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Cuidados de enfermería relacionados con la posición quirúrgica


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Cuidados de enfermería relacionados con la posición quirúrgica

Nursing Care Related with Surgical Position
Cuidados de enfermagem relacionados à posição cirúrgica



Ángela María Salazar Maya1 
Sandra Patrícia Osorio Galeano2 

1 Enfermera, Enfermera. Doctora en Enfermería. Profesora titular de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Antioquia y de la Universidad CES. Email: angela.salazar@udea.edu.co. Autora de correspondencia 

https://orcid.org/0000-0001-7599-1193
2 Doctora. Profesora asociada de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Antioquia. Email: sandra.osorio@udea.edu.co                       
https://orcid.org/0000-0001-9868-2035

Conflictos de interés: Ninguno

Cómo citar este artículo: Salazar AM, Osorio SP. Nursing Care Related with Surgical Position. Invest. Educ. Enferm. 2023; 41(1):e03.

DOI: https://doi.org/10.17533/udea.iee.v41n1e03


https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0

Abstract

The patient’s correct position is necessary to conduct a safe and effective surgical procedure. This position depends on the access route, duration of the procedure, kind of anesthesia, devices to use, among other factors. This procedure requires planning and effort by the surgical team where they share responsibility to establish and maintain the correct positions for patients. Each surgical position fulfills an objective and implies risks to patients, which is why nursing professionals must be very attentive to provide the necessary care and ensure reliable practices in each position during the perioperative, the importance of the documentation, and the NANDA, NIC, and NOC taxonomy to consider.

Descriptors: surgical procedures, operative; patient positioning; nursing care.


Resumen

La correcta posición del paciente es necesaria para el desarrollo de un procedimiento quirúrgico seguro y eficaz. Esta posición depende de la vía de acceso, la duración del procedimiento, el tipo de anestesia, los dispositivos a utilizar entre otros factores. Este procedimiento requiere planeación y esfuerzo del equipo quirúrgico donde se comparten responsabilidad para establecer y mantener las posiciones correctas para los pacientes. Cada posición quirúrgica cumple un objetivo e implica un riesgo para el paciente, por lo que los profesionales de enfermería deben estar muy atentos para brindar los cuidados necesarios y asegurar prácticas confiables en cada posición durante el perioperatorio, la importancia de la documentación y la taxonomía NANDA, NIC y NOC a tener en cuenta.


Resumo


A posição correta do paciente é necessária para o desenvolvimento de um procedimento cirúrgico seguro e eficaz. Essa posição depende da via de acesso, da duração do procedimento, do tipo de anestesia, dos aparelhos a serem utilizados, entre outros fatores. Este procedimento requer planejamento e esforço da equipe cirúrgica onde a responsabilidade é compartilhada para estabelecer e manter as posições corretas dos pacientes. Cada posição cirúrgica cumpre um objetivo e implica um risco para o paciente, por isso os profissionais de enfermagem devem estar muito atentos para prestar os cuidados necessários e garantir práticas confiáveis em cada posição durante o período perioperatório, a importância da documentação e taxonomia NANDA, NIC e NOC para levar em conta.

Descriptores: procedimientos quirúrgicos operativos; posicionamiento del paciente; atención de enfermería.


Introducción


La Real Academia de la Lengua Española define seguridad como “la cualidad de seguro, que es libre y exento de todo peligro, daño o riesgo”.(1) Desde la psicología, Abraham Maslow, psicólogo estadounidense, desarrolló teóricamente la pirámide de las necesidades, donde las jerarquiza desde las fisiológicas hasta la autorrealización.   Ocupa el segundo lugar la seguridad física, de salud, moral, familiar, de empleos, de recursos, de propiedad privada.(2) En enfermería, su pionera Florence Nightingale se refirió a la seguridad como “todas las condiciones e influencias externas que afectan a la vida y al desarrollo de un organismo y que puede prevenir, detener o favorecer la enfermedad, los accidentes o la muerte”.(3) Por su parte, Virginia Henderson identificó 14 necesidades humanas básicas, y la que ocupa el noveno lugar la define como: “evitar peligros del entorno y evitar lesionar a otros”(4) en las que basó la atención de enfermería.  También, Faye Glenn Abdellah formuló los 21 problemas de enfermería, el tercero de estos lo define como: “promover la seguridad mediante la prevención de accidentes, lesiones y otros tipos de traumatismos, mediante la prevención de la propagación de infecciones”.(4) 

La prevención de lesiones por posición es esencial para la seguridad del paciente en el entorno perioperatorio. Es importante conocer los factores de riesgo y las precauciones de seguridad que se han de tomar para evitarlas.(5) Asimismo, es preciso identificar a los pacientes que están en riesgo, dado que pueden someterse a presión intensa durante la cirugía, sobre todo en las prominencias óseas porque debido a la posición están expuestos a fricción o cizallamiento durante la transferencia a la mesa quirúrgica y, por lo general, padecen comorbilidades significativas.(6) Aunado a lo anterior, están bajo los efectos de la sedación o anestesia, por lo que dependen de los integrantes del equipo quirúrgico quienes serán sus defensores durante el procedimiento. Algunas veces, el paciente no se posiciona de una manera adecuada distribuyendo uniformemente su peso corporal y esto conduce a un mayor riesgo de daño tisular.

Los objetivos del posicionamiento del paciente incluyen: estabilizarlo para evitar su movimiento,(7) mantener la comodidad, privacidad y dignidad  evitando la exposición indebida,(8) proporcionar una exposición adecuada del sitio quirúrgico, asegurar la ventilación y vía aérea permeable, proporcionar un acceso adecuado a las vías intravenosas, diuresis, pérdida de sangre, irrigación, bolsas de drenaje, visibilidad de dispositivos de medición; observar y proteger los dedos de las manos y de los pies, los músculos, los nervios y las prominencias óseas por lesión. Aunque la elección de la posición para un determinado procedimiento recae en el cirujano, la decisión debe tomarse entre anestesiología, enfermería y demás personal del equipo quirúrgico. Enfermería, como defensora del paciente, debe cuestionar cualquier posición elegida si compromete su salud y su seguridad.(9) Por tanto, este artículo aborda los factores de riesgo que se pueden presentar en un procedimiento quirúrgico para que el equipo de enfermería los tenga en cuenta durante el preoperatorio, transoperatorio y posoperatorio, en especial en el momento de ubicar al paciente en las diferentes posiciones quirúrgicas como la supina, la prono y sus variantes, lateral, entre otras, también como la importancia de la documentación e intervenciones y metas para el cuidado de los pacientes.

Los factores de riesgo

Dentro de los factores de riego en el intraoperatorio están el roce con superficies, el cizallamiento, múltiples cirugías, los tiempos extensos de los procedimientos quirúrgicos, los diferentes soportes y aditamentos para la posición, los medicamentos vasoconstrictores y los utilizados en anestesia y sedación, el instrumental y algunas especialidades quirúrgicas, la hipotermia e hipotensión.(6)

La colchoneta de la mesa quirúrgica puede alterar el riesgo para desarrollar una lesión por presión, por esta razón se deben cumplir las recomendaciones del Consejo Nacional de Úlceras por Presión, que define una superficie de apoyo como “un dispositivo especializado para la redistribución de la presión, diseñado para manejo de cargas de tejido, microclima y/u otras funciones terapéuticas”.(10) La característica de seguridad esencial de una colchoneta es redistribuir la presión, especialmente en las prominencias óseas del paciente.(6)  En los posoperatorios se incluyen el uso de vasopresores, ventilación mecánica, administración de medicamentos sedantes, uso posoperatorio de corticosteroides, duración de la estancia superior a tres días y horas extendidas en la unidad de cuidados intensivos.(6)

Cuidados de enfermería

Cuidados de Enfermería preoperatorios

Todos los pacientes perioperatorios tienen algún riesgo para desarrollar una lesión, incluso en los procedimientos cortos. Por lo tanto, deben ser evaluados cuidadosamente antes de la cirugía e identificar los factores de riesgo para planificar la implementación de sus cuidados.(6) La valoración de la piel incluye: temperatura, edema, enrojecimiento, cambios en consistencia de la piel y dolor.  Todo ello es necesario documentarlo en la historia clínica, al igual que las medidas adicionales a tomar según sea el caso. Según Spruce L(6), los sitios más comunes para lesión por presión son el sacro (70%), talones (12%) y mentón, esternón y trocánteres (6%). Las lesiones del sacro y el talón se asociaron con la posición supina y las del mentón, esternón y trocánteres con la posición prona.(11)

Además, es importante valorar el tipo y la duración estimada del procedimiento, la capacidad del paciente para tolerar la posición prevista, la exposición quirúrgica requerida, el cambio potencial de posición, los dispositivos de posicionamiento requeridos, las comorbilidades, la edad, el índice de masa corporal y el uso del torniquete quirúrgico.(8,12)  Otro factor de riesgo es la posición decúbito prono o trendelenburg por la pérdida de visión postoperatoria.(12) En este caso, es importante indagar por: anemia preoperatoria, condiciones vasculares, obesidad, consumo de tabaco, persona mayor, sexo masculino, retinopatía diabética.

De igual manera, es fundamental, tener en cuenta otros factores de riesgo como: lesiones de la médula espinal, lesiones previas por presión, problemas de la piel (ampollas, hematomas, enrojecimiento) en áreas de riesgo para lesiones por presión (sacro, talones, occipucio, huesos, prominencias), hemodiálisis, nivel de creatinina superior a 3 mg/dL, nivel de albúmina superior a 3 g/dL, movilidad limitada, incontinencia fecal, anemia, tumores malignos, bajo peso, presencia de dolor o sensación inhibida de dolor, bajo nivel de hemoglobina, infecciones, mal estado nutricional y ASA de 3 o más.(6)

Hasta hace poco tiempo, la única escala para valorar el riesgo preoperatorio de lesión por presión era la Escala de Braden. Actualmente, hay dos escalas de evaluación de riesgo de úlcera para pacientes perioperatorios: la herramienta Scott Triggers y la escala de Munro diseñadas para identificar el riesgo en esta población.(11) La herramienta Scott Triggers, evalúa la edad, albúmina o índice de masa corporal, puntuación del ASA y duración estimada de cirugía para determinar si el paciente tiene un alto riesgo de lesión por presión. El uso de esta escala requiere autorización.(13) Por su parte, la escala de Munro (Munro Pressure Ulcer Risk Assessment Scale), (14) utiliza una puntuación acumulativa para evaluar los factores en el preoperatorio que incluye: “clasificación de la anestesia, método de anestesia, temperatura corporal intraoperatoria, hipotensión, humedad de la piel, cambio de postura durante la cirugía y postura quirúrgica. Una puntuación total de ≤13 indica un bajo riesgo de úlceras por presión”,(15)  y también evalúa, principalmente, el tiempo de operación y la pérdida de sangre. Una puntuación total de ≤15 indica un bajo riesgo de úlceras por presión.(15) 

A su vez, el paciente que ingresa a cirugía se debe retirar joyas, piercings, cabello postizo, accesorios u otros elementos que puedan suponer un riesgo para lesión de posicionamiento. Todo el equipo debe revisarse antes de la inducción de la anestésica, asegurando que el marco o los rodillos sean apropiados para el tamaño del paciente. Los reposabrazos, el soporte para la cabeza y todo el acolchado adicional debe estar cerca.(16) Los pacientes para procedimientos ortopédicos suelen requerir mesas especializadas y equipos especiales. En este caso, se debe asegurar que el equipo o las mesas necesarias para el procedimiento están disponibles, configuradas correctamente y verificadas con el cirujano antes de que ingresen al quirófano. De igual manera, se debe inspeccionar su adecuado funcionamiento, su limpieza y que se encuentre listo para usar.

Cuidados de enfermería en el transoperatorio

Prácticas al posicionar al paciente incluyen la protección de los ojos; es importante con todos los anestésicos y, por lo general, se logra mediante el uso de cinta adhesiva o un apósito transparente.(16) El personal perioperatorio debe considerar el uso de soportes para pacientes de alto riesgo. Las sábanas y mantas no deben utilizarse porque disminuyen la efectividad de las superficies de apoyo y pueden causar presión, además y no deben tener arrugas, además,  el paciente debe estar libre de la humedad causada por la preparación de la piel o de otras fuentes.(6) Frente a los soportes, es importante determinar el equipo y los dispositivos que se utilizarán para la posición de acuerdo con las indicaciones del cirujano y los factores de riesgo que se puedan presentar.  Además, es preciso:  confirmar la disponibilidad del equipo requerido para la posición cuando el procedimiento está programado; utilizar equipos y dispositivos que sostengan el peso y el tamaño del paciente, así como, las diferentes articulaciones necesarias para el movimiento seguro del paciente; verificar la limpieza, la integridad de la superficie y la correcta función de los equipos, dispositivos y superficies de apoyo; utilizar equipos y dispositivos de acuerdo con las instrucciones de uso del fabricante y verificar la compatibilidad entre los dispositivos de posicionamiento y superficies de apoyo antes de utilizarlos.(12)

Independientemente de la posición, las prominencias óseas y las áreas de alta presión deben ser protegidas. Las medidas de protección adicionales dependen de los riesgos propios del paciente, el tipo y la duración de la cirugía, la posición y las políticas del centro quirúrgico.(6) Al movilizarlo hacia o desde la mesa quirúrgica o cuando están acomodando la posición, se sugiere no deslizarlo o halarlo dado que puede resultar en fuerzas de cizallamiento o fricción en su piel.(6)

El daño de la piel puede ocurrir si un paciente es halado sin apoyo o cuando se utilizan sábanas para moverlo y la fricción se produce cuando la piel se roza entre superficies. Para evitar estos daños, se debe usar un dispositivo lateral de transferencia que es una tabla deslizante que lo soporta adecuadamente durante el traslado hacia o desde la mesa quirúrgica.(8)

La Asociación de Enfermeras Perioperatorias Registradas (Association of periOperative Registered Nurses - AORN, en inglés)(12) recomienda para brindar una adecuada posición los siguientes aspectos:

  • Planear la posición y evaluar los riesgos, necesidades y requisitos.
  • Determinar proactivamente el responsable de asistir al paciente mientras está en la mesa quirúrgica para prevenir caídas.
  • Determinar los intervalos regulares en los que debe revisarse la posición del paciente, los cinturones de seguridad, los dispositivos y equipos, durante la cirugía para verificar que está ubicado correctamente y no ha tenido ningún movimiento.
  • Comunicar la presencia de dispositivos críticos (catéteres urinarios, tubos de drenaje), asegurarlos durante el posicionamiento y confirmar su permeabilidad.
  • Mantener la cabeza y el cuello en posición neutral sin rotación lateral extrema o hiperextendido por largos períodos.
  • Proteger los ojos del paciente.
  • Mantener el cuerpo del paciente alineado fisiológicamente.
  • Evitar que el cuerpo esté en contacto con superficies metálicas de la mesa quirúrgica y que las extremidades del paciente caigan o se suspendan por debajo del nivel de esta mesa.
  • Ubicar adecuadamente los brazos del paciente.
  • Vigilar la posición de las manos, los pies y los dedos durante el posicionamiento, incluso cuando se realizan cambios en la mesa quirúrgica.
  • Evaluar los pulsos del paciente después de asegurar las correas de seguridad para verificar la perfusión adecuada.
  • Supervisar la posición del paciente durante el procedimiento y tomar las medidas correctivas indicadas.
  • Implementar intervenciones de reposicionamiento para redistribuir presión, si es posible.
  • Verificar que no existan equipos o dispositivos que se encuentren sobre el paciente.
  • Revisar la eficacia de las intervenciones de posicionamiento durante el postoperatorio.


La AORN también establece que hay que tener consideraciones especiales con los siguientes grupos de pacientes:

- Mujeres embarazadas: cuando son sometidas a cirugía obstétrica, su posición es con una inclinación lateral izquierda, colocando un dispositivo debajo de la región lumbar derecha por encima de la cresta ilíaca  y por debajo de la región costal inferior en forma de cuña de 12 cms, hasta lograr una inclinación lateral de 12 a 15 grados. También, se puede ubicar una almohada debajo de la pelvis derecha para lograr un ángulo de 12 a 15 grados inclinación lateral, o inclinar la cama quirúrgica de 15 a 45 grados hacia la izquierda. Igualmente, si será sometida a una cirugía no obstétrica y tiene más de 16 semanas de embarazo debe tener inclinación lateral izquierda durante el procedimiento operatorio.(12) 

- Las personas que padecen obesidad: seleccionar la mesa quirúrgica indicada para pacientes con obesidad mórbida.  Un paciente obeso con índice de masa corporal menor a 40 kg/m2, se debe ubicar en posición de Trendelenburg, subir la cabecera del paciente de 25 a 30 grados, elevando la mesa quirúrgica o usando un dispositivo que sostenga su cabeza  y hombros; estimar el uso de un dispositivo debajo de la región lumbar derecha  o una inclinación izquierda de la mesa quirúrgica de 15 grados; utilizar protectores de brazos acolchados para contener los brazos  a los lados del cuerpo y en posición de fowler o semifowler; evitar que el pannus abdominal descanse sobre los muslos, y si es posible, colocar relleno de espuma entre ambos.

- Paciente pediátrico: en esta población es importante considerar que a menor edad mayor riesgo de lesiones en piel derivadas de un inadecuado posicionamiento durante el acto quirúrgico. Los recién nacidos, antes de las 37 semanas de gestación, tienen un estrato córneo inmaduro, lo que implica diferencias estructurales en la piel en comparación con la población pediátrica y adulta.(17) Para los recién nacidos se recomienda colocar en los puntos de presión, algodón o almohaditas de gel, evitar la comprensión y elongación inadvertida de los paquetes vasculo-nervioso, proteger los ojos, fijar el tubo orotraqueal y el circuito respiratorio. La posición prona es común para las correcciones de las malformaciones congénitas neurológicas.  Si se presenta presión sobre el abdomen por una inadecuada posición, se altera la ventilación, comprime la vena cava y aumenta la presión venosa epidural, el sangrado y se presenta el edema en lengua y cara. La posición fowler o semifowler es utilizada para el acceso en fosa posterior en los mayores de cuatro años. Aunque reduce el sangrado intraoperatorio y facilita la exposición quirúrgica, se puede presentar inestabilidad hemodinámica, embolismo aéreo venoso y neumoencéfalo postoperatorio.(18,19)

Existen múltiples estrategias para mantener una postura adecuada y así evitar lesiones, como por ejemplo: el uso de rollos, nidos de contención, además, se debe mantener una postura fisiológica y el cuidado individualizado según las características del recién nacido. La posición para la cirugía depende del tipo de abordaje quirúrgico, sin embargo, antes de cubrir al niño con los campos quirúrgicos, es importante evaluar la perfusión de las extremidades, mediante el control del relleno capilar y el calor de las extremidades.(20) 

Cuidados de enfermería en el posoperatorio

Es fundamental que la enfermera evalúe al paciente en busca de  lesión de piel y musculoesquelética. Debe evaluarlo en busca de signos de lesión intraoperatoria y debe inspeccionar cualquier área identificada durante la evaluación preoperatoria de alto riesgo de lesionarse. La evaluación debe incluirse en el informe de transición de atención a la unidad posanestésica.(9)  Desafortunadamente, las lesiones por presión, a menudo, no se identifican de inmediato, sino hasta 72 horas después en los que surgen los signos de lesión.(21) Es por esta razón que en el posoperatorio se debe realizar una evaluación inmediata para identificar cualquier cambio en la piel en comparación con la evaluación preoperatoria de la piel. Además de definir los criterios para identificar lesiones por presión.

Si no se presentan signos visibles de lesión, es importante informar la evaluación de la piel al equipo que está asumiendo el posoperatorio para que sean diligentes en la identificación de lesiones.(22) El personal de la unidad que atiende al paciente en el posoperatorio debe notificar al departamento perioperatorio si una lesión por presión aparece dentro de las 72 horas posteriores a la cirugía porque puede atribuirse al período perioperatorio. Con respecto a esta situación,  los pacientes de alto riesgo que son ambulatorios y son dados de alta  en casa, deben recibir instrucciones sobre qué buscar y qué informar al equipo de salud, si presenta una lesión por presión.(22)

El equipo perioperatorio debe preguntar a los pacientes mediante llamadas telefónicas sobre su piel, durante el seguimiento posoperatorio,  para identificar si se precisa una evaluación adicional y organizar la atención de seguimiento si es necesario.(22) Las lesiones descubiertas en la unidad de cuidados posanestésicos tienen más probabilidad de que ocurran durante el transoperatorio, pero aquellas que tienen un inicio tardío (hasta 7 días) es probable que hayan ocurrido durante el período posoperatorio tardío.(16) 

Las posiciones quirúrgicas


Posición supina


También es conocida como decúbito dorsal. En esta posición el cuerpo descansa sobre la espalda, la cabeza se ubica sobre una pequeña almohada, las extremidades superiores pueden estar a los lados o paralelas al cuerpo y las extremidades inferiores están extendidas. Esto depende del procedimiento quirúrgico. Para mantener la posición, los brazos se sujetan, impidiendo que se deslicen y evitando la comprensión de los paquetes vasculonerviosos (Figura 1). El dorso se protege con un colchón para evitar lesión de los tejidos que cubren los talones, el sacro, las escápulas y la región occipital. Los pacientes se anestesian en esta posición y luego se reposicionan de ser necesario. Se utiliza con mayor frecuencia para procedimientos que requieran acceso a la parte frontal del cuerpo: cirugía general, procedimientos reconstructivos y plásticos, los que involucran la parte anterior del tórax, el epigastrio y la pelvis. Esta posición también se usa para intervenciones de mano, antebrazo, rodillas, pies, estructuras craneales y cervicales anteriores y pacientes con lesiones múltiples que requieren procedimientos simultáneos o aquellos que requieren enclavado intramedular de fracturas tibiales.(16)

Cuando un paciente asume esta posición experimenta una disminución en la frecuencia cardíaca, en la resistencia vascular, en la capacidad residual funcional y en la capacidad pulmonar total. Además, provoca un aumento de la presión en la piel dependiente sobre el sacro, los codos y los talones. Los ligamentos de la columna vertebral se relajan con los agentes anestésicos y pueden provocar dolor de espalda.(16) La alopecia resulta de la presión sobre el occipucio, especialmente, en presencia de hipotermia y cirugías prolongadas.(8,16)  Al ubicarlo en la posición, es importante colocar una almohada debajo de sus rodillas para reducir el dolor de espalda. El uso de cojines acolchados o almohadillas de espuma debajo del sacro, los codos, los talones y el occipucio aumentará su comodidad general.(16) Los brazos deben ubicarse a los lados con una sábana y estar asegurados con los protectores o extendidos en las tablas para este fin, en abducción menor de 90 grados,(8) con las palmas hacia arriba, y suavemente asegurados al tablero del brazo. Si los brazos están paralelos al cuerpo, la sábana debe extenderse desde la mitad superior del brazo hasta la punta de los dedos.(8) 

El daño a los nervios es el segundo tipo más común de complicación anestésica según la Sociedad Estadounidense de Anestesiología.(16) Las neuropatías cubitales son las más frecuentes, y le siguen las del plexo braquial. Los mecanismos para las lesiones nerviosas incluyen estiramiento, compresión, isquemia, alteración metabólica y lesión quirúrgica. Evitar que los brazos del paciente se caigan de la mesa o del apoyabrazos y entren en contacto con la parte metálica de la mesa quirúrgica; las piernas deben estar paralelas, los tobillos del paciente sin cruzar y también se deben elevar sus talones de la superficie subyacente con un dispositivo que está diseñado no sólo para este objetivo sino para distribuir el peso de la pierna a lo largo de la pantorrilla,(8) colocar la correa de seguridad aproximadamente a 5 cm. por encima de sus  rodillas y proteger sus pies  de hiperflexión o extensión.

En algunas ocasiones, se requiere la rotación lateral de la cabeza, lo que provoca lesiones en los paquetes nerviosos, causado por el aumento de la presión y el estiramiento del plexo braquial.(23) Este riesgo también aumenta cuando el brazo del paciente está abducido más de 90 grados. Por tanto, es importante mantener la alineación neutral de la cabeza y los brazos con el resto del cuerpo.(8)  Existe la posibilidad de lesiones de los nervios radial y cubital por compresión contra el borde del apoyabrazos.(16) Para los procedimientos en la cabeza, cuello y tórax, los brazos se ubican al costado del paciente; los codos, las áreas del nervio cubital y las manos se protegen con almohadillas de espuma y las palmas se ubican hacia adentro. Se utiliza una sábana sobre los brazos y se pasa suavemente debajo de su cuerpo, evitando que los brazos caigan fuera de la mesa quirúrgica con el riesgo de lesionar nervios y tejidos.(12) 

Existen variaciones de la posición supina de la que hablaremos a continuación:

1. Trendelemburg. Esta posición se caracteriza porque la cabeza está por debajo de la línea horizontal.(24) La mesa se inclina en un ángulo entre 10 y 30 grados para que la cabeza quede en un plano más bajo que el del cuerpo. Se coloca en esta posición cuando se desea rechazar el contenido abdominal en sentido cefálico (Figura 2). Es útil para muchos procedimientos quirúrgicos, en especial, cirugías de abdomen inferior y de la cavidad pélvica, en maniobras de prevención y manejo de embolismos aéreos al encéfalo durante la operación de corazón abierto, y cuando se desea la ingurgitación de vasos yugulares para hacer una punción e insertar catéteres en vasos subclavios y yugulares. Entre los cambios que se producen, se destaca la elevación de la presión arterial porque se favorece el retorno venoso de las extremidades inferiores a la aurícula derecha y, por tanto, aumenta la precarga, el gasto cardiaco y disminuye la resistencia vascular periférica. Lo anterior puede llevar a congestión venosa cerebral y edema de conjuntivas, sobre todo cuando la cabeza está más baja que el resto del cuerpo. La función respiratoria resulta moderadamente afectada por la disminución de la capacidad vital en procedimientos que duren más de 90 minutos.  Esto, se compensa con una ventilación con presión positiva en los pacientes intubados. Se puede presentar glaucoma agudo por aumento de la presión intraocular y la elevación de la presión venosa cerebral es un riesgo para los pacientes con metástasis cerebrales o con factores predisponentes.

Al ubicar al paciente en esta posición se deben implementar medidas para mitigar el riesgo en el aumento de la presión intraocular, como: minimizar el grado de trendelenburg tanto como sea posible, implementar medidas para evitar que no se deslice en la mesa quirúrgica, asegurar los brazos sin usar tirantes ni utilizar muñequeras circunferenciales y mantenerlo en esta posición el menor tiempo posible.

Utilizar una plataforma acolchada para evitar que el paciente se deslice y reducir la posibilidad de lesiones en los nervios peroneo y tibial por flexión del pie o del tobillo, monitorear los pies  e implementar medidas correctivas.(12) 

2. Posición de trendelenburg invertida.
La mesa se inclina en sentido inverso a la de trendelenburg, haciendo que la cabeza quede más alta que la línea horizontal. Es útil para cirugías de abdomen superior en vesícula biliar y estómago. Puede utilizarse para abordaje anterior de columna cervical, disecciones radicales de cuello, intervenciones de arteria carótida y la traqueostomía.(25)  (Figura 3).

3. Posición de fowler o semifowler. Una variación de la ubicación supina es la posición de Fowler (es decir, posición sentada) o el semiFowler posición (es decir, semisentado o posición de silla de playa).(16) En la sección de las piernas en declive y las rodillas dobladas, el tronco se levanta 40 grados para poner al paciente semisentado. Es de utilidad en pacientes que sufren insuficiencia cardiaca o respiratoria (Figura 4). Luego de la inducción e intubación se ubica al paciente sentado, con la cabeza a altura necesaria y con el cuerpo en grados variables de lateralización; en otros casos se coloca con la cabeza en decúbito prono y se utilizan marcos de metal con clavijas para sujetar el cráneo.(26)

En neurocirugía es obligatoria una exposición excelente del campo operatorio y es necesario mantener fija la posición del cráneo el tiempo que se requiera. Para esto, es necesario contar con el auxilio de la gravedad para optimizar la hemostasia y reducir la presión intracraneana sin que la postura repercuta sobre la dinámica respiratoria y cardiovascular. Con este fin, se han ideado numerosas posiciones que conservan la cabeza por encima del plano horizontal, y refinamientos tecnológicos para fijar el plano óseo y mantener la posición durante la ejecución de las maniobras microscópicas.(27)

También, se utiliza para procedimientos ortopédicos que requieren acceso al hombro. Una ventaja de esta posición para la cirugía de hombro es que, al realizarla por vía laparoscópica, permite que el procedimiento sea en abordaje abierto y es más fácil que si el paciente estuviera en posición decúbito lateral. Para evitar la hipoperfusión cerebral, el grado de elevación de la cabeza debe minimizarse al máximo.(8,28) Cuando los pacientes experimentan hipoperfusión cerebral, el cerebro está en riesgo de lesión isquémica, lo que puede causar trastornos cognitivos, lesión de órganos, accidente cerebrovascular y muerte;(29) también es importante mantener la cabeza  en una posición neutral sin extensión, flexión o rotación.(8) La hiperextensión del cuello podría resultar en una lesión de la médula espinal,(30)  mientras que la rotación del cuello podría provocar neuropatía por compresión o estiramiento de los nervios glosofaríngeo, vago e hipogloso.(8,31)

4. Posición de litotomía. Los cambios fisiológicos variarán según la posición de la pierna y principalmente si son cardíacos y respiratorios. Elevar las piernas da como resultado un aumento del gasto cardíaco y del retorno venoso. Los cambios respiratorios son causados por el aumento de la presión intraabdominal que limita el movimiento del diafragma, lo que resulta en disminución de los volúmenes pulmonares. Estos cambios son más marcados en la litotomía exagerada y requiere que se controle la ventilación.(16) Los nervios más vulnerables en esta posición son: peroneo común, obturador, safeno y femoral. Las piernas deben colocarse de modo que ninguna parte de ellas descanse contra los soportes.(16) Ver Figura 5.

Las posiciones de litotomía estándar y baja se utilizan principalmente cuando el cirujano requiere acceso al perineo y al abdomen y para procedimientos ginecológicos, colectomía sigmoidea y procedimientos genitourinarios como la cistoscopia; la pelvis se eleva y las piernas se flexionan más alto sobre el tronco. Esta elevación tensiona la columna lumbar y estira los músculos y ligamentos lumbosacros. La perfusión de piernas y pies se reduce y aumenta la presión del contenido abdominal contra el diafragma, lo que exige intubación y ventilación controlada.(16) 

La posición de litotomía exagerada se usa para procedimientos que requieren un acceso transperineal del área retropúbica como una prostatectomía perineal.(16) Si el procedimiento es prolongado hay una alta incidencia de síndrome compartimental de las extremidades inferiores. Con las piernas flexionadas sobre el tronco, la compresión de los músculos del muslo puede provocar edema y como las fascias de los músculos carecen de elasticidad, cualquier edema ejerce más presión sobre el tejido muscular, lo que reduce la perfusión y aumenta la isquemia que potencialmente conduce a la necrosis. Estos músculos isquémicos liberan grandes cantidades de mioglobina en la sangre desde las células lesionadas, provocando daño renal y posible insuficiencia renal.(16,32)
 
Cuando el paciente se encuentra en esta posición, es indispensable tener en cuenta que los glúteos del paciente estén a nivel inferior de la mesa quirúrgica de manera que sostenga firmemente el sacro; para esto, es necesario, acolchar los glúteos; asegurar que los soportes o estribos estén a la misma altura; evitar la flexión, la rotación o la abducción excesiva de las caderas del paciente; ubicar lenta y simultáneamente las piernas sobre los estribos (mínimo una persona por pierna); colocar almohadillas adicionales alrededor del pie y tobillo  cuando se usan soportes para piernas en forma de bastón; mantenerlo  en posición de litotomía durante el menor tiempo posible; asegurar que los miembros del equipo quirúrgico no se apoyen en las piernas del paciente y no situar el sistema de sujeción de seguridad sobre su pecho o abdomen.

Los brazos se pueden colocar sobre el apoyabrazos, con las palmas de las manos hacia arriba y aseguradas suavemente, o paralelas al cuerpo y es importante tener presente que pueden migrar sobre el borde de la mesa quirúrgica, por lo que el riesgo de traumatismo en los dedos es significativo cuando se levanta el pie de la cama. Los brazos deben tener los codos protegidos con una almohadilla de espuma y colocados con las palmas de las manos hacia el cuerpo, pero las manos deben estar aseguradas dentro de un protector de espuma y evitar que se salgan los dedos.(16) Durante el procedimiento, se hace necesario cambiar la posición del paciente a intervalos establecidos, se recomienda mantener su cabeza en una posición neutra sin flexión, extensión o rotación excesivas. En este punto, no se debe utilizar un posicionador de cabeza en forma de herradura; flexionar y asegurar sus brazos; flexionar las rodillas del paciente 30 grados; verificar la colocación y la estabilidad del sistema de seguridad en los muslos del paciente; proteger las manos y los dedos de lesiones cuando la parte inferior de la cama se sube, se baja o se vuelve a colocar. Antes de bajar sus piernas a la superficie de la cama, retirar los soportes  lentamente y moverlas simultáneamente (mínimo una persona por pierna). Hay varios soportes disponibles y la selección se basa en la anatomía y el rango de movimiento del paciente.(16)
 
5. Posición de hemilitotomía.
Una posición común utilizada para pacientes que se someten a una fijación de fracturas, artroplastia o artroscopia de cadera. Esta es una variación de la posición de litotomía en la que el paciente se ubica en una mesa de fractura con su pierna en litotomía estándar y estirada en tracción. El peligro de colocar la pierna no operada de un paciente en esta posición es que desarrolle síndrome compartimental(8) que ocurre cuando se ejerce presión sobre un músculo porque el flujo de sangre  disminuye, impidiendo su oxigenacion y su nutrición del músculo; al aliviar la presión, el daño puede ser permanente con necrosis de tejido. Los pacientes se anestesian en una camilla, luego se trasladan a la mesa de fractura, donde el poste perineal debe estar bien acolchado y sus pies también deben estar acolchados, la tracción se libera tan pronto no se necesita, es decir, se libera  periódicamente  durante la cirugía.(7) 

6. Posición en mesa quirúrgica de ortopedia: es un aparato de posicionamiento especializado que se utiliza para posicionar fractura femoral y algunos tipos de fracturas de cadera. Esta mesa quirúrgica permite colocar la pierna fracturada a tracción para que los fragmentos óseos puedan manipularse, realinearse y fijarse. El paciente es anestesiado antes de ser trasladado a este lugar. El brazo del lado de la fractura debe colocarse de manera segura sobre su tórax para permitir que el cirujano tenga pleno acceso a la fractura. Se coloca un poste vertical en el periné. Este bastón debe estar bien acolchado y se coloca contra la pelvis entre los genitales y la pierna sana. Al ubicarlo de una manera incorrecta, se pueden dañar los genitales y los nervios pudendos. Otras complicaciones incluyen: lesión del plexo braquial y síndrome compartimental de las extremidades inferiores.(33)  Ver Figura 6.

Decúbito lateral

Se usa para procedimientos ortopédicos que involucran la cadera o el hombro y, con algunas modificaciones, para procedimientos renales y torácicos. En esta posición, el paciente se coloca sobre el lado no operado. No obstante,  corre el riesgo de lesionarse debido a la presión ejercida en el lado dependiente en las áreas de la oreja, el codo, el hombro, la cresta ilíaca, la cadera, la rodilla y el tobillo. También pone a los pacientes en riesgo de síndrome compartimental y rabdomiolisis.(7) La cirugía prolongada en esta posición puede conducir a congestión vascular e hipoventilación en el pulmón dependiente. Por tanto, pacientes con problemas pulmonares preexistentes o con enfermedad cardíaca no podrán tolerar esta posición. Ver Figura 7.

Para asegurar la posición, es necesario contar con el número suficiente de personas para girar al paciente y evitar lesiones. Se recomienda utilizar esta posición el menor tiempo posible. Por eso, es importante reposicionarlo en intervalos establecidos para disminuir el riesgo de síndrome compartimental; colocar la cabeza sobre una almohada o un posicionador; verificar que la oreja dependiente no esté doblada; ubicar sus brazos en dos niveles, cada brazo en un tablero y en abducción menor de 90 grados; colocar un rollo debajo del tórax dependiente del paciente, distal al pliegue axilar a nivel de la séptima a novena costilla, utilizando un dispositivo diseñado para esto, en este caso, no usar sábanas o toallas enrolladas; verificar pulsos radiales bilaterales después de colocar el rollo; mantener la alineación fisiológica de la columna. Igualmente, es necesario un sistema de sujeción de seguridad en las caderas, flexionar la pierna dependiente a la altura de cadera y rodilla mientras mantiene la parte superior de la pierna recta y una almohada colocada entre las piernas. Para lograr estabilidad a la posición, colocar almohadillas en la rodilla, el pie y el tobillo dependientes. (7,16)

En los procedimientos renales o torácicos, la posición lateral se modifica flexionando la cama para ensanchar los espacios intercostales y mejorar la exposición torácica, la parte inferior de la cama se flexiona con el pecho restante nivelado. Cuando se requiere acceso a la zona retroperitoneal, también se flexiona la parte superior de la cama y se eleva el «reposa-riñones»(16) para aumentar la flexión y mejorar la exposición. El paciente debe colocarse de manera que el dispositivo quede debajo de la cresta ilíaca dependiente. Si el apoyo renal está elevado y alineado debajo del flanco del paciente, la ventilación del pulmón dependiente se restringe severamente.(16)

La acumulación de sangre en las extremidades inferiores se produce en grados variables en todas las posiciones laterales y es mayor cuando el paciente está flexionado. El uso de medias de compresión ayudará a minimizar el efecto sistémico. En todas las posiciones laterales, el pulmón dependiente recibe un mayor flujo de sangre y es más fácil ventilar el pulmón superior. Este efecto se conoce como desajuste de ventilación-perfusión. La presencia de enfermedad cardíaca o pulmonar preexistente disminuye su capacidad para tolerar todos estos cambios fisiológicos.(16) Aunque es el procedimiento quirúrgico el que define la posición, la preferencia del cirujano también influye, por ejemplo, los procedimientos de cadera se pueden realizar en posición lateral o supina, pero la habilidad y comodidad del cirujano determina cuál es la posición más adecuada para el procedimiento. De igual manera, la posición suele ser un equilibrio entre lo que un paciente puede asumir físicamente y lo que tolera fisiológicamente.(16) 

Posición prona

La posición prona es una de las posiciones más desafiante para el equipo perioperatorio porque para ubicar al paciente se requiere la coordinación entre los miembros del equipo, y en particular, se debe prestar, especial atención a la seguridad. El reto adicional radica en que la mayoría de los pacientes están intubados y bajo anestesia general cuando se colocan en esta posición.(9) Se utiliza para proporcionar acceso a la parte posterior de la cabeza en procedimientos de la columna (incluida la columna cervical), para acceder a estructuras craneales posteriores, ciertos procedimientos ortopédicos (reparación del tendón de Aquiles) y algunos procedimientos rectales. También para reemplazar la posición de sedestación completa.(7,16) Es importante tener presente que esta posición ejerce presión sobre el abdomen, reduciendo el flujo de sangre, a través de la vena inferior cava, causando congestión de las venas paravertebrales y epidurales lo que aumenta el sangrado en el área quirúrgica junto con una disminución en la presión arterial e hipovolemia. Lo anterior, puede causar una disminución de la perfusión a los principales órganos y aumentar el riesgo de lesión renal aguda.(34) Es por esto, que el abdomen del paciente debe estar libre de presión porque el contenido abdominal restringe el movimiento del diafragma(16) y causa distensión de las venas epidurales, provocando que la presión intraabdominal aumente la congestión venosa. Para minimizarlo, se han desarrollado marcos y varios métodos para sostener el abdomen, cada uno con sus propios méritos.(16)

Antes de colocar a un paciente en decúbito prono, se induce la anestesia e intuba, luego de asegurar el tubo endotraqueal y de proteger sus ojos. Se realiza la monitoría adicional de líneas intravenosas y arteriales; un estetoscopio esofágico y un monitor de temperatura y sondaje urinario. La secuencia de giro y posicionamiento debe ser conocida por todos los participantes en este proceso.(16) Muchos dispositivos están disponibles para ubicar a un paciente en posición prona desde diferentes aditamentos para brindar apoyo en el hombro y debajo de la cresta ilíaca hasta los marcos ajustables, como el de Wilson que se usa para pacientes en una posición prona tradicional y el de Andrews para aquellos ubicados de rodillas. Estos han de estar bien acolchados y adaptarse al cuerpo y es el cirujano quien elige el tipo de marco a utilizar.(16) Ver Figuras 8a, 8b y 8c.

Aunque la cabeza del paciente se puede rotar hacia el lado derecho o izquierdo, es mejor que esté alineada a la línea media. Existen en el mercado muchos dispositivos que evitan la presión externa de los ojos y facilitan tener el tubo endotraqueal despejado que permiten una visión de la cara y de los ojos. Si se va a colocar al paciente con la cabeza girada hacia un lado, se debe usar un soporte de gel suave o esponja, asegurando que el ojo dependiente esté libre de presión y que la oreja esté bien posicionada y acolchada.(16)

La posición del brazo en decúbito prono se elige en función de varios factores. Para los procedimientos que requieren un fluoroscopio, los brazos deben estar asegurados a los costados, alineados con el cuerpo, codos y manos protegidas y aseguradas con almohadillas de espuma y mantenerlas en posición funcional. Si los brazos se colocan en tableros, hay varias opciones disponibles como el reposabrazos paralelo a la mesa quirúrgica. Los brazos deben colocarse sobre las tablas acolchadas, asegurando que ningún músculo esté bajo tensión, que el codo esté libre de cualquier fuente de presión y el antebrazo, la muñeca y la mano estén neutrales y alineadas. Para evitar la presión de la cabeza humeral sobre el complejo neurovascular axilar, los brazos no deben pasar por encima de la cabeza. Después de colocar los brazos, se debe comprobar el pulso en ambas muñecas.(16) 

Si el paciente se acuesta directamente sobre su abdomen, los volúmenes pulmonares disminuyen debido a los movimientos obstaculizados del diafragma. Cuando el paciente está en decúbito prono con apoyo, el abdomen está libre de presión, la distensibilidad pulmonar es casi normal y la pérdida de capacidad residual funcional es menor que en la posición supina o lateral. Como refiere O’Connell,(16) desde el 2006 “la posición prona se ha estudiado como un método para "reclutar" los alvéolos colapsados y mejorar intercambio de gases en el síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA)”, posición bastante utilizada en estos tiempos de pandemia por COVID.

En decúbito prono hay acumulación de líquido extravascular en cualquier extremidad dependiente, incluidas las manos, los pies, la cara y la conjuntiva. Cuanto más largo es el procedimiento, más dramático es el edema. Este puede exacerbar ciertas condiciones preexistentes como el entumecimiento intermitente en las manos y también podría afectar la nariz y la faringe. Por lo tanto, los pacientes que han tenido procedimientos prolongados o aquellos que tienen vías respiratorias cuestionables pueden permanecer intubados durante el período posoperatorio inmediato.(16) 

Uno de los cambios fisiológicos más comunes que acompañan  la transferencia de la posición supina a la prona es la hipotensión, que ocurre con frecuencia con la inducción de la anestesia causada por la pérdida del tono autonómico y se puede exacerbar con el cambio a la posición prono. Este efecto puede ser más profundo cuando se usa el marco de Andrews porque las piernas están en una posición dependiente.(16) Los pacientes que se someten a procedimientos prolongados en decúbito prono son vulnerables a lesiones por presión en la piel, la frente y el mentón que deben estar protegidos de una presión excesiva. Las rodillas, los márgenes costales inferiores y las crestas ilíacas son las áreas más susceptibles a los efectos de la presión en esta posición. Además de la presión en estas áreas, los pequeños movimientos que ocurren con los dispositivos quirúrgicos pueden causar fricción en la piel del paciente.(16)
 
Los problemas oftalmológicos después de una cirugía en posición prona,(16) varían desde la pérdida de la agudeza visual hasta la ceguera total y esto, se debe a la oclusión de la arteria central de la retina,(34) neuropatía óptica isquémica anterior, neuropatía óptica isquémica posterior y ceguera cortical.(35) Los factores de riesgo incluyen: (16) hipotensión, anemia, pérdida de sangre, manejo de fluidos, diabetes, tiempo prolongado en esta posición más de 6.5 horas, efectos adversos de los medicamentos y variaciones anatómicas en el suministro de sangre del nervio óptico. La mayoría de los casos se asocian con procedimientos prolongados de columna bajo anestesia general: fusiones lumbares posteriores y la corrección de la escoliosis. Esta se relaciona con una combinación de pérdida de sangre, hipotensión y aumento de la presión venosa orbitaria.(34)  Las posiciones prona y trendelenburg pueden elevar la presión orbital, lo que provoca una disminución de la perfusión tisular del ojo.(34,35) Para disminuir el riesgo en esta posición se recomienda ubicar al paciente en algún grado de Trendelenburg invertido para prevenir la presión en su cara,  mantener la presión sanguínea, realizar un seguimiento hemodinámico invasivo, limitando la pérdida de sangre, y disminuir la duración del procedimiento anestésico y quirúrgico.

Existe una variación de la posición decúbito, se trata de la Navaja o Sevillana. Se usa para brindar exposición a las áreas sacra, rectal y perineal. Cuando se interviene bajo los anestésicos generales, el tórax del paciente se eleva usando rollos o almohadas; cuando el paciente recibe anestesia regional se coloca una almohada debajo de las caderas, luego se flexiona la cama con los pies ubicados sobre una almohada para proteger los dedos. Esta posición provoca los siguientes cambios fisiológicos: cardíacos, respiratorios y circulatorios relacionados con la dependencia de la cabeza y las piernas. Cuando el abdomen y el tórax se elevan de la superficie de la cama, la posición con la cabeza hacia abajo empuja las vísceras abdominales contra el diafragma, comprometiendo la respiración.(16) Ver Figura 9.

Tener en cuenta: no utilizar dispositivos de posicionamiento que coloquen la cabeza por debajo del corazón; evitar la presión directa sobre los ojos del paciente; colocar la cabeza en posición neutra sin flexión, extensión o rotación excesivas; no utilizar apoyacabeza en forma de herradura y si la cabeza va en la línea media utilice posicionador facial e inspeccione la posición de la cara.(12) Colocar los brazos del paciente según las necesidades del equipo quirúrgico y las limitaciones físicas de aquel; asegurar que los soportes torácicos se extiendan desde la clavícula hasta la cresta ilíaca, de manera que permita la expansión pulmonar y abdominal completa; liberar de torsión o presión las mamas, el abdomen y los genitales; proteger las rodillas; verificar que los dedos de los pies no estén en contacto con la camilla; colocar almohadillas debajo de las espinillas; evaluar los pulsos pedios, mantenerlo  en decúbito prono el menor tiempo posible; y tener la camilla de fácil acceso en caso de emergencia.

La enfermera perioperatoria, es la voz del paciente y aboga por las mejores prácticas para el posicionamiento, es la persona encargada de proporcionar confianza y asegurar el mejor cuidado posible, protegiéndolo de lesiones y de posibles litigios si se produce una lesión posoperatoria.(9) Una estrategia para asegurar un posicionamiento exitoso es trabajar en colaboración con el cirujano y el anestesiólogo. La formación y verificación de competencias garantiza que el personal perioperatorio comprenda cómo ubicar correctamente a los pacientes al recibir información de posicionamiento y procedimientos. Al colocarlos en la posición prona, la enfermera debe tomar medidas para prevenir lesiones, documentar todas las acciones realizadas durante el posicionamiento y evaluarlos en busca de cualquier signo de lesión después de la operación.(9) 

Créditos:  Carolina Mazo Ávila dibujó todas las figuras


Documentación

Las intervenciones relacionadas con el posicionamiento deben documentarse ya que  proporciona una descripción de los cuidados de enfermería perioperatorios administrados, estado de los resultados del paciente en la transferencia e información para la continuidad de su atención. Es importante dejar registrado en la historia clínica la evaluación preoperatoria, la identificación y títulos de las personas que participan en su posicionamiento, la posición del paciente, incluyendo la ubicación de brazos y piernas y cualquiera actividad de reposicionamiento, tipo y ubicación de los equipos o dispositivos, de las restricciones de seguridad y de cualquier relleno adicional, acciones específicas tomadas para prevenir lesiones y la evaluación postoperatoria.(9,12)

Taxonomía NANDA, NIC, NOC

La Clasificación de Resultados de Enfermería (NOC), la Clasificación de Intervenciones de Enfermería (NIC) (independientes e interdependientes) y el lenguaje estandarizado de enfermería, permiten un cuidado durante el perioperatorio. Para resumir, la taxonomía NANDA propone el diagnóstico de enfermería: “[00087] Riesgo de lesión postural perioperatoria, aprobado en 1994 y revisado en 2006, 2013, 2017, 2020”. Lo definen como: “Susceptible a cambios anatómicos y físicos inadvertidos como consecuencia de la postura o equipos usados durante un procedimiento quirúrgico/invasivo que pueden comprometer la salud”.(36)

Las características y los factores relacionados están en: deshidratación, acceso inadecuado al equipo apropiado, acceso inadecuado a las superficies de apoyo adecuadas,  disponibilidad inadecuada de equipos para personas con obesidad, malnutrición, postura prolongada no anatómica de las extremidades, superficie de apoyo rígida, personas en extremos de edad, personas en posiciones lateral, litotomía, prona, trendelenburg; personas sometidas a procedimiento quirúrgico > 1 hora, diabetes mellitus, anestesia general, inmovilización, neuropatía, alteraciones sensitivo–perceptivas debidas a anestesia, enfermedad vascular.(36) En la siguiente Tabla se presenta el Diagnóstico 00087 de la NANDA con sus respectivas metas e intervenciones relacionadas. 
 
Tabla 1. Riesgo de lesión postural perioperatoria - Diagnóstico NANDA 00087


NOC Relacionados

NIC Relacionados

[1101] Integridad tisular: piel y membranas mucosas: Indemnidad estructural y función fisiológica normal de la piel y las membranas mucosas

[842] Cambio de posición: intraoperatorio

[3590] Vigilancia de la piel

[4062] Cuidados circulatorios: insuficiencia arterial

[4066] Cuidados circulatorios: insuficiencia venosa

[4028] Disminución de la hemorragia: heridas

[6610] Identificación de riesgos

[2660] Manejo de la sensibilidad periférica alterada

[4120] Manejo de líquidos

[2550] Mejora de la perfusión cerebral

[4070] Precauciones circulatorias

[4110] Precauciones en el embolismo

[2920] Precauciones quirúrgicas

[3902] Regulación de la temperatura: perioperatoria

[6650] Vigilancia

[764] Cuidados del paciente escayolado: yeso húmedo

[6486] Manejo ambiental: seguridad

[7980] Informe de incidencias

[6680] Monitorización de los signos vitales

[6490] Prevención de caídas

[1913] Severidad de la lesión física: Gravedad de los signos y síntomas de las lesiones corporales.


Consideraciones finales

 Aunque muchos de los aspectos del posicionamiento del paciente son fundamentales, es recomendable establecer pautas y procedimientos en el centro quirúrgico y contribuir para que el personal desarrolle habilidades para asegurar una colocación adecuada.

El posicionamiento seguro y cómodo es una prioridad en cirugía, por esta razón, asegurar que cada miembro del equipo del quirófano conozca el alcance de los posibles problemas de posicionamiento, evitará eventos adversos. Las prácticas recomendadas en este artículo son alcanzables en la praxis de enfermería. La prevención de daños por la posición incorrecta requiere la anticipación de todo el equipo necesario para brindar la posición y planear el procedimiento que se va a realizar, la aplicación de los principios ergonómicos y de la mecánica corporal. Se debe prestar especial atención al bienestar y a la seguridad del paciente, al igual que a la valoración de los sistemas circulatorios, respiratorios, tegumentario y musculoesquelético y a las estructuras neurológicas. Si se trabaja como parte de un equipo se puede minimizar el riesgo de complicaciones perioperatorias relacionadas con la posición.

Referencias


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