DEBATES
La reflexividad y la autocrítica como fundamentos de la investigación cualitativa
The reflexivity and self–criticism as the basis of qualitative research
A flexibilidade e auto–crítica como base de pesquisa qualitativa
Carmen L. de la Cuesta B.1; Jáider C. Otálvaro O.2
1 PhD, University of Liverpool; Post doctorado, Universidad de Carolina del Norte–Chapel Hill. Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad de Alicante; doctora, Universidad de Alicante (homologación PhD); enfermera profesional, Universidad de Educación a Distancia–Convalidación; especialista en enfermería comunitaria, Health Visiting–Sheffield; Master of Science, Cranfield Institute of Technology. Correo electrónico:ccuesta@ua.es
2 Magíster en salud pública, Sociólogo, Universidad de Antioquia. Correo electrónico:jc.otalvaro@gmail.com
Recibido: 3 de marzo del 2015. Aprobado: 15 de mayor de 2015. Publicado: 20 de octubre del 2015.
De la Cuesta CL, Otálvaro JC. La reflexibilidad y la autocrítica como fundamentos de la investigación cualitativa. Rev. Fac. Nac. Salud Pública 2015; 33(supl 1): S42–S44. DOI: 10.17533/udea.rfnsp.v33s1a06
Se plantean algunas tensiones y retos para la investigación cualitativa en la actualidad, las cuales son consecuencia de las dinámicas que imponen las universidades y las comunidades científicas. La ética de la investigación cualitativa y sus fundamentos se ven cuestionados por los investigadores que, desde otras perspectivas, la ven como fútil e infértil. Entre quienes hacen investigación cualitativa también empiezan a hallarse preguntas sobre la utilidad y la funcionalidad de la investigación cualitativa porque en ocasiones la asumen como una forma blanda de investigar. Se plantea la importancia de hacer investigación cualitativa desde fundamentos rigurosos y científicos que rescatan la reflexividad y la autocrítica como principios para hacerle frente a las tendencias eficientitas y pragmáticas.
La producción académica como método para valorar la calidad de la investigación
La universidad, como escenario de cultivo del saber y de tecnologías para el bienestar humano, ha venido asumiendo una lógica de producción académica entendida como divulgación–publicación–científica. El número de publicaciones, el prestigio de las editoriales y el denominado impacto de las revistas pueden llegar a tener más relevancia que el compromiso del investigador con las realidades que aborda, especialmente en la lógica de la investigación cualitativa, en donde se dan situaciones éticas, de dedicación de tiempo y de acompañamiento a los sujetos de la investigación bastantes exigentes.
Las comunidades académicas y las universidades terminan posicionando políticas de apoyo a la investigación, y de evaluación de procesos investigativos que hacen difícil la investigación cualitativa. A partir de este tipo de investigación se publica poco, sus efectos no son tangibles o cuantificables en algunos casos, se exige alta inversión de recursos y sus resultados no son inmediatos. Las consecuencias de esto es que los investigadores reservan bastante tiempo y esfuerzos para la escritura de artículos científicos, lo cual entra en tensión con la rigurosidad del conocimiento, el deber ser de la producción académica para la transformación de realidades y las relaciones pedagógicas con los profesionales en formación. Debido a los criterios pragmatistas y productivistas para valorar la eficiencia y la productividad universitarias, no se deja tiempo para esos aspectos que también son trascendentes.
Estas tensiones muestran que la producción de conocimiento desde cualquier perspectiva investigativa (cualitativa y cuantitativa) se halla inmersa en relaciones de poder. El investigador que intenta conocer desde la orilla cualitativa tiene la responsabilidad ética y política de hacerles frente a esas dinámicas en medio de las vicisitudes que se le presentan: el carácter emergente de lo cualitativo, su interés de aportar a la realidad, la exigencia de revisar la teoría en lugar de solamente leer un objeto desde ella y la tarea de valorar a los otros desde perspectivas integrales, holísticas y complejas.
No obstante las críticas anteriores, los investigadores concuerdan en que existen prácticas de investigación cualitativa que ameritan revisarse; en ocasiones se pueden apreciar ideas de que es una forma fácil (blanda) de investigar por su flexibilidad metodológica y su carácter emergente. La reflexión general está puesta en que es tarea de los investigadores cualitativos continuar posicionando esta forma de conocer la realidad, además de darle sustento y rigurosidad a sus prácticas.
Para los asistentes, la rigurosidad investigativa se halla en los clásicos principios expuestos por los metodólogos cualitativos, como el dominio de las técnicas de investigación y análisis, la rígida fundamentación y contrastación entre categorías de la realidad y los conceptos teóricos; no obstante, plantean que hay apuestas trascendentes: la reflexividad y la autocrítica permanentes de la investigación cualitativa. Esta última debe formar parte del perfil del investigador, del ejercicio de interacción con los sujetos de la investigación, de la construcción de nuevos conocimientos y de la formación de nuevos investigadores.
El perfil del investigador cualitativo que conoce con rigor
La persona que se perfila en medio de las exigencias actuales de la academia ejecuta proyectos de corta duración, privilegia la investigación de campo y soslaya algunos compromisos éticos otrora ineludibles, como la negociación cultural con las comunidades, la sólida fundamentación teórica en la elaboración de preguntas sobre la realidad y la movilización/acción como parte del proceso o resultado de la investigación. Esta persona estudia temas, no con personas, como si estas fueran portadoras únicamente de contenidos, temáticas o categorías. Sus aproximaciones a la realidad pueden resultar superficiales; se asume como estudioso de comunidades exóticas, aprecia las realidades de forma segmentada desechando los asuntos que finalmente le dan potencia holística a sus estudios.
De acuerdo con todo lo anterior, un reto que se le impone al investigador es que se deje tocar por la realidad; este es un elemento de la reflexividad y la autocrítica permanentes enunciadas arriba. Para lograr esto, el investigador cualitativo debe tomarse el tiempo necesario y eludir las barreras que impone la actual lógica de financiación y evaluación de proyectos. En este escenario, se le da sentido a la formación del investigador, a su experiencia y al objetivo de producir un conocimiento que va más allá porque se inmiscuye en relaciones de poder y le apuesta a la transformación de las realidades sociales y, específicamente, a las realidades en salud.
Retos de la reflexividad y la autocrítica en la interacción con los sujetos de investigación
La posición reflexiva y la autocrítica exige a los sujetos–objetos de las preguntas que se formulan en un estudio cualitativo inmiscuirse como interlocutores potentes y sujetos de poder con relaciones dialógicas. Estos interactúan porque tienen cosas que enseñar y aprender y porque se parte de que en ese proceso se puede construir conocimiento. El papel básico del investigador cualitativo es el del que debe y quiere aprender y construir; esa es la razón fundamental que amerita la investigación de campo.
La metodología de la investigación cualitativa es amenazada en la lógica común y pragmática de la producción científica actual porque se subvalora que se posicione como una forma, entre otras, de conocer la realidad y no como la forma más pertinente y acabada de abordarla en todos los casos. El pragmatismo caracteriza la investigación cualitativa y el trabajo de campo interactivo como un terreno infértil y fútil. El reto nuevamente está en la revisión constante de la práctica investigativa, evitando el riesgo de instrumentalizar a los sujetos de la investigación y defendiendo la importancia de este proceso interactivo.
La formación en investigación
Las tensiones que han venido describiéndose se despliegan en el campo de la formación en investigación cualitativa. Esta última enfrenta retos pedagógicos y éticos porque se trata de un terreno con un futuro amenazado por la practicidad, pero, además, es la única vía para darle continuidad a esta forma de abordar la realidad. Al respecto, se planteó la necesidad de que el tutor dé ejemplos de una buena práctica investigativa mostrando los dilemas, los problemas y los errores cometidos en su propia formación.
De acuerdo con lo anterior, quien forma en investigación y quien es formado asumen la misma actitud investigativa que debe asumirse en el terreno, enmarcándose en la doble vía de enseñanza–aprendizaje y de construcción reflexionada y autocrítica constante.
Conclusiones
Los principios fundamentales de la investigación cualitativa y su rigurosidad metodológica se hallan amenazados por los principios eficientitas y pragmáticos que plantean una dinámica particular a las universidades y a la academia en la actualidad. Se requiere enfrentar estos retos desde la rigurosidad disciplinar. Se plantean la reflexividad y la autocrítica constantes como principios de la práctica investigativa que medien entre el perfil del investigador cualitativo, su relación con los sujetos de la investigación, la concepción de la construcción de conocimiento y la formación de nuevos investigadores.
La reflexividad y la autocrítica le exigen al investigador cualitativo plantear sus errores y sus aciertos, enseñar a los nuevos investigadores desde la aceptación de los problemas que acarrea el investigar y mostrar caminos posibles, como prácticas educativas y coherentes con los fundamentos de la investigación cualitativa.
El investigador cualitativo se sitúa como sujeto de aprendizaje y en construcción de conocimientos sobre la realidad. En esa medida, ni sus conocimientos ni el dominio teórico ni metodológico lo acreditan como experto; este principio lo hace un investigador auténtico comprometido con la transformación y los procesos sociales que investiga. Esta lógica le exige además relacionarse con las personas con las que investiga desde la horizontalidad y la apertura a nuevos conocimientos.