado del primer curso intensivo de formación de maestros de educación física. Entre los principales hallazgos se destaca la influencia de la YMCA en el proceso gestacional de la CNEF en el Uruguay. El profesor de educación física, en tanto ayudante del médico, desplegaba dos tipos de intervención, uno denominado normación, que apuntaba al cuerpo individual, máquina, a las disciplinas ejercidas sobre él en tanto anátomo-política del cuerpo, y otro denominado normalización, que tomaba al cuerpo en tanto especie y apuntaba al gobierno de la población (Foucault, 1976). Jess Hopkins mostraba una interpretación del evolucionismo darwiniano tendiente a la degenerescencia (Vigarello, 2005).

PALABRAS CLAVE: cuerpo, educación física, Hopkins, Uruguay, 1912-1922.

 

 

RESUMO

Neste trabalho analizam-se as principais discursividades sobre o corpo e a educação física, presentes em Jess T. Hopkins, professor de educação física pela universidade de Springfield College da Young Men Christian Asociation (YMCA) norteamericana, primeiro Diretor Técnico da Comissão Nacional de Educação Física ( CNEF) do Uruguai entre 1912 e 1920, e encarregado do primeiro curso intensivo de formação de professores de educação física. Entre as principais descobertas destaca-se a influência da YMCA no processo gestacional da CNEF no Uruguai. O professor de educação física, enquanto ajudante do médico, desempenhava dois tipos de intervenção, um denominado normação, que apontava ao corpo individual,, máquina, às disciplinas exercidas sobre ele enquanto anátomo-política do corpo, e outro denominado normalização, que tomava o corpo enquanto espécie e apontava ao governo da população (Foucault, 1976). Jess Hopkins mostrava uma interpretação do evolucionismo darwiniano tendente à degenerescência (Vigarello, 2005).

PALAVRAS-CHAVE: corpo, educação física, Hopkins, Uruguai, 1912-1922.

 

ABSTRACT

This paper analyzes the main corporal and physical education discourses present in Jess T. Hopkins, physical education professor at Springfield College of the YMCA of North America; first Technical Director of the National Commission of Physical Education (CNEF) of Uruguay between 1912 and 1920, and in charge of the first intensive physical training education professors. Among the main findings, it is evident the influence of the YMCA in the gestational process of the CNEF in Uruguay.

The physical education professor as a doctor assistant performed two kind of interventions: normación and normalización. The first one refers to individual body, machine; discipline applied on it as long as anatomo-politics of the body. The second one implies the body concept as specie and the population control (Foucault, 1976). Jess Hopkins showed a Darwin’s evolution interpretation with a tendency of degeneration (Vigarello, 2005).

KEY WORDS: physical education, corporal education, discourses, normación, normalización.

 

INTRODUCCIÓN

            Este trabajo se propone un rastreo de los principales modos de significar a la educación física y al cuerpo en momentos de una fuerte institucionalización de la educación física en el Uruguay (1912-1922), a través de los principales textos escritos por Jess T. Hopkins, misionero proveniente de la YMCA. Es preciso destacar que, si bien a continuación se presentarán los principales datos biográficos de Hopkins para dar cuenta del contexto de época y sus modos de inserción y aceptación en el Uruguay, el énfasis a lo largo del trabajo no estará puesto en el pensamiento de determinadas personalidades, ni en el desarrollo de datos históricos, sino, por el contrario, en el análisis de discurso.

Desde nuestra perspectiva, el discurso no es producto de una determinada personalidad brillante y tiene efectos sobre los sujetos; este no es dueño y señor del discurso sino que es interpelado por este, es puesto en las derivas de la cadena significante. En este sentido, se busca distanciarse del relato de los grandes hombres y se intenta poner el acento en las discursividades implicadas y manifestadas a través de las principales obras de Jess T. Hopkins[2].

            Jess T. Hopkins[3] fue uno de los principales impulsores de la creación de las plazas de deportes[4] de la CNEF en su primera década de existencia, miembro de la Comisión Organizadora, como Secretario del Primer Curso Intensivo Teórico-Práctico para Maestros de Plazas de Deportes a inicios de 1920[5]. Fue Director de cuerpos de líderes de las diversas plazas de deportes y de la Asociación Cristiana de Jóvenes. En 1912 se radicó en Uruguay para encargarse del Departamento de Educación Física de la Asociación Cristiana de Jóvenes (ACJ), fundado en junio de 1912[6]. Así fue valorado por sus correligionarios: introdujo en el país una orientación nueva del deporte, la institución del cuerpo de líderes, el examen fisico-médico previo al ejercicio, el ‘juego recreativo para todos’ y destacando valores morales de la educación física [...] En esos años introdujo al país muchos juegos, como el básquet-ball, voley-ball, etc., que pronto se popularizaron (Uruguay, 1929, pp. VII-VIII).

En 1913 fue designado Director General de Plazas Vecinales y luego Director Técnico de la CNEF, desde donde impulsó el establecimiento de plazas de deporte. Entre los años 1917 y 1918 regresó a su país para escribir su tesis de graduación, “A monograph on physical education written in Spanish”. En 1919 retornó a Montevideo y ocupó el cargo de Director Continental de Educación Física de la Federación Sudamericana de ACJ, con sede en esta ciudad. Desde su regreso ocupó el cargo de Asesor Técnico Honorario de la CNEF[7] hasta que en 1928 residió en forma definitiva en Estados Unidos. Fue representante técnico en América del Sur del Comité Olímpico Internacional (Uruguay, 1929 pp. VII-IX; CNEF, 1920, 1924; Pereyra, 1946).

Entre otras de sus producciones se destaca la organización del libro Reglamentos Oficiales de Juegos Atléticos y Estudios sobre educación física moderna (Uruguay, 1929), en el que se detalla:

La publicación de este libro se debe a la iniciativa del Sr. Jess T. Hopkins, Secretario de la Sección Educación Física de la Federación Sudamericana de Asociaciones Cristianas de Jóvenes. Fue él quien hizo las gestiones para que la conocida Editorial “Spalding” publicara la primera edición: quien recolectó la mayor parte del material, estudió las mejoras a introducirse en aquella. [...] Fue entonces que, en atención a que él era, en cierto sentido, el verdadero autor del libro, y en reconocimiento de su larga y fructífera actuación en el desarrollo de la educación física en Sudamérica, y a insinuación de sus colaboradores en la redacción de aquel, se resolvió dedicarle su propio libro, último trabajo que realizó en estos países (Uruguay, 1929, p. V).

 

Las fuentes seleccionadas y analizadas en la presente investigación son:

1) La tesis de graduación mencionada. Difundida en Uruguay, la escribió en español y muchos de los textos citados fueron publicados en la Revista Uruguay-Sport, publicación oficial de la CNEF. Raúl V. Blanco[8], refiriéndose a ella en el primer libro sobre recreación escrito por un uruguayo, expresa que Hopkins realizó una autorizada investigación sobre los juegos y su origen y “marcó la era del oro de los deportes y la educación física en Uruguay, siendo las Plazas de Deportes su obra más importante organizada” (Blanco, 1940, p. 22).

2) El artículo titulado “Educación Física. Bases Biológicas de los juegos atléticos” publicado en 1922 en la Revista Uruguay Sport, de la CNEF.

Para dar cuenta, más aún, de la gran influencia ejercida por la YMCA norteamericana en el proceso gestacional de la CNEF y de la educación física en Uruguay, y sobre todo de las vinculaciones entre la conducción política del país y la ACJ, transcribimos algunos párrafos de la carta enviada por Jess T. Hopkins a J.H. McCurdy, Director de Springfield College, el 26 de agosto de 1912, a solo un poco más de dos meses de su arribo a Montevideo:

Conard, nuestro secretario y un graduado de la Universidad de Illinois, y Monteverde, su asociado, un uruguayo muy influyente, han sentado las bases para un maravilloso trabajo de la asociación en este pequeño pero importante país. [...] En poco más de tres años, estos dos hombres han construido una membresía de 750 de los cuales 6/7 son uruguayos; tienen en su comisión algunos de los hombres más fuertes de la ciudad; han asegurado el activo interés de la mayoría de los hombres influyentes en el cuerpo diplomático. Monteverde pasó una hora con el presidente[9] hace poco tiempo describiéndole nuestro trabajo y el Presidente odia todo lo que sabe a cristianismo, pero cuando terminó se fue con el ejecutivo alabando nuestro trabajo. Este Presidente ha designado una Comisión Nacional de Educación Física y el Congreso ha destinado $50.000 por año para su trabajo. El Presidente de la Asociación, Mr. Towers, es miembro de esta Comisión, y ha aceptado la designación con el solo propósito de usar su influencia para poner al Director Físico de la Asociación en buenas relaciones con esta Comisión. Y esto, me complace decirlo, está funcionando muy bien. La Comisión está planificando un sistema de plazas de deportes y justo esta tarde el presidente[10] vino en su automóvil para llevarme a inspeccionar el sitio de la primera plaza. Me dio un bosquejo de sus planes y me pidió para reunirse conmigo mañana y ofrecerle las sugerencias y críticas que desee.

Agosto, 29: Tuve que interrumpir esta carta hasta ahora. Tuve el placer de pasar una hora y media con el Presidente y Tesorero de la CNEF ayer discutiendo los planes para sus plazas. Debo entregar un plan y detallar una lista de equipamiento mañana para su aprobación. Además sugirieron que les gustaría que yo tuviera algún tipo de relación oficial para la supervisión. [...] Estamos muy entusiasmados con el asunto porque prácticamente significa que podremos controlar la situación de las plazas y si hacemos una buena impresión en la Comisión, no hay duda de que podremos tener una gran influencia en todo el trabajo de este órgano nacional en sus esfuerzos por establecer un movimiento nacional por la educación física.

El Inspector Nacional de Escuelas Públicas[11] ha pedido una entrevista con el propósito de hablar sobre la educación física en las escuelas públicas. Sus escuelas públicas están pobremente ubicadas actualmente en varios cientos de pequeñas casas y salones, etc. esparcidos por la ciudad. Dan pena en cuanto a la sanidad e higiene. Toda la EF que se haga debe ser en el salón. Los patios son desconocidos, y ni hablar de gimnasios.

Visitamos todos los gimnasios de la ciudad poco después de nuestra llegada y encontramos que muchos de ellos están en la “Dark Ages”. Equipados con un ring de boxeo en el centro y después numerosas pesas, etc. esparcidas alrededor. Están administrados por el típico profesor hombre fuerte. Las paralelas y caballos que tienen son hechos artesanalmente, y fueron importados de Europa hace cuarenta años. Supongo que le costará creer que el gimnasio que la Asociación está acondicionando –una vieja iglesia– será el segundo mejor gimnasio en Sudamérica –el primero es el nuevo edificio de Bs. As. Por supuesto que no he estado en la costa oeste, pero Río, Bs. As. y Montevideo son las tres ciudades más modernas en el área de gimnasios por aquí. Salassa, en Río y Phillips, en Bs. As. encontraron exactamente las mismas condiciones que yo estoy encontrando aquí. Nuestros aparatos, clases masivas con música, y muchos juegos asombran a todos. Luego, cuando hablamos de sanidad, higiene personal y trabajo de salud municipal quedan completamente shockeados.

Tomando todo esto en consideración: la CNEF, las Escuelas Públicas, la Universidad, y el Sistema de Plazas de Deportes; en ningún lado encontrará un departamento físico de la Asociación una situación más promisoria y única para un maravilloso trabajo de extensión. Estoy muy feliz de tener esta oportunidad (Hopkins, 1912)[12].

            La carta da cuenta de la visión de un extranjero proveniente del “primer mundo” y su lectura de la realidad uruguaya y de esta región, y el impacto que ocasionó la venida de los “misioneros” a Sudamérica. A continuación nos abocaremos al análisis específico de los modos de entender al cuerpo y a la educación física a lo largo de sus textos.

 

RESULTADOS

Evolucionismo y eugenismo: degenerescencia

Para explicar las bases biológicas de los juegos atléticos, Hopkins se basa en fundamentos de un evolucionismo darwinista:

Se ven en el cuerpo humano las huellas de evolución de la raza a través de las edades, como Darwin nos las hizo ver. [...] El ser humano durante el período de su crecimiento recoge los beneficios de la evolución de la raza (Hopkins, 1922, pp. 3.494-3.495)[13].

Sin embargo, estos argumentos de progreso y mejoramiento de la raza tergiversan la teoría darwiniana y constituyen, según Vigarello (2005), una teoría de la degenerescencia: la inspiración extraída de Darwin, por ejemplo, no deja de traicionar la argumentación seleccionista al postularle una finalidad que no tiene. La selección natural no debe ser interpretada desde el ángulo normativo de un “mejoramiento” gradual de ciertas especies o lo contrario con respecto a otras: “Lo que garantiza la selección natural darwiniana no se encuentra de ninguna manera marcado por el sello de la ideología del progreso. Una evolución por adaptación ecológica no prejuzga en absoluto el perfeccionamiento de la raza” (Conry, p. 329). Las fuerzas que seleccionan las especies y las diferencian “transforman”, pero no “degradan” ni “mejoran”.  El propio Darwin había respondido a los enfoques que se esforzaban por ver “avances” o “retrocesos”, normalizando una evolución o antievolución.  La teoría de la “degenerescencia” es normativa, al contrario del evolucionismo darwiniano (Vigarello, 2005, p. 111).

Para dar estos fundamentos recurre a doctores de su país (Gulick, G. Stanley Hall, McCurdy, McKenzie y Fisher) que “han estudiado al ser humano a través de la historia de la raza” (Hopkins, 1922, p. 3.494). Según estas ideas, el niño pasa en sus etapas de crecimiento por las mismas etapas de la historia de la humanidad. En esta teoría el cuerpo orgánico es el motor del desarrollo mental:

Por los grandes adelantos filosóficos, basados en la teoría de la evolución, ahora sabemos que los niños griegos, que dedicaban tantas horas diarias a los deportes[14], no desarrollaban, únicamente, sus cuerpos sino que también cultivaban sus intelectos. El sistema muscular es la llave del desarrollo del sistema nervioso (el cerebro, etc.) y los órganos vitales (Hopkins, 1918, p. 9).

 

            Aquí sientan las bases de un plan de educación física “basado en un estudio del desarrollo de la raza” (Hopkins, 1918, p. 9). Las bases biológicas son el suelo epistémico de esta disciplina: “dice el Doctor Tyler, que nuestro sistema muscular está estratificado. Es decir, que hemos adquirido diversas partes en distintas épocas de la evolución” (Hopkins, 1918, p. 12).

Por tal motivo, “toda educación, y especialmente la educación física debe estar basada en un estudio biológico y etnológico de la raza humana” (Hopkins, 1918, p. 43). Para ello lo central no es qué sistema de educación física elegir sino que esté de acuerdo con el “desarrollo natural”. Lo orgánico y las etapas del desarrollo son sinónimo de “natural”. No existe para el positivismo evolucionista una distancia entre el objeto real y el objeto de conocimiento, sino que los desarrollos científicos de las ciencias biológicas son presentados como “la naturaleza” a respetar, y todos los presupuestos que se desprenden de “la ciencia” son los que determinan los modos de regulación de la vida orgánica del hombre, en este caso, mediante ejercicios físicos. “La cuestión es que cualquier procedimiento, para ser bueno o aceptable, debe tener alguna base científica que no viole ninguna ley del crecimiento natural. Debe ayudarlo y no impedirlo” (Hopkins, 1918, p. 43).

La ciencia positiva se erige como la verdad incuestionable y no se percibe que sus “descubrimientos” son producto de una episteme y de un corpus teórico desde donde se mira el objeto y se lo construye. Se olvida que el cuerpo orgánico, anátomo-fisiológico y evolutivo no es un estado de naturaleza (si es que pudiera haber una instancia tal) sino producto de una serie de dispositivos construidos discursivamente. Según Hopkins, siguiendo los dictámenes de las etapas evolutivas del desarrollo, cualquier sistema de educación física puede ser utilizado, aunque “teniendo en cuenta la preferencia personal o el temperamento nacional. [...] Supongo que para la psicología sueca no hay mejor sistema que el de Ling, así como para los alemanes el que originó Jahn” (Hopkins, 1918, p. 43).

Lo étnico adquiere relevancia en el evolucionismo, lo genético determina el comportamiento social del niño, de una raza, de un país. “Estos instintos[15] que hemos heredado pueden ponerse en práctica en forma de juego” (Hopkins, 1918, p. 22); “casi todas las manifestaciones sociales del chico son reverbaraciones o reflejos de sus antepasados” (Hopkins, 1918, p. 20). Hopkins trata los movimientos construidos en el intercambio del hombre con la cultura como si fueran instintos. “El muchacho es un verdadero indio incivilizado o pequeño salvaje. [...] Representa muy bien al hombre de poca civilización” (Hopkins, 1918, p. 27). Se equipara civilización a educación y cultura, e incivilización a salvajismo y falta de cultura.

Así, se establecen “razas superiores”, las primeras, e “inferiores”, las segundas: en palabras de McKenzie, Hopkins expresa que “por el cultivo de las grandes acciones fundamentales y vitales es que el hombre civilizado ha mantenido su superioridad sobre las razas primitivas y un programa de educación física debe estar basado en ensayos de esas acciones” (Hopkins, 1918, p. 63). La educación física contribuye, de este modo, a construir una raza “superior”, “civilizada”, “más fuerte”, y a combatir los males de su “degeneración”. Así,

Nosotros somos [...] los culpables del crimen de ignorar el debido funcionamiento de este organismo y de haberlo dejado degenerar. [...] Notaremos [...] síntomas de toda clase de enfermedades físicas y morales [...] debido a su ignorancia o a su descuido, cada día avanzan por un camino que los conduce hacia un estado físico, moral y mental, más degenerado” (Hopkins, 1918, p. 4).

 

La educación física, entre la anatomía política del cuerpo y la biopolítica

 

En el discurso evolucionista de la degeneración, la educación física es presentada como una herramienta esencial para combatirla, una tecnología de poder. En este sentido,

…el viejo derecho soberano de poder matar necesita ahora ser justificado y ejercido biológicamente. Ya no es la supresión del enemigo político lo que está en juego en esta nueva fisiología del poder de muerte del Estado, sino la eliminación de la amenaza biológica, de la degradación, de lo anormal (Castro, 2011, p. 58).

            Para dar este combate, señala Hopkins que “en Nueva York existe una institución llamada ‘The Life Extension Institute’. Su título indica que es un instituto para ayudar a prolongar la vida. Está dirigido por un cuerpo de expertos en todos los detalles del organismo humano” (Hopkins, 1918, p. 6). Un cuerpo de médicos se encarga de realizar exámenes y controles de todos los órganos y su funcionamiento:

Hacen una inspección absoluta. Además [...] hacen preguntas que revelan los hábitos higiénicos del individuo: qué come, cuánto tiempo duerme, qué clases de ejercicios físicos practica; cuántos cigarros fuma; cuánto café toma; si toma bebidas alcohólicas; si está constipado, etc. Después de estudiar los resultados del examen le envían una carta en la cual le aconsejan y le recomiendan la manera más conveniente de vivir. [...] Esta institución está revisando miles de personas cada año (Hopkins, 1918, p. 6).

            Se realiza un control infinitesimal sobre cada uno de los cuerpos: hábitos de vida, costumbres, pero también el saber médico tiene el poder sobre la vida de la especie humana:

Compañías de seguros sobre la vida pagan a esta Institución para que revise a sus asegurados. Si pueden prolongar la vida de sus asegurados es un buen negocio para la Compañía! También una fábrica que emplea miles de obreros considera dinero bien gastado el pagar por la revisión completa de sus empleados, pues con el mejoramiento de la salud de ellos, resultarán trabajadores más eficientes (Hopkins, 1918, p. 7).

            La anatomía política del cuerpo y la biopolítica ejercida por la medicina tienen su máxima expresión en un país con un capitalismo económico prominente. El profesor de educación física se convierte aquí en un aliado fundamental del médico,

A nosotros nos corresponde hacer lo que esté a nuestro alcance para complementar la labor de la ciencia. Debemos de enseñar a los chicos a vivir como es debido y así obtener salud, fuerza y eficiencia para los componentes del organismo (Hopkins, 1918, pp. 7-8).

 

Muscularización de la moral: los músculos como “órganos de la voluntad”

 

Para Hopkins, el cuerpo es el de la anátomo-fisiología: “no es demasiado esperar que el hombre sepa tanto del mecanismo y operaciones de su organismo, como sabe de su ¡automóvil! o de su ¡caballo!” (Hopkins, 1918, p. 17)[16]. Mediante la educación física, “cuando llegue a ser un hombre poseerá órganos vitales sanos, fuertes y llenos de vigor, y una musculatura suficiente para dar al cuerpo esbeltez, buena postura y agilidad al intentar acciones que requieran coordinación, etc.” (Hopkins, 1918, p. 17). Estos atributos dan cuenta de una construcción masculina de los cuerpos. De este modo concibe a los músculos como “órganos de la voluntad” y al “carácter como una red de hábitos neuro-musculares” (Hopkins, 1922, p. 3.494). Todo está biologizado para Hopkins, hasta la personalidad; la constitución subjetiva del ser humano no es tal sino que está determinada por los músculos:

Los músculos son los que generan el hábito, la imitación, la obediencia, el carácter y casi todas las maneras y costumbres. Se puede decir que la resistencia, la destreza y la perseverancia son virtudes musculares y que la fatiga, el capricho, la irascibilidad, la falta de control y el desequilibrio son deficiencias musculares (Hopkins, 1922, p. 3.494).

            Podríamos llamar a esto una biología moralizada y una moral biologizada; ambos aspectos están presentes: por un lado, al músculo se le atribuyen aspectos de orden moral y por otro, las cualidades morales son musculares.

 

CONSIDERACIONES FINALES

En relación a cómo se entiende el cuerpo, lo que da cuenta de los modos de constitución epistémica de la educación física, señalamos que lo predominante es el cuerpo orgánico, en tanto materia viviente. Pero, en este sentido, según la distinción griega, más cercano a la zoe que a la bíos.

Si tenemos en cuenta la distinción griega entre bíos y zoé […] no deberíamos hablar de biopolítica, sino de zoopolítica. Este sería el caso cuando el objeto de la biopolítica no es la vida humana en su sentido específico, sino la vida biológica de los hombres. Que el término “bios” se haya impuesto sobre “zoe”, que lo haya incluso sustituido y que, por ello, hablemos de “biopolítica” y no de “zoopolítica”, se debe a la aparición a comienzos del siglo XIX del término “biología”, cuya invención se atribuye [...] al francés Jean-Baptiste Lamarck (1744-1837) (Castro, 2011, p. 19).

 La educación física se despliega como una de aquellas instancias que prolongan la vida. De este modo, a través del desarrollo de las ciencias médicas, la educación física tiene un papel fundamentalmente higiénico, en tanto actúa sobre la salud y en el ámbito de la prevención más que en el de la enfermedad. El profesor se convierte en un ayudante del médico y, para esto, recibe de este campo una serie de conocimientos terapéuticos e higiénicos y diferentes técnicas para desarrollar una ortopedia sobre el cuerpo. A partir de aquí se despliega, con mayor o menor grado, una infinidad de técnicas de medición y clasificación de los cuerpos a través de los test posturales y de aptitud física. Desde los diversos diagnósticos, test, pruebas, exámenes y estadísticas elaboradas a partir de sus resultados, se desplegaban dos tipos de intervención: uno, denominado normación, que apuntaba al cuerpo individual, máquina, a las disciplinas ejercidas sobre él en tanto anátomo-política del cuerpo, y otro denominado normalización, que tomaba al cuerpo en tanto especie y apuntaba al gobierno de la población (Foucault, 1992). Pero la vida escapa al sueño clasificador; siempre queda un resto que excede a ambos mecanismos de normación y normalización.

En la Modernidad, a la vida biológica se la produce y se la administra. Podría decirse incluso que –en la Modernidad, insistimos– la vida es objeto de biologización, de normalización biológica. Pero ella es también, como veremos, lo que nunca queda exhaustivamente atrapado en los mecanismos que pretenden controlarla; siempre los excede y se les escapa. Las categorías de gobierno y de gubernamentalidad, hacia las que se encamina el análisis foucaulteano del biopoder, buscan precisamente dar cuenta de lo uno y de lo otro (Castro, 2011, p. 39).

Jess Hopkins, a través de su escritos, mostraba una interpretación del evolucionismo darwiniano tendiente a la degenerescencia (Vigarello, 2005), lo que implicaba una tergiversación de la teoría de Darwin, en tanto la evolución era vista como un proceso de antievolución normativa, como un mecanismo de “degeneración” provocada no por causas biológicas de organización interna de los cuerpos, sino como consecuencia de los fenómenos sociales del industrialismo.

En esta discursividad, el cuerpo era principalmente un “conjunto de músculos”, y estos se concebían como “órganos del cerebro”, “de la voluntad, del pensamiento y del sentimiento”, mientras el carácter se entendía como un “plexo de hábitos motores”. En cierta medida se presenta una biologización de la moral o, más que esto, una muscularización de la moral.

Si se comparan las discursividades presentes en los diversos documentos escritos por Hopkins con las de otras personalidades que tuvieron un rol importante en la configuración de la educación del cuerpo en el Uruguay del Novecientos  –José Pedro Varela, los presentes en el Congreso Pedagógico de 1882, Alejandro Lamas, José Batlle y Ordónez, la Cámara de Fomento que justificó el Proyecto de Ley de creación de la CNEF, las páginas de la revista Uruguay Sport, Julio J. Rodríguez[17]–, podemos decir que en todas ellas, con diferentes modalidades, se presenta un eugenismo pronunciado; la gimnástica, la cultura física, la educación física o los sports son herramientas indispensables para el “mejoramiento de la raza”. Se idealizan o ponen en un lugar de jerarquía a las razas anglosajonas frente a las latinas, mostrando ciertos rasgos de racismo. Se presenta a las primeras como “superiores”, “civilizadas” y “educadas”, y a las segundas con “falta de cultura”, “incivilizadas” y con diversos grados de “salvajismo” o “barbarie”.

Desde aquí se prescriben y delinean determinados tipos de cuerpos y se relegan otros, muchas veces asociados con la enfermedad y la pobreza. Si bien se habla en el genérico de “hombre” se está representando al cuerpo del varón; se idealiza el cuerpo del “gentleman” inglés, vigoroso, esbelto, recto, rígido, con altivez de postura, tonalidad en su rostro, fuerte.

A través de la figura de Jess T. Hopkins, una de las discursividades que mayor influencia tuvo en la matriz fundacional que constituyó el proceso de creación de la CNEF fue la proveniente de la YMCA de Estados Unidos. A partir del proceso gestacional de la CNEF, hay un cambio importante en cuanto a que la incidencia que comienza a ejercer Estados Unidos para la conformación del campo de la educación física en Uruguay es mayor que la europea. Específicamente, la influencia de la YMCA se realiza a través de la llegada a Latinoamérica de egresados de sus universidades, formados en educación física. Pero la influencia ejercida en Uruguay es mayor que en otros países del continente. A diferencia, por ejemplo, de Argentina, cuando llegan los norteamericanos a Montevideo el desarrollo de la educación física era más que precario y escaso.

En Argentina, a través de la figura de Romero Brest, ya había un desarrollo mayor de la educación física y el instituto de formación de profesores ya se había creado. En Uruguay coincide la llegada de Hopkins con la necesidad de desarrollo de toda la “cultura física” del país, recién fundada la CNEF. Este hecho fue de trascendencia y llevó, en cierta medida, a que en Uruguay, un país pequeño, la influencia de la YMCA fuera tan importante en estas décadas.

 

REFERENCIAS

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3.      Castro, E. (2011). Lecturas foucaulteanas. Una historia conceptual de la biopolítica. La Plata: UNIPE, Editorial Universitaria.

4.      CNEF Comisión Nacional de Educación Física (1918a). Uruguay-Sport. Archivos de la Comisión Nacional de Educación Física, 2.

5.      CNEF Comisión Nacional de Educación Física (1918b). Uruguay-Sport. Archivos de la Comisión Nacional de Educación Física, 6.

6.      CNEF Comisión Nacional de Educación Física (1920). Curso Intensivo teórico práctico para maestros de Plazas de Deportes. Uruguay-Sport. Archivos de la Comisión Nacional de Educación Física, 28, 1879-1890.

7.      CNEF Comisión Nacional de Educación Física (1923). Plan de Acción de la CNEF y conclusiones que se derivan del mismo. Presentado por su Director Técnico Sr. Julio J. Rodríguez. Montevideo: CNEF.

8.      CNEF Comisión Nacional de Educación Física (1924). Informes, horarios y otros detalles del Tercer Curso Intensivo Teórico-Práctico para la preparación de maestros de educación física a realizarse en Piriápolis del 17 al 29 de Marzo de 1924. Montevideo: CNEF.

9.      Conard, F. (1959). Memorias de la Fundación de la Asociación Cristiana de Jóvenes de Montevideo. Montevideo: Asociación Cristiana de Jóvenes de Montevideo.

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11.  Dogliotti, P. (2012). Cuerpo y curriculum: discursividades en torno a la formación de docentes de educación física en Uruguay (1874-1948) (Tesis de Maestría). Montevideo: FHCE, Universidad de la República.

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13.  Foucault, M. (1992). Nietzsche, la genealogía, la historia. En Genealogía del poder (pp. 7-29). Madrid: La Piqueta.

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21.  Vigarello, G. (2005). Corregir el cuerpo. Historia de un poder pedagógico. Buenos Aires: Nueva Visión.

 

Recepción: 05-10-2013

Aprobación: 05-03-2014

 



[1] Este trabajo forma parte del proyecto de investigación “La formación de los secretarios y directores del Instituto Técnico de la Federación Sudamericana de ACJ (1922 – 1950) y su influencia en la gestación de la EF en el Uruguay” financiado por el Instituto Universitario de la Asociación Cristiana de Jóvenes (IUACJ) de Montevideo. También forma parte de la tesis de maestría titulada: “Cuerpo y curriculum: discursividades en torno a la formación de docentes de educación física en Uruguay (1874-1948)” y se enmarca en la intersección de dos líneas de investigación: 1-“Políticas educativas, cuerpo y currículum” (PECUC) del Dpto. de Educación Física y Prácticas Corporales del Instituto Superior de Educación Física (ISEF) de la Universidad de la República (UdelaR) y 2- “Políticas educativas, currículum y enseñanza” (PECE) del Dpto. de Enseñanza y Aprendizaje del Instituto de Educación de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FHCE) de la UdelaR.

[2] Se busca percibir la singularidad de los sucesos, no se opone a la historia, sino al despliegue metahistórico de las significaciones ideales, a la búsqueda del “origen” y de una esencia (Foucault, 1992, p. 7-11).

[3] Nació en Iowa, Estados Unidos, el 31 de marzo de 1887. Ingresó en el año 1906 al Internacional YMCA College de Springfield, Massachussets. Se recibió de Bachiller en Educación Física (BPE) y posteriormente de Maestro en Educación Física (MPE). Entre 1907 y 1912 desempeñó varios cargos de Director de Educación Física de las ACJ, de las Escuelas Públicas de Moncton, en Canadá, en la Asociación de Billings, de Montana, y en la de Gorgona, de Panamá.

[4] Las plazas de deportes se crearon en nuestro país a partir de la creación de la CNEF. Fueron construidas en base al proyecto de su primer presidente, Smith (1913), llamadas también “plazas vecinales de cultura física” o “plazas de juego populares”. Eran centros populares de uso gratuito y tenían fines recreativos dirigidos a toda la población. El modelo propuesto para su construcción provenía de Estados Unidos de Norteamérica. En 1920 la CNEF contaba con un total de 31 plazas de deportes y proyectaba la construcción de 9 más. En 1923 había 41 plazas instaladas y 27 proyectadas, de las cuales 7 se hallaban en construcción (CNEF, 1923, p. 157). Para un análisis del proyecto de Smith consultar Rodríguez (2012, pp. 181-187).

[5] En el curso tuvo a cargo un tercio de las materias teóricas y algunas prácticas: “Teoría y Práctica de la calistenia en el Gimnasio”, “El Nuevo Concepto de la Educación Física”, “Práctica en el Gimnasio”, “Por qué se enseña al niño a jugar”, “Qué es una Plaza de Deportes”, “Principios Fundamentales de la Organización de las Plazas”, “Programas Modelos para Plazas de Deportes”, “Cómo organizar torneos, campeonatos, etc.”, “Competencia en masa”, “Construcción y conservación de una Plaza de Deportes” (CNEF, 1920, pp. 1888-1890). En el Tercer Curso Intensivo Teórico-Práctico dictó “Historia y Filosofía de la Educación Física” (CNEF, 1924, p. 10).

[6] Felipe A. Conard, norteamericano, fundador en 1909 de la ACJ de Montevideo, relata el proceso conducente al viaje de Hopkins a Uruguay: “a los 18 meses de fundada la Asociación, el Sr. Ethan T. Colton, Secretario del Comité Internacional, nos visitó y recomendó que organizáramos en forma el Departamento de Educación Física, y luego colaboró en la búsqueda de un director” (Conard, 1959, p. 29). “Esta recomendación asombró a varios de nuestros amigos, como Don Eduardo Monteverde, quien nunca había pensado que la Asociación tuviera como uno de sus objetivos principales, la gimnasia y el deporte. Sin embargo, a medida que consultamos a amigos y funcionarios de las instituciones privadas y gubernamentales, encontramos una pronta recepción de la idea; así es que pedimos al Comité que nos consiguiera los servicios de un director experimentado. La elección no pudo haber sido mejor. El Sr. Jess T. Hopkins demostró poseer un magnífico carácter y una rica experiencia, no solamente en Educación Física, sino que también en el programa total de la Asociación” (Conard, 1959, p. 33). “Y cuando llegó el Director, Jess T. Hopkins, no tardó en demostrar lo oportuno del proyecto, pues el registro social de 200 socios se aumentó con 400 nuevos, y pronto el hombre se relacionó con la Universidad y con la Comisión Nacional de Educación Física” (Conard, 1959, p. 29).

[7] Por resolución Nº 5.065, del 3 de mayo de 1919 (Blanco, 1948, p. 336).

[8] Egresado de la Escuela de Leaders de la YMCA de Montevideo, a partir de ello pasó directamente a la docencia. Fue Director de la Plaza de Deportes Nº 5 de la CNEF. Visitó en gira varios países de Europa y América. En 1938, concibió la necesidad de organizar el Primer Congreso Nacional de Educación Física, como base para celebrar el primero de carácter panamericano. Previo a la necesidad de establecer los Congresos Panamericanos, presentó en 1941 la idea de creación del Instituto Panamericano de Educación Física y estructuró su fundación con sede en Estados Unidos. Fue Asesor Técnico del Comité Nacional de Deportes y Asesor Técnico el Comité Olímpico del Perú. Entre sus libros se destacan: Educación Física. Un panorama de su historia y Recreación. Juegos-Danzas-Rondas Musicales-Luchas. Su historia y fundamentos. Su aspecto fisiológico y pedagógico. Su valor moral y físico, libro que mereció el Gran Diploma de Honor otorgado en Cuba (Blanco, 1948 y 1940).

[9] José Batlle y Ordóñez. Las vinculaciones de Batlle con la ACJ son importantes; entre otras, fue compañero de escuela (“Escuela Adams”) de Pedro C. Towers, quien fue el Presidente fundador de la ACJ de Montevideo, contador en la creación del Banco de la República, luego Gerente del Banco Español del Río de la Plata. El Presidente Batlle le ofreció la gerencia del Banco República pero ya había aceptado el puesto en El Español (Conard, 1959, p. 28).

[10] Juan A. Smith.

[11] Abel Pérez.

[12] Carta traducida del inglés por la licenciada Mercedes Couchet.

[13] “La ‘Señorita Naturaleza’ es una maestra y guía infalible si la dejamos actuar libremente, porque así como el embrión recapitula biológicamente la evolución de la raza, así también el niño recapitula etnológicamente las generaciones por las que el ser humano ha pasado” (Hopkins, 1918, p. 19).

[14] Hopkins idealiza la cultura griega y denomina a sus prácticas corporales “deportes”, desde una visión etnocentrista moderna.

 

[15]Por ejemplo: el instinto de nado, “cuyo origen fue el tiempo en que nuestros antepasados vivían cerca de las aguas” (Hopkins, 1918, p. 21).

 

[16] Si bien “hombre” era la palabra de uso corriente en el momento para referirse en modo genérico a ambos géneros, a través de esta metáfora queda claro que se está refiriendo al género masculino; prueba de ello es que Hopkins dedica un apartado de su tesis a la “educación física de la mujer”.

 

[17] Para un análisis de todas ellas consultar Dogliotti (2012).