Más allá de la estrecha amistad que une a Moshe Fisher con Arrienne Christie desde su infancia, la novela, ganadora del Hurston/Wright Legacy Award for Fiction en 2020 y reeditada en tres años consecutivos en diferentes formatos, se ambienta en la Jamaica de los años 50, pasando por la época de independencia del imperio británico en 1962 y extendiéndose hasta los tiempos actuales. Durante este periodo, miles de jamaiquinos emigran a la metrópoli, incluyendo Moshe, quien parte hacia Inglaterra con el propósito de estudiar pintura y con la ilusión de encontrar a su verdadero padre. Pero esta temporalidad trasciende hasta la época colonial, en la cual la caña de azúcar, el leitmotiv de la novela, se convierte no solamente en la única fuente de sustento de los esclavos africanos traídos forzosamente por los colonizadores británicos a ser explotados en las plantaciones -hecho por el que el gobierno británico no se ha disculpado-, sino también el origen de todos sus males, pues se piensa que los particulares rasgos físicos de Moshe, considerados por sus vecinos como una «perverse alchemy that had taken place in the deep earth» (p. 25) [«alquimia perversa que se ha dado en los abismos»]1 y la maldición que sufre Arrienne son producto del consumo excesivo de azúcar de sus antepasados. Estas circunstancias desafortunadas podrían llevarnos a pensar en que la obra también podría llamarse A Sour History of Sugar.
A lo largo de 33 capítulos, divididos en cinco partes y varios intervalos con comentarios de la narradora, vale la pena resaltar, por un lado, los momentos en los que los Moshe y Arrienne, aunque viven en dos distritos alejados de Kingston, se unen en la escuela donde asisten para luchar contra la opresión del poder colonial a través de los abusos de un sistema educativo inflexible y homogeneizador, con un evidente desdén hacia la lengua y cultura jamaiquinas, lo cual genera en ellos un resentimiento y un descontento que perviven hasta su adultez. Mientras que Moshe es señalado por sus compañeros por lo variopinto de su pelo, Arrienne aprecia la particularidad de Moshe y lo defiende de los abusos. Ante esto, la narradora comenta que, en su vida adulta, Arrienne cae en cuenta de cómo una institución con un marcado carácter colonial puede ser el escenario de «strange and petty revolutions» (p. 118) [«extrañas y pequeñas revoluciones»], de las que se pregunta: «Who could have thought a coup could be all about hair?» (p. 118) [«¿Quién pudo haber pensado que todo un golpe podría darse por el pelo?»].
Pero no solamente Moshe y Arrienne comparten el dolor del acoso escolar. Los protagonistas también coinciden en sus altas dotes intelectuales, reflejadas en la facilidad que ambos tienen para la lectura de textos, razón por la cual Moshe es promovido al grado que cursa Arrienne y, con el tiempo, florece en ellos una amistad que, aunque es truncada por el destino, logra mantenerse a lo largo de la novela. Es de particular interés la forma cómo Arrienne inicia su relación con los libros, impulsada por su padre George, quien desde temprana edad la deja ingresar a su biblioteca personal. Allí, Arrienne encuentra The Book of Things , libro donde encuentra una fuente rica en conocimientos y que hacen florecer en ella no solo su gran inteligencia, sino también un gran potencial como escritora.
Por otro lado, se destacan los conflictos de identidad generados en los protagonistas que, por desgracia, tienen como un desafortunado legado, reflejado en sus complejos de inferioridad ante la cultura anglosajona y occidental. Una muestra de ello es la estancia de Moshe en Londres, en donde, al llegar como polizón, se encuentra no solo con un ambiente distinto al de Tumela Gut, el barrio de su infancia en Kingston, sino también en un momento de tensiones y discriminaciones raciales, de las cuales es víctima en su admisión a la academia de arte donde desea estudiar pintura. A pesar de ello, Moshe logra mantener latente su singular capacidad creativa y explorar nuevas posibilidades conceptuales en su trabajo artístico. En el caso de Arrienne, la suerte no la favorece del mismo modo que a su amigo, pues por su condición de mujer negra cae en la exclusión social al ver frustradas sus intenciones de salir adelante en sus estudios, por lo que debe conformarse con una vida de sometimiento.
Estos son, en esencia, los momentos en los cuales la autora nos muestra una elaboración discursiva digna de ser valorada, donde plasma toda la riqueza cultural y, a la vez, la amargura de los jamaicanos ante la opresión encarnada en los dos protagonistas de su última novela.
Pero lo que más sobresale de esta obra es el manejo de la diversidad lingüística, en donde no solamente se usa el inglés de Jamaica como el idioma en el que se relata la historia, sino también la aparición de las voces de los personajes en patuá. Al respecto, la narradora manifiesta su preocupación ante las sugerencias de corrección automáticas a la novela en uno de los intervalos: «Oh Lord, what is the one correct and singular language to carry this freight, this translation of griefs?» (p. 243) [«Oh, Señor, ¿cuál es la única lengua correcta y singular para llevar esta carga, esta traducción de pesares?»]. Estas palabras son una manera de expresar la necesidad de subvertir la linealidad discursiva propia de la literatura anglosajona con el uso de la lengua creole jamaiquina como un vehículo válido de expresión literaria. Al respecto, la misma autora reflexiona en su faceta académica sobre el modo como los hablantes logran reinventar el lenguaje en sus vidas cotidianas, sin las restricciones impuestas por la normatividad lingüística y las estructuras gramaticales impuestas por la educación tradicional: «in the end, it is educational content and process and the practices of individuals in everyday relations that will decide what words come to mean, and why they come to mean what they mean» (Forbes, 2005, p. 229) [«a la larga, es el contenido educativo y el proceso y las prácticas de los individuos en las relaciones cotidianas lo que decidirá cuáles palabras llegarán a significar y por qué llegarán a significar lo que significan»]. En esta reflexión, es importante redefinir lo que significa realmente la educación en las Indias Occidentales, de manera que facilite realmente la comprensión del pasado y presente de las mentes colonizadas y sea un punto de partida para un futuro en el cual la autodeterminación de los colonizados sea la prioridad:
The education the West Indies offers to such children cannot be served up as a static across-the-board package: the introduction to new vocabularies of self and gender has to merge an understanding of history, of the present, dynamic West Indies, and of the locations to which they will return (Forbes, 2005, p. 249). [«La educación que las Indias Occidentales ofrece a tales niños no se puede servir como un paquete estático sobre el tablero: la inmersión a nuevos vocabularios del ser y del género tienen que converger en un entendimiento de la historia y del presente de unas Indias Occidentales dinámicas, y de las ubicaciones a las que retornarán»].
En línea con la inquietud planteada por la autora en la novela, la necesidad de una lengua minorizada por recobrar su valor como el creole jamaiquino simboliza el anhelo de libertad que albergan los jamaiquinos en sus corazones y la necesidad de encontrar su propia identidad cultural. Ante este sentimiento, cabe añadir que la búsqueda de la expresión propia de la nación caribeña es la que motiva su intención de oficializar el patuá y, de paso, convertirse en república en 2024 a través de un referéndum. Frente al panorama expuesto, debemos tener presente la relación existente entre el uso de las lenguas minorizadas por los poderes colonizadores y sus efectos inmediatos en la vida pública, en donde se plantea el dilema de encontrar a líderes que hablen en nombre de los oprimidos o de conferir el poder político a cada individuo a través del uso de la voz propia. Sobre este asunto, la escritora, en su trabajo como intelectual afrodescendiente, plantea:
«Larger political implications» includes the issue of whether I speak for myself or have the right to speak for other Caribbean persons or the Caribbean collective, and whether the terms I use violate, preserve or expand the terms of their sovereignty of self (Forbes, 2005, p. 255). [Las grandes implicaciones políticas incluyen el asunto de si hablo por mí misma o si tengo el derecho a hablar por otros caribeños o por el colectivo caribeño, y si los términos que uso violan, preservan o expanden los términos de su soberanía del ser].
Este es un paso más hacia la configuración de un nuevo orden mundial, en el que se busca crear las condiciones para una multipolaridad, donde haya un mundo sin los sometimientos de las castas gobernantes colonizadoras y se logre preservar la diversidad cultural. Todo esto, en definitiva, hace que el trasfondo de A Tall History of Sugar, envuelta en el velo del esoterismo, del sincretismo religioso y de la ancestralidad africana, sea una manifestación evidente de la poscolonialidad, una realidad que no solamente atiene a las naciones que aún mantienen lazos coloniales con las potencias europeas, sino también a las actitudes históricas de servilismo que aún perviven en países como el nuestro, incluso considerando el hecho de que aún no se ha traducido al español o a otro idioma y de lo poco conocida que es su autora en el medio literario hispanoamericano.
Forbes, C. (2005). From Nation To Diaspora. Samuel Selvon, George Lamming, And The Cultural Performance Of Gender. The University Of The West Indies Press. https://Es.Singlelogin.Re/Book/682063/1f2536/From-Nation-To-Diaspora-Samuel Selvon-George-Lamming-And-The-Cultural-Performance-Of-Gender.Html