ISSN 2011-799X
Artículo recibido: 01/07/2020
Artículo aceptado: 12/10/2020
doi: 10.17533/udea.mut.v14n1a04“Sobre las traducciones”. El pensamiento
traductológico británico en Chile
a partir de una traducción de Andrés Bello (1838)1
Claudio Soltmann
cascsoltma@gmail.com
https://orcid.org/0000-0001-6044-6272
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile
Resumen
El trabajo que se presenta aquí estudia el contexto de producción de una traducción de autoría de
Andrés Bello. El texto fuente es una reseña del abogado escocés George Moir, publicada en The
Edinburgh Review (1837), de una traducción inglesa de una obra de Schiller, que abarca, de manera
preliminar, aspectos del pensamiento traductológico en Europa, a través de la obra de traductores
como Dryden, Pope y Schlegel. Los extractos de la reseña fueron traducidos para el periódico chileno
El Araucano (en agosto de 1838), en un artículo sin firma, con el título de “Sobre las traducciones”.
El cotejo de esta traducción con el texto original permite perfilar la autoría de Bello, por ejemplo,
con relación a las estrategias que adoptó para traducir el texto al castellano, que posibilitan apreciar
los gestos irónicos indirectos presentes en su traducción. Estas ayudan a delimitar la evolución de su
pensamiento respecto a la práctica de traducir. Se concluye que esta traducción inédita de Bello sería
el primer caso de divulgación, en la prensa chilena del siglo xix , del pensamiento traductológico.
Palabras clave: Andrés Bello, El Araucano, George Moir, The Edinburgh Review, teoría de la traduc-
ción en Chile.
“On Translations”: British Translation Theory in Chile From a Translation by Andrés
Bello (1838)
Abstract
This article focuses on the setting of a translation produced by Andrés Bello. The source text is a review al-
legedly written by Scottish lawyer George Moir of a Schiller’s essay translated into English, which includes
a cursory overview of certain aspects of European translation theory based on the works of translators
such as Dryden, Pope, and Schlegel. The review appeared published in The Edinburgh Review (1837), and
certain extracts were translated for the Chilean newspaper El Araucano (in August 1838) as an anonymous
article entitled “Sobre las traducciones” (On Translations). The comparative reading of this translation
with the source text allows to evince Bello’s authorship, for example, in terms of the translation strategies
he employed, which made visible several indirect ironic gestures in his work. This irony sheds light on the
development of Bello’s reflection upon the practice of translation. Therefore, this study concludes that this
1 Este trabajo se deriva de la tesis de maestría titulada “La traducción literaria en los hermanos Manuel Antonio
y Guillermo Matta Goyenechea (1845-1864)” y realizada en el Magíster en Estudios Literarios y Culturales
Latinoamericanos de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
“Sobre las traducciones”. El pensamiento traductológico británico en Chile
a partir de una traducción de Andrés Bello (1838)93Mutatis Mutandis. Revista Latinoamericana de Traducción Vol. 14, N.°1, 2021, enero-junio,pp.92-118
unknown work translated by Bello is seemingly a first instance of bringing translatological thinking to the
general public through Chilean press in the 19th century.
Keywords: Andrés Bello, translation theory in Chile, El Araucano, The Edinburgh Review, George
Moir.
« Sur les traductions ». La pensée traductologique britannique au Chili
à partir d’une traduction réalisée par Andrés Bello (1838)
Résumé
Le présent travail est consacré au contexte de production de l’une des traductions faites par Andrés
Bello. Le texte source est un compte-rendu rédigé par l’avocat écossais George Moir et publié dans
The Edinburgh Review en 1837, dont quelques extraits furent traduits pour le journal chilien El Arau-
cano (août 1838) dans un article sans signature intitulé « Sobre las traducciones » (Sur les traductions).
L’original — le compte-rendu d’une traduction anglaise de Schiller —, analyse quelques aspects de la
pensée traductologique en Europe à partir notamment des ouvrages de traducteurs tels que Dryden,
Pope et Schlegel. La confrontation de cette traduction à l’original — à cause des stratégies utilisées
pour rendre le texte en espagnol et les gestes ironiques indirectes présents dans la traduction — nous
permet d’envisager qu’il s’agit bien d’un texte de Bello. À l’aide de cette comparaison, il nous serait
donc possible de délimiter l’évolution de sa pensée sur la pratique de traduction. Nous arrivons éga-
lement à la conclusion que cette traduction inédite de Bello est le premier cas de divulgation — dans
la presse chilienne — d’une pensée traductologique.
Mots-clés : Andrés Bello, théorie de la traduction en Chili, El Araucano, The Edinburgh Review, George
Moir.
Claudio Soltmann94Traducción y prensa en América Latina y el Caribe: pasado, presente y futuro
1. Introducción
El intelectual venezolano Andrés Bello (1781-
1865) es una figura histórica ineludible en el
estudio de la traducción literaria en Sudamé-
rica durante la primera mitad del siglo xix . Su
figura fue clave en la aparición del periódico
chileno El Araucano, publicado y financiado
con apoyo gubernamental entre 1830 y 1877
(Jaksic, 2010; Silva Castro, 1965). Como ha
señalado Juan Poblete (2013), Bello, junto a
otros intelectuales americanos del periodo, se
vio a sí mismo como “un activo traductor, un
reelaborador original de conocimientos y prác-
ticas elaboradas” (p. 109).
El Grupo de Investigación sobre Historia de
la Traducción en América (histal) ha gestado
una historiografía que destaca a la práctica tra-
ductora durante el siglo xix como poseedora
de un componente creativo (Arroyave, 2013;
Pomerlau et al., 2016). En este componente
también se vislumbra la identificación de una
tendencia que ha sido denominada “apropia-
ción”, definida como una
[…] modalidad creativa de la traducción
tendiente a consolidar la identidad de la co-
lectividad a la que pertenece el traductor. Es
también un proceder selectivo en el que el
traductor escoge sólo lo que resulta útil para
sus propósitos (Bastin et al., 2004, p. 72).
Para Andrés Bello, traducir era una táctica,
en la medida en que los “letrados hispano-
americanos carecían de una posición clara-
mente definida y reconocida por la autoridad
europea para negociar [...] traducir era parte
fundamental del proceso de construcción de
identidades culturales nacionales” (Pagni,
2003, pp. 340-341). Asimismo, en su rol como
mediador cultural, Bello generó incipientes de-
bates sobre diversas problemáticas, que recorren
aspectos de la literatura moderna y de la crítica
literaria de su época.
Algunos estudios sobre Bello han evidenciado
que se dedicó especialmente a la traducción de
poetas franceses, como Jacques Delille y Víctor
Hugo, además de poner en práctica un estilo li-
terario de carácter “imitativo”; pero, a medida
que traducía e imitaba los modelos poéticos, el
traductor entraba, a su vez, en un proceso crea-
tivo, por medio del acto de apropiación (Pagni,
2003, 2004; Valero, 2001). En el caso de Bello,
se ejemplifica con su imitación del poema “Les
Jardins” de Jacques Delille, donde la práctica
de traducir los términos del poema original
para el lector americano se vuelve “una espe-
cie de prestación de servicio al original” (Pag-
ni, 2003, p. 353). Estas imitaciones poéticas se
plantean a partir de una idea fundante para el
traductor hispanoamericano del siglo xix :
En sus poemas y traducciones los criollos
cultos no sólo pudieron entrar en contac-
to con los autores extranjeros, sino que ex-
perimentaron también el amor por el suelo
americano […]. La incorporación de lo ame-
ricano en sus traducciones [es] uno de los
factores que marca el tipo de traducción que
practicó Bello. Un hecho que sin dudas ejer-
ció gran influencia en los hombres de acción
de la época, quienes aprendieron en sus escri-
tos a amar y valorar el continente en el que
habían nacido (Bastin et al., 2004, p. 81).
Por lo tanto, la traducción en Bello no debe ser
entendida como una práctica literaria pasiva
y de segundo orden, sino que debe asumirse
como una actividad altamente creativa, como
bien señalan Susan Bassnett y Harish Trivedi
en la introducción de Post-colonial Translation.
Theory and Practice:
La traducción es una actividad altamente mani-
pulativa que involucra todo tipo de etapas en ese
proceso de transferencia a través de fronteras lin-
güísticas y culturales. Lejos de ser una actividad
inocente y transparente, la traducción está carga-
da de significación en cada etapa; raramente, a lo
mejor nunca, involucra una relación de igualdad
entre textos, autores o sistemas (1999, p. 2).2
2 “Translation is a highly manipulative activity that
involves all kinds of stages in that process of
transfer across linguistic and cultural boundaries.
“Sobre las traducciones”. El pensamiento traductológico británico en Chile
a partir de una traducción de Andrés Bello (1838)95Mutatis Mutandis. Revista Latinoamericana de Traducción Vol. 14, N.°1, 2021, enero-junio,pp.92-118
Un traductor no se encuentra aislado de su pro-
pio contexto temporal o cultural. De acuerdo
con la investigadora Andrea Pagni, la traducción
se asimila a “un laboratorio de escritura”, donde
colisionan no solo textos, sino que también con-
textos: el del texto que se traduce como también
el que rodea al texto traducido. Por lo tanto:
A fin de encontrar explicaciones de estas
diferencias es útil, como digo, comparar
los contextos en que se producen respec-
tivamente el texto fuente y la traducción,
porque el texto traducido funciona dentro
de otro sistema y funciona de otra manera.
No se trata, esto es para mí muy claro, de
comparar para determinar si la traducción es
buena, regular o mala [...] sino para intentar
explicar por qué una traducción es cómo es.
Y para encontrar posibles respuestas, tengo
que ir a los contextos literarios, culturales,
políticos y sociales, en los que se produje-
ron los textos (Domínguez, 2018, p. 126).
Es a través del cotejo de los contextos y de los
textos que pueden identificarse las diversas es-
trategias y manipulaciones mediante las cuales
el traductor alcanza los objetivos que se propo-
ne. De acuerdo con Lawrence Venuti (2000), se
trataría de un proceso que nunca es transparen-
te, dado que el traductor modifica y acomoda,
en mayor o menor medida, los textos fuente
a los contextos receptores, para garantizar su
efectividad de sentido. Venuti afirma que
La traducción nunca se comunica de ma-
nera inalterada, ya que el traductor negocia
las diferencias lingüísticas y culturales del
texto foráneo, reduciéndolas e incorporan-
do otro conjunto de diferencias básicamen-
te domésticas, tomadas de la lengua y la
cultura receptoras, a fin de permitir que lo
foráneo pueda ser acogido (2000, p. 468).3
Translation is not an innocent, transparent activi-
ty but is highly charged with significance at every
stage; it rarely, if ever, involves a relationship of
equality between texts, authors or systems”. Todas
las traducciones de aquí en adelante son del autor.
3 “Translation never communicates in an untrou-
bled fashion because the translator negotiates the
Estas ideas conectan con los planteamientos
de Bassnett y Trivedi (1999), quienes señalan
que la traducción “no ocurre en un vacío, sino
que en un continuo; no es un acto aislado”
(p. 2). Más allá de considerar “la traducción
como una apropiación, consistente en suscitar
un desplazamiento de autoría o de propiedad”
(Bastin et al., 1999, p. 70).
Otra perspectiva de aproximación es la que
destaca Gertrudis Payàs, quien señala que la
traducción es un modo de adquisición, tanto
de formas, géneros y estilos como de conteni-
dos e ideas; por lo tanto, la traducción permite
visibilizar “el consumo intelectual de una so-
ciedad, que se alimenta de obras extranjeras”
(Payàs, 2007, p. 38). Durante la primera mitad
del siglo xix, las sociedades hispanoamerica-
nas, entre ellas la chilena, que es el contexto
que se estudia en este trabajo, se caracterizan
por ser periféricas en relación con las metró-
polis europeas y estadounidense. Esta caracte-
rística de marginalidad permite que se ejerza
una voracidad intelectual para asimilar textos
foráneos:
Una sociedad periférica como la chilena
aprovecha la lejanía geográfica y el desinte-
rés intelectual de Europa por lo que se hacía
en Hispanoamérica para ejercer el derecho
de apropiarse, siempre en función de sus
necesidades, reales o presuntas, de sus crea-
ciones intelectuales (Payàs, 2007, p. 38).
Por lo tanto, la necesidad de adquirir textos ge-
nera una constante apropiación de otros traba-
jos, para así suplir su falta; esto incluye el acto
de adueñarse de estilos ajenos, para adecuarlos
al contexto de la sociedad receptora:
Por su carácter de reproductoras de otros tex-
tos, a los que la mayoría de los lectores no tiene
linguistic and cultural differences of the foreign
text by reducing them and supplying another set
of differences, basically domestic, drawn from
the receiving language and culture to enable the
foreign to be received there”.
Claudio Soltmann96Traducción y prensa en América Latina y el Caribe: pasado, presente y futuro
acceso, [las traducciones] implican la posibi-
lidad de adueñarse de materiales y estilos aje-
nos, sea adecuándolos a lo que en la sociedad
receptora es admisible, pensable o decible,
sea aprovechándolos para introducir innova-
ciones. Por eso podemos utilizar las traduc-
ciones como una de las puertas de entrada a
la historia intelectual (Payàs, 2007, p. 38).
Esta investigación incursiona en un aspecto
que no ha sido muy estudiado en la historia de
la traducción: la reconstrucción del contexto
de producción de las traducciones publicadas
en la prensa hispanoamericana de la primera
mitad del siglo xix . Gertrudis Payàs, en su edi-
ción del texto Biblioteca chilena de traductores,
publicada originalmente en 1924 por el biblió-
grafo e investigador chileno José Toribio Medi-
na (1852-1930),4 respecto a la importancia de
indagar en las abundantes traducciones publi-
cadas en la prensa que permanecen inexplora-
das, menciona que
Deberíamos agrandar el objetivo e incluir,
en un lugar muy principal, el estudio de las
traducciones de la prensa, que está por hacer-
se. La traducción en la prensa, tanto por las
características de ese medio como por su im-
portancia crucial en el periodo de referencia,
nos daría la medida del consumo “en tiempo
real” de las producciones intelectuales en otras
lenguas [...] la traducción en la prensa, que
tenía sus originales en la prensa extranjera, o
en fragmentos selectos de obras publicadas,
sería mucho más ilustrativa de esta inme-
diatez de consumo (Payàs, 2007, p. 39).
4 La Biblioteca chilena de traductores, de José Toribio
Medina, como bien señala Gertrudis Payàs en su
“Estudio preliminar”, es “un sencillo catálogo de
traducciones, ordenadas primero por año y lue-
go por apellido del traductor, en el que consigna
solamente los datos bibliográficos de la obra sin
aportar ningún comentario de fondo […] no se
preocupa por indagar los autores y títulos de los
textos originales, que figuran en la obra sólo si
constan en la portada de la traducción que ahí
se transcribe. En ella hay, pues, trescientas dieci-
siete entradas sin nombre de autor original, y no
aparece prácticamente nunca el título de la obra
original” (Payàs, 2007, p. 30).
Si bien la figura de Bello ha sido estudiada con
detalle en los trabajos anteriormente menciona-
dos, estimamos que no se han abordado toda-
vía, con la debida atención, algunos de sus tex-
tos vinculados con la traducción como tema de
reflexión. Una revisión del archivo de la prensa
chilena entre 1830 y 1838 ha traído a la luz un
breve artículo publicado en las páginas de un pe-
riódico en cuya redacción Bello participó activa-
mente en Chile. Sin embargo, la evidente dificul-
tad de identificar la autoría en las traducciones
publicadas en la prensa complejiza la tarea de
rastrear el “consumo del tiempo real”, dado que
en su mayoría eran artículos anónimos.
Por lo tanto, este trabajo se aproxima a este de-
safío del estudio de la traducción de artículos
en la prensa durante el siglo xix , presentando
como caso de estudio una traducción, publica-
da en El Araucano en agosto de 1838, de una
reseña impresa en The Edinburgh Review en
1837. El autor del texto fuente, de acuerdo con
The Wellesley Index to Victorian Periodicals 1824-
1900,5 sería el abogado y escritor escocés Geor-
ge Moir (1800-1870), quien habría publicado
la reseña para comentar una reciente traduc-
ción inglesa de George Irvine de la tragedia Die
Braut von Messina, del poeta alemán Friedrich
Schiller (Houghton et al., 1989, pp. 547-548).
El artículo expone, en primer lugar, el contex-
to del autor del texto fuente, dando referen-
cias biográficas de la trayectoria del reseñador,
como también el ambiente cultural que rodeaba
a la publicación británica durante las décadas
de los veinte y de los treinta del siglo xix, princi-
palmente sobre el pensamiento traductológico.
En segundo lugar, se presenta la trayectoria de
Bello en sus años de permanencia en Londres,
5 La obra The Wellesley Index to Victorian Periodicals
1824-1900 permite identificar a algunos de los
autores de las reseñas anónimas publicadas en las
diversas reviews británicas. En aquella se publicó
una bibliografía de las reseñas escritas por George
Moir en la prensa británica durante gran parte del
siglo xix..
“Sobre las traducciones”. El pensamiento traductológico británico en Chile
a partir de una traducción de Andrés Bello (1838)97Mutatis Mutandis. Revista Latinoamericana de Traducción Vol. 14, N.°1, 2021, enero-junio,pp.92-118
en especial en la década de los veinte, cuando
la lectura y su acercamiento al mundo periodís-
tico británico, principalmente el desarrollado
en torno a la publicación de revistas de rese-
ñas, habría gestado en su práctica intelectual
un modelo de periodismo crítico-literario que
utilizaría en sus propios proyectos.
Lo anterior se articula luego con el contexto his-
tórico del modelo periodístico crítico-literario
adaptado por Bello al incipiente campo literario
chileno, desde su posición de redactor de El Arau-
cano desde el año 1830 en adelante. Además, se
exponen los fundamentos que permiten adjudi-
car la autoría de esta traducción a Andrés Bello.
Por último, se presenta un cotejo entre el texto
fuente publicado en The Edinburgh Review y la
traducción de Bello, para visualizar las estra-
tegias, selecciones y omisiones llevadas a cabo
por Bello, bajo la figura de un reseñador lati-
noamericano. Esta categoría ayuda a identifi-
car la traducción realizada por Bello como una
práctica de lectura, escritura y traducción que
necesariamente manipula el texto fuente, para
adaptarlo en un texto ensayístico destinado al
lector chileno.
Se trata de una traducción que tiene un carác-
ter divulgativo, junto con un recorrido pano-
rámico de reflexiones sobre la traducción en
autores británicos y alemanes. El periódico
chileno, durante esa época, pretendía suplir
necesidades temáticas, en especial buscaba
crear una literatura de cuño nacional, dentro
un contexto poscolonial.
Al final del texto se adjunta una transcrip-
ción de la traducción y su original (véanse
Anexos 1 y 2).
2. La trayectoria literaria de George
Moir y The Edinburgh Review
El abogado y escritor George Moir nació en
Aberdeen, en 1800. Fue en esta ciudad donde
inició sus estudios de leyes. Sin embargo, la
necesidad de buscar también una formación
avanzada en literatura y, eventualmente, una
posible carrera literaria, fue lo que determinó
en Moir la decisión de mudarse a Edimburgo en
1824, ciudad donde juraría como abogado
en 1825.
Este acercamiento a las llamadas “literaturas
modernas”, principalmente del sur de Europa,
llevó a Moir al estudio y a la adquisición de
idiomas como el español y el francés, intere-
sándose en particular en la antigua literatura
española (Murdoch Lawrance, 1913, p. 337;
Neaves, 1871, p. 109). Su interés por esta litera-
tura se manifiesta en sus primeras publicaciones
en la prensa literaria victoriana. Por ejemplo, la
trayectoria de Moir en el ámbito de la crítica y
de los estudios literarios se inicia en forma tem-
prana, en el año 1822, cuando publica su prime-
ra reseña de poesías antiguas españolas en The
New Monthly Magazine and Literary Journal, con
el título de “Selections from Ancient Spanish
Poetry”6 (Moir, 1822, pp. 407-414).
En 1824, Moir comienza a aprender alemán
y a estudiar la literatura en esta lengua, esti-
mulado por los consejos del profesor escocés
de lógica y metafísica sir William Hamilton
(1788-1856). De acuerdo con las notas manus-
critas de Moir, proporcionadas por él mismo al
biógrafo de Hamilton, John Veitch, que descri-
ben el encuentro entre Moir y Hamilton:
Una consulta literaria fue el motivo que ini-
ció la cálida y perdurable amistad entre sir
William y el Sr. George Moir. En 1824, el Sr.
Moir, en ese entonces un joven que se prepara-
ba para recibirse de abogado, estaba inmerso
en la redacción de un artículo para la Edin-
burgh Review sobre la antigua balada lírica de
España. Fue alentado por un amigo en co-
mún, Thomson of Bachory, para consultarle
a sir William por referencias sobre la materia,
como también por los numerosos libros que se
6 A lo largo de este texto, Moir comenta y tradu-
ce extractos del tomo primero de Floresta de rimas
antiguas castellanas, de Juan Nicolas Böhl de Faber,
publicado en 1821 (Moir, 1822, p. 407).
Claudio Soltmann98Traducción y prensa en América Latina y el Caribe: pasado, presente y futuro
habían publicado en Alemania sobre el tema
[...]. “Confieso”, dice el Sr. Moir, “que, de an-
temano, la entrevista me pareció formidable
[...] él no solo demostró un vivo interés en mi
reseña, sino que, como yo no entendía alemán
en ese momento, me explicó el significado de
los pasajes de las obras alemanas relacionadas
con el tema” (Veitch, 1869, pp. 131-132).7
Naturalmente, la recomendación de Hamilton
se encontraba condicionada por el gran influjo
de los escritores alemanes en el llamado “Re-
nacimiento romántico” de Europa.
Cabe mencionar aquí las palabras de Edgar
Allison Peers, quien señalaba, respecto al ro-
manticismo español, que “toda exposición del
renacimiento romántico en España no sólo
sería incompleta sin hacer referencia a Ale-
mania, sino que [también], de las influencias
extranjeras que sufrió, la de Alemania aparece
lógicamente en primer término” (1954, p. 147).
Además, la mención sobre “un artículo para
la Edinburgh Review” está relacionada con que
Moir publicaría sus primeros dos artículos de
reseñas en dicho medio ese mismo año. El pri-
mero apareció en enero de 1824, como “Early
Narrative and Lyrical Poetry of Spain”8 (Moir,
7 El texto original señala: “A literary consultation
was the occasion of the commencement of the
warm and lifelong friendship which subsisted be-
tween Sir William and Mr. George Moir. In 1824
Mr. Moir, then a young man preparing to pass
advocate, was engaged on an article for the ‘Ed-
inburgh Review’ on the ancient ballad poetry of
Spain, and was encouraged by a mutual friend,
Mr. Thomson of Bachory, to apply to Sir Wil-
liam for information on the subject, and on the
numerous books that had appeared in Germany
in reference to it [...] ‘I confess,’ says Mr. Moir,
‘the interview appeared to me beforehand rather
a formidable one. [...] He not only took a warm
interest in my review, but, as I did not then un-
derstand German, explained to me the meaning
of passages in the German works bearing on the
subject”.
8 El texto comentaba tres obras: la primera fue la
ya reseñada anteriormente Floresta de rimas antiguas
1824a, pp. 393-432). El segundo artículo, pu-
blicado en julio de 1824, llevó por título “Lyric
Poetry of Spain” (Moir, 1824b, pp. 443-476).9
En esta última reseña, Moir comenta, en los
siguientes términos, una traducción inglesa de
los poemas de Garcilaso de la Vega:
La égloga ha sido traducida con peculiar belleza
por el sr. Wiffen, cuyo elegante volumen debe
ser considerado como una gran adquisición
para el estudioso hispanista. Sus traducciones
se elevan del mismo modo respecto al tema y
ha demostrado una muy considerable destreza
para interpretar con fidelidad, pero de mejor
forma, algunos de estos pasajes en prosa que
se encuentran aquí y allá en muchos poemas
de Garcilaso [...] la traducción del Sr. Wiffen
presenta una idea bastante fiel de la melancóli-
ca belleza del original (Moir, 1824b, p. 457).10
Dichos trabajos contenían nuevamente traduc-
ciones al inglés hechas por Moir de extractos de
las poesías hispanas publicadas en estas recopi-
laciones. En 1827, Moir publicaría de manera
castellanas de Böhl de Faber; la segunda, Silva de
viejos romances, una compilación de antigua lite-
ratura española publicada en Viena en 1815 por
Jacob Grimm, mientras que la tercera fue Sam-
mlung der besten Alten Spanischen, Historischen, Ritter
und Maurischen Romanzen, publicada en 1817 por
el historiador francoalemán Georges Bernard
Depping (1784-1853), en Leipzig (Moir, 1824a,
p. 393).
9 En esta reseña, Moir comentó dos obras sobre
poesía y romances españoles: el segundo tomo de
Floresta de rimas antiguas, de Böhl de Faber, y la
traducción inglesa de J. H. Wiffen de las obras del
poeta español Garcilaso de la Vega (1503-1536),
publicada en 1823 (Moir, 1824b, p. 443).
10 “This Eclogue has been translated with pecu-
liar beauty by Mr. Wiffen, whose elegant volume
must be regarded as a great acquisition to the
Spanish scholar. His translations uniformly rise
with the subject; and he has shown very consid-
erable dexterity in rendering with fidelity, yet in an
improved shape, some of those prosing passages
which occur here and there in many of Garcila-
so’s poems [...] Mr. Wiffen’s translation presents
a very faithful idea of the melancholy beauty of
the original”.
“Sobre las traducciones”. El pensamiento traductológico británico en Chile
a partir de una traducción de Andrés Bello (1838)99Mutatis Mutandis. Revista Latinoamericana de Traducción Vol. 14, N.°1, 2021, enero-junio,pp.92-118
anónima su traducción del Wallenstein, de Frie-
drich Schiller. Su traducción contó con las re-
visiones y correcciones efectuadas por William
Hamilton al manuscrito, quien le brindó con-
sejos sobre la forma adecuada de traducir:
Sir William amablemente revisó y corrigió las pá-
ginas con tal paciencia y cuidado como si fueran
de su propia autoría [...]. Su consejo era siempre
“traduzca tan literal como le sea posible, evite las
expresiones perifrásticas; incluso hasta lo que no
suena bien es mejor que cualquier desviación del
original” (Veitch, 1869, p. 132).11
En los consejos brindados por Hamilton, más
en el contenido de la reseña de la traducción
de Wiffen, queda patente la impronta de la
literalidad como principio base en la evalua-
ción de una traducción “adecuada”. Es decir,
se presenta una afinidad hacia un método de
traducción con base en la fidelidad literal, en
desmedro de la fidelidad al sentido.
En 1828, Moir publica su contribución a una
obra colectiva del editor escocés Archibald
Constable, con una traducción de dos volú-
menes de The Historical Works of Frederick Schi-
ller. Publicaría también numerosos ensayos de
reseñas en otra revista británica de reseñas de
libros extranjeros, The Foreign Quarterly Review,
fundada en 1827. Robert Pearse Gillies escribe
sobre la gestación de la revista en sus Memoirs of
a Literary Veteran: “Como un colaborador y con-
sejero, mi amigo el Sr. George Moir era muchos
en uno. Dominaba diversos idiomas, su gusto
crítico era agudo, su paciencia era inacabable”
(1851, p. 161).12 Por lo tanto, la amistad de Moir
11“Sir William kindly revised and corrected the
sheets with as much patience and care as if they
had been his own composition [...] His advice
always was: Translate as literally as possible —
avoid periphrastic expression; even roughness is
better than any departure from the original”.
12“As a collaborator and adviser, my friend, Mr.
George Moir, was in himself a host. He had com-
mand of diverse languages, his critical taste was
acute, his patience was unconquerable”.
con el editor Gillies fue clave para impulsar esta
publicación durante la década de los treinta.
Además, en los escritos de Gillies se evidencia
que el campo literario escocés de la época re-
corría inevitablemente un camino incesante de
traducciones y comentarios literarios: “Mi obje-
tivo principal en el cultivo del idioma extranje-
ro era demostrar la existencia de tesoros, hasta
entonces desconocidos e insospechados, sacar a
la luz gemas y filones cuya misma existencia se
había negado” (1851, p. 162). 13
Naturalmente, este afán era compartido de
igual manera por Moir, quien contribuyó, en
esta publicación de Edimburgo, con un espe-
cial foco temático en la literatura extranjera. Su
contribución quedaría plasmada en diversas re-
señas, publicadas entre 1827 y 1833, que adqui-
rían más bien la forma de ensayos literarios de
divulgación de literatura contemporánea fran-
cesa, italiana y alemana.
En 1835, Moir obtendría la posición de cate-
drático de “Retórica y Bellas Letras” de la Uni-
versidad de Edimburgo. Se trata de la misma
cátedra que fuera fundada por una figura clave
en la Ilustración escocesa, el presbítero y autor
escocés Hugh Blair (1718-1800), autor de las cé-
lebres Lectures on Rhetoric and Belles Lettres, publi-
cadas en 1783, que, según Barry L. Velleman,
fueron consideradas, durante la primera mitad
del siglo xix, como “una obra de gran influencia
en la enseñanza de la retórica en Chile” (1995,
p. 34). Se debe agregar que Andrés Bello fue un
ávido lector de Blair y un gran admirador de su
obra; poseía ejemplares de la edición de 1825
de este texto, de acuerdo con el catálogo de su
biblioteca privada (Velleman, 1995).
Sin embargo, desde 1835 en adelante, Moir
combinaría su trabajo en la cátedra de la uni-
versidad con la publicación de reseñas literarias
13“My own leading object in the cultivation of fo-
reign language, was to demonstrate the existence
of treasures hitherto unknown and unexpected,
to bring out of the dark mine gems and ore –the
very existence of which had been denied”.
Claudio Soltmann100Traducción y prensa en América Latina y el Caribe: pasado, presente y futuro
en la prensa británica. Sería en el año 1837
cuando publicaría, en The Edinburgh Review,
una reseña de la reciente traducción inglesa,
realizada por George Irvine, de la obra dramáti-
ca “La novia de Messina”, de Schiller.
Moir era un referente ineludible en literatura
alemana en el campo literario británico del pe-
riodo; su experiencia como traductor de Schi-
ller y su posición universitaria en Edimburgo
le permitían establecerse como una autoridad
en materia de traducción. Dado esto, Moir
evaluaría la traducción de Irvine, en términos
generales, en su reseña publicada en The Edin-
burgh Review, de la siguiente forma:
Estimamos que la traducción de este poema,
de parte del sr. Irvine, es sumamente meri-
toria y, en general, es un exitoso intento de
transmitir al lector inglés una idea sobre este
drama coral. Si bien no cumple a cabalidad
con nuestras nociones de una buena traduc-
ción [...] de modo general, el sr. Irvine ha te-
nido éxito con el diálogo, que se encuentra
escrito en verso blanco: este segmento de su
versión resulta siempre vigoroso y, a menudo,
muy poético (Moir, 1837, pp. 246-247).14
Por lo tanto, desde su posición de catedrático en
la Universidad de Edimburgo, Moir se constitui-
ría en una autoridad de crítica literaria, en el ofi-
cio de la traducción y en la literatura castellana
y alemana.
3. El modelo de reseñas británico
y el periodismo de Andrés Bello
en El Araucano
Otro aspecto que llama la atención es la con-
fluencia temática, durante la década de los
14 “We regard Mr. Irvine’s translation of this poem
as a highly creditable and, on the whole, successful at-
tempt to convey to the English reader an idea of this
choral drama. Not that it by any means satisfies our
notions of a good translation [...] Generally speaking,
Mr. Irvine has been most successful in the dialogue
which is in blank verse: this portion of his version is
always vigorous, and often highly poetical”.
veinte del siglo xix , entre George Moir y An-
drés Bello, dado que compartían el interés en
el estudio de la antigua literatura española y
su afición a la lectura de The Edinburgh Review.
Esto, teniendo en cuenta las investigaciones
realizadas por Bello sobre poesía medieval y
romances españoles en la biblioteca del Museo
Británico de Londres (Lovera De Sola, 1981).
Es probable que el intelectual venezolano haya
leído alguna reseña de Moir (sin saber su au-
toría, debido a que estos artículos se publica-
ban sin firma) sobre obras de poesía castellana.
Por ejemplo, ambos reseñaron la colección de
romances españoles antiguos publicada por
Georges Bernhard Depping. Moir reseñaría la
publicación original en alemán de 1817 en su
artículo “Early Narrative and Lyrical Poetry
of Spain”, impreso en The Edinburgh Review en
1824, mientras que Bello esperó a que se publi-
cara la traducción española de esta colección
para reseñarla en un breve comentario biblio-
gráfico que se incluyó en El Repertorio Americano
en 1826 (Bello, citado en Grases, 1973, pp. 319-
320). Al revisar la reseña de Bello, queda paten-
te que estudió y cotejó la recopilación original
de 1817 y la traducción española de 1825.15
El hecho de que algunos hispanoamericanos se
encontraban desterrados en Londres, durante
las primeras décadas del siglo xix, dados los
acontecimientos de las independencias ameri-
canas, despertó interés en los círculos liberales.
Esta atención por la causa hispanoamericana
fue retratada en revistas literarias y científicas
como The Edinburgh Review (Shattock, 1989).
Esto suscitó que varios exiliados americanos
15 Bello escribiría, sobre la colección de Depping tra-
ducida al español, que: “El editor de esta colección
la ha reducido a 224 romances de la clase anunciada
en el título, omitiendo los restantes hasta el núme-
ro de 300 publicados por Depping el año 1817 en
Leipsick [...]. Los romances históricos comprendi-
dos en esta edición ofrecen la inestimable ventaja de
poderse leer en letra clara y texto correcto y limpio”
(Bello, citado en Grases, 1973, p. 319).
“Sobre las traducciones”. El pensamiento traductológico británico en Chile
a partir de una traducción de Andrés Bello (1838)101Mutatis Mutandis. Revista Latinoamericana de Traducción Vol. 14, N.°1, 2021, enero-junio,pp.92-118
hayan sido lectores de la revista. Por lo tanto, eso
podría explicar que las publicaciones británicas
desempeñaran un rol relevante como modelo
en la práctica periodística de Andrés Bello en El
Araucano.
Si bien esta revista publicaba exclusivamente
reseñas de libros, cuyo formato se encontraba
delimitado —artículos encabezados por el o
los títulos de los libros reseñados, y publicados
sin firma—, eso no impedía que la reseña con
frecuencia ofreciera “un espacio completo a
las opiniones y reflexiones del mismo reseña-
dor” (Alberich, 1980, p. 127). Según José Albe-
rich, la reseña no solo se centraba en comentar
una obra determinada, sino que se convertía
en “un espacio libre para que el reseñador se
transformara en un ensayista” (1980, p. 128).
Por lo tanto, no es de extrañar que la propaga-
ción de las críticas de las publicaciones litera-
rias se entrelazara con el éxito en el tiraje de las
publicaciones de revistas de reseñas durante la
época, como era el caso de The Edinburgh Re-
view. Las palabras de Thomas Carlyle, en una
reseña publicada en diciembre de 1831, expli-
citan la sensación que incluso podía percibirse
fuera de Gran Bretaña:
Acaso no quedaría en evidencia el trastor-
nado estado autoconsciente de la literatura
mediante este único hecho, que se encuentra
tan cercano a nosotros: La prevalencia de la
Reseña [...] La escritura de reseñas se extien-
de con peculiar vigor, tanto que un hombre
como Byron considera iguales al reseñador y
al poeta [...]. Tarde o temprano se descubri-
rá que toda la Literatura se ha transformado
en una infinita Reseña que se devora a sí
misma (Carlyle, 1831, pp. 369-370).16
16“Nay, is not the diseased self-conscious state of Lit-
erature disclosed in this one fact, which lies so near
us here, the prevalence of Reviewing [...] Review-
ing spreads with strange vigour; that such a man
as Byron reckons the Reviewer and the Poet equal
[...]. By and by it will be found that all Literature has
become one boundless self-devouring Review”.
Es altamente probable que Bello, lector de esta
revista desde sus años de exilio en Londres, haya
sido conocedor de este enfoque de redacción
para periódicos y aficionado a él, lo cual expli-
caría la llegada habitual de textos provenientes
de aquella a las columnas de El Araucano.
Este vínculo de larga data entre Bello y esta pu-
blicación inglesa sería otra posible razón para
atribuirle al intelectual venezolano la autoría,
como traductor y editor, de este texto sobre tra-
ductología publicado en El Araucano.
Ya un contemporáneo de Bello, durante el pe-
riodo de su llegada a Chile, a fines de la década
de los veinte, el escritor español José Joaquín de
Mora, expresaría, en un artículo publicado en
1827 en el periódico Crónica Política y Literaria de
Buenos Aires, que
[…] lo que un modesto periodista confía al papel
en Edimburgo, se transmite como chispa eléctri-
ca a las orillas del Ganges y de la Plata, al pie de
los Alpes y de los Andes (Mora, 1827, citado en
Rodríguez Monegal, 1969, pp. 159-160).
Con estas palabras, autores como José Joaquín
de Mora, y también Andrés Bello, evidencia-
rían su percepción del rol que desempañan las
publicaciones británicas en el traslado de ideas
a diversas regiones, pero que, esta vez, cruza-
rían hasta el cono sur americano.
Es conocido el papel que cumplió Bello, desde
1831 hasta 1850, como divulgador del perio-
dismo y la crítica literaria en la redacción de la
sección literaria y científica de El Araucano (Ál-
varez, 1981; Amunátegui, 1901; Bulnes, 1953;
Fontaine, 1982; Jaksic, 2004; Martínez Baeza,
2014; Silva Castro, 1958). Raúl Silva Castro se-
ñala que, en los ejemplares de El Araucano, exis-
tía una “parte exterior, en la que se ofrecían re-
gularmente traducciones de diarios extranjeros
[...] que entonces ningún periódico chileno po-
día jactarse de poseer” (1965, p. 59). Además,
Silva Castro destaca que Bello, en El Araucano,
[…] fue siempre el especialista de esta parte
exterior, sin perjuicio, además, de correr con el
Claudio Soltmann102Traducción y prensa en América Latina y el Caribe: pasado, presente y futuro
arreglo de todo lo que se publicaba, a modo de
secretario de la redacción, como se diría en el
lenguaje moderno de los diarios (1965, p. 59).
Según Alfonso Bulnes, la obra periodística de Be-
llo “fundaría en Chile durante la década de 1830,
de modo sistemático, dos secciones de periodis-
mo palpitante”; estos serían “la crítica literaria de
la producción reciente” y “la crítica de los espec-
táculos teatrales” (1953, p. 146).
Por medio de sus traducciones de artículos ex-
tranjeros o de colaboraciones originales, Bello
orientó el gusto literario de los lectores del perió-
dico. Además, a través de la publicación de sus
comentarios desde la redacción de El Araucano,
mantuvo constantes pugnas con la censura de li-
bros y manifestó su afán de posicionarse a favor
de una difusión crítica del teatro en Chile (Bot-
ta, 2015). Simultáneamente, introdujo, de ma-
nera gradual, las “nociones de la nueva escuela
romántica”, con las obras que se estrenaban en
Chile (Rodríguez Monegal, 1969, p. 184).
Bello, en las páginas de El Araucano, ejercía un
rol de comentador y reseñador a través de nume-
rosos artículos extractados y traducidos de revis-
tas y periódicos europeos y estadounidenses.17
Naturalmente, este fenómeno no atañe de ma-
nera exclusiva a Chile, por cierto; otros estudios
han destacado el rol de la prensa francesa en el
campo literario brasileño, principalmente en los
periódicos de Río de Janeiro durante el siglo xix
(Ramicelli, 2009). En este caso, quedaría patente
el afán “utilitario” de la traducción en las decisio-
nes y estrategias editoriales del periódico. Por
ejemplo, en un comentario publicado el 12 de
diciembre de 1834 en El Araucano, al comen-
tar un tratado francés de geografía, del militar
17 Se pueden destacar extractos de periódicos france-
ses como Le Globe y Journal des Débats, y de publi-
caciones norteamericanas como American Quarterly
Review. Sin embargo, existe una preferencia por
traducir artículos de periódicos británicos.
francés Maxime Auguste Denaix (1777-1844),
Bello señalaría que
[…] nos parece seria de la mayor utilidad en
este país para el uso de los establecimien-
tos de educación, traduciéndose el texto
y los cuadres, que tienen la ventaja de ser
sumamente comprensivos (1834, p. 3).
Más adelante, otra sección de este texto esta-
blece que
Es ya tiempo de que volvamos los ojos a lo que
se adelanta en otras partes, y de que nos apro-
piemos, en cuanto sea posible, de las inmensas
adquisiciones que hace cada día la actividad
intelectual de las naciones europeas (Bello,
1834, p. 3).
Es evidente el llamado a la apropiación por
parte de Bello, un modo de recopilar textos
“útiles”, dispuestos a ser manipulados por el
traductor y el redactor, para así suplir los espa-
cios disponibles en las columnas de El Arauca-
no. Encontramos un ejemplo de esto en el año
1833, cuando se publicaría una breve traduc-
ción de extractos de una reseña (atribuida a
George Moir) de obras teatrales francesas del
dramaturgo francés Eugene Scribe, publicada
en mayo de 1832 en The Foreign Quarterly Re-
view, con el título de “Minor French Theatre”
(Houghton et al., 1989, p. 548). El texto podría
considerarse uno de los primeros artículos de
“crítica teatral moderna” publicados en Chile
durante el siglo xix .18
18 La reseña consistía en un comentario de cuatro
obras: la primera era una compilación de obras
dramáticas de Eugène Scribe dedicada a sus co-
laboradores, cuyos ocho volúmenes fueron pu-
blicados en París entre 1828 y 1830; la segunda
era la obra La Vengeance d’une Italienne, de Eugène
Scribe, Gaspard Delestre y Charles Desnoyers; la
tercera comprendía la ópera Robert le Diable, de
Eugène Scribe y Germain Delavigne, y, finalmen-
te, la ópera cómica La Marquise de Brinvilliers, de
Eugène Scribe y compañía, de 1831 (Moir, 1832,
p. 447). La traducción de la reseña lleva el título
“Eujenio Scribe” (Bello, 1833, p. 4).
“Sobre las traducciones”. El pensamiento traductológico británico en Chile
a partir de una traducción de Andrés Bello (1838)103Mutatis Mutandis. Revista Latinoamericana de Traducción Vol. 14, N.°1, 2021, enero-junio,pp.92-118
Es posible que Bello publicara la traducción
de este juicio teatral de Moir por la necesi-
dad de contar, a la mayor brevedad posible, con
una reseña teatral que informara alguna opi-
nión experta sobre el dramaturgo francés, cuya
obra fue estrenada durante el mes de noviembre
de 1833 en un teatro de la ciudad de Santiago de
Chile. Bello presentó la reseña, días después,
con este breve comentario introductorio, en El
Araucano:
El martes pasado se representó en nuestro tea-
tro el Felipe ó la Madre incógnita, pieza del cé-
lebre Scribe. Los papeles estuvieron todos mui
bien distribuidos y se ejecutaron a satisfacción
de los espectadores [...]. Eujenio Scribe, el au-
tor de la pieza, es incontestablemente el pri-
mero de los escritores dramáticos de nuestros
días. Esperamos que no será desagradable a
nuestros lectores ver el juicio que se hace de
este hombre singular en la Revista Estranjera
de Lóndres (Foreign Quarterly Review) n. xviii
(Bello, 1833, p. 4).
Fue el estreno el que ameritaba publicar un ma-
terial “útil” en la prensa, que estuviese vincula-
do con la contingencia del escenario teatral del
momento en Santiago de Chile. La práctica de la
traducción cumplía el rol de ayudar a suplir de
textos que no se encontraban en Chile, en un pla-
zo inmediato. Como expresa Gertrudis Payàs,
“la traducción, como fenómeno cultural, es la
medida del deseo del libro ajeno” (2007, p. 37).
Por lo tanto, en el traducir existe un afán de ad-
quirir lo que no se tiene.
A continuación se presenta, brevemente, el con-
texto de producción, principalmente las circuns-
tancias en el plano literario, del año 1838, en el
que Bello tradujo la obra Teresa, de Alexandre
Dumas, proceso que acompañó la escritura y
publicación del texto “Sobre las traducciones”.
4. El contexto de producción del texto
“Sobre las traducciones”, de Andrés Bello
Desde 1835, año en que se produce el retiro
del abogado e impresor chileno Manuel José
Gandarillas (1789-1846) de la redacción de El
Araucano, tarea que cumplía desde su funda-
ción en 1830 (Bulnes, 1934, p. 68), Bello toma
el control total de la redacción de las noticias
extranjeras y de la sección literaria del periódico
(Briseño, 1862, pp. 26-27; Martínez Baeza,
2014, p. 106).
En 1836, el político y poeta chileno Salvador
Sanfuentes (1817-1860) se incorporaría parcial-
mente a la redacción del periódico, colaboran-
do con Bello hasta 1839. Sanfuentes publicaría,
en el periódico, algunos artículos sobre la gue-
rra librada por Chile contra la Confederación
Perú-boliviana, principalmente entre los años
1836 y 1839 (Arteaga Alemparte, 1860, p. 565).
Este panorama dejaría dos posibles autores de
la traducción del texto de Moir: Andrés Bello y
Salvador Sanfuentes. Sin embargo, la opción de
atribuirla a Sanfuentes pierde fuerza si conside-
ramos el elevado nivel de inglés empleado por
el traductor. Sanfuentes tenía 21 años a la fecha
de la traducción y no existen antecedentes de
que manejara un nivel aceptable de esa lengua
en esa época. Él solo había publicado en 1834,
en el mismo periódico y con el aliento de Bello,
una traducción desde el francés de un fragmen-
to de la “Ifigenia en Aulide”, del dramaturgo
Jean Racine (1639-1699) (Racine, 1834, p. 3).
Bello, además, tenía completo dominio de la
sección literaria. Del mismo modo, se vislumbra
su participación como editor en la elección del
periódico extranjero (The Edinburgh Review) y del
tema de la reseña (traducciones), aspectos, am-
bos, que constituían objeto de interés para Bello.
Por último, en este caso resulta clave la tarea que
había emprendido Bello en 1837, en la traduc-
ción de la obra Teresa, del dramaturgo francés
Alexandre Dumas (1802-1870).
En septiembre de 1837, se insertó en El Arauca-
no un aviso publicitario que señalaba:
Habiéndose solicitado con instancia por varias
personas inteligentes la impresión de la “Tere-
sa”, tragedia del célebre Dumas, traducida al
castellano por un aficionado, y representada
Claudio Soltmann104Traducción y prensa en América Latina y el Caribe: pasado, presente y futuro
con el mayor aplauso en el teatro de esta ca-
pital; el traductor, cediendo al voto respetable
de aquellos señores, ha determinado abrir
una suscripción para darla a la prensa. Se
imprimirá en buen papel y letra, y con la
debida corrección: de la que carecen todas
las copias manuscritas que existen en esta
República y fuera de ella. Se venderá cada
ejemplar a 6 reales. Los señores que deseen
suscribirse se servirán hacerlo en la “Im-
prenta de la Opinión” (Bello, 1837, p. 4).
Este aviso resulta ilustrativo para señalar que,
durante el periodo que comprenden los años de
1837 y 1838, la traducción tomó un rol central
en el panorama literario del periódico. Es po-
sible considerar que Bello haya sido el respon-
sable del acercamiento temático de El Araucano
hacia la traducción, con la intención de fomen-
tar la reflexión sobre el oficio o la práctica de
este entre sus lectores.
Rodríguez Monegal añade que la traducción
de Teresa, realizada por “un aficionado”, se
puede atribuir a Bello y que el periódico chile-
no, bajo la pluma y la edición de aquel, tomó
en cierta forma los ribetes de un “curso de lite-
ratura, principalmente contemporánea” (1969,
p. 207). Por supuesto, el texto “Sobre las tra-
ducciones”, de 1838, también se puede situar
dentro de este programa de formación literaria
fomentado por Bello, con el objetivo de plan-
tear la traducción literaria como un tema rele-
vante en la prensa chilena del periodo.
5. Análisis y cotejo de la traducción
de Bello y el texto original
A continuación se coteja la traducción de Bello,
publicada en la edición del 10 de agosto de 1838
de El Araucano (Bello, 1838), y el texto fuente,
publicado como la décima reseña (a una traduc-
ción inglesa realizada por George Irvine de la
tragedia “La novia de Messina”, de Friedrich
Schiller) de la edición del mes de julio de 1837
de The Edinburgh Review (Moir, 1837).
Bello, primero que todo, cambia el título del texto,
renombrándolo como “Sobre las traducciones”
y añade enseguida “Del Edinburgh Review”. Su-
prime toda referencia editorial a la obra reseña-
da en el original. Bello traduciría solo extractos
que comprenden la primera mitad de la reseña,
principalmente el contenido que está entre la pá-
gina 239 y el primer párrafo de la página 244,
suprimiendo todo el contenido de las páginas
244 a 251.
El texto que resultó de la traducción incorporó
referencias de cuatro traductores europeos, tres
británicos: John Dryden,19 Edward Fairfax20 y
Alexander Pope,21 y un alemán: August Wilhelm
Schlegel,22 que fueron usados como ejemplo
por Moir para la introducción de su reseña. Sin
embargo, en la traducción de Bello se nota un
19 John Dryden (1631-1700) fue un escritor, poeta
inglés, célebre en su época por su traducción de
La Eneida, publicada en 1697 (Hammond, 1991).
También es una figura relevante en los estudios de
traducción por categorizar a la traducción en tres
grandes prácticas: la “metafrase” (una traducción li-
teral), la “parafrase” (definida como traducción con
libertad) y la “imitación” (Munday, 2016, p. 43).
20 Edward Fairfax (1580-1635) fue un traductor inglés,
célebre por publicar en 1600 su traducción al inglés
de La liberación de Jerusalén del poeta italiano Torquato
Tasso. Miguel Luis Amunátegui explica que encon-
tró a Bello comenzando la traducción de algunos
versos de este poema: “Se había puesto a traducir
la Jerusalén Libertada de Torcuato Tasso; pero tar-
dó en descontentarse sobremanera de este trabajo,
que, llevado a término, habría sido para él un nue-
vo lauro literario” (Amunátegui, 1883, p. cxxix).
21 Alexander Pope (1688-1744) fue un dramaturgo y
poeta inglés, traductor de los poemas homéricos
La Ilíada (publicada entre 1715 y 1720) y La Odisea
(entre 1725 y 1726) (Rogers, 2007, pp. xiii-xvii).
22 August Wilhelm Schlegel (1767-1845) fue un poeta
y dramaturgo alemán. Figura significativa, junto con
su esposa Caroline, en el desarrollo del romanticis-
mo de Jena (Behler, 1993, pp. 14-23). Se desempeñó
como profesor de sánscrito y editó entre 1823 y 1830
la Indischen Bibliothek (Biblioteca hindú), compuesta
por traducciones al alemán del texto sagrado Bha-
gavad Gita (1823) y el texto épico Ramayana (1829),
entre otros (Bhatti, 2010, pp. 241-250). Reconoci-
do por ser un divulgador y traductor de las obras de
Shakespeare en lengua alemana (Atkinson, 1958).
“Sobre las traducciones”. El pensamiento traductológico británico en Chile
a partir de una traducción de Andrés Bello (1838)105Mutatis Mutandis. Revista Latinoamericana de Traducción Vol. 14, N.°1, 2021, enero-junio,pp.92-118
mayor acercamiento a la obra de Dryden, Pope
y Schlegel. Bello, de esta manera, incorporó
el contenido y la reflexión ensayística propia del
estilo de la reseña de Moir, para ofrecer en el
periódico chileno un contenido inmediato y a
su vez panorámico sobre la traducción literaria
en Europa de los siglos xvii y xviii.
Lo primero que destaca en el Ejemplo 1 es que
Bello simplifica el contenido y también supri-
me la referencia a lo “inglés” presente en el
texto de Moir: Bello traduce “to communicate on
the whole to the mere English reader” por la frase
“que ofrezca al lector”, y el final de la pregunta
planteada en el original como “in the common
vehicle of English”, por “en el vehículo de nuestra
lengua nativa” (el énfasis es mío).
Es altamente probable que el gesto de Bello,
al traducir de esta forma, sea generalizador, en
el sentido de que sea un vehículo identificable
para cualquier grupo —sin importar la len-
gua— que decida reflexionar sobre el problema
de la traducción. Por lo tanto, se transportaría
una problemática de la crítica literaria britá-
nica sobre textos de otras regiones europeas,
como un punto de partida para la reflexión so-
bre la traducción literaria, como impulso para
Ejemplo 1
Pero la cuestión es ¿cómo podemos llegar o
acercarnos más a este grado de perfección? ¿por
qué sistema de traducción ha de efectuarse esta
alianza de lo extranjero y lo doméstico, de manera
que ofrezca al lector que no puede entender el
original al trasunto más fiel de las gracias clásicas de
la antigüedad, del brillante y pomposo orientalismo
de la poesía castellana, de la serena transparencia
de la italiana, o del pensativo y caviloso espíritu de
la germánica, o que haga percibir y distinguir en el
vehículo de nuestra lengua nativa la concisa grandeza
del Dante, el tono tierno, devoto y lirico del Taso, la
lozana fantasía y remontado entusiasmo de Calderón?
But the question is, how is this perfection to be attained,
or approached more nearly? By what system of
translation is this union of the foreign and domestic to
be effected, so as to communicate on the whole to
the mere English reader the truest idea of the classic
graces of antiquity, the glowing Orientalism of Spanish
poetry, the sunny clearness of the Italian, or the pensive
and brooding spirit of the German? -or to render the
succinct grandeur of Dante, the tender, devoted,
and lyric tone of Tasso, the exuberant fancy and
soaring enthusiasm of Calderon, all perceptible and
distinguishable in the common vehicle of English?
Fuente: Bello (1838, p. 1). Fuente: Moir (1837, p. 239).
Ejemplo 2
Toda versión es una especie de compromiso.
La animación y la fidelidad literal serian apenas
conciliables traduciendo en prosa: cuando el
traductor tiene que luchar con los embarazos del
verso, y todavía más cuando trata de copiar el ritmo y
cadencia métrica del original, esta conciliación es, por
descontado imposible.
All translation is of course a compromise. To be perfectly
literal, and perfectly spirited, would be scarcely
practicable in a prose translation; in one where the
translator has to encounter the additional trammels of
verse, and still more where an attempt is made to copy
the rhythm and metrical cadence of the original, it is of
course impossible.
Fuente: Bello (1838, p. 1). Fuente: Moir (1837, p. 239).
emprenderla en Chile. Es decir, la reflexión se
traslada y se aplica para Chile, y no se queda solo
en una discusión exclusivamente europea.
El traductor también introduce algunas peque-
ñas modificaciones por medio de la elección
de términos; por ejemplo, la expresión “the
truest idea of the classic graces of antiquity” que-
da traducida como “al trasunto más fiel de las
gracias clásicas de la antigüedad”.
En las breves descripciones dadas por Moir de la
poesía en lengua castellana, italiana y alemana,
Bello también nutre su traducción con peque-
ñas transformaciones. Respecto a la poesía
castellana (Bello decide usar esa voz, en vez de
“española”), se traduce “glowing Orientalism”
por “pomposo orientalismo”. Sobre la poesía
italiana: “sunny clearness”, por “serena trans-
parencia”. En el caso de la poesía en lengua
Claudio Soltmann106Traducción y prensa en América Latina y el Caribe: pasado, presente y futuro
alemana: “the pensive and brooding spirit”, por
“pensativo y caviloso espíritu”.
En el Ejemplo 2 se encuentra una de las deci-
siones más interesantes que toma Bello. En su
traducción, este traduce la frase “All translation
is of course a compromise” por “Toda versión es
una especie de compromiso”. Bello escoge el
vocablo “versión” para traducir “translation”
(traducción), estableciendo una sutil transfor-
mación del texto.
Ejemplo 3
Entre nosotros la opinion general y la práctica han
estado constantemente a favor de las traducciones
arregladas a este plan de moderada libertad. En
nuestras primeras versiones de escritores clásicos y
extranjeros se adoptó ciertamente, o a lo ménos se
proclamó, el principio de la fidelidad literal; y en este
jénero la traducción de la Jerusalen, por Fairfax, fue
una obra maestra. Pero el gran talento de Dryden*
produjo una revolución en este punto.
In England, the prevailing practice and opinion has
long been in favour of the liberal system of translation.
Our early versions of classic and foreign writers were
no doubt framed, professedly at least, on the principle
of literal translation; and in this style Fairfax’s translation
of the Jerusalem was a masterpiece. But a revolution
was effected in English translation by the great talent of
Dryden.
* Bello inserta en su traducción una nota al pie con la mención “Traductor de la Eneida”.
Fuente: Bello (1838, p. 1). Fuente: Moir (1837, p. 240).
En el Ejemplo 3 de nuevo se encuentra, en
la traducción de Bello, el gesto de suprimir la
referencia literal a Inglaterra, traduciendo “In
England” por “Entre nosotros”. Posteriormen-
te, traduce la expresión “the liberal system of
translation” por “las traducciones arregladas a
este plan de moderada libertad”.
En este Ejemplo 3 llama la atención la elección
del término “fidelidad literal” para traducir “li-
teral translation”.
Por cierto, Bello introduce, para los lectores,
una nota al pie, haciendo una breve referencia
a John Dryden y su traducción inglesa de La
Eneida, de Virgilio. El texto de Moir publicado
en The Edinburgh Review no contaba con notas a
pie de página. El mismo uso de notas por parte
de Bello también hace referencia al poeta inglés
Alexander Pope y su traducción de las obras ho-
méricas La Ilíada, publicada entre 1715 y 1720,
y La Odisea, en 1725.
En el Ejemplo 4, Bello suprime el final del párrafo.
No incluye en la traducción la referencia latina de
Dryden “Vertitur interea coelum et ruit oceano nox” ni
la respectiva traducción al inglés hecha por Moir;
Ejemplo 4
Pero su misma fértil inventiva le incapacitaba de
consagrar a sus composiciones de esta clase todo
aquel prolijo cuidado que es necesario para trasladar
con precisión los conceptos ajenos, en palabras
que siendo castizas e idiomáticas, sean al mismo
tiempo fieles y literales; en una palabra, para hacer
traducciones verdaderas, no parafráticas. No hai duda
que algunas veces hasta mejora lo que traduce.
But the very fertility and originality of his own mind
rendered it difficult for him to devote to his compositions
of this kind that patient attention which is required to
convey the exact meaning of the original, in words at
once idiomatically English, and yet close and literal;
-to make his versions, in short, properly translations, as
distinguished from paraphrases.
Undoubtedly at times he may even improve upon
his original, as in his noble version of the line ‘Vertitur
interea coelum et ruit oceano nox.’
‘Mean-time the rapid heavens rolled down the light,
And on the shaded ocean rushed the night.’
Fuente: Bello (1838, p. 1). Fuente: Moir (1837, p. 240).
“Sobre las traducciones”. El pensamiento traductológico británico en Chile
a partir de una traducción de Andrés Bello (1838)107Mutatis Mutandis. Revista Latinoamericana de Traducción Vol. 14, N.°1, 2021, enero-junio,pp.92-118
tampoco traduce la frase al español. Traduce los
dos términos “fertility and originality” como un sus-
tantivo (“inventiva”) acompañado de un adjetivo,
quedando como “fértil inventiva”. Traduce la ex-
presión “patient attention” como “prolijo cuidado”;
posteriormente, “to convey the exact meaning of the
original”, Bello lo traduce como “trasladar con
precisión los conceptos ajenos”.
Claramente, en este Ejemplo 4 no se está ante
una traducción literal: Bello traslada el sentido
de las frases; sin embargo, introduce modifica-
ciones que las alteran, principalmente por la
sustitución de “the original” por el pluralizado
“conceptos ajenos”. Bello remata la traducción
del párrafo mediante la supresión de la alusión
a las palabras inglesas y reemplazándolas por
“palabras castizas”. Existe una pluralidad de
interesantes elecciones de Bello que quedan
en evidencia: “close and literal” traducido como
“fieles y literales” y, al final, “even improve upon
his original” por “hasta mejora lo que traduce”.
Por cierto, la germanofilia de Moir es evidente,
y se explica dada su cercanía con los autores ale-
manes, desde sus conversaciones con su maestro
William Hamilton en Edimburgo en la década de
los veinte. Sin embargo, Bello probablemente no
considera el modelo alemán de traducción, ca-
Ejemplo 5
La regla de los mas eminentes traductores alemanes
ha sido hundirse enteramente en el orijinal; mirarse
como meros intérpretes de los conceptos de un
extranjero en la lengua jermánica; abstenerse de
añadir o suprimir cosa alguna; no emplear la paráfrasis,
donde quiera que pueda traducirse literalmente sin
oscuridad ni violencia; copiar, no sólo las ideas, sino,
en cuanto cabe, el movimiento de la versificación, el
órden de las rimas, y las cadencias del orijinal.
The principle of every German translator of any
eminence has long been, to sink himself entirely
in his original; to look upon himself as the mere
sworn interpreter of a foreigner’s meaning, in his
own language; to permit himself no liberties either
of addition or retrenchment; never to use a mere
paraphrase, where without violence or obscurity the
meaning of the original can be literally rendered;
and to copy not merely the meaning of the passage
translated, but, as far as possible, the movement of the
versification, the arrangement of the rhymes, the fall of
the cadences of the original.
Fuente: Bello (1838, p. 1). Fuente: Moir (1837, p. 242).
racterizado por poseer una literalidad y fidelidad
excesiva al original, como la forma adecuada de
traducir (véase Ejemplo 5).
Es muy posible que el desencuentro teórico, en
el plano de la discusión sobre el método adecua-
do, llega a tal punto que Bello incluso suprime
la mención de Moir, lo que causa una alteración
en el sentido del texto. Dado esto, se visibiliza el
gesto irónico de Bello; al traducir, establece una
libertad de manipular el texto fuente: suprimir
secciones, modificar topónimos, cambiar el títu-
lo, obviar las referencias, entre otras estrategias
editoriales. Por lo tanto, los propósitos de George
Moir de enaltecer una forma adecuada de tradu-
cir, bajo los principios de mantener la literalidad,
resultan ignorados en las elecciones del traductor.
Es a través del cotejo, entre el texto fuente y
el texto traducido, que se pueden visibilizar
estos sutiles gestos de Bello, particularmente
interesantes por la fina ironía que se plasma en
ellos. Como en la ya mencionada negociación
de Venuti (2000, p. 468), si bien Bello acepta
o acata el contenido del texto fuente hay un
número importante de ajustes y modificacio-
nes que contradicen el contenido de lo que se
traduce, principalmente influenciado por “in-
tereses domésticos”.
A Bello le resulta imposible tomar al pie de la
letra las ideas planteadas por Moir, principal-
mente por el contexto histórico-cultural en que
se insertaba esta traducción en Hispanoamé-
rica: el formato del periódico, los intereses
Claudio Soltmann108Traducción y prensa en América Latina y el Caribe: pasado, presente y futuro
del traductor y los de los lectores, entre otros
aspectos.
En el Ejemplo 6 se produce un distanciamien-
to entre el autor y el traductor. Bello realiza
una modificación importante del texto fuente;
primero traduce la mención de Moir sobre la
traducción de los alemanes “from too close an
adherence to the originals” por “una fidelidad
excesivamente escrupulosa”. Además, Bello
suprime el pasaje “the least idea of the perfection”
(“tener la menor idea de la perfección”) al re-
ferirse Moir en su texto a la perfecta ejecución
de las versiones alemanas.
No es la primera vez que Bello destacaría la
“fidelidad escrupulosa” como característica
de una forma de traducir. En 1816, estando en
Londres, Bello se encargaría, por razones de
necesidad económica, de corregir una traduc-
ción española de la Biblia. Fue a raíz de este
trabajo que el escritor venezolano reflexionaría
sobre “el modo de verterla a los idiomas mo-
dernos” (Amunátegui, 1882, p. 146). Respecto
al estilo y la forma de traducir textos religiosos,
Bello señalaría:
Una fidelidad escrupulosa es el primero de los
deberes del traductor; i su observancia es mas
necesaria en una traducción de la Biblia, que en
otra cualquiera. El que se propone verterla, no
solo está obligado a trasladar los pensamien-
tos del orijinal, sino a presentarlos vestidos de
las mismas imájenes, i a conservar, en cuanto
fuere posible, la encantadora naturalidad, la
injenua sencillez, que dan una fisonomía tan
característica a nuestros libros sagrados. Lo
que en otras obras pasaría por desaliño, puede
ser la verdadera elegancia en una versión de la
Biblia (citado en Amunátegui, 1882, p. 147).
Bello concluiría, en esa ocasión, que el estilo de
una traducción depende del género literario en
que estaba inscrito el texto fuente. No se pue-
den establecer las mismas reglas para la poesía
que para los textos sagrados. Así, esta regla de
“fidelidad escrupulosa” en Bello, al parecer,
tendría límites, de acuerdo con el género del
texto que se traduce.
La relevancia de la “fidelidad escrupulosa”
también aparece en la crítica a la traducción de
José Gómez Hermosilla de La Ilíada de Home-
ro. Bello expresa que la pretensión de fidelidad
del traductor condiciona la posterior evaluación
de la traducción:
Ni notaríamos esta especia de faltas, si él mis-
mo no anunciase, en su prólogo, que su versión
está hecha con la más escrupulosa fidelidad.
Es verdad que rectifica este anuncio, previ-
niendo que se ha tomado la licencia de supri-
mir epítetos de pura fórmula, o notoriamente
ociosos, y de añadir algunos que le parecieron
necesarios. Pero esto es cabalmente de lo que
debía haberse abstenido un traductor que se
precia de escrupuloso (Bello, 1981, p. 420).
Finalmente, habría modos de traducir, que Bello
identifica con las traducciones alemanas, donde
se sobrepasan las fronteras de una “fidelidad
adecuada” por excesos de estilo que perjudican
a las traducciones con “tirantez” y “asperezas”.
Bello, en su traducción, no traslada a su texto
que la ejecución de estas traducciones germanas
Ejemplo 6
Los defectos de las traducciones alemanas son casi
siempre tirantez y aspereza, dimanados de una
fidelidad excesivamente escrupulosa; pero nadie
que no esté iniciado en la literatura alemana puede
figurarse hasta qué punto son fieles; y al mismo tiempo
animadas y vigorosas las que se han hecho de
escritores ingleses y continentales.
The defects of German translations are almost always
on the side of ruggedness or stiffness, from too close
an adherence to the originals; but no one who has not
some acquaintance with German literature can form
the least idea of the perfection – both in point of fidelity,
and of spirit and freedom, with which some of the
German versions, both from our own writers, and from
those of the Continent, have been executed.
Fuente: Bello (1838, p. 1). Fuente: Moir (1837, p. 242).
“Sobre las traducciones”. El pensamiento traductológico británico en Chile
a partir de una traducción de Andrés Bello (1838)109Mutatis Mutandis. Revista Latinoamericana de Traducción Vol. 14, N.°1, 2021, enero-junio,pp.92-118
sea “perfecta”; al contrario, lo traduce como
“puede figurarse hasta qué punto son”. Bello
traslada las características correspondientes a
ellas como, por ejemplo, “fidelity” por “fieles”,
“of spirit” por “animadas”, y “freedom” por el
término “vigorosas”. Se puede deducir, a par-
tir de las elecciones de Bello al traducir, que
existe una resistencia a las ideas de Moir res-
pecto a los traductores alemanes.
Comentarios finales
Existe una interesante contradicción que que-
da patente entre el contenido, la teoría de lo
que se traduce y la práctica de la traducción.
Lo peculiar de este caso es que, gracias a la po-
sibilidad de contar con el texto fuente y haber
identificado a su autor, es factible hacer el ejer-
cicio de cotejar y construir un diálogo hipotéti-
co entre dos contextos distintos, todo sobre un
mismo texto.
Si bien el texto fuente, la reseña de Moir, man-
tiene una posición firme y prescriptiva sobre
la forma “adecuada” de traducir, Bello, en un
gesto quizás irónico o hasta burlesco, condi-
cionado por las circunstancias del contexto en
que la traducción se inscribe, interpela de ma-
nera indirecta, por medio de su traducción, el
contenido sobre la forma adecuada de traducir.
Se trata de un gesto muy peculiar e interesante
de Bello, que se visibiliza al cotejar los textos.
De nuevo, recurriendo a la figura de Juan Po-
blete, el “lector latinoamericano” deviene crí-
tico y autor, a través de la traducción. Bello
indirectamente critica algunas de las ideas del
texto de Moir por medio de la selección y de la
forma en que traduce la reseña del autor esco-
cés. Sin embargo, esta idea solo emerge a través
del cotejo, que permite visualizar e identificar
las discrepancias, las diferencias y las continui-
dades entre el texto fuente y la traducción.
La elección de Bello se vincula con lo que se-
ñala la investigadora María Alejandra Valero
con relación a que, en la época, existía entre
los escritores latinoamericanos un movimiento
de imitaciones de modelos literarios. De este
modo, según Valero, el imitar “no implicaba
traducir, sino crear”, ya que “el propósito de
la imitación no era la fidelidad con respecto
al original sino más bien usarlo de modelo
para la producción de una nueva obra” (2013,
p. 46). Es decir, no se necesitaban “traduccio-
nes”, sino “versiones”. Por lo tanto, el conte-
nido íntegro que se vertía en el texto “Sobre las
traducciones” implicaba la defensa de una prác-
tica de la traducción que se rigiera por la fide-
lidad, una “fidelidad escrupulosa” en palabras
de Bello, el rechazo de prácticas que añadieran,
modificaran o suprimieran partes del texto. Sin
embargo, el cotejo de la traducción con el texto
original evidencia una metodología de añadi-
duras, paráfrasis y supresiones de pasajes.
La publicación de esta traducción marca la
importancia que tiene la prensa periódica en
brindar un panorama “a tiempo real” de la ad-
quisición de temas, ideas y reflexiones de los
periódicos foráneos. Se espera que este artícu-
lo permita, en el futuro cercano, el desarrollo
de más estudios sobre estas fuentes.
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Claudio Soltmann112Traducción y prensa en América Latina y el Caribe: pasado, presente y futuro
Anexo 1. Transcripción de la traducción23
Publicado como: Bello, A. (1838, agosto 10). Variedades: “Sobre las traducciones (Del Edin-
burgh Review)”. El Araucano, (415), p. 1. (Extracto traducido de Moir, G. (1837). Art. X The
bride of Messina; A Tragedy, from the German of F.V. Schiller, by George Irvine. The Edinburgh
Review, 65(132), 239-243).
Sobre las traducciones
([Extracto] Del Edinburgh Review)
Todos están convenidos en que la mejor traducción es aquella en que el lector olvida al traduc-
tor, y siente lo mismo que si por un súbito encanto tuviese el orijinal a la vista. El lenguaje debe
ser tan fácil e idiomático, que nunca surjiera la menor idea de traba o violencia, ni descubra un
orijen extraño: debe correr con una fluidez, con una continuidad harmoniosa, cual si formarse
en la mente del traductor un todo nuevo y perfectamente homojéneo; debe ser tan natural y tan
desnudo de pretensiones, que no llame la atención a sí mismo, sino que como un elemento diá-
fano se limite a ser el canal de las ideas y sentimientos del autor, y nada más; y al mismo tiempo
debe trasladar con exactitud el bosquejo y tintes del orijinal, y transportarnos a un círculo de
asociaciones lejanas o extranjeras, colocándonos entre escenas,
“Donde otras voces hablan,
Donde otra perspectiva nos rodea.”
Pero la cuestión es ¿cómo podemos llegar o acercarnos más a este grado de perfección? ¿por qué
sistema de traducción ha de efectuarse esta alianza de lo extranjero y lo doméstico, de manera
que ofrezca al lector que no puede entender el orijinal al trasunto más fiel de las gracias clásicas
de la antigüedad, del brillante y pomposo orientalismo de la poesía castellana, de la serena trans-
parencia de la italiana, o del pensativo y caviloso espíritu de la jermánica, o que haga percibir y
distinguir en el vehículo de nuestra lengua nativa la concisa grandeza del Dante, el tono tierno,
devoto y lirico del Taso, la lozana fantasía y remontado entusiasmo de Calderón?
Toda versión es una especie de compromiso. La animación y la fidelidad literal serian apenas
conciliables traduciendo en prosa: cuando el traductor tiene que luchar con los embarazos del
verso, y todavía más cuando trata de copiar el ritmo y cadencia métrica del orijinal, esta conci-
liación es, por descontado imposible. Pero si a la dificultad de verter las palabras por sus equiva-
lentes, y de observar al mismo tiempo las reglas de la versificación, se junta la de expresar toda
el alma del orijinal, y de hacer palpable las asociaciones extranjeras, representándolas en algún
tipo común, intelijible a todos, fácil es conocer que no solo es imposible la mera traducción lite-
ral, sino que para dar el verdadero espíritu, comprensión y fuerza de la obra que se traduce, es
necesario que el traductor se desvie hasta cierto punto de la letra.
23 Se ha decidido mantener la ortografía y la puntuación original del texto publicado en El Araucano como
también del extracto de la reseña publicada en The Edinburgh Review. Las notas a pie de página corresponden
al texto original.
“Sobre las traducciones”. El pensamiento traductológico británico en Chile
a partir de una traducción de Andrés Bello (1838)113Mutatis Mutandis. Revista Latinoamericana de Traducción Vol. 14, N.°1, 2021, enero-junio,pp.92-118
En este cierto punto es donde está la dificultad, y aunque nadie aspira a lo absolutamente literal,
traduciendo en verso, hai con todo dos clases de traductores, que profesan opiniones tan distin-
tas con respecto a la obligación de adherir al orijinal, que podemos caracterizarlos, llamando a
los unos literales, según su propia nomenclatura, y a los otros desembarazados y libres. Pero este
último epíteto es en muchos casos demasiado favorable:
“Quieren licencia y libertad invocan”
Entre nosotros la opinion general y la práctica han estado constantemente a favor de las traduc-
ciones arreglados a este plan de moderada libertad. En nuestras primeras versiones de escritores
clásicos y extranjeros se adoptó ciertamente, o a lo ménos se proclamó, el principio de la fide-
lidad literal; y en este jénero la traducción de la Jerusalen, por Fairfax, fue una obra maestra.
Pero el gran talento de Dryden24 produjo una revolución en este punto. Dryden tuvo sin duda
muchas de las cualidades mas altas que se requieren en un traductor: conocía suficientemente, si
no a fondo, la literatura clásica; manejaba con una consumada destreza todos los recursos de su
propia lengua; poseía hasta las más pequeñas y recónditas menudencias del mecanismo métrico,
y estaba dotado de un gusto varonil y vigoroso, que le hacía mirar al efecto total mas bien que a
las partes, y despreciar el artificio de interpolar ornamentos de su propio fondo, en el tejido de
ideas y frases del orijinal. Pero su misma fértil inventiva le incapacitaba de consagrar a sus com-
posiciones de esta clase todo aquel prolijo cuidado que es necesario para trasladar con precisión
los conceptos ajenos, en palabras que siendo castizas e idiomáticas, sean al mismo tiempo fieles
y literales; en una palabra, para hacer traducciones verdaderas, no parafráticas. No hai duda
que algunas veces hasta mejora lo que traduce; pero sucede a menudo que adopta una idea ó
jiro análogo donde, con un poco de mas trabajo, hubiera podido dar una copia fiel y animada; y
tambien le vemos muchas veces caer en aquel error, tan común en las que se llaman traducciones
libres, de querer evitar la sequedad y tirantez, afectando un aire de novedad y viveza por medio
de frases, alusiones y términos técnicos, que se refieren a tiempos y costumbres modernas.
El ejemplo de Dryden fue imitado por Pope 25 que se apartó, aun mas que su antecesor, de los
verdaderos principios del arte de traducir. Pope estaba libre ciertamente de la afectación de frases
y voces técnicas de los tiempos modernos; pero cayó en el error todavía más jeneral de querer
mejorar a Homero, puliendo sus asperezas, y cubriendo su supuesta desnudez con epítetos e
imájenes postizas. Este viciosísimo sistema es, en nuestro sentir, el mas intolerable de todos. Si
una obra merece traducirse, tradúzcala tal cual es, con todas sus peculiaridades, por poco que
éstas harmonizen con las nociones modernas. La traduccion debe ser una copia del orijinal; no
a la verdad una copia chinesca, en que pueda contarse cada pelo de la cabeza y barba de la per-
sona retratada, sino una copia en que nada se quite ni ponga, y en que se conserve la fisonomía
característica, sea que esta se conforme o no a la línea de la belleza.
La popularidad de la Iliada y Odisea, de Pope, han producido el efecto mas pernicioso sobre el
gusto inglés en materia de traducciones. En realidad, si exceptuamos la de la Iliada, por Cowper,
en verso suelto, que, sin embargo, de sus graves defectos de estilo, es una obra concebida, y por
lo común, ejecutado, en el verdadero espíritu de lo que debe ser una versión poética, puede de-
cirse que en Inglaterra no apareció traduccion alguna en verso, digna de este nombre, desde el
24 Traductor de La Eneida.
25 Traductor de La Ilíada y La Odisea.
Claudio Soltmann114Traducción y prensa en América Latina y el Caribe: pasado, presente y futuro
tiempo de Pope, hasta que se dio a luz la del Dante, por Carey. Fiel y harmoniosa, no tiene otro
defecto que el de dejar evaporar las peculiaridades del estilo y verso del Dante en el movimiento
del verso suelto a la manera de Milton, elejido por el traductor, porque juzgó imposible imitar
en inglés la intrincada estructura de los italianos. El ejemplo que se dio entónces, volviendo al
sistema liberal, pero no parafrástico, ha sido despues imitado frecuentemente, y con bastante
suceso. Nosotros con todo, preferimos la de la Jerusalen, por Fairfax, a cualquiera de las nume-
rosas traducciones de aquel poema, publicadas en el siglo presente; bien que confesarémos que
las de Hunt y Witfen se nos presentan en un contraste favorable con la insípida y miserable de
Hoole. La del Orlando Furioso, por Mr. Stewart Rose, reúne el vigor a la fidelidad, y en nuestro
sentir ha transportado, en cuanto era dado hacerlo, la deliciosa poesía del Ariosto al idioma no
enteramente flexible a que la tradujo.
El vasto campo de la literatura alemana ha llamado recientemente la atencion de no pocos
traductores ingleses; y nos inclinamos a creer que las ideas sanas y estrictas que dominan en
Alemania sobre el arte de traducir, y la prodijiosa felicidad con que estas ideas se han realizado
e ilustrado en aquella literatura, han tenido un influjo mui saludable entre nosotros, corrijien-
do la propensión a ese estilo licencioso y meramente imitativo, que Pope había sancionado y
popularizado, y restaurando aquel gusto severo, que fue propio de una época mas temprana de
nuestras letras, y que miramos como el único que puede interesar largo tiempo. La regla de los
mas eminentes traductores alemanes ha sido hundirse enteramente en el orijinal; mirarse como
meros intérpretes de los conceptos de un extranjero en la lengua jermánica; abstenerse de añadir
o suprimir cosa alguna; no emplear la paráfrasis, donde quiera que pueda traducirse literalmente
sin oscuridad ni violencia; copiar, no sólo las ideas, sino, en cuanto cabe, el movimiento de la
versificación, el órden de las rimas, y las cadencias del orijinal. Los defectos de las traducciones
alemanas son casi siempre tirantez y aspereza, dimanados de una fidelidad excesivamente escru-
pulosa; pero nadie que no esté iniciado en la literatura alemana puede figurarse hasta qué punto
son fieles; y al mismo tiempo animadas y vigorosas las que se han hecho de escritores ingleses y
continentales. El viajero inglés que con un cabal conocimiento de la lengua asistiesen en un tea-
tro alemán a la representación de los dramas de Shakspeare, traducidos por Guillermo Schlegel,
llegaría casi a figurarse que oía los mismos acentos de nuestro gran poeta dramático, y no solo
percibiría los caracteres jenerales de la manera de Shakspeare, sino hasta los tonos peculiares de
cada una de sus piezas. Pero lo mas singular es que, no obstante, el gran suceso de Schlegel; otras
nuevas versiones de Shakspeare aparecen de tiempo en tiempo en Alemania, y tales algunas de
ellas, que, a lo ménos en ciertos dramas, nos sentiríamos inclinados a preferirlas.
Pero hai tantas analogías entre el alemán y el inglés, en cuanto a la lengua y en cuanto al ca-
rácter, que el suceso de estas versiones puede mirarse como ménos prodijioso que la destreza
y maestria con que los alemanes se han penetrado del espíritu de los poetas de la Península, y
lo han transportado a su idioma. Nadie se sorprenderá de encontrar en la del Aminta del Taso,
por Jáuregui, una fidelidad literal, en que las palabras de una y otra lengua guardan una exac-
ta correspondencia por líneas enteras. La semejanza entre estas dos lenguas romances, y los
muchos rasgos de carácter nacional comunes entreambas, particularmente en la edad anterior,
hacen ménos difícil y primorosos la exactitud de Jáuregui, de lo que a primera vista parece. Pero
trasladar en acentos teutónicos las palabras del ardiente sur; transportar al vago y meditabundo
lenguaje de la Jermania el brillo y fuego de la imajinacion española, infundiéndole las influen-
cias del clima de la Peninsula, es una empresa, que a no ser por las notables traducciones de los
dramas de Lope de Vega, Calderón y Moreto, de que puede hacer alarde la literatura alemana,
“Sobre las traducciones”. El pensamiento traductológico británico en Chile
a partir de una traducción de Andrés Bello (1838)115Mutatis Mutandis. Revista Latinoamericana de Traducción Vol. 14, N.°1, 2021, enero-junio,pp.92-118
nos hubiera parecido imposible. Schlegel fue tambien el que abrió este camino, y ha encontrado
dignos sucesores y rivales en Malsburg y Gries, cuyas traducciones de algunas de las mejores
piezas de Calderon, están ejecutadas, en una manera y estilo, que, a nuestro juicio, raya con la
perfeccion. No solamente se ha hecho la traduccion línea por línea, sino que se han imitado las
extrañas singularidades de la versificación castellana, pasando del consonante al asonante, y
de éste a aquel, del mismo modo que lo hace el autor, y guardando una misma asonancia por
muchos centenares de versos, según las reglas de la métrica española; explayándose luego en las
harmoniosas octavas o en la intrincada melodía del soneto; y vertiendo, en fin, toda la variedad
de metros que admite la dramática española, en medidas alemanas iguales. Puede decirse, sin
temor de contradicción, que el traducir de esta manera una sola pieza de Calderon, es una tarea
que exije un grado de paciencia y de laboriosidad, que haría retroceder de espanto a la mayor
parte de nuestros traductores ingleses, aun sin tomar en cuenta la vena poética, la delicadeza de
percepción, y los profundos conocimientos filolójicos que ella supone.
Anexo 2. Transcripción del texto original
Extracto de [Moir, G.] (1837). Art. x The bride of Messina; A Tragedy, from the German of F. V.
Schiller, by George Irvine. The Edinburgh Review, 65(132), pp. 239-243.
Every one is agreed that the best translation is that, in the perusal of which a foreign reader
is enabled to forget the translator, and to feel as if by some sudden charm he were placed in
communication with the original. While the language must be so easy and idiomatic as never to
suggest the idea of constraint, or of its foreign origin; -so fused into a new whole in the mind of
the translator as to flow forth with the charm of a harmonious continuity; so natural and unob-
trusive as to attract no attention to itself, but like a colourless and transparent element to be the
mere medium of thought and feeling, and nothing more; - it must be made the instrument of
rendering with accuracy every outline and tint of the original, - of transporting us into a circle
of distant or foreign associations, and of placing us among scenes where other voices speak, and
other sights surround.’
But the question is, how is this perfection to be attained, or approached more nearly? By what
system of translation is this union of the foreign and domestic to be effected, so as to commu-
nicate on the whole to the mere English reader the truest idea of the classic graces of antiquity,
the glowing Orientalism of Spanish poetry, the sunny clearness of the Italian, or the pensive and
brooding spirit of the German? -or to render the succinct grandeur of Dante, the tender, devoted,
and lyric tone of Tasso, the exuberant fancy and soaring enthusiasm of Calderon, all perceptible
and distinguishable in the common vehicle of English?
All translation is of course a compromise. To be perfectly literal, and perfectly spirited, would
be scarcely practicable in a prose translation; in one where the translator has to encounter the
additional trammels of verse, and still more where an attempt is made to copy the rhythm and
metrical cadence of the original, it is of course impossible. But when, to the difficulty of rende-
ring mere words by their equivalents, and at the same time observing the rules of versification, is
added that of conveying the full significance of the original can only be given by a certain degree
of deviation from the letter.
This question of degree, however, occasions the difficulty; and though no one pretends to aim at
an absolutely literal version of a foreign writer in poetry, yet there are two classes who entertain
Claudio Soltmann116Traducción y prensa en América Latina y el Caribe: pasado, presente y futuro
opinions so distinct in regard to the strictness of adherence to the original required from a trans-
lator, that they may fairly enough be characterized as the ‘literal,’ and (according to their own
nomenclature) the ‘spirited’ or liberal translators. This last epithet, however, we must observe, is
in many cases far too favourable; - ‘license they mean when they cry liberty;’ – and their versions
might with justice be characterized as loose rather than spirited.
In England, the prevailing practice and opinion has long been in favour of the liberal system of
translation. Our early versions of classic and foreign writers were no doubt framed, professedly
at least, on the principle of literal translation; and in this style Fairfax’s translation of the Jeru-
salem was a masterpiece. But a revolution was effected in English translation by the great talent
of Dryden. Dryden had undoubtedly many of the highest requisites of a translator; he was a
competent if not a profound scholar, and a consummate master of all the resources of the lan-
guage in which he wrote; -even to the minutest and most secret technicalities of versification: he
had a vigorous and masculine taste, which taught him to look to the effect of the whole rather
than the parts, and to despise the idea of interweaving with the original texture mere additions
and ornaments of his own. But the very fertility and originality of his own mind rendered it diffi-
cult for him to devote to his compositions of this kind that patient attention which is required to
convey the exact meaning of the original, in words at once idiomatically English, and yet close
and literal; -to make his versions, in short, properly translations, as distinguished from paraphra-
ses. Undoubtedly at times he may even improve upon his original, as in his noble version of the
line ‘Vertitur interea coelum et ruit oceano nox.’
‘Mean-time the rapid heavens rolled down the light,
And on the shaded ocean rushed the night.’
But he often adopts a merely analogous turn or idea where a little more pains would have ena-
bled him to represent the original in English words with spirit and fidelity; and he very often falls
into that error, so common in what is called spirited translation, of endeavouring to avoid stiff-
ness, and to give an air of vivacity and originality to his version by the employment of phrases,
and allusions, and technical expressions connected with modern times and manners, which give
to his otherwise noble and beautiful poem something of that slang air which appears so whimsi-
cal in Echard’s Terence. What can be more absurd, for instance, than the translation of the lines
‘Laeva tibi tellus, et longo laeva petantur
Aequora circuito; dextrum fuge littus et undas.
Tack to the larboard, and stand off to sea,
Veer starboard, sea, and land,’-
A counsel which, as Sir Walter Scott justly observes, would probably have been unintelligible not
only to Palinurus, but to the best pilot in the British navy.
The questionable example set by Dryden was imitated by Pope, and unfortunately with a still
greater deviation from the true principles of translation. From the defect of introducing mere mo-
dern phrases into his translation, and thus unpleasingly suggesting the recollections of Wapping in
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the midst of a voyage in the Mediterranean, Pope was, no doubt, free; but he fell into the more
cardinal error of translating on the systematic principle of improving his original – softening its
rudeness, and hiding its supposed baldness with additional epithets and imagery. For this most
vicious system, we own, we have no toleration. If a work is deserving of translation, it deserves
to be translated as it is – with all its peculiarities, however little these may be in harmony with
modern notions. It ought to be a copy of the original; not, indeed, a Chinese copy, where every
hair of the head or eyebrow may be counted in the portrait, but in which nothing is added or
taken away, and characteristic expression preserved – whether that happens to correspond with
the line of beauty or the reverse.
We believe the popularity of Pope’s Iliad and Odyssey to have produced the most pernicious
effect upon our English taste as to translation. In fact, with the exception of Cowper’s version of
the Iliad, in blank verse, which, with considerable defects of style, is yet a work conceived, and
in general executed, in a right spirit, we can mention no poetical English translation of any great
classic or foreign work, deserving of the name, between the time of Pope and the appearance of
Mr Carey’s translation of Dante. Mr. Carey’s translation was close and harmonious; its only is,
that the peculiarities of Dante’s manner and versification often evaporate in the Miltonic move-
ment of the blank verse; which the translator (despairing of being able to imitate the intricacies
of the terza rima in English) chose to adopt. Since that time, the example thus set of a return
to the literal rather than the paraphrastic style of translation has been frequently imitated, and
with success. We still prefer, we must admit, Fairfax’s version of the Jerusalem to any of the
numerous translations of that poem to which the present century has given birth; but those of
Hunt and Wiffen certainly present themselves in very favourable contrast with the mawkish and
miserable version of Hoole. Mr Stewart Rose’s version of the Orlando is remarkably spirited and
faithful; and, we really believe, accomplishes as much for Ariosto as we have any reason to think
can be done for his delightful verses in the somewhat unbending language to which they have
been transferred.
The wide field opened by German literature has of late attracted not a few English translators
to that quarter; and we are rather inclined to think that the sound and strict views which prevail
in Germany with regard to translation, and the wonderful success with which these views have
been carried into execution, and illustrated in their literature, have had a most beneficial effect
in correcting the tendency to that loose and merely imitative style which the success of Pope’s
translations had sanctioned and rendered popular; and of recalling us to a taste for that severer
style which distinguished the earlier period of our literature, and which we believe to be the only
style of translation which can possess any permanent value or interest. The principle of every
German translator of any eminence has long been, to sink himself entirely in his original; to
look upon himself as the mere sworn interpreter of a foreigner’s meaning, in his own language;
to permit himself no liberties either of addition or retrenchment; never to use a mere paraphrase,
where without violence or obscurity the meaning of the original can be literally rendered; and
to copy not merely the meaning of the passage translated, but, as far as possible, the movement
of the versification, the arrangement of the rhymes, the fall of the cadences of the original. The
defects of German translations are almost always on the side of ruggedness or stiffness, from too
close an adherence to the originals; but no one who has not some acquaintance with German
literature can form the least idea of the perfection – both in point of fidelity, and of spirit and
freedom, with which some of the German versions, both from our own writers, and from those of
the Continent, have been executed. We have more than once alluded to the admirable translation
Claudio Soltmann118Traducción y prensa en América Latina y el Caribe: pasado, presente y futuro
of Shakspeare by William Schlegel –a translation in listening to which in a German theatre – the
English traveler who has a competent knowledge of the language might almost believe that he
heard our great dramatist’s own accents; and in which not merely the general characteristics of
Shakspeare’s manner are caught, but the diversities of tone which distinguish particular plays.
But the singular circumstance is, that new translations of Shakspeare still from time to time
appear; and excellent as Schlegel’s version is, there are some of them to which (in the translation
of particular plays at least) we should almost be disposed to award the preference. We have lately
perused, in particular, with the highest pleasure, the opening volume of the translation by Philip
Kauffman, which is not inferior to that of Schlegel, either in fidelity or poetical beauty, and yet
has a quite original and independent character.
There are, however, so many analogies between the German and the English, both in language
and character, that the success of these versions of our great dramatist may be considered less
remarkable, than the extraordinary skill and mastery with which the Germans have seized and
conveyed into their own language the spirit of the poets of the Peninsula. One is not surprised
to find, as in Jauregui’s Spanish translation of Tasso’s Aminta, a version which is almost lite-
ral, and where sometimes the words in both languages correspond through whole lines. The
resemblances between the two Romanic languages, and the many features of national character
common to both, particularly at an earlier period, render this by no means so remarkable a tour
de force as it might at first sight appear to be. But to embody in Teutonic accents the words of
the warm south; to throw into the vague and pensive language of Germany the fire and glow
of Spanish imagination, and breathe over it the influences of a Spanish clime, is a task which,
but for the remarkable translations from the dramas of Lope de Vega, Moreto, and Calderon, of
which German literature can boast, we should beforehand have pronounced to be impossible. In
this department also, as in that of the English drama, Schlegel may be said to have led the way;
but he has found fit successors and worthy rivals in Malsburg and Gries, both of whom have
executed versions of the best of Calderon’s plays in a style which to our minds, comes near to
perfection. Not merely is the translation executed line for line, but the strange peculiarities of the
versification are imitated, – rambling from the full rhyme or consonante into the asonante, or im-
perfect rhyme, which, when once commenced, must be continued, according to the laws of the
Spanish stage, throughout the scene, though consisting, as these frequently do, of many hundred
lines; then enlarging into the full stream of harmonious octavas, or terminating (as frequently
the soliloquies do) in the intricate melody of the sonnet; – all these, with the many other me-
tres of which the Spanish drama admits, are invariably rendered by corresponding measures in
German. It may be safely affirmed, that to render back a single play of Calderon in this style of
perfect reflection, is a task involving an amount of patient toil (apart altogether from the poetical
feeling and delicacy of perception which it implies, and the previous philological acquisitions
which it presupposes) at which most of our English translators would stand aghast.
Cómo citar este artículo: Soltmann, C. (2021). “Sobre las traducciones”. El pensamiento tra-
ductológico británico en Chile a partir de una traducción de Andrés Bello (1838). Mutatis Mutan-
dis, Revista Latinoamericana, 14(1), 92-118. https://doi.org/10.17533/udea.mut.v14n1a04