ISSN 2011-799X
Artículo recibido: 02/02/2020
Artículo aceptado: 19/04/2020
doi: 10.17533/udea.mut.v13n2a05Giannina Bertarelli, una italiana que traducía
en La Habana. Reflexiones sobre vida y obra1
Iledys González
iledys.gonzalez@uniroma1.it
https://orcid.org/0000-0001-6275-1393
Università di Roma “La Sapienza”, Italia
Resumen
Giannina Bertarelli (Italia, 1921-Cuba, 1994) ha sido citada en muy escasas ocasiones como parte
del panorama cultural de Cuba. Sin embargo, fue una figura influyente no solo en la difusión de las
literaturas italiana y francesa a través de sus traducciones, inicialmente para la revista Pensamiento
Crítico y luego para el Instituto Cubano del Libro, sino también en los comienzos de la enseñanza del
italiano en La Habana y en su rol como periodista. El presente trabajo de investigación pretende es-
bozar primeramente una breve biografía intelectual para rescatar del olvido la memoria de una mujer
extraordinaria que llevó una vida novelesca al dejar su país de origen y establecerse de manera defi-
nitiva en una Cuba en plena trasformación política y social. La historia de su vida privada define las
facetas de su labor como traductora, que serán expuestas aquí. El objetivo esencial de este trabajo es
la reconstrucción del corpus traducido por ella y la reflexión sobre los autores extranjeros publicados
(Mario de Micheli, Tommaso Landolfi, Giorgio Bassani, Ippolito Nievo y Alba de Céspedes, entre
otros) para comprender los perfiles de las obras (temáticas, estilos, géneros) que Bertarelli asumió
como traductora. Para ello se ha de dialogar con los estudios precedentes de naturaleza historiográfica
y crítica sobre traducción y literatura europea publicada en Cuba.
Palabras clave: historia de la traducción en Cuba, literatura italiana, edición de libros en Cuba,
Giannina Bertarelli, estudios transatlánticos.
Giannina Bertarelli. An Italian who translated in Havana. Reflections
on her life and work
Abstract
Giannina Bertarelli (Italy, 1921- Cuba, 1994) has been cited on very few occasions as part of Cuba
cultural panorama. However, she was an influential figure not only in the dissemination of Italian
and French literature through her translations for the magazine Pensamiento Crítico and then for the
Cuban Book Institute, but also as a pioneer in teaching the Italian language in Havana, and as a
journalist. This text presents a brief intellectual biography to rescue the memory of an extraordinary
woman from oblivion —a woman who led an adventurous life after leaving her country of origin to
settle in Cuba at a time of deep political and social changes. The history of her private life defines the
facets of her work as a translator, and those facets will be presented here. This work aims essentially at
reconstructing the corpus translated by Bertarelli and to reflect upon published foreign authors (Ma-
rio de Micheli, Tommaso Landolfi, Giorgio Bassani, Ippolito Nievo and Alba de Céspedes, among
others) to understand the profiles of the works (themes, styles, genres). For this reason, it is necessary
Giannina Bertarelli, una italiana que traducía en La Habana.
Reflexiones sobre vida y obra301Mutatis Mutandis. Revista Latinoamericana de Traducción Vol. 13, N.°2, 2020, julio-diciembre,pp.300-318
to enter into dialogue with previous studies of a historiographical and critical nature on translation
and European literature published in Cuba.
Keywords: translation history in Cuba, Italian literature, edition of books in Cuba, Giannina Ber-
tarelli, Transatlantic studies.
Giannina Bertarelli, une italienne qui traduisait à La Havane. Réflexions
sur sa vie et son travail
Résumé
Giannina Bertarelli (Italie, 1921-Cuba, 1994) a rarement été reconnue sur la scène culturelle cubaine
bien qu’elle ait été une figure influente non seulement dans la diffusion de la littérature italienne et
française à travers ses traductions pour la revue Pensamiento Crítico et plus tard pour l’Institut cubain
du livre, mais aussi dans les premiers temps de l’enseignement de l’italien à La Havane et dans son
rôle de journaliste. Le texte entend d’abord esquisser une brève biographie intellectuelle pour sauver
de l’oubli le souvenir d’une femme extraordinaire qui a mené une vie romantique en quittant son
pays d’origine et en s’installant définitivement dans une Cuba en pleine transformation politique et
sociale. L’histoire de sa vie privée définit les facettes de son travail de traductrice qui seront exposées
ici. L’objectif essentiel de ce travail est la reconstruction du corpus traduit par elle et la réflexion
sur les auteurs étrangers publiés (Mario de Micheli, Tommaso Landolfi, Giorgio Bassani, Ippolito
Nievo et Alba de Céspedes, parmi d’autres) pour comprendre les profils des œuvres (thèmes, styles,
genres) que Bertarelli a assumé en tant que traductrice. Pour ce faire, il est nécessaire de dialoguer
avec les études antérieures à caractère historiographique et critique sur la traduction et la littérature
européenne publiées à Cuba.
Mots clés : histoire de la traduction à Cuba, littérature italienne, édition de livres à Cuba, Giannina
Bertarelli, études transatlantiques.
Iledys González302Mujeres y traducción en América Latina y el Caribe
1. Introducción
Advertía hace unos años la eminente estudio-
sa cubana Luisa Campuzano, de modo obli-
cuo en ocasión de un homenaje a la intelectual
Graziella Pogolotti, sobre la obligada tarea
aún pendiente de recordar la encomiable la-
bor de Giannina Bertarelli (1921-1994) como
traductora del Instituto Cubano del Libro (icl )
(Campuzano, 2006). En el 2018, fue precisa-
mente Pogolotti quien publicó en la revista
Revolución y Cultura una grata memoria sobre
la traductora italiana a la que la unían nexos de
amistad heredados de su padre, el pintor cubano
de origen italiano Marcelo Pogolotti (1902-
1988). Probablemente sea Graziella Pogolotti,
quien más haya salvado el nombre de Giannina
Bertarelli del anonimato. La ha recordado no
solo allí, su más completo tributo, sino desde
antes, en otros textos personales referentes a su
propia vida y al contexto intelectual habanero
del cual participaba y del que formaban parte
Bertarelli y su esposo Enrique Collado (1915-
1976) (Pogolotti, 2012; Grant, 2003).
Junto al artículo “Más sobre el icl y sus tra-
ductores. Giannina, persona, contextos”, de
Graziella Pogolotti (2018), solo puede citarse
otro texto que rescata la figura de la traducto-
ra, este menos conocido en el ámbito cubano
por haber sido publicado en Italia, Cuba Cul-
tura. Viaggio nell’identità di un’isola (Garzia y
Fleites, 1997). Ese libro, hecho a cuatro ma-
nos por los intelectuales Aldo Garzia y Alex
Fleites —italiano y cubano, respectivamen-
te—, constituye una exploración cultural de
Cuba, amena y sucinta como guía de viaje que
es, pero al tiempo rigurosa en la revelación de
datos novedosos, fruto de una evidente inves-
tigación profunda. Tal es el caso del capítulo
Italiani a Cuba”, bosquejo sobre la presencia
permanente o temporal de italianos insignes
en la isla, que podría considerarse uno de los
pocos estudios generales sobre el tema junto
a los ya clásicos libros de Fernando Ortiz —
Las simpatías de Italia por los mambises cubanos
(1905), Los mambises italianos (1909) e Italia y
Cuba (1944)—, que ha motivado Italianos por
la libertad de Cuba, de Enrique Pertierra Serra
(2000), además de la investigación más com-
pleta en nueve volúmenes, Emigrazione e presen-
za italiana in Cuba, de Domenico Capolongo
(ed.) (2010), y el recientemente publicado tí-
tulo de Ricardo Rosselló (2019), Presencia ita-
liana en Cuba (1492-1902). Es en dicho apartado
del texto de Garzia y Fleites (1997), donde vie-
nen citados Cristóbal Colón, Giovanni Battista
Antonelli, Antonio Meucci, Oreste Ferrara e
Italo Calvino, que aparece la semblanza biográ-
fica sobre Giannina Bertarelli, derivada, como
en el artículo de Pogolotti, de la memoria y de
las emociones de su autor Aldo Garzia, amigo
cercano de la traductora.
Aparte de estas dos publicaciones la presencia
de Bertarelli en el ámbito intelectual cubano
parecería nula, si no fuera por esporádicos
trabajos sobre traducción donde se cita alguna
que otra obra traducida por ella (Bello, 2019;
Sánchez Guevara, 2018). Con frecuencia su-
cede que muchos de los estudios que encontra-
mos sobre la traducción literaria en Cuba pres-
tan atención a casos de escritores traductores
y, por tanto, la labor ingente de otros traduc-
tores queda aún sin reconocer. No obstante,
este juicio no debe ser leído con absolutismo,
pues cada año se despliegan exposiciones en el
marco de un ya habitual simposio sobre tra-
ducción literaria en la Unión de Escritores y
Artistas de Cuba (uneac), exposiciones que
de seguro ayudarán a construir en el tiempo
una historia orgánica de la traducción en la
isla. En ese volumen que está por escribirse no
podrá faltar el episodio que destaque la trayec-
toria de Giannina Bertarelli, no solo como tra-
ductora sagaz, sino también como mediadora
cultural entre Italia y Cuba.
Giannina Bertarelli, una italiana que traducía en La Habana.
Reflexiones sobre vida y obra303Mutatis Mutandis. Revista Latinoamericana de Traducción Vol. 13, N.°2, 2020, julio-diciembre,pp.300-318
En las líneas que siguen ha de esbozarse, pri-
meramente, una biografía intelectual mínima,2
con el fin de arrojar luz sobre el nombre de
una traductora casi olvidada —aprovechando
el valioso testimonio hablado de su hija Adria-
na Collado Bertarelli para tal apartado—,3
luego ha de desglosarse el corpus de los títu-
los —basado inicialmente en una búsqueda
detallada en los catálogos bibliotecarios y las
bibliografías anuales de las publicaciones cu-
banas— que se dieron a conocer en el país gra-
cias al intelecto y la competencia lingüística de
esta figura. La combinación de estos dos cua-
dros, el biográfico y el bibliográfico, relativos
a Giannina Bertarelli, más que un reclamo a
los estudios de traducción en Cuba, espera ser
umbral de futuras indagaciones en el marco de
la recepción de la literatura italiana en la isla y
de los diálogos transatlánticos.
2 La biografía intelectual femenina es una línea de in-
vestigación muy atendida en los últimos años por la
academia italiana, con el objeto de “incorporar” a la his-
toria la producción de las mujeres escritoras, de reinser-
tar las obras canceladas o mantenidas al margen (Zan-
can, 2005). Muchas de estas autoras, fundamentalmente
las del siglo xx, tuvieron una actuación política, por lo
que el énfasis en la red intelectual y la vida pública son
ejes prioritarios para comprender a fondo la produc-
ción literaria. El grupo de investigación encabezado por
la académica Marina Zancan, junto a Monica Storini y
Laura di Nicola, entre otras, ha arrojado importantes
resultados en la reconstrucción de la memoria de varias
autoras italianas a través de trabajos que se encuentran
en la colección Scrittici e intellettuali del Novecento, de la
editorial Mondadori (Zancan, 2005; Di Nicola, 2012;
Rubini, 2019). Esta metodología aplicada aquí a la fi-
gura de Giannina Bertarelli pretende un doble rescate
para la historia: mujer emigrada, por tanto, desplaza-
da, y además traductora, oficio que como aseveraba
Lawrence Venuti ha sido sentenciado a una invisibilidad
(Venuti, 1995).
3 Con vistas a este ensayo tuvo lugar una comunicación
personal (vía internet, diciembre del 2019) con Adriana
Collado Bertarelli, quien refirió abundantes datos sobre
la vida de su madre. Ese testimonio oral es la fuente
principal para la reconstrucción biográfica que queda
expresada en estas páginas.
2. Giannina Bertarelli, una vida
itinerante hasta el hallazgo insular
Nacida en la ciudad italiana de Milán en 1921,
Giannina Bertarelli fue la hija menor de un
matrimonio de clase media-baja. Desde pe-
queña le tocó vivir desventuras que signaron
su destino, pero, sobre todo, su personalidad
emancipada y resuelta. Siendo una niña per-
dió a su madre, quien había enfermado de fie-
bre tifoidea tras cuidar de la hija mayor que,
en cambio, sobrevivió a la enfermedad. Años
más tarde, la familia se trasladó a Lugano,
donde el padre había logrado emplearse como
obrero en una fábrica. En Suiza, el padre con-
trajo segundas nupcias y tuvo otros hijos del
nuevo matrimonio. Giannina Bertarelli logró
culminar sus estudios de bachillerato y una
vez cumplida la mayoría de edad decidió re-
gresar a Milán.
La Segunda Guerra Mundial había llegado a su
fin y en Italia se vivía con optimismo un clima
de reconstrucción social, caldeado de debates
políticos, que se extendía a la cultura, en espe-
cial, al campo de la creación literaria. En una
de esas tertulias culturales frecuentes en la
época, Giannina Bertarelli conoció al escritor
Stefano Terra, con quien mantendría una rela-
ción sentimental durante largos años. Terra era
un intelectual que estuvo comprometido con
la Resistencia en Turín, su urbe natal, vincu-
lado al grupo Giustizia e Libertà, junto a Leone
Ginzburg y Cesare Pavese, y luego exiliado a El
Cairo, donde continuó su campaña antifascista
con otros italianos, como la escritora Fausta
Cialente. En la Italia de la posguerra Terra co-
laboró como periodista con diferentes boletines
y fue enviado al extranjero como corresponsal
de Ansa (Agenzia Nazionale Stampa Associa-
ta), La Stampa y la rai. En sus estadías en el ex-
terior lo acompañó Giannina Bertarelli: de ese
modo pasaron unos tres años en París, luego
en Belgrado (de la antigua Yugoslavia) y final-
mente en Atenas. De aquella etapa es preciso
Iledys González304Mujeres y traducción en América Latina y el Caribe
enfatizar el primer contacto de Bertarelli con
contextos lingüísticos diversos, su aprendizaje
del francés, y quizás su primer trabajo como
periodista.
El 12 de septiembre de 1953, se publicó en La
Stampa, el artículo “Avventure di giornalisti in
un paese che non li ama”, de Vittorio Gorresio
(1953), en el que se narra la detención de Terra
en la Yugoslavia de Josip Broz Tito, acusado
de varios delitos mediante los que se pretendía
obstaculizar su trabajo como periodista. Las co-
laboraciones desde este país pretendían hacer
conocer en Italia las ideas de Tito y los cambios
generados hacia el socialismo en los Balcanes.
Como se explica en el texto, Terra y su compa-
ñera habían logrado introducir una grabadora
con la que registraban los discursos de Tito por
la radio local —que por la clausura del país no
se difundían en el exterior— para luego hacer-
los traducir y elaborar la noticia en Italia. Al
ser apresado Terra, la embajada italiana con-
tactó a Giannina Bertarelli para que se refu-
giara allí; sin embargo, la respuesta de ella fue
la de una mujer intrépida y tenaz: culminar la
tarea de periodista iniciada por el marido. Y
así, como precisa Gorresio, “fece tradurre tutti
i nastri e poi, ma solo allora, andò alla Legazione a
consegnarli perchè fossero al sicuro” (1953, p. 5).4
Tras la liberación de Terra, la pareja regresó a
Italia, donde fueron recibidos con admiración,
y luego viajaron a Grecia. Aquella estancia,
siempre de colaboración periodística, sería
la última que pasarían juntos: la relación ter-
minó y Giannina Bertarelli regresó a Milán,
donde intentó inútilmente encontrar para sí
un espacio profesional en un sector intelectual
dominado por los hombres. Así surgió en ella
la idea de irse lejos, a un lugar donde no solo
pudiera librarse del mal de amor, sino también
emanciparse definitivamente.
4 “Hizo traducir todas las cintas y luego, solo entonces,
fue a la Embajada a entregarlas para que estuvieran al
seguro” (traducción de la autora).
A La Habana, Giannina Bertarelli llegó en
barco en 1956 con la idea de solicitar un visado
que le permitiera ingresar a México, meta de su
travesía. Sin embargo, el descubrimiento de
la ciudad habanera de los cincuenta, tan cos-
mopolita, moderna y a la vez caótica en su
herencia colonial, la fascinó por la maravilla
americana, una fascinación de la que no pudo
escapar. Bertarelli decidió ponerse en contac-
to con la comunidad italiana residente en La
Habana y conoció al pintor cubano Marcelo
Pogolotti —hijo del italiano emigrado a Cuba
en 1898 Dino F. Pogolotti—, quien, junto a
su hija Graziella, se convertiría en su princi-
pal familia de acogida. Así las tertulias en la
casa de los Pogolotti se volvieron habituales:
se hablaba de la cultura francesa, de literatura
y arte, pero a la vez se hablaba de Revolución.
Eran los años de la lucha clandestina en La
Habana y el clima de inestabilidad política y
de represión parecía condicionar su partida,
pero Bertarelli postergaba siempre su viaje. Se
había establecido y logrado sus primeros tra-
bajos de traducción al español: un manual de
mecánica de la Fiat para una fábrica habanera
y un manual de fertilizantes. Vale decir que el
español lo aprendió in situ y que un gran méri-
to de su obra posterior como traductora fue el
desafío de trasladar un texto hacia una lengua
que no era la propia, invirtiendo la lógica fun-
damental del oficio, que en algunos casos en
ella se hacía doblemente asombroso: al tradu-
cir del francés al español. Por otro lado, Gian-
nina Bertarelli había continuado colaborando
para la prensa italiana (Ansa y la rai) sobre la
realidad cubana que en 1959 se había vuelto
la principal noticia en todo el mundo. El pe-
riodismo fue una actividad que mantuvo a lo
largo de su vida y que representaba un puen-
te directo entre esos dos mundos a los cuales
pertenecía, una forma de confrontar esos es-
pacios distantes, Italia y Cuba.
En aquellos primeros años en la isla, Bertarelli
se enamoró de Enrique Collado, un prestigioso
Giannina Bertarelli, una italiana que traducía en La Habana.
Reflexiones sobre vida y obra305Mutatis Mutandis. Revista Latinoamericana de Traducción Vol. 13, N.°2, 2020, julio-diciembre,pp.300-318
psiquiatra, amigo de los Pogolotti, que había
sido esposo de Eva Fréjaville, la musa del pin-
tor Carlos Enríquez. La pareja se casó en 1964
y estableció su residencia en el Vedado, entre
las calles de Línea y Paseo, en un apartamen-
to que sería visitado por escritores como Italo
Calvino, Virgilio Piñera y Alejo Carpentier.
La amistad de Bertarelli con Piñera fue muy
cercana y se fortaleció cuando ambos coinci-
dieron como trabajadores del Instituto Cubano
del Libro (icl), donde el poeta cubano, silen-
ciado por el sistema, había quedado recluido
haciendo trabajos de edición y traducción del
francés. Para el icl, Bertarelli trabajó durante
dos décadas, prácticamente desde su funda-
ción en 1967 hasta principios de los ochenta.
El conjunto de obras traducidas por ella (del
francés y del italiano) es muy variado; lo inte-
gran desde textos de matriz filosófica, política,
literaria hasta de crítica de arte y lingüística.
Pero antes de consagrarse como auténtica y
prestigiosa traductora para el Instituto, se ha-
bía ejercitado con la revista Pensamiento Crítico,
en la que encontramos las primeras pruebas de
su oficio. En aquella época, fundó además la
enseñanza del italiano en la Academia de idio-
mas “Abraham Lincoln” en La Habana (Pogo-
lotti, 2018).
En las últimas dos décadas de su vida, Gianni-
na Bertarelli abandonó la traducción literaria
y se dedicó exclusivamente al periodismo, ha-
ciendo reportajes para Italia a través de Ansa.
Como apuntan Aldo Garzia y Alex Fleites en
su libro, a raíz de una entrevista, la traductora
italiana vivió a partir de los ochenta un cierto
descontento por el sistema cubano:
Per molti anni è stata la corrispondente attenta e
puntuale dell’agenzia di stampa Ansa, oltre che
il punto di riferimento indispensabile per tutti
i giornalisti italiani che partivano verso Cuba
disorientati e sperduti [...]. Negli anni Ottanta
quella giornalista italiana inizia a guardare con
maggiore distacco alle vicende politiche dell’iso-
la. Restava intatta la passione per il lavoro di
cronista. L’interesse per la letteratura l’aveva
sempre accompagnata durante tutta la sua vita.5
(Garzia y Fleites, 1997, p. 211).
La suya fue una vida itinerante y novelesca,
movida por el amor y el compromiso político,
hasta dar con un hallazgo insular que moti-
vara su permanencia definitiva. En Cuba tuvo
una hija cubana y logró emanciparse profesio-
nalmente en una época de grandes transfor-
maciones sociales, pero que tanto aportó a la
liberación de la mujer. Giannina Bertarelli fa-
lleció en La Habana en 1994 sin nunca escribir
sus memorias.
3. Traducciones para la revista
Pensamiento Crítico
Es difícil aseverar, sin correr el riesgo de come-
ter un error futuro, cuál fue el primer trabajo de
traducción publicado por Giannina Bertarelli.
Pero ante la necesidad de determinar un ini-
cio en su trayectoria podría citarse entre esos
primeros títulos un texto que, sin embargo, no
traduce de su lengua materna, sino del francés,
que había aprendido bien durante los años vi-
vidos en París. Se trata de “El intelectual frente
a la Revolución”, de Jean-Paul Sartre (1968),
para la revista mensual Pensamiento Crítico, el 9
de octubre de 1968.
Entre los temas de resonancia en la revista se
encontraban algunos dedicados a la Revolu-
ción cubana y a sus fundamentos ideológicos,
5 “Durante muchos años fue la corresponsal atenta y
puntual de la agencia de prensa Ansa, además de punto
de referencia para todos los periodistas italianos que via-
jaban a Cuba desorientados y perdidos [...]. En los años
ochenta aquella periodista italiana comenzó a observar
con mayor desapego los acontecimientos políticos de la
isla. Permaneció intacta su pasión por el trabajo como
cronista. El interés por la literatura la acompañó duran-
te toda su vida” (traducción de la autora).
Iledys González306Mujeres y traducción en América Latina y el Caribe
reflexiones marxistas, aspectos teóricos de
la lingüística y el arte, el nuevo cine cubano,
el movimiento surgido en mayo de 1968 en
Francia, el movimiento de los derechos civiles
y el movimiento negro en Estados Unidos, los
movimientos estudiantiles en Alemania e Ita-
lia, entre otros argumentos vinculados a la so-
ciedad y al pensamiento, siempre con un corte
teórico y crítico (Kohan, 1993). En este plural
abanico temático no podían quedar por fuera
las ideas de uno de los filósofos más notables
de la época.
Jean-Paul Sartre, quien ya había estado en Cuba
durante un viaje a Centroamérica en 1949, se
interesó de inmediato por el fenómeno de la
Revolución en su posición de crítica al colonia-
lismo y aceptó la propuesta oficial del nuevo
gobierno, a través de Carlos Franqui, de hacer
una visita al país en 1960. En esa famosa y co-
nocida ocasión viajó acompañado de Simone
de Beauvoir, y se reunió con Fidel Castro, Che
Guevara y otros líderes e intelectuales compro-
metidos con el proceso. Tras una experiencia
cubana que viviera con cierto enamoramiento,
Sartre escribió entonces una serie de dieciséis
artículos para el periódico France Soir con el tí-
tulo de Ouragan sur le sucre y que aparecieron
luego en un volumen independiente en espa-
ñol, Huracán sobre el azúcar (Sartre, 1960a), y
en inglés, publicado como Sartre on Cuba (en
Paolucci, 2007).6 Durante su estancia en la isla,
inspirado por diálogos diversos y, en especial,
por un conversatorio con estudiantes de la Uni-
versidad de La Habana, Sartre se dedicó a es-
cribir “Ideología y revolución” (1960b), ensayo
publicado en español por la revista Lunes de Re-
volución, bajo las siglas del traductor J. J. A.
El texto de Sartre traducido por Bertarelli fue
tomado de una entrevista titulada L’intellectuel
face à la révolution publicada en el periódico Le
6 Véase Hewitt, 2007.
Point en enero de 1968. Aquí se define el in-
telectual de izquierda que, a juicio del filóso-
fo, es la categoría que solo puede asimilar el
sentido completo de la palabra ‘intelectual’,
entendida como un componente de un “grupo
socioprofesional que podría llamarse los teóri-
cos del saber práctico” (Sartre, 1968, p. 191).
El texto se va adentrando cada vez más en la
comprensión del rol del intelectual frente al
radicalismo, por lo que tras abordar los casos
de China y la urss llega a Cuba. “Para un in-
telectual es imposible no ser pro-cubano”, ase-
veraba Sartre (1968, p. 200) aún con el mismo
entusiasmo que reflejaba en su texto anterior
de 1960, publicado en Lunes de Revolución. El
diálogo entre ambos títulos es más que eviden-
te. La traducción que se muestra es límpida y
fluida, no entorpece la lectura y mantiene la
nota reflexiva sobre la discusión.
Otros dos textos de Jean-Paul Sartre aparecen
en Pensamiento Crítico (1967, marzo-abril), “El
pensamiento político de Patricio Lumumba”
(1967) y “África del Sur: centro del fascismo”
(Sartre, septiembre de 1969); sin embargo, no
encontramos el nombre del traductor. Esta
omisión se da en muchos otros casos de la re-
vista, donde el texto teórico extranjero declara
la fuente en lengua original, pero deja la duda
sobre cómo, o mejor dicho, por quién fue tras-
ladado al español. Y hablamos de varias pu-
blicaciones tomadas de fuentes diversas, entre
ellas los boletines Les Temps Modernes, funda-
da por Sartre y Simone de Beauvoir, así como
New Left Review, de Reino Unido, y Monthly
Review, de Estados Unidos.7
7 En su estudio “Una mirada métrica a la revista Pensa-
miento Crítico”, Vilma Ponce Suárez (2007, p. 138) con-
tabiliza las fuentes extranjeras que sirvieron para dar
actualidad a la revista: “En total se tomaron 87 trabajos
de 38 revistas de países como: Chile, Perú, Uruguay,
Colombia, México, Brasil, Bélgica, Italia, Francia, In-
glaterra, África del Sur, Viet Nam y Estados Unidos.
Las más frecuentes fueron: Les Temps Modernes —8 tra-
Giannina Bertarelli, una italiana que traducía en La Habana.
Reflexiones sobre vida y obra307Mutatis Mutandis. Revista Latinoamericana de Traducción Vol. 13, N.°2, 2020, julio-diciembre,pp.300-318
Otro ensayo es traducido por Giannina Berta-
relli en el mismo número de la revista (1968,
9 de octubre): “Las contradicciones del capi-
talismo tardío, los estudiantes antiautoritarios
y su relación con el Tercer Mundo”, de Rudi
Dutschke. Se trata de un largo texto (cerca de
cien páginas) que vendría siendo un inmedia-
to homenaje a su autor, líder estudiantil ale-
mán, que el 11 de abril del mismo año había
sido víctima de un grave atentado por sus
ideas marxistas (Dutshke, 1968). En este caso,
no se declara la fuente original que sirviera de
soporte a la traducción que, en cambio, sí apa-
rece firmada por Bertarelli. Evidentemente,
dadas las competencias lingüísticas de la tra-
ductora, el texto de base no debió haber sido
en alemán, sino en una de las lenguas conoci-
das por ella como puente al español. Sin em-
bargo, ante la ausencia de un dato escrito solo
quedan las conjeturas.
Otro título del francés traduce Giannina Ber-
tarelli para Pensamiento Crítico: de Louis Al-
thusser, “Lenin y la filosofía” (1969, 11 de
noviembre, pp. 120-153). Aquí sí se conoce la
fuente: una ponencia presentada ante la Socie-
dad Francesa de Filosofía, el 24 de febrero de
1968, y que se publicó en Cuba con el con-
sentimiento del presidente Jean Wahl, como
viene indicado a pie de página. En este tra-
bajo, que apareció publicado posteriormente
también en español como volumen indepen-
diente, su autor expone los aportes del pensa-
miento de Lenin a la teoría marxista. Fernan-
do Martínez Heredia refería en “Althusser y el
marxismo” (1970), también para Pensamiento
Crítico, algunas claves sobre las discusiones
que en el contexto cubano generaban las ideas
del filósofo francés.8
bajos, New Left Review —6 trabajos, The Socialist Register
—5 trabajos, Monthly Review —5 trabajos y Partisans —4
trabajos”.
8 Véase Ponce Suárez (2019) para más noticias sobre
los autores franceses publicados en Pensamiento Crítico.
Es importante reconocer el valor de estos tra-
bajos traducidos por Giannina Bertarelli, re-
presentativos del intenso debate de ideas en
el panorama intelectual de la época. Por otro
lado, en el plano personal, esta experiencia
inicial demostraría su madurez en el acto de
traducir y su capacidad para asumirlo ya como
un oficio establecido. Pensamiento Crítico sería
entonces el camino para llegar a desempeñar-
se como traductora del Instituto Cubano del
Libro.
4. La obra de una traductora
Un primer paso en el desarrollo de la industria
del libro en Cuba después de 1959 fue la con-
cepción de la Edición Revolucionaria en 1963,
que pretendía, para una difusión colectiva del
saber, la fotocopia del libro impreso, lo cual
eliminaba los derechos de autor y permitía la
reproducción de las obras más importantes en
el ámbito internacional, ya fueran de carácter
científico-técnico o literario. Así surgieron los
textos universitarios y la colección de literatura
universal del sello Huracán. Como precisaba
Pamela María Smorkaloff en su exquisita in-
vestigación Literatura y edición de libros. La cultu-
ra literaria y el proceso social en Cuba (1987), se tra-
taba de una industria editorial no comercial.9
9 Fernando Martínez Heredia, uno de los directores
de la Edición Revolucionaria, que luego sería fundador
de la editorial de Ciencias Sociales, declaraba sobre tal
experiencia:
En aquellos años ‘fusilamos’ los derechos de autor
de un gran número de libros extranjeros que pu-
blicamos. Es decir, no les pagábamos nada. Ahora
se estima que los derechos de autor son una de las
cuestiones fundamentales del capitalismo actual, y
numerosos especialistas estudian ese tema. Nosotros
los fusilamos, sencillamente, y no pasó nada. Entre
otras cosas, porque nadie tenía ninguna soberanía
sobre nosotros. Algún provecho le sacamos a ser un
pequeño país libre. Buscamos lo más reciente de las
ciencias y lo publicamos en Cuba. Los alumnos y los
Iledys González308Mujeres y traducción en América Latina y el Caribe
A raíz de esa experiencia se fundó en 1967 el
Instituto Cubano del Libro (icl). Este abarcaba
todas las nuevas editoriales (Arte y Literatura,
Ciencia y Técnica, Ciencias Sociales, Pueblo
y Educación, entre ellas) y se ocupaba de la
planificación, producción y distribución de sus
publicaciones.
El icl contaba además con un Departamento
de Traducciones, que pretendía cubrir las so-
licitudes editoriales. Entre las lenguas de las
que se traducía estaban el inglés, el italiano,
el francés, el ruso, el portugués y el polaco.
Además, se acogían libros de muy variadas
materias, tanto literarias como científicas y so-
ciales. La importancia de este departamento
la explica Olga Sánchez Guevara, quien fuera
traductora del centro:
Un enclave intercultural en el corazón de La
Habana: eso fue el Departamento de Traduccio-
nes, cuya historia merecería una investigación
a fondo, en la que se destaque la contribución
de los traductores del Departamento a la divul-
gación de las literaturas del Tercer Mundo y
Europa del Este, de las cuales se publicaron en
Cuba muchas obras en primeras (y a veces úni-
cas) traducciones al español. Antes de recibir
sus Premios Nobel, los africanos Wole Soyinka
y Nadine Gordimer eran conocidos al lector cu-
bano, al que también le eran familiares nombres
como Chinua Achebe, Usmán Sembén, Mo-
hammed Dib, Aziz Nesin, Karel Capek e Ismail
Kadaré, entre otros. (2018, p. 21)
El Departamento de Traducciones actualmen-
te ha dejado de existir, pero la historia de su
trascendencia cultural para el contexto hispa-
noparlante está en continuo rescate (Sánchez
Guevara, 2018).
profesores cubanos dieron un salto tremendo en sus
posibilidades y conocimientos. (2008, p. 242)
La labor de Giannina Bertarelli como traduc-
tora para el icl se desarrolló durante los años
setenta y ochenta; sus títulos se encuentran en
el sello de Ciencias Sociales, así como en Arte
y Literatura. También puede apreciarse su tra-
bajo en la revisión y cotejo de traducciones,
pues como asevera Olga Sánchez Guevara,
“no sólo se traducía, sino también se revisa-
ban traducciones, ajenas y propias; duran-
te largo tiempo esta tarea se realizaba a dúo
entre dos traductores de la misma lengua, un
estilo que abreviaba el tiempo de revisión y be-
neficiaba al traductor menos experimentado”
(2018, p. 21).
Para abordar de modo inmediato un catálogo
razonado de los libros traducidos por Gian-
nina Bertarelli debe hablarse en términos de
corpus en construcción, no permanente, pues
la exploración sobre los títulos publicados aún
no ha concluido y en el futuro podría arro-
jar nuevos datos. Aunque en estas páginas se
quisiera hacer énfasis en la divulgación de la
literatura italiana en Cuba, dado que el italia-
no era la lengua materna de la traductora, no
debe solaparse, sin embargo, el valor de las
obras traducidas del francés, por lo que tam-
bién tendrán un espacio significativo aquí. El
examen puede esbozarse en dos grupos tex-
tuales: los teóricos primeramente y los litera-
rios luego.
4.1 Libros teóricos traducidos
El primer libro que Giannina Bertarelli tradu-
jo completamente (al español del italiano) fue
Las vanguardias artísticas del siglo xx, de Mario
de Micheli, publicado en 1967 por Ediciones
Unión y tomado de Le avanguardie artistiche del
Novecento (Milán: Schwarz Editore, 1959).10 El
volumen de casi quinientas páginas en donde
10 Ella firma Giannina de Collado, asumiendo el ape-
llido del esposo.
Giannina Bertarelli, una italiana que traducía en La Habana.
Reflexiones sobre vida y obra309Mutatis Mutandis. Revista Latinoamericana de Traducción Vol. 13, N.°2, 2020, julio-diciembre,pp.300-318
el crítico teoriza sobre los “ismos” y compi-
la manifiestos, documentos y programas de
movimientos como el Surrealismo, el Dadaís-
mo y el Cubismo sigue siendo hoy un título
de consulta primordial para los estudiosos del
arte. En el “Prefacio a la edición cubana”, es-
crito en Milán el 25 de noviembre de 1966,
Mario de Micheli expresa las motivaciones de
la escritura del texto y su consentimiento para
que se traduzca y circule su libro en la isla, a
pocos años de la primera publicación italiana:
Debería decir enseguida por qué estoy contento
de que este libro mío se publique ahora en Cuba.
No me es difícil decirlo. Cuba es un país libre y
revolucionario, donde también la cultura se está
moviendo en un espacio histórico verdadera-
mente nuevo; precisamente aquel que toda ver-
dadera vanguardia buscó y busca para ahondar
en él sus raíces y para vivir. Quisiera decir que,
de cierto modo, el lector cubano puede ser el lec-
tor ideal de estas páginas.
[...] las razones más precisas que me indujeron
a escribir este tomo nacieron sobre todo de la
voluntad de aclarar —contra la liquidación to-
tal y apresurada de las vanguardias por parte
de una crítica dogmática y, al propio tiempo,
contra una celebración de las vanguardias,
igualmente genérica y superficial, en clave de
gusto— los verdaderos motivos fundamentales
que dieron origen a su rebelión, subrayando su
validez histórica y su herencia, más allá de los
mil disfraces de estetismo. (1972, p. ix)
Muy probablemente el motivo de esta publica-
ción cubana surgiera durante o poco después
de la visita del estudioso italiano al país en 1966
para participar como jurado en el Premio de Li-
teratura uneac. Las vanguardias artísticas del siglo
xx encontrará otra edición cubana en 1972 por
el Instituto Cubano del Libro. Y fuera de Cuba
puede hallarse traducido al español por Ángel
Sánchez Gijón para Alianza Editorial (Madrid,
1979) que ha contado con disímiles ediciones.
En 1970 el nombre de Giannina Bertarelli
aparecía en el volumen del importante filóso-
fo húngaro Georg Lukács, Historia y conciencia
de clase (Geschichte und Klassenbewußtsein), pu-
blicado por Ciencias Sociales con una tirada
de cinco mil ejemplares. La traducción lleva-
da a cabo por Francisco Duque proviene del
francés Les Éditions de Minuit (París, 1957)
que a su vez había sido traducido del alemán
por Kostas Axelos y Jacqueline Bois. El cotejo
realizado por Bertarelli fue con la traducción
italiana de Giovanni Piana para Sugar Editore
(Milán, 1967), donde se presentaba un prefa-
cio escrito por Lukács específicamente para
dicha edición en el que hacía una revisión crí-
tica de sus trabajos, y que se incluyó entonces
en el volumen cubano (pp. 7-33). Este frag-
mento, aunque no quede allí explícitamente
declarado, fue traducido del italiano por ella.
Historia y conciencia de clase también incorpora
una nota de la editora Teresa Blanco en la que
se expone una presentación del autor y de sus
ideas.
En 1975, Bertarelli concluyó dos libros para
Ciencias Sociales. Primeramente, las Cartas a
Kugelmann (Marx, 1975), de Karl Marx, que
tradujo del francés de la edición de Éditions
Sociales (París: 1971) realizada por el tra-
ductor Gilbert Badia, y que fue cotejada por
José Rovira Fernández con la edición alema-
na Marx Engels Werke (Berlín: Dietz Verlag,
1973). Se trata de un volumen de trescientas
páginas que presenta la serie epistolar (1862-
1874) de Marx dirigida al médico Kugelmann,
que le ayudó a difundir El capital en Alemania.
Por otro lado, encontramos Armar a las masas
revolucionarias, construir el ejército popular (263
pp.), del vietnamita Vo-Nguyen-Giap (1975),
periodista y ministro del Interior durante la
presidencia de Ho Chi Minh. Aquí quedaron
expuestas tesis marxistas y leninistas sobre
la organización militar del proletariado. Sin
embargo, se desconoce la fuente que sirvió de
Iledys González310Mujeres y traducción en América Latina y el Caribe
base a la traducción. Un último título teórico
traducido por Giannina Bertarelli para Cien-
cias Sociales en la década del setenta, junto a
Pedro Arce y Mario Díaz Godoy: Los socialis-
tas anteriores a Marx (1976), del historiador ita-
liano Gian Mario Bravo (1976), quien registra
aquí una exploración del socialismo de 1789 a
1848 en Francia, Inglaterra, Alemania, Estados
Unidos, Italia, entre otros países. Este equipo
de traductores trabajó con la edición francesa de
1969 (París: François Maspero), trasladada
del original de 1966 (Roma: Editori Riuniti)
por Alice Théton.
De la década de los ochenta el primer título
teórico traducido por Bertarelli que encon-
tramos es La estética del film (Bálazs, 1980)
(212 pp.), del húngaro Béla Bálazs, con prólo-
go del italiano crítico de cine Umberto Barbaro.
Este trabajo para la Editorial Arte y Literatura
lo realizó Bertarelli a partir de la edición italia-
na (Roma: Edizioni di cultura sociale) de 1954.
En 1982 Giannina Bertarelli llevó al español,
muy posiblemente a partir de la edición ita-
liana trasladada del inglés por Elena Bona en
1971 (Milán: Longanesi),11 El indio Gerónimo:
memorias, recopiladas por S. M. Barrett (190
pp.).12 La publicación por Ciencias Sociales
comprendía además de la explicación pre-
liminar de Barrett sobre cómo nació el libro
(incluida en la primera tirada), un preámbulo
tomado de la edición italiana de Frederick W.
Turner, profesor de la Universidad de Massa-
chusetts, y un prólogo ad hoc de Carlos Díaz.
Se trata de un título importante para la serie
etnológica de la editorial, pues constituyó la
11 Con el título Geronimo, la sua storia.
12 Hablo en términos de probabilidad, pues no he po-
dido acceder al ejemplar publicado. La ficha técnica que
ha servido a precisar esta publicación proviene de la
Bibliografía Cubana (1982).
autobiografía hablada de Gerónimo (1829-
1909), último líder de los apaches chiricahuas,
que contó a Barrett, en español y que luego él
vertió al inglés.13 En el 2008 la editorial madri-
leña Mono Azul publicó otra traducción espa-
ñola de este libro, con el título de Soy apache,
del traductor Javier Lucini. El desconocimien-
to de la publicación cubana y en especial del
trabajo de Bertarelli conllevaron a la prensa
a señalar erróneamente esta como la primera
traducción al español.14
En la Bibliografía cubana de 1985, publica-
da por la Biblioteca Nacional de Cuba “José
Martí”, se registró la traducción de Giannina
Bertarelli del volumen de trescientas páginas
Ideas y métodos de la lingüística estructural con-
temporánea, del lingüista ruso Iuri Apresian
(1985) (Ciencias Sociales). Sin embargo, al no
tener acceso al ejemplar impreso es imposible
identificar la fuente (específicamente, el idio-
ma) que le sirviera a Bertarelli para traducir,
pues no conocía la lengua rusa, así que se des-
carta una traducción del libro original.
En 1989 apareció otro trabajo de la traducto-
ra italiana, esta vez del francés, para la edito-
rial Arte y Literatura: Edgard Varèse (301 pp.),
de Fernand Ouellette (1989), con prólogo de
Leonardo Acosta. Se trataba de una biografía
del músico francés Varèse (1883-1965), quien
compuso en los Estados Unidos gran parte de
su obra, como Octandre e Intégrales. La biografía
que traducía Bertarelli, del escritor canadien-
se Fernand Ouellette (Montreal: Éditions Se-
ghers, 1966) habría de tener una impronta en
la ensayística y en la vida del narrador cubano
13 Con la aprobación del presidente Theodore Roose-
velt, las memorias se publicaron en inglés con el título
Geronimo’s Story of His Life (Nueva York: Duffield &
Company, 1906).
14 Véase “Editan por primera vez en español las me-
morias del indio Gerónimo” (abc, 2009).
Giannina Bertarelli, una italiana que traducía en La Habana.
Reflexiones sobre vida y obra311Mutatis Mutandis. Revista Latinoamericana de Traducción Vol. 13, N.°2, 2020, julio-diciembre,pp.300-318
Alejo Carpentier, quien dejaría una formida-
ble y personal reseña sobre el compositor fran-
cés, a quien había conocido durante sus años
parisinos. En la semblanza que publicara en
Le Nouveau Commerce (1980), reunida luego
junto a otros escritos en su libro La novela lati-
noamericana en vísperas de un nuevo siglo y otros
ensayos (México: Siglo Veintiuno Editores,
1981), Carpentier precisaba: “En 1926 tuve el
privilegio de escuchar, en México, su Octandre,
dirigido por Carlos Chávez durante un con-
cierto de música contemporánea. [...] Desco-
nocido en Europa, Varèse era en los Estados
Unidos pieza de escándalo” (1984, p. 240).
La memoria narrada por Carpentier con los
vuelos de una escritura que asume unas veces
cariz novelístico y, otras, agudo sentido de crí-
tica musical podría ponerse en diálogo con el
volumen traducido por Bertarelli, amiga ade-
más del escritor cubano. ¿Quién sabe si fuera
acaso el mismo Carpentier quien algún día le
sugiriera la traducción de este título?
4.2 Traducción de la literatura italiana
El primer conjunto de obras traducidas por
Bertarelli para el icl, al tratarse de textos teóri-
cos o de crítica y filosofía, entraba fundamen-
talmente en el sello de la editorial Ciencias So-
ciales. En la segunda etapa de trabajo para el
Instituto se aprecia ya su labor como traducto-
ra propiamente literaria del italiano. Los títu-
los se encuentran formando parte del catálogo
de Arte y Literatura durante la década de los
ochenta. Sin embargo, la primera novela que
traslada al español es de 1977: El día de la le-
chuza (128 pp.), de Leonardo Sciascia (1977).
En su idioma original Il giorno della civetta (Tu-
rín: Einaudi, 1961), es una novela detectivesca
que transcurre en Sicilia y que pudiera poner-
se a discusión con las obras sobre el inspector
Montalbano del escritor contemporáneo, re-
cientemente fallecido, Andrea Camilleri.
En 1980 aparecieron de modo simultáneo pu-
blicados tres títulos con la traducción de Ber-
tarelli, fruto del trabajo de años precedentes.
Las dos solteronas (Le due zitelle), de Tommaso
Landolfi (1980), relato o novela breve publica-
da en 1946 en Bompiani, que trata de dos sol-
teronas y un mono llamado Tombo. Natalia
Ginzburg definía muy bien la esencia del libro
en su ensayo “Lectura de Landolfi”:
El mono Tombo, muy querido por las dos sol-
teronas, huye por la noche de su jaula y comete
sacrilegios en el vecino convento. Las dos sol-
teronas, por obediencia a las autoridades ecle-
siásticas, deben resignarse a matarlo. [...] En la
narrativa de Landolfi, los animales representan
el misterio de la existencia. Las dos solteronas
ignoran por qué Tombo, el amado animal, ha
querido realizar el crimen, comerse las hostias
consagradas y burlarse y ensuciar los objetos
litúrgicos: él está inmerso en el silencio anima-
lesco. (2016, p. 423)
El único libro de literatura infantil traducido
por Bertarelli de las obras identificadas es Aven-
turas de Cebollino (Le avventure di Cipollino, en
Editori Riunuti, 1959), del gran narrador Gian-
ni Rodari (1980), que se publicó en 1980 por
el sello Gente Nueva, dedicado exclusivamente
al género para niños y jóvenes. Este título, con
ilustraciones de Rosa Salgado, se reeditó en
Cuba en 1998. De Rodari puede decirse que es
uno de los autores italianos más leídos y tradu-
cidos del siglo xx. En España, por ejemplo, se
le suele publicar con recurrencia.
También en 1980 apareció en el catálogo de
la Editorial Arte y Literatura la serie de rela-
tos ambientados en la Resistencia en Piamonte
en la que participó su autor, Los veintitrés días
de la ciudad de Alba (I ventitré giorni della città di
Alba), de Beppe Fenoglio (1980), publicado
por Einaudi en 1952. El volumen conforma-
do por una docena de cuentos, todos sobre la
disputa por recuperar la ciudad de Alba inmer-
sa en la lucha antifascista, constituyó uno de
Iledys González312Mujeres y traducción en América Latina y el Caribe
los primeros títulos en la época en abordar la
crónica partisana. En orden de lectura encon-
tramos primeramente el relato que le dio título
al libro, “La salida”, “El ardid”, “Los inicios
del guerrillero Raoul”, “Viejo Blister”, “Otro
muro”, “Ettore se va a trabajar”, “Aquella an-
tigua muchacha”, “El agua verde”, “Nueve
lunas”, “El olor de la muerte”, y “Lluvia y la
novia”. Además, el libro llevaba un prefacio,
“Al lector”, que muy probablemente fuera es-
crito por Bertarelli, pues en una publicación
de 1981 firmó un preámbulo con el mismo tí-
tulo. En la introducción, donde quedaba resu-
mido un cuadro biográfico del autor sobre su
particular implicación en la lucha antifascista,
se resumían los temas vitales que abordaban
los cuentos:
El relato de la ocupación y posterior pérdida
por un destacamento guerrillero, de la ciudad de
Alba (tema que retomará en otro libro publicado
póstumamente, Il partigiano Johnny) convierten
a Fenoglio en el poeta de la guerrilla italiana. Y
ello es así porque el escritor ha despojado a su
prosa de todo alarde estilístico para ofrecernos,
en cambio, con gran sentido del realismo crítico,
un impresionante cuadro del momento histórico
que le tocó vivir. La épica de Fenoglio, en la que
alternan la heroicidad y la claudicación, la vio-
lencia y la ternura, la firme decisión y la inconse-
cuencia, es la épica de un pueblo que, sojuzgado
brutalmente por el fascismo durante más de vein-
te años, desborda sus pasiones para lanzarse, en
el momento decisivo, a la lucha por su libertad.
(s/a, 1980, pp. 5-6)
El texto introductorio se expande hacia un re-
cuento de los principales sucesos de la Italia
nazi y del auge del movimiento antifascista
que incluía tres frentes diversos: los comunis-
tas, los socialistas y Giustizia e Libertà. Queda
sintetizado de modo coherente y argumentati-
vo el convulso contexto italiano al que pertene-
ció Fenoglio y del cual su obra era genuino re-
flejo, para que el lector cubano comprendiera
mejor los conflictos expuestos en la narración.
Es posible que la publicación del libro surgie-
ra por la propuesta de la propia Bertarelli, tan
cercana al argumento tratado en esas páginas,
pues había vivido ella misma junto a un escri-
tor que luchó por la liberación de Italia. Sien-
do un título que se situaba dentro del género
de una literatura testimonial y comprometida
obtuvo una recepción ideal en Cuba, donde
había fecundado en los años sesenta una na-
rrativa de carácter realista, volcada hacia las
transformaciones sociales y los episodios de la
guerra en la clandestinidad y la guerrilla.
La madurez de Giannina Bertarelli en su ofi-
cio como traductora literaria se reveló en 1981
con la publicación de dos títulos de suma im-
portancia. Por primera vez asumía el rol de an-
tologadora de la narrativa moderna italiana,
junto al menester de traducir, y ello la connotó
definitivamente como una voz de autoridad.
Su mano y su intelecto no quedaron solo para
trasladar a otro idioma un libro ya concebido
por su autor, sino para proponer de sus lectu-
ras, de sus investigaciones literarias, un nue-
vo libro, resultado de su personal selección y
juicio crítico. Así encontramos la antología de
cuento Una noche del 43 y otros relatos (Editorial
Arte y Literatura) que componían entre otros
autores Giorgio Bassani, Luigi Compagnone,
Dino Buzzati, Natalia Ginzburg, Anna Maria
Ortese, Milena Milani, Leonardo Sciascia y
Giusseppe Berto (1981) en una totalidad de
cuatrocientas páginas.15 Giannina Bertarelli
15 “Una noche del 43”, de Giorgio Bassani; “Los ju-
gadores”, de Luigi Compagnone; “La expedición”, de
Domenico Rea; “Una muchacha asomada a un balcón”,
de Pasquale Festa Campanile; “La inquilina” y “Hábla-
me, dime algo”, ambos de Manlio Cancogni; “Los siete
mensajeros”, de Dino Buzzati; “La madre”, de Natalia
Ginzburg; “Isla del Ángel”, de Giuseppe Dessi; “Ex-
cursión dominical”, de Carlo Montella; “Casanova”, de
Luigi Santucci; “Un par de gafas”, de Anna Maria Or-
tese; “Casa ajena”, de Silvio D’Arzo; “Una velada inol-
vidable”, de Vitaliano Brancati; “El retrato”, de Milena
Giannina Bertarelli, una italiana que traducía en La Habana.
Reflexiones sobre vida y obra313Mutatis Mutandis. Revista Latinoamericana de Traducción Vol. 13, N.°2, 2020, julio-diciembre,pp.300-318
escribió una breve introducción al volumen
(“Al lector”), donde resumía una historia de la
narrativa italiana, en particular, para entender
la cuentística del siglo xx, de la que se eligió
un muestrario en la publicación. Quedaron ex-
presadas allí también las temáticas recurrentes
de los relatos y la presentación de los autores
más distinguidos, aunque en cada cuento apa-
recía una nota con el nombre del traductor, la
fuente del texto y las publicaciones esenciales
del escritor, así como aspectos biográficos mí-
nimos. Como decía la nota de contracubierta,
escrita por Bertarelli, pues algunas ideas coinci-
den con lo dicho en su prefacio:
Cualquier selección de cuentos italianos del pe-
ríodo posterior a la Segunda Guerra Mundial
es harto difícil, pues en los últimos treintaicinco
años este género ha alcanzado un considerable
desarrollo y una extraordinaria calidad. Y más
ardua resulta la tarea si se pretende cumplir un
propósito didáctico con nuestros lectores, po-
ner en sus manos una muestra de autores de
gran valía, con ejemplos elogiados por la críti-
ca, pero prácticamente desconocidos en nues-
tro país [...].
Por lo tanto, presentamos en este volumen
una amplia gama temática, donde la guerra, el
amor, la ironía, el humor, el ridículo, la épica,
lo fantástico, lo simbólico y lo real se conjugan
para ofrecer a ustedes las más representativas
vertientes de la narrativa breve contemporánea
en Italia (Bertarelli en Bassani et al., 1981).
Es notable el balance que hiciera en la selec-
ción de los autores, unos más conocidos que
otros, y donde no escapan nombres femeni-
nos que sin duda pertenecen a una literatu-
ra moderna ya canonizada, como Ginzburg
y Ortese. En su estudio “Golondrinas que
hacen discretos veranos: antologías contem-
poráneas de cuentos italianos y cubanos”,
Milani; “La muerte de Scarandogi”, de Niccolò Tucci;
“Giufá”, de Leonardo Sciascia; “Tía Bessy, in memo-
riam”, de Giuseppe Berto.
Mayerín Bello se refiere a ese volumen como
la primera compilación de narrativa breve ita-
liana publicada en Cuba de la que no existe,
en cambio, ninguna reedición posterior (Bello,
2019, p. 145). La casi totalidad de los cuentos
reunidos allí fue traducida por Bertarelli; sin
embargo, aparece también, citada en algunas
presentaciones previas a los relatos, la presti-
giosa traductora española María Esther Bení-
tez. Los textos por ella traducidos son “Los
siete mensajeros”, de Buzzati; “Una velada
inolvidable”, de Brancati; “Giufá”, de Scias-
cia, y “Un par de gafas”, de Ortese. Aunque
no quedara declarada la fuente, estas traduc-
ciones probablemente fueron extraídas del vo-
lumen Relatos italianos del siglo xx , publicado
por Alianza Editorial en 1974 (460 pp.), una
antología a cargo de Guido Davico Bonino
(prólogo, selección y notas) y traducida por
María Esther Benítez y José Antonio Sánchez
Ferlosio.
Hasta el momento Bertarelli se había encarga-
do exclusivamente de trabajar con obras teó-
ricas y literarias del siglo xx, sin embargo, en
1981 se dio a conocer en Cuba la novela deci-
monónica Confesiones de un italiano, de Ippolito
Nievo, que podríamos definir como su capo-
lavoro de traducción, una obra que se publicó
gracias a su propuesta personal. La edición que
sirve de referencia para este volumen, que a
su vez representa la primera traducción en
lengua española, es la de Feltrinelli (Milán,
1960). El título compuesto por dos tomos lleva
un exquisito prólogo de Graziella Pogolotti en
el que aborda elementos del autor y su época:
La elaboración de las Confesiones de un italiano
responde a un proyecto ambicioso que puede
ser resumido provisionalmente como el de di-
lucidar, mediante el empleo de la ficción, las
razones que hacen necesaria la consolidación
de la unidad y de la independencia italianas.
(Pogolotti, 1981, p. ix )
Iledys González314Mujeres y traducción en América Latina y el Caribe
El estudio preliminar de Pogolotti, que bien me-
rece una reedición independiente junto a otros
de sus prólogos, como sugiriera Luisa Campu-
zano (2006), abarca detalles del proyecto de li-
beración nacional en el que estaba implicado el
autor, cuyo pensamiento político se inspiraba
en Giuseppe Mazzini. Se explican además con
suma sagacidad aspectos propiamente narrato-
lógicos: “En otra circunstancia y en un clima
romántico, Ippolito Nievo se plantea sobre-
pasar las limitaciones de la novela histórica y
de la novela de la formación del hombre. La
naturaleza del proyecto determina la estructura
interna de la obra” (Pogolotti, 1981, p. xx). Con-
fesiones de un italiano fue la última obra italiana
traducida por Giannina Bertarelli; esa edición
aunaba el trabajo de dos grandes amigas; será
por eso, además de la preferencia por este clá-
sico de la literatura, que la traductora le tenía
tan alta estima a esta publicación.
Un caso aparte de traducción es el que implica
a la escritora italiana de origen cubano Alba de
Céspedes, que se había propuesto escribir des-
de finales de los años sesenta un libro de me-
morias relacionado con la historia de la isla, la
cual se mezclaba con la de su propia familia.
A raíz de este proyecto literario que recibió el
apoyo inmediato de dirigentes e intelectuales
de la Revolución, la novelista emprendió di-
versos viajes durante los años setenta con el
fin de escribir una obra que, sin embargo, per-
manecería inconclusa. Alba de Céspedes con-
tactó a Giannina Bertarelli —quizás a través
de Rolando Rodríguez (entonces director del
Instituto Cubano del Libro hasta 1976, cuan-
do sería designado viceministro de Cultura)—
para una traducción simultánea al español del
libro que estaba escribiendo y que titularía Con
grande amore.16
16 Se trata de una traducción simultánea, pues la autora
enviaba a traducir fragmentos de su novela en la medida
en que escribía.
Durante largos años se mantuvo la correspon-
dencia entre ambas intelectuales inmersas en
este proyecto que con el tiempo fue decrecien-
do hasta frustrarse en 1997 con el deceso de la
novelista en París. Los fragmentos del libro de
Alba de Céspedes traducidos por Bertarelli asu-
mieron la denominación de archivo Traduzione
Giannina, como la propia escritora definiera en
la cubierta de la carpeta donde los conservaba.
En el 2011 se publicaron por primera vez al-
gunos de estos fragmentos, gran parte de estos
pertenecientes a entrevistas que Alba de Cés-
pedes dirigiera a diversos cubanos con el fin de
reunir voces plurales en su libro autobiográfi-
co. La selección de estos textos quedó a cargo
de Luisa Campuzano y Anele Arnautó Trillo,
editora del volumen, y se muestra en el apén-
dice de Con gran amor (La Habana: Ediciones
Unión, 2011). Esa labor iniciada por Giannina
Bertarelli durante los años setenta fue conti-
nuada por la traductora cubana Mayerín Bello,
quien se ocupó de trasladar la novela inacabada
de Alba de Céspedes, completamente inédita
hasta la edición preparada por Monica Cristina
Storini para el volumen Romanzi (Milán: Mon-
dadori, 2011). Según apunta la propia Storini:
La “Traducción Giannina” consta de 137 cuar-
tillas; las tres primeras contienen un listado
manuscrito y dos copias mecanografiadas (la
segunda en papel carbón) de los Fragmentos
traducidos (Pezzi tradotti), con la indicación de
su extensión según la cantidad de páginas que
ocupan [...]. (Storini, 2011, p. 48)
Estructurado, salvo rarísimas excepciones, a
partir de personajes que cuentan sus propias ex-
periencias de vida y de desempeño político, el
texto se presenta como una narración en prime-
ra persona que ha resuelto, con la alternancia de
parlamentos y con la selección de la forma de la
escena, la difícil relación entre el presente auto-
biográfico y el pasado histórico. El vínculo entre
la memoria y el presente histórico se funde, sin
embargo, en el reconocimiento de una continui-
dad entre las guerras de independencia y la Re-
volución cubana [...]. (Storini, 2011, pp. 50-51)
Giannina Bertarelli, una italiana que traducía en La Habana.
Reflexiones sobre vida y obra315Mutatis Mutandis. Revista Latinoamericana de Traducción Vol. 13, N.°2, 2020, julio-diciembre,pp.300-318
Se trata de un material valioso que habla de
la génesis de un libro que habría sido la gran
obra cubana de la novelista Alba de Céspedes.
La colaboración de Giannina Bertarelli en
este proyecto de traducción simultánea pro-
piciaba que el texto contara con pertinentes
lectores cubanos que pudieran servir de ase-
sores literarios. De otra manera no se explica
el porqué de la inmediata traducción de una
obra que distaba mucho de su estación final.
Este caso constituye, a todas luces, un singular
diálogo transatlántico que pertenece a una se-
rie de episodios vinculados con la historia de
la escritura de Con grande amore.
5. A modo de conclusión
En 1984, Giannina Bertarelli publicó su últi-
ma traducción literaria, esta vez del francés,
Kamouraska (296 pp.), de la escritora cana-
diense Anne Hébert, para la Editorial Arte y
Literatura. Por esos años Cuba aprobó la ley
de derecho de autor; Bertarelli se dedicaría en-
tonces a las colaboraciones periodísticas para
Italia desde esa isla que había elegido por es-
tancia definitiva.
Su trayectoria como legítima traductora, for-
jada de modo autodidacta, había quedado
consagrada desde aquellas colaboraciones
con Pensamiento Crítico en los años sesenta y
su pertenencia luego al Instituto Cubano del
Libro hasta la década de los ochenta. La com-
plejidad y diversidad de las temáticas traduci-
das, la destreza en el dominio de los idiomas,
aprendidos de modo empírico, así como el
deber traducir hacia una lengua extranjera tí-
tulos que no se conocían en español son las
claves para apreciar el oficio de una mujer de
la cual habría de decirse mucho más en futuro.
La reconstrucción primera de este corpus define
las líneas estilísticas abordadas en los trabajos
de traducción de Giannina Bertarelli: textos en
prosa de matriz teórico-crítica o literaria. Pre-
sentar aquí como parte de un bosquejo inicial
este conjunto de títulos, en particular, los per-
tenecientes a obras literarias italianas anuncia
desde ya la necesidad de continuar y profun-
dizar en aspectos lingüísticos que caracteri-
zan de modo intrínseco el trabajo acometido.
El estudio a fondo, por ejemplo, de Confesiones
de un italiano, de Ippolito Nievo, en compara-
ción con otras traducciones al español o de un
examen de la edición per se, es una de las prin-
cipales demandas que surgen a partir de esta in-
vestigación. Si bien es cierto que la mayoría de
los libros traducidos responden a un encargo, a
una decisión institucional, puede apreciarse en
algunos casos la participación de Bertarelli en la
propuesta de obras que eran de su gusto y esti-
ma. Así, hay que destacar la incorporación al
catálogo de la Editorial Arte y Literatura del
propio Nievo, de Fenoglio, y de otros autores
cardinales del siglo xx que forman parte de la
antología Una noche del 43 y otros relatos. Son
estos resultados esenciales de la contribución
traductológica de Giannina Bertarelli y de su
noble afán por difundir la literatura de su tierra
natal en la isla que la acogió.
La biografía intelectual de Giannina Bertarelli
reseñada aquí presenta el caso de una viajera
intrépida, de una feminista avant la lettre, de
una emigrante italiana que se volvió cubana y,
además, genuina mediadora cultural. Sin em-
bargo, tanto su vida como su obra han queda-
do circunscritas a una minoría, la de mujeres
emigrantes traductoras, y como minoría ha
sido relegada con frecuencia al silencio. In-
vestigar sobre el itinerario biográfico y biblio-
gráfico de esta figura hoy define un espacio
propio que le pertenece en el marco de la his-
toria de la cultura cubana contemporánea en
valioso diálogo con Italia. El rescate de la his-
toria de las mujeres escritoras y —añadiría—
traductoras, sigue siendo una tarea de rigor
para las ciencias sociales, en particular, para
Iledys González316Mujeres y traducción en América Latina y el Caribe
los estudios literarios que desde hace algunas
décadas miran con atención el rol femenino
en la cultura del siglo xx. Como metodología
establecida por varias estudiosas italianas, la
biografía intelectual ha hecho posible un “re-
descubrimiento social” de personalidades lite-
rarias silenciadas, como Fausta Cialente, Alba
de Céspedes, Paola Masino y Gianna Man-
zini, que a su vez ha generado una difusión
mayor de sus obras y un despertar de la crí-
tica. Es ese el mejor augurio de estas páginas
dedicadas a una italiana de nombre Giannina
Bertarelli, que traducía en La Habana.
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Cómo citar este artículo: González, I. (2020). Giannina Bertarelli, una italiana que traducía en
La Habana. Reflexiones sobre vida y obra. Mutatis Mutandis. Revista Latinoamericana de Traduc-
ción, 13(2), 300-318 https://doi.org/10.17533/udea.mut.v13n2a05