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V ista desde una acera
de F ernando M olano Vargas
Blatt & Ríos, Buenos Aires, 2022, 264 p.
Martín Villagarcía
La lectura del libro Vista desde una acera de Fernan-
do Molano Vargas es posible gracias al “impulso de
archivo” (en términos de Hal Foster) que llevó a su
amiga Ana Cox a encontrar el manuscrito entre los
documentos de la Biblioteca Luis Ángel Arango,
en Bogotá. Cuenta la leyenda que Molano ganó el
Primer Concurso Literario de la Cámara de Comer-
cio de Medellín en 1992 con su novela Un beso de
Dick, escrita luego de que su pareja muriera de sida
y mientras cuidaba a su madre moribunda. Gracias
al éxito del libro, en 1995 recibió una beca de crea-
ción de Colcultura (actual Ministerio de Cultura de
Colombia) para terminar la novela en la que estaba
trabajando. Molano era portador de vih y, en aquel
entonces (todavía lejos del cóctail de antirretrovirales
que convertiría al virus en una enfermedad crónica
y no en una sentencia de muerte) sabía que tenía los
días contados. En 1997, poco antes de morir el 10
de abril de 1998 y para cumplir con los requisitos
de la beca, entregó un borrador corregido del libro.
Esos papeles permanecieron en el Ministerio hasta
2004, cuando fueron enviados a la Biblioteca Luis
Ángel Arango, donde Cox encontró el manuscrito
y se puso manos a la obra para que la novela fuera
dada a conocer. Antes de ver la luz en 2012, el texto
de Molano fue corregido y establecido por David
Jiménez, su antiguo profesor y amigo.
Estudios dE LitEratura CoLombiana 54, enero-junio 2024, ISNN 0123-4412, https://doi.org/10.17533/udea.elc.354542
Editores: Paula Andrea Marín Colorado,
Christian Benavides Martínez
Recibido: 07.08.2023
Aprobado: 20.12.2023
Publicado: 31.01.2024
Copyright: ©2024 Estudios de Literatura Colombiana.
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* Cómo citar esta reseña: Villagarcía,
M. (2024). Reseña del libro Vista desde
una acera de Fernando Molano Vargas
Estudios de Literatura Colombiana 54, pp.
243-246.
DOI:
1
martinvillagarcia@gmail.com
Universidad Nacional de La Plata,
Argentina
https://doi.org/10.17533/udea.
elc.354542
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Martín Villagarcía
Estudios dE LitEratura CoLombiana 54, enero-junio 2024, eISNN 2665-3273, https://doi.org/10.17533/udea.elc.354542
Si bien fácilmente la publicación de Vista desde una acera puede ser valorada por su
carácter de hallazgo y completista de la obra de un autor de culto, también sirve para
poner en abismo su producción literaria. En su estatus de “borrador”, el proyecto escapa
a cualquier ilusión finalista o teleológica y se mantiene como una literatura potencial,
un punto de cruce de temporalidades (el tiempo de la escritura, pero también el de su
edición o su lectura) e imaginarios (el del propio texto, pero también el de Un beso de
Dick). En términos del intelectual argentino-brasileño Raúl Antelo, Vista desde una acera
vendría a ser el futuro del pasado de la obra de Molano, lo que todavía no sucedió y
queda, en virtud de un pasado que no cierra, abierto al porvenir. Como afirmó Borges
en “Las versiones homéricas”: “no puede haber sino borradores. El concepto de texto
definitivo no corresponde sino a la religión o al cansancio”.
Tal como Molano la plantea formalmente, Vista desde una acera es una novela que
se sostiene sobre dos temporalidades intercaladas y diferenciadas estilísticamente. Por
un lado, el relato del pasado, sobre las experiencias de formación del narrador y su pa-
reja, que corren en paralelo hasta unirse cuando se conocen. Por el otro, lo que podría
considerarse un tiempo “presente”, el registro en la forma de diario (llamado “escenas
para un diario” y dispuesto en cursiva) en el que el narrador da cuenta del derrotero de
ambos protagonistas a partir de la hospitalización de uno de ellos y su diagnóstico de
vih positivo. Esta estructura en paralelo se sostiene durante las dos primeras partes del
libro, y la tercera y última actúan como punto de convergencia, dando por terminado el
relato en el mismo momento en que empieza, como una serpiente que se come la cola.
Vista sobre una acera es una novela sobre la escritura de una novela. El relato abunda
en referencias constantes al libro que vendrá (¿el que se está leyendo?). Este efecto cobra
fuerza con la historia del texto, su archivación y posterior salida a la luz gracias a un
trabajo de exhumación y establecimiento. El porvenir está siempre postergado o puesto
en suspenso y solo puede recuperarse con una mirada en retrospectiva. En su propio mito
de origen, desarrollado en las páginas de este libro, Molano presenta desde temprano
su interés por la literatura y el deseo de ser escritor. Una voluntad que podría ubicarse
en referencia a su primera novela, a ese beso de Dick a Oliver Twist que precisamente
pone en suspenso el desarrollo de una historia que en el libro de Dickens nunca llega.
Es la voluntad de recuperar ese tesoro escamoteado por la historia de la literatura la
que alimenta su deseo de escribir. En este sentido, se puede pensar también su modo
de considerar lo literario, aquello que normalmente (en términos de norma) puede
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ingresar a ese orden y lo que no, la historia de amor de Oliver y Dick, pero también su
propia historia, la de dos chicos que se enamoran. Esa tensión entre lo que “debe” y
lo que “puede” ser una novela se resuelve en la propia temporalidad de la escritura, en
los efectos de la llamada posmodernidad en la literatura y sus clásicas sentencias sobre
el fin de los grandes relatos y la valorización de lo menor.
Vista desde una acera se presta a ser leída en clave de novela de formación o apren-
dizaje. Las historias de Fernando y Adrián se nos cuentan desde su temprana infancia,
llena de todo tipo de obstáculos que deben sortear a fin de finalmente encontrarse y,
en esa misma reunión, abrazar lo que parece ser su destino. En ambos casos el ingreso
a la sexualidad marca (más temprano que tarde y en contra de su propia voluntad) un
momento de transición fundamental, que tiene que ver con la propia identidad y el sen-
tido de la vergüenza. Tal como afirma Foucault en su Historia de la sexualidad, contrario
a la hipótesis represiva que silenciaría cualquier discusión sobre el sexo, su discurso
prolifera y se instituye desde los dispositivos de poder, como es la escuela. Allí la lección
que se imparte es la heterosexualidad obligatoria y el placer como algo vergonzoso,
algo que choca no solo con el sentido de sí del narrador, sino también con su propia
idea de novela y lo que puede ingresar al orden literario. Allí radica la subversión de
Molano. Por un lado, al imaginar y escribir un libro que invierta esos valores. Por el
otro, al minar el modelo tradicional de bildungsroman, en tanto el desarrollo de los dos
personajes queda truncado por el sida.
La atención puesta por los estados modernos sobre la vida de sus ciudadanos marcó
lo que Foucault llamó el nacimiento de la biopolítica, siendo el control de la sexualidad
uno de sus ejemplos más claros. El concepto fue luego desarrollado por otros filósofos,
entre los que se cuenta el italiano Giorgio Agamben. En su caso, la biopolítica es la que
determina qué vidas merecen ser vividas, tal como ocurrió durante el Holocausto. La
crisis del sida, que cobró fuerza a partir del rápido desarrollo de la globalización durante
las dos últimas décadas del siglo xx, puso a los gobiernos y a la sociedad en una instancia
de biopoder, tal como puede leerse en Vista desde una acera. En su novela Molano da
cuenta de cómo la vida de Adrián, una vez que es hospitalizado, se convierte en lo que
Agamben llama “nuda vida”, una vida desprovista de toda cualificación y humanidad,
para la cual ya no vale la pena hacer nada.
Ser portador de vih en Vista desde una acera se convierte en un problema ontológico
en tanto otorga un sentido de la identidad a sus protagonistas que va de la mano con su
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homosexualidad. Al respecto el libro incluye profusas reflexiones, en tanto la búsqueda
de la propia identidad es una pieza esencial de toda novela de aprendizaje. Dejando de
lado la experiencia de Adrián, a la hora de pensarse a sí mismo, el narrador tensiona su
personalidad a partir del triángulo que forman su sexualidad, su consciencia de clase
y su voluntad de ser escritor. Con respecto al sexo, es interesante pensar la figura de
Molano como un enlace generacional entre las concepciones más clásicas (y locales) de
homosexualidad, que pueden ser pensadas a partir del término “marica”, y el concepto
más moderno, extranjero y globalizado de “gay”. Signo de este cambio de paradigma
puede ser la propia forma en que el narrador plantea la diferencia entre ser homosexual
y tener relaciones homosexuales.
En relación directa con la sexualidad y el deseo de ser escritor, aparece en el dis-
curso del narrador su conciencia de clase. La humildad y los bajos recursos sientan al
mismo tiempo un precedente y un obstáculo (en los términos en que los plantea toda
novela de formación) para el desarrollo de los dos protagonistas de Vista desde una acera.
Para el narrador la cruda e injusta realidad no plantea otra alternativa más que la de
huir por la izquierda. Sin embargo, como tantos otros homosexuales seducidos por la
Revolución cubana, allí se encuentra con los mismos prejuicios conservadores de los
que venía escapando.
Vista desde una acera presenta un testimonio importante sobre la experiencia del
sida en América Latina. Escrita entre los años 1995 y 1997, enlazando en el tiempo la
muerte de su pareja en 1987 y la suya propia, la novela de Molano da cuenta de lo poco
que cambió la situación para las personas seropositivas durante más de una década. Sus
protagonistas se vuelven estandartes de la enorme generación perdida en manos del
sida y de la negligencia de los estados para hacer frente a la pandemia.