Estos diálogos tienen su origen en un coloquio organizado en marzo de 2019 en honor de Andrea Pagni, en la Universidad de Erlangen-Nürnberg de Alemania, de la que Pagni es actualmente profesora emérita. Reúne contribuciones de investigadores e investigadoras de Alemania, Argentina, Bélgica y Francia, quienes tienen estrechos vínculos de trabajo con Pagni y que se ocupan, desde distintos lugares, del tema de la convocatoria. En varios de los aportes, como se verá, esos vínculos aparecen discutidos explícitamente; en otros, pueden entreverse en la lectura. Los textos reunidos en el libro se concentran en diferentes aspectos de la cuestión de la escritura y la traducción en América Latina, por ejemplo, en la producción de escritores latinoamericanos, en las traducciones de sus textos o en traducciones publicadas en países latinoamericanos.
La presentación de las editoras ofrece, además del resumen de las contribuciones, un recorrido por las numerosas producciones de Andrea Pagni, en el que se ponen de relieve algunos ejes de sus aportes teóricos y metodológicos, como, por ejemplo, su perspectiva histórica o su trabajo con la dimensión material y discursiva de las traducciones, así como un aspecto clave que reaparece varias veces a lo largo del libro: el cotejo del texto fuente con el texto traducido y el cotejo de los contextos de producción de ambos.
El artículo de Patricia Willson con el que se abre la publicación ahonda en la trayectoria de Andrea Pagni y en su contribución a la historia de la traducción en América Latina. Willson elige cuatro textos de Pagni para analizar y, además, repone las circunstancias en las que la escuchó presentar las ideas que luego se plasmaron en esos trabajos. El vínculo no es meramente personal; según sostiene y muestra en el texto, esas instancias dan cuenta de vínculos institucionales y hacen, por lo tanto, a la historia de la traductología en América Latina. La autora subraya la perspectiva heterónoma de las investigaciones de Pagni, es decir, el hecho de que no considera la traducción literaria solamente desde los discursos literarios, sino que pone en relación las traducciones estudiadas con otros discursos sociales en configuraciones históricas específicas. Por eso, considera que esas investigaciones superan el interés meramente traductológico y constituyen aportes a la historia cultural e intelectual de América Latina.
Alejandrina Falcón retoma un breve fragmento de una entrevista a Andrea Pagni para ilustrar de qué modo ese tipo de testimonios de una traductora puede condensar datos relevantes para la historia de la traducción editorial e iluminar zonas aún no estudiadas de la historia del libro y de la edición en América Latina. Específicamente, identifica la importancia de los recuerdos de Pagni sobre sus traducciones para la Editorial y Librería Goncourt de Buenos Aires a fines de los años setenta y tira de ese hilo para reconstruir la historia del sello a partir de diversas fuentes y su política editorial mediante el análisis de sus catálogos.
El artículo de Enrique Foffani se ocupa de las traducciones de poetas expresionistas alemanes que llevó a cabo el joven Borges, todavía en Europa, al finalizar la segunda década del siglo XX. El autor propone ir más allá de las críticas que se han hecho de estas traducciones y afirma que enfocar la cuestión de otra manera permite reconocer la matriz expresionista de los tres primeros libros de poemas publicados por Borges a su regreso a la Argentina. Como en otras contribuciones del libro, encontramos referencias al diálogo con Pagni, por ejemplo, en su traducción de dos poemas con los que trabaja Foffani.
Griselda Mársico llama la atención sobre otra razón por la que puede resultar especialmente productiva la propuesta de Pagni de cotejar una traducción con el texto fuente e interpretar las operaciones que se llevan a cabo para entender el funcionamiento y los efectos de la traducción. En su análisis de la colección Estudios Alemanes en la editorial Sur entre 1965 y 1974, se concentra en los procesos de selección en el interior de los textos y, sobre todo, en aquellos casos en los que la selección es encubierta, es decir, en los que no hay ninguna indicación de que hay partes que no fueron traducidas, y ofrece algunas explicaciones para dar cuenta de esa selección.
En su artículo sobre las traducciones de Pushkin al ídish, Sabine Koller recuerda la importancia de las traducciones a esta lengua desde la segunda mitad del siglo XIX para contribuir a la emancipación del ídish como lengua literaria. Se enfoca en la traducción de un poema de Pushkin realizada por David Hofstein durante el estalinismo, en ocasión del centenario de la muerte del poeta. En la traducción, a primera vista compatible con la imagen oficial de Pushkin, Koller identifica un movimiento de autonomía ideológica que acentúa el reclamo de libertad de Pushkin con elementos y referencias en ídish. El artículo fue traducido al castellano por Andrea Pagni, cuyas notas de traductora dejan en claro la relevancia del artículo para un volumen sobre América Latina, no solo por los datos que aporta sobre el ídish y las traducciones al ídish en Argentina, sino también por el entramado de producciones teóricas argentinas que se revela en esas notas.
En su contribución (traducida del alemán por Elvira Gómez) sobre la traducción de Juan Rulfo al tamil, Susanne Klengel discute un tema complejo. El hecho de que la hispanística occidental no se ocupe de las traducciones al tamil amerita estudiar la cuestión, pero la investigadora, especialista en literatura latinoamericana, se encuentra con un límite por el desconocimiento del idioma y del campo de investigación. Sin embargo, a partir de su colaboración profesional con hispanistas de la India y en el marco de las reflexiones sobre las relaciones literarias y culturales Sur/Sur, se aboca a reconstruir la historia de las traducciones de Rulfo en la India y, concretamente, de la traducción al tamil.
Silke Jansen toma el concepto de campo indicial de la antropología lingüística para estudiar la poesía afrocubana de Nicolás Guillén y sus traducciones, que entiende como reescrituras. Explica que en Motivos de son hay elementos que evocan un ambiente afrocubano, incluyendo ciertos rasgos lingüísticos que remiten al español cubano popular, pero que no hay allí en juego una variedad de lengua, sino un estilo que se apoya en representaciones metalingüísticas, y que, por lo tanto, implica un problema de traducción diferente. Desde esa perspectiva, analiza los recursos semióticos que se movilizan en versiones de dos poemas al portugués de Brasil, al alemán y al dialecto vienés.
Laura Welsch se ocupa de la novela de Mauro Javier Cárdenas, The Revolutionaries Try Again, y de su traducción al español. El escritor, que creció en Ecuador y reside en Estados Unidos, incorpora en el texto en inglés términos en español que evocan el habla de Guayaquil, así como dos breves capítulos escritos en español. La autora explora, entre otros aspectos, qué ocurre con el uso del español de Guayaquil en la traducción al castellano, realizada por Miguel Antonio Chávez, también oriundo de Guayaquil y residente en América del Norte, y sostiene que constituye un aporte a la diversidad de la literatura escrita en español.
También Ilse Logie aborda la cuestión de la lengua de escritura en su trabajo sobre Fabio Morábito y Anna Kazumi Stahl, que escriben en español, aunque no es su lengua materna. Explica que al elegir por su propia voluntad la lengua de su país de residencia (México en el caso de Morábito y Argentina en el de Stahl) se encuentran en una situación diferente a la de, por ejemplo, la escritura translingüe en contextos de exilio o la escritura en la lengua colonial. También señala que tanto Morábito como Stahl desarrollan una escritura monolingüe y evitan recursos como el code-switching o el multilingüismo interno, aunque reconoce la importancia que tiene su capital multingüe en la construcción de su figura autorial.
En “Pensar y escribir en varias lenguas en las ciencias humanas y sociales”, Annick Louis reflexiona sobre una situación en la que resuena su propia experiencia como investigadora entre el campo francés y el argentino. Hace notar que la autotraducción literaria se ha constituido en el último tiempo en objeto de estudio de varias disciplinas, pero la autotraducción en ciencias humanas y sociales todavía no recibió suficiente atención, aunque es un fenómeno relativamente frecuente entre intelectuales que se desplazan, por ejemplo, entre un país latinoamericano y uno europeo donde se habla otra lengua que manejan. Louis discute las dificultades de mantener dos carreras académicas paralelas y también las posibilidades de conceptualización que se abren, a su entender, en estas formas de bilingüismo y autotraducción.
El libro se cierra con una contribución de la propia Andrea Pagni, “Libros que viajan: relatos de viaje en traducción”, en la que la autora recuerda el origen de su interés por las traducciones al castellano de los relatos de viajeros franceses al Río de la Plata. Aporta también algunas precisiones sobre su marco teórico inicial para el estudio tanto de los relatos de viaje como de la traducción en América Latina: un uso crítico de la teoría poscolonial, teniendo en cuenta las tensiones que plantea su aplicación al caso latinoamericano. En el artículo, sitúa históricamente las traducciones de los relatos de viajeros ingleses y franceses, y se concentra en el estudio de dos casos concretos para ver de qué modo los traductores procesan, desde su lugar de enunciación traductiva, la alteridad inscripta en los relatos. Para eso, analiza las prácticas de traducción, elementos de la enunciación editorial y la puesta en libro, así como los contextos nacionales e internacionales.
Si, considerados individualmente, los trabajos reunidos en el libro ofrecen aportes para distintos espacios de investigación relacionados con la escritura y la traducción en América Latina, más interesante aún es el resultado del conjunto. Patricia Willson observa en su artículo que, sin caer en el eclecticismo, Pagni recurre con libertad a los instrumentos conceptuales de la traductología que le resultan útiles, pero logra evitar sus limitaciones al escribir por fuera del marco disciplinar. Tal vez esto explique también algunas de las virtudes de la publicación. A las referencias explícitas al trabajo de Pagni que aparecen en las contribuciones, deben sumarse los puntos de contacto de las investigaciones entre sí, pero también la posición que adopta Pagni en su artículo y en sus notas, recuperando bibliografía de varias áreas, discutiendo aportes teóricos de sus colegas, retomando conceptos y sugiriendo complejizaciones. Todo eso contribuye a cumplir con la promesa del subtítulo y constituye una invitación a generar nuevos diálogos críticos.
[1]Cómo citar este artículo: Ruiz, S. R. (2022). Reseña: Escritura y traducción en América Latina. Diálogos críticos con Andrea Pagni. Mutatis Mutandis, Revista Latinoamericana de Traducción, 15(2), 453-456. https://doi.org/10.17533/udea.mut.v15n2aXX