ISSN 2011-799XRecibido: 2024-09-03
Aceptado: 2024-09-03
doi: 10.17533/udea.mut.v17n2a01La traducción en la historia del libro,
la edición y la lectura: una hoja de ruta
Alejandrina Falcón
alejafal@gmail.com
https://orcid.org/0000-0003-2721-0799
Consejo Nacional de Investigaciones Científica y Técnicas;
Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”,
Universidad de Buenos Aires, Argentina
Ana Eugenia Vázquez
geu.vazquez@gmail.com
https://orcid.org/0009-0007-1300-6902
Universidad de Buenos Aires; Instituto de Literatura Hispanoamericana, Argentina
Alejandra Giuliani
alegiul62@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-9275-9561
Universidad de Buenos Aires; Universidad Pedagógica Nacional, Argentina
Este monográfico es el resultado de un esfuerzo colectivo por articular espacios disciplinares que
no siempre han dialogado con la fluidez que amerita la imbricación de sus objetos: los estudios
de traducción y los estudios sobre el libro, la edición y la lectura.1 Por ello, el propósito de este
dossier es dar a conocer investigaciones atentas a las condiciones sociohistóricas y políticas en
que se despliega la práctica traductora y la experiencia de sus diversos agentes en contextos edi-
toriales del área hispanoamericana.
El análisis de las prácticas de traducción a la luz de los saberes teóricos e históricos propios
del mundo de la edición no es novedoso en los estudios de traducción. Otros autores ya han
señalado, y demostrado con sus investigaciones, que el reconocimiento de la historicidad de la
traducción ha favorecido el acercamiento de la traductología contemporánea a la historia del
libro, la edición y la lectura (Pagni et al., 2011). Sin embargo, es posible sostener que, hasta el
“giro transnacional” en las ciencias humanas y sociales, esta no ha sido la tendencia dominante
en las incipientes historias nacionales de la edición hispanoamericana. Como ha señalado Gisèle
1 Este trabajo colectivo se ha desarrollado a través de una serie de actividades coordinadas por nosotras en grado,
posgrado y extensión de la Universidad de Buenos Aires: entre otras prácticas académicas, coordinamos el grupo
de estudio Historia del libro, la edición y la traducción (2018-2021), y compartimos docencia en seminarios de
grado, maestría y doctorado sobre historia de la edición, la lectura y la traducción editorial en Argentina y
América Latina.
Alejandrina Falcon, Ana Eugenia Vázquez y Alejandra Giuliani256La traducción en la historia del libro y la edición
Sapiro, la traducción ha sido largamente des-
atendida por la historia de la edición, pese a
constituir, desde la segunda mitad del siglo xix,
el principal modo de circulación internacional
del libro (Sapiro, 2014).2 Por ello, en el origen
de este dossier situamos un interrogante: ¿qué
herramientas ofrecen los estudios sobre el libro,
la edición y la lectura para abordar los temas y
problemas planteados por la práctica de la tra-
ducción y sus agentes en procesos editoriales?
Desde la década del ochenta del siglo xx, en
su forja europea o angloamericana, y desde
los primeros años del siglo xxi con pujanza en
América Latina, la historia del libro, la edición
y la lectura ha constituido un espacio disci-
plinar cuyo objeto se produce en el cruce de
múltiples campos de conocimiento: la historia
económica y de las empresas, la historia social,
la historia de las ideas, los estudios literarios y
bibliográficos, la sociología de la cultura, los
estudios sobre medios de comunicación, entre
otros.3 Ante este panorama multidisciplinar,
la historia del libro, la edición y la lectura re-
cupera una serie de ejes insoslayables desde
los cuales pensar las producciones impresas,
que, en campos culturales dominados, hacen
de la traducción una de sus modalidades pri-
vilegiadas. En efecto, en culturas periféricas y
de mezcla, como las hispanoamericanas, emi-
nentemente importadoras, no es posible res-
ponder a las preguntas rectoras de la historia
del libro —¿cómo nacen los libros? ¿cómo lle-
gan a los lectores? ¿qué hacen los lectores con
2 La reflexión sistemática sobre las funciones litera-
rias, sociales e ideológicas de la traducción y sus
agentes vendrá de la mano de sociólogos de la
edición, de la cultura y la literatura, formados con
Pierre Bourdieu: Gisèle Sapiro y Pascale Casanova,
esta última conocida como comparatista literaria.
3 Los libros, escribe Robert Darnton, son muchas
cosas, “objetos manufacturados, obras de arte, artí-
culos de intercambio comercial y vehículos de ideas.
De suerte que su estudio se derrama sobre numero-
sos campos tales como la historia del trabajo, el arte
y el comercio” (Darnton, 2008, p. 273).
ellos?— sin dar cuenta de las funciones que tra-
ductores y traducciones cumplen en ellas.
Ahora bien, aunque es cierto que textos pio-
neros, como “¿Qué es la historia del libro?”
(Darnton, 1982), no contemplan de manera
sistemática a los traductores en la cadena de
mediaciones que constituyen el modélico cir-
cuito de producción del libro, también es cier-
to que trabajos posteriores permiten rastrear la
importancia creciente de esta práctica intercul-
tural en las preocupaciones de los estudiosos
de la historia de la edición y la sociología de
los textos. A continuación, proponemos un
breve recorrido por trabajos fundacionales con
el fin de situar los estudios de traducción en
esta interdisciplina pujante.
Cuando en 1982, Robert Darnton publica su
célebre ensayo, la historia del libro ya se había
convertido en un campo de estudio tan variado
en sus objetos y metodologías que su contorno
general parecía desdibujarse. El ensayo propo-
nía reencauzar esta dispersión ofreciendo un
modelo del circuito general de la producción
y el consumo de libros en períodos largos, al
tiempo que redefinía su objetivo disciplinar: la
historia del libro busca comprender la forma
en que las ideas se han transmitido por me-
dio de caracteres impresos y el modo como la
difusión de la palabra impresa ha incidido en
la historia del pensamiento y en los compor-
tamientos sociales (Darnton, 1982).4 Con este
giro comunicacional, los estudiosos dejan de
interesarse únicamente por la descripción mi-
nuciosa de bibliografía, libros raros o ediciones
cuidadas, y comienzan a compilar estadísticas,
analizar bibliotecas privadas o rastrear corrien-
tes ideológicas en géneros populares.
4 Su origen se remonta a la erudición renacentista
y, en particular a la bibliografía analítica inglesa
decimonónica, centrada en el estudio de los li-
bros como objetos materiales; el desvío de esta
corriente tradicional se produce en la década de
1960 con historiadores vinculados a la escuela de
la revista Annales de historia socioeconómica.
La traducción en la historia del libro,
la edición y la lectura: una hoja de ruta257Mutatis Mutandis. Revista Latinoamericana de Traducción Vol. 17, N.°2, 2024, julio-diciembre,pp.255-264
La historia del libro se constituyó así en “his-
toria intelectual desde abajo”, interesada en la
creación de sentidos a partir de la práctica lec-
tora no solo en los grupos tradicionales, sino
especialmente en la experiencia de los lectores
comunes.
Basado en fuentes del siglo xviii, el circuito
de la comunicación a través de la imprenta,
propuesto por Darnton, pretendía convertirse
en una herramienta metodológica para anali-
zar los procesos de producción, circulación y
recepción de objetos impresos en sociedades
determinadas y épocas históricas precisas,
desde la perspectiva del quehacer de autores,
editores, impresores —tipógrafos e imprente-
ros—, proveedores de papel y tinta, viajeros
—agentes internacionales, contrabandistas,
carreteros—, vendedores, encuadernadores y
lectores —compradores, prestatarios, clubes
y bibliotecas—, censores, todos ellos situados
en la coyuntura económica y social, regidos
por dispositivos legales y políticos (Darnton,
1982, p. 158).
Pese a postular que toda historia del libro ha
de ser internacional,5 este modelo inicial del
circuito del libro no consideraba a los traduc-
tores como actores identificables en la red de
mediadores de una historia social y cultural por
medio de la imprenta. Sin embargo, años más
tarde, tras las críticas recibidas a este intento
de modelización, Darnton reconocería haber
omitido “tomar en consideración la reelabora-
ción de los textos en las nuevas ediciones, las
traducciones y los cambiantes contextos tanto
de la lectura como de la literatura en general”
(Darnton, 2008, p. 9). La etapa de “supervi-
vencia”, como la denominaron sus críticos
Thomas R. Adams y Nicholas Barker, es
aquella instancia postrera del circuito del libro
que permitiría analizar la producción de ree-
diciones y traducciones (Darnton, 2008, p. 9).
5 Pues los límites nacionales no permiten explicar la
gravitación de fenómenos como la piratería, moti-
vada por cuestiones comerciales o de censura.
En 1987, paralelamente a la producción de
la importante historia de la edición francesa
en cuatro tomos, Chartier registra un movi-
miento disciplinar que avanza desde la histo-
ria social del libro, con su elenco de actores, a
la historia de la edición moderna, interesada
en el nuevo rol del editor como intelectual de-
cisor diferenciado del impresor-librero carac-
terístico del “Antiguo Régimen tipográfico”
(Chartier, 1994; Chartier y Martin, 1990).
En efecto, desde la formación de las sociedades
modernas, la edición se fue conformando como
un proceso complejo y mediado por la acción
curatorial del editor, a través del cual las ideas
se transforman en libros, revistas, panfletos,
otros objetos físicos y, luego, también virtuales.6
Desde entonces la edición se concibe como una
actividad a la vez cultural y económica, que
produce bienes ofrecidos en el mercado, pero
valorizados en función de lógicas específicas de
la producción y el consumo cultural.
Así, la propuesta de una historia social de
quienes fabricaban los libros se abriría camino
hacia una “sociología cultural retrospectiva”
preocupada ya no solo por la producción y la
circulación, sino también por los usos de los
impresos y los sentidos producidos en el en-
cuentro entre el mundo del texto y el mundo
de los lectores, encuentro modelado por las
formas materiales en que los textos se dan a
la lectura.
6 El concepto de edición históricamente ha abarca-
do sentidos que van del acto de “hacer público y
autorizar” un manuscrito (Edad Media) a la activi-
dad editorial concebida principalmente como una
actividad comerciante (Antiguo régimen tipográfi-
co), pasando por el proceso de constitución de la
edición como profesión autónoma y la figura del
editor en sentido moderno. Concebida a partir de
1830 como actividad intelectual, independizada de
las prácticas técnicas de la imprenta y de la activi-
dad de librería, el editor moderno concentra el pro-
ceso de fabricación de impresos (Chartier, 1990).
Alejandrina Falcon, Ana Eugenia Vázquez y Alejandra Giuliani258La traducción en la historia del libro y la edición
Transmutada en historia de la lectura, la his-
toria del libro y la edición procura restituir las
formas en que lectores diferentes se apropian
de los textos puestos en libros, atendiendo a
variaciones cronológicas y diferencias socio-
culturales. La preocupación por las formas
de apropiación, que signaba este recorrido de
la historia del libro a la historia de la lectura,
permitió la productiva recepción de la “socio-
logía de los textos” propuesta por Donald Mc-
Kenzie (2005).
Esta disciplina, que “estudia los textos como
formas registradas, así como los procesos de
su transmisión, incluyendo su producción y su
recepción” (McKenzie, 2005, p. 30), se basa
en el supuesto según el cual los dispositivos
organizadores de las diversas formas de publi-
cación determinan de manera variable la pro-
ducción de sentido. Por tanto, la historia de la
lectura y de la cultura escrita en general no pue-
de escindirse de los objetos materiales en que
encarnan los textos: no es posible separar el
análisis de las obras del análisis de las formas
materiales en las cuales los lectores del pasado
se enfrentaron a ellas.
Manuscrito o impreso, el libro supone la exis-
tencia de múltiples agentes y múltiples inter-
venciones. Entre las diversas etapas de esa
mediación múltiple, incidirá el paratexto, el
soporte y su entorno. Sin duda es central el
papel del editor en este proceso, pues es quien
transforma el texto en libro, lo inscribe en
una colección o serie del catálogo, lo pone a
circular por los canales más adecuados para
maximizar el encuentro con los lectores; por
tanto, amplifica la obra (Bhaskar, 2013) e inci-
de en su jerarquización en el seno del espacio
de recepción. Sin embargo, en el caso de una
traducción, eventualmente, contaremos con
iluminadores paratextos de traductor u otro
agente importador, que contribuyen a modelar
representaciones locales de culturas foráneas
(prólogos del traductor, notas al pie, glosarios)
al tiempo que trasuntan normas y creencias de
una época.
Desde los estudios académicos, es preciso con-
siderar las materialidades en las que se sitúan
y situaron los conocimientos disciplinares,
dado que los libros y demás objetos editoria-
les materializan discursos históricos, políticos,
literarios y técnicos. De ese modo, los histo-
riadores del libro y la edición comenzaron a
pensar el tema de la traducción y de los tra-
ductores en la cultura impresa postulando que
la traducción era una forma de apropiación de
los textos en la instancia de recepción.
Desde una perspectiva hispanoamericana, inte-
resan en particular los conceptos vertidos en la
década del noventa en Cultura escrita, literatura e
historia. Conversaciones con Roger Chartier (1999).
Allí los editores y traductores mexicanos Carlos
Aguirre Anaya, Jesús Anaya Rosique, Daniel
Goldin y Antonio Saborit planteaban de ma-
nera explícita (y quizá precisamente en virtud
de su condición de intelectuales mexicanos)
la pregunta por el papel de las traducciones
de libros en las literaturas nacionales y, en
particular, en los espacios nacionales subsidia-
rios de un proceso de cultura central. La respues-
ta de Chartier fue vincular la práctica de la
traducción al concepto de “apropiación”.
La traducción como apropiación tendría, se-
gún Chartier, dos manifestaciones: por un
lado, en su primera acepción, el concepto de
apropiación, tal como lo definía Foucault,
describe “los dispositivos que intentan con-
trolar la difusión y la circulación de los dis-
cursos, estableciendo la propiedad de algunos
sobre el discurso a través de sus formas mate-
riales” (Chartier, 1999, p. 90). Por otro lado,
en el sentido hermenéutico, consistiría en
aquello que “los individuos hacen con lo que
reciben, y que es una forma de invención, de
creación, de producción desde el momento en
que se apoderan de los textos o de los objetos
recibidos” (Chartier, 1999, p. 90). Así, consta-
ta Chartier, el concepto de traducción como
apropiación condensa los sentidos de control
e invención, articula la imposición de unos
sentidos y la producción de otros nuevos.
La traducción en la historia del libro,
la edición y la lectura: una hoja de ruta259Mutatis Mutandis. Revista Latinoamericana de Traducción Vol. 17, N.°2, 2024, julio-diciembre,pp.255-264
Ahora bien, aquello que interesa a Chartier
es “el problema histórico e historiográfico:
¿cómo hacer la historia de las apropiacio-
nes?”. Para ello se necesitan fuentes, dice, y
ni los archivos de la Iglesia, del Estado o los
clásicos archivos de la historia dan cuenta de
ello. Una posible respuesta a esta pregunta
puede hallarse en otra entrevista a Chartier,
esta vez por los estudiosos de la traducción y
traductores Juan Gabriel López Guix y Albert
Freixa (1999, pp. 147-152), donde Chartier
presenta otra clasificación, que de algún modo
interseca la anterior: habría dos niveles de tra-
ducción, la lingüística y la traducción editorial
de un texto para un público, que va desde el
aristocrático, burgués de librería, hasta los lec-
tores de la literatura de colportage (p. 152).
De algún modo, la potencialidad de los textos,
constantemente redefinidos por las modifica-
ciones que escanden su existencia, descansa
en su materialidad: los libros se afirman gra-
cias a sus títulos, sus autores, sus lugares en un
catálogo o una biblioteca, sus ilustraciones de
portada, su tamaño y al conjunto de paratex-
tos en los que emerge la voz plural de sus ha-
cedores, desde el editor al autor pasando por
el traductor o la traductora. Un indicador del
creciente interés de Chartier por la problemá-
tica de la traducción y los traductores puede
hallarse en la multiplicación de apartados y
capítulos de sus libros explícitamente dedica-
dos al tema, y aun en el título mismo de su
obra más reciente: Editar y traducir. La movili-
dad y la materialidad de los textos (2022a).
Tras este “giro material”, el “giro transna-
cional” de la historia del libro, la edición y la
lectura consumó la emergencia de la traduc-
ción en la agenda de los estudios editoriales y
abrió las puertas para estudiar el rol de las tra-
ducciones y los traductores en la circulación
internacional de obras e ideas, así como las
transformaciones operadas en el pasaje mate-
rial de los textos fuente a sus traducciones en
la cultura editorial meta, y los sentidos crea-
dos en la recepción a partir de las operaciones
de marcado editorial y recepción intelectual
(Bourdieu, 2002).
En este sentido, Lyons y Mollier (2012) han
impulsado un programa para una historia
transnacional del libro especialmente atenta a
los fenómenos de traducción y al rol primor-
dial de los traductores en la circulación de
ideas y bienes culturales. Una historia transna-
cional del libro, en sus términos, “interroga los
intercambios múltiples y recíprocos que exce-
den las fronteras nacionales de cada estado-na-
ción, y constituyen el cotidiano de los hombres
y mujeres que los habitan” (2012, s. p.).
Para intentar responder al programa propues-
to y llegar a establecer una suerte de panorama
de los estudios en materia de historia trans-
nacional, y por tanto transcultural, del libro,
estos autores han sugerido cuatros grandes
ámbitos de exploración: las traducciones (una
historia transnacional del libro debe compren-
der los estudios de traducción para situar me-
jor el rol primordial de los traductores como
intermediarios o como “pasadores” cultura-
les), las transferencias culturales entre centros
y periferias (la historia transnacional del libro
interroga la adaptación y la recepción de un
autor específico o de un género literario entero
en una nueva área lingüística), el derecho in-
ternacional y los organismos transnacionales
(la historia transnacional comprende la histo-
ria de las organizaciones internacionales y las
del derecho internacional).
En síntesis, una reflexión crítica sobre los pro-
blemas de la traducción editorial es relevan-
te hoy para los saberes teóricos, históricos y
prácticos vinculados con procesos, actividades
y oficios propios del mundo del libro y la edi-
ción, por los diversos motivos esbozados aquí,
que pueden sintetizarse del siguiente modo.
En primer lugar, desde la perspectiva de una
historia social de la cultura impresa, pues la
traducción es una de las formas de profesiona-
lización de la escritura, una figura clave en la
Alejandrina Falcon, Ana Eugenia Vázquez y Alejandra Giuliani260La traducción en la historia del libro y la edición
cadena de producción de libros, al tiempo que
portavoz de normas sociales situadas en tiem-
po y espacio. En segundo lugar, desde la pers-
pectiva de la historia de la lectura, porque el
traductor es un lector que escribe su lectura y,
en las sociedades contemporáneas, un “lector
profesional” a menudo capaz de incidir en la
selección de textos a traducir. En tercer lugar,
desde la perspectiva del giro material, porque
la traducción constituye una de las formas de
apropiación creativa del sentido, y en los para-
textos de los libros traducidos podemos hallar
indicios de los diversos sentidos adjudicados
en los nuevos campos lingüísticos y culturales
de recepción. En cuarto lugar, desde la pers-
pectiva de una historia transnacional del libro,
la traducción es un instrumento de análisis
para indagar la geografía literaria, los estudios
de transferencias culturales y las historias co-
nectadas, que son la forma dominante de la
historia global (Chartier, 2022b).
El propósito de este dossier es propiciar la di-
fusión de nuevas investigaciones y posiciones
críticas sobre el lugar de la traducción en los
estudios históricos sobre el libro, la edición
y la lectura. Hemos invitado a colaborar con
aportes teóricos, metodológicos y empíricos a
la reflexión sobre el lugar de la traducción y sus
agentes en los estudios sobre el libro, la edición
y la lectura, así como dar a conocer y proble-
matizar diferentes enfoques sobre la edición y
circulación de libros, la traducción editorial y la
lectura. Se valoraron especialmente los traba-
jos que analizan críticamente periodizaciones,
la jerarquía de temas y problemas ya trabaja-
dos, señalando áreas más desarrolladas —tales
como los trabajos sobre editores y casas edito-
riales— y emergentes —entre ellas, los estudios
de traducción editorial y los trabajos sobre mu-
jeres en el mundo editorial—.
Los dos primeros artículos de este dossier traba-
jan sobre traducciones y traductores de textos
políticos y religiosos durante lo que Chartier
ha denominado Antiguo Régimen Tipográfi-
co, previo a la profesionalización del editor y
a la emergencia de un mercado editorial mo-
derno. En “Repensar la historia, circulación y
traducción del libro al principio del periodo no-
vohispano: las traducciones y ediciones de fray
Juan de Zumárraga y Cristóbal Cabrera (1539-
1549)”, Miguel Santiago Flores Colín contribu-
ye a la reflexión sobre las fuentes de la historia
de la traducción y de los traductores, así como
sobre la disponibilidad de esas fuentes en archi-
vos digitalizados. El autor aborda dos figuras
de traductor en el período novohispano, hacia
mediados del 1500: fray Juan de Zumárraga,
primer obispo de México, y Cristóbal Cabrera,
su secretario y pionero del humanismo espa-
ñol, autor de la primera traducción al latín de
los textos patrísticos griegos con carácter peda-
gógico que se publicó en México.
Situado en los debates en torno de la libertad
de imprenta “La traducción y el debate so-
bre la libertad de imprenta en Buenos Aires
en 1816”, de Alejandro Pautasso, se instala
en el cruce entre los estudios del impreso y la
historia intelectual y de los conceptos. Desde
esa perspectiva, analiza la traducción de tres
capítulos de De L’Homme, de Helvétius, y de
algunos fragmentos de la Constitution de l’An-
gleterre, de De Lolme, ambos textos publica-
dos en el periódico El Independiente, editado
por Pedro José Agrelo en 1816. A partir de las
estrategias de recorte, omisión, comentario y
adición empleadas en la versión española del
texto, Pautasso exhibe las manipulaciones y
apropiaciones del sentido operadas por el edi-
tor del periódico, en especial en lo que atañe a
las nociones de verdad, derecho a la resisten-
cia y libertad de prensa, y postula la función
política de esta traducción en el contexto del
debate sobre la libertad de imprenta que se
produjo en Buenos Aires a partir de las revolu-
ciones independentistas. Señala así la centra-
lidad conjunta que la traducción y el soporte
periodístico tuvieron para la formación de la
opinión pública argentina del siglo xix.
Considerando la historia editorial en el Uru-
guay desde la emergencia de un mercado
La traducción en la historia del libro,
la edición y la lectura: una hoja de ruta261Mutatis Mutandis. Revista Latinoamericana de Traducción Vol. 17, N.°2, 2024, julio-diciembre,pp.255-264
editorial moderno hasta el presente, sobre la
base de herramientas metodológicas propias
de la big translation history, Cecilia Torres Ri-
ppa, Rosario Lázaro, Leticia Hornos Weisz y
Lucía Campanella invitan a reflexionar sobre
el problema de la periodización de la produc-
ción de traducciones de libros a través del re-
levo de títulos literarios traducidos y nombres
de traductores en diversas bases de datos en el
artículo “Hacia una caracterización y periodi-
zación de la traducción editorial en Uruguay:
1871-2021”. Entre los actores principales de
la traducción literaria destacan las imprentas,
las entidades públicas, los conglomerados, los
medios de prensa y, principalmente, las edito-
riales. En efecto, el artículo se detiene en el
trabajo traductor de las casas editoriales, cate-
gorizadas según su envergadura empresarial,
contabilizando los títulos traducidos por ellas
y vinculando esas traducciones con la dimen-
sión de la circulación de libros.
Los siguientes tres artículos giran en torno a
las transferencias culturales y a la trayectoria
de mediadores entre la urss e Hispanoaméri-
ca. Enfocan fenómenos inscritos en políticas
y prácticas de traducción encarnadas por es-
critores de izquierda, exiliados políticos e in-
térpretes profesionales. Los autores muestran
cómo la circulación internacional de los agen-
tes promueve una extendida producción edito-
rial de traducciones entre ambos espacios.
En “Traductores e intérpretes en la literatura de
viajes a la Unión Soviética publicada en Espa-
ña e Iberoamérica (1924-1934)”, Marcos Rodrí-
guez-Espinosa explora una serie de relatos de
viaje a la urss producidos por autores españoles
e iberoamericanos entre las décadas de 1920 y
1930, y en ellos ilumina la función clave de los
encuentros personales con intérpretes, traducto-
res, funcionarios estatales, escritores del realismo
socialista y especialistas en literatura española
o latinoamericana. Estos diversos cruces pro-
dujeron tensiones ideológicas y lingüísticas,
pero fueron también condición de posibilidad
para un intenso flujo de traducciones entre la
urss, España y América. Al igual que los tra-
ductores, los autores de relatos de viaje se vieron
obligados a negociar entre culturas y a sopesar
detenidamente el impacto que sus textos podían
tener para la construcción de la imagen interna-
cional del comunismo ruso.
Por su parte, el artículo “Literatura ruso-sovié-
tica en la editorial Claridad. Apuntes sobre el
catálogo y las traducciones directas del ruso”,
de Florencia García Brunelli, propone un aná-
lisis del catálogo de la Editorial Claridad aten-
to a sus diversas etapas y al lugar que ocupa
la traducción directa en cada colección de la
editorial. Hacia la década de 1930 se produce
un aumento significativo de la circulación de
traducciones directas del ruso en Argentina,
motivada por la intensa labor de publicación
llevada a cabo por la editorial Claridad como
parte de una estrategia de resistencia cultural
ante el gobierno de facto del presidente José
Félix Uriburu.
La autora sostiene que, entre 1925 y 1935,
esta modalidad sirvió ante todo como forma
de difusión y promoción de textos teórico-en-
sayísticos soviéticos, lo que coincide con un
momento de radicalización de la militancia
argentina de izquierda y con el intento del so-
cialismo local de acercarse a la urss. A par-
tir de 1935, el tono combativo se modera y el
catálogo da un vuelco hacia la literatura y la
biografía de autores canónicos del siglo xix y
xx con un perfil antidictatorial. En este nuevo
contexto, la defensa de la traducción directa
opera como una forma de garantizar el con-
tacto con las fuentes, la fidelidad a los conteni-
dos y el “acercamiento” a la cultura soviética.
Último artículo de este bloque, “Lila Guerre-
ro y sus traducciones de la literatura ruso-so-
viética publicadas en editoriales argentinas
(1940-1970)”, de Érica Brasca, reconstru-
ye la trayectoria de la escritora y traductora
Lila Guerrero entre 1940 y 1970, labor que
desarrolló sobre todo traduciendo literatura
ruso-soviética para proyectos editoriales de
Alejandrina Falcon, Ana Eugenia Vázquez y Alejandra Giuliani262La traducción en la historia del libro y la edición
izquierda. La autora inserta a Guerrero en la
red de escritores y editoriales asociados al Par-
tido Comunista, con quienes establece contac-
to a partir de su viaje a la Unión Soviética a
finales de la década de 1920. Esta experiencia,
sostiene Brasca, es la que también permite ex-
plicar el repertorio y las estrategias de traduc-
ción de Guerrero. La redacción de prólogos
en los que inserta recuerdos de sus encuentros
personales con los escritores que traduce y el
recurso a la aclimatación de nombres propios
y referencias culturales son constantes que
signan su figura de traductora comprometida
con la promoción del modelo soviético.
Los textos de Ivana Mihal y Eugenia Pérez
Alzueta exploran las posibilidades analíticas
ofrecidas por la puesta en colección y la di-
mensión paratextual como fuente privilegiada
para contrastar las voces de los diversos agen-
tes involucrados en la producción de los libros.
En “Traducción editorial en torno a la cultura
escrita: Espacios para la Lectura, una colec-
ción del Fondo de Cultura Económica (1999-
2003)”, Mihal analiza la colección Espacios
para la Lectura, lanzada por la editorial Fondo
de Cultura Económica en 1999 bajo la direc-
ción del mexicano Daniel Goldin Halfon, y
compuesta en un sesenta por ciento por traduc-
ciones del francés y el inglés. Desde sus inicios,
la colección se propuso cubrir, para un público
amplio, un área de vacancia en América Lati-
na, la de los estudios del libro, la lectura y la
edición, con una atención especial por la lite-
ratura infantil y juvenil, aporte fundamental en
el contexto de las campañas de alfabetización y
fomento de la lectura que signaron a América
Latina en la década de 1990.
Mihal se detiene en el nivel micro del estudio
de la circulación de las traducciones propues-
to por Gisèle Sapiro, es decir, el que concierne
a las estrategias de confección de catálogos y
colecciones, sus motivaciones y agentes. A par-
tir de un análisis de la posición dominante de
las traducciones en los catálogos, de las men-
ciones a diversos problemas de traducción en
los paratextos editoriales y de las trayectorias
prestigiosas de los traductores involucrados,
Mihal sostiene que la centralidad de la práctica
traductora en la conformación de la colección
produce la tematización de la traducción como
objeto de estudio, previa a la constitución de los
estudios de traducción en el continente.
En “Academia de traductores: traductores y
retraducción en la colección Colihue Clásica”,
Eugenia Pérez Alzueta aborda las declinacio-
nes de la figura del traductor académico en la
colección de Clásicos de la editorial argentina
Colihue a partir de las diversas normas que se
despliegan en los paratextos de sus traduccio-
nes: el uso o rechazo de notas de traductor,
la selección de determinada variedad del espa-
ñol, la tendencia a la fidelidad o a la fluidez.
Por tratarse de una colección de grandes clá-
sicos literarios y filosóficos en dominio públi-
co, la retraducción a cargo de un especialista
constituye el valor diferencial del catálogo,
por lo que los traductores y las traductoras que
participan de la colección se ven enfrentados a
la pregunta de por qué volver a traducir lo ya
traducido. En las respuestas que elaboran cris-
talizan representaciones de la traducción que,
aunque presentan cierta tendencia dóxica a la
adecuación, no dejan de ser múltiples y hete-
rogéneas y dan cuenta de diversas estrategias
de acumulación de capital simbólico por parte
de los traductores.
Los tres últimos artículos abordan temáticas
de la traducción editorial situadas en las pro-
blemáticas de la vinculación entre campos edi-
toriales centrales y periféricos. El artículo “El
rol de las traductoras en la circulación de la
literatura hispanoamericana contemporánea
en Francia: estrategias, procesos, redes y mi-
litancias”, de Io Paula de la Vega, se inscribe
en la sociología de los bienes simbólicos y se
funda en entrevistas semidirigidas a ocho tra-
ductoras independientes de literatura hispano-
americana en Francia. Desde esta perspectiva
analítica y sobre la base de estas fuentes pro-
ducidas, la autora reconstruye las condiciones
La traducción en la historia del libro,
la edición y la lectura: una hoja de ruta263Mutatis Mutandis. Revista Latinoamericana de Traducción Vol. 17, N.°2, 2024, julio-diciembre,pp.255-264
materiales de la práctica traductora. Al explo-
rar así las diversas trayectorias profesionales,
sus redes, los recursos económicos y simbó-
licos con los que cuenta, las normas que las
restringen y los marcos de acción posibles,
la autora despeja la dimensión política de la
actividad y la capacidad de las traductoras de
agenciarse, subvertir las normas establecidas y
visibilizar su práctica profesional.
A pesar del lugar marginal de la literatura en
lengua española y de la precariedad profesio-
nal en la que se encuentra sumida la traduc-
ción en el campo editorial francés, De La Vega
sostiene que la mediación multinivel ejercida
por estas traductoras (su talento para identifi-
car textos no traducidos interesantes, sus estra-
tegias de intervención a través de la reescritura
traductiva, su compromiso en la promoción de
los libros) permite explicar su centralidad en la
circulación de la literatura escrita por mujeres
americanas en el mercado francés contempo-
ráneo, así como su contribución a la biblio-
diversidad que, al dar lugar a nuevas voces e
idearios feministas, resiste las lógicas estric-
tamente rentables de los grandes grupos que
dominan la edición europea.
En la misma línea temática, “Edición y tra-
ducción de literatura en el Litoral argentino.
Un relevamiento contextualizado desde fines
del siglo xix al presente”, de Bernardo Orge,
explica la escasa proporción de traducciones
editadas hoy en día en el circuito editorial inme-
diato formado por las ciudades de Rosario, Pa-
raná y Santa Fe a partir de una serie de escenas
de traducción, que se remontan a principios del
siglo xix y que le permiten identificar, desde
los aportes de la sociología de la traducción,
dinámicas históricas que explican tal escasez.
Orge se detiene en la figura lábil del traduc-
tor —quien suele dedicarse a otra actividad—,
como fueron los casos del intendente Gabriel
Carrasco o los poetas Arturo Fruttero y Juan
L. Ortiz o el abogado Miguel Brascó. Anali-
za también el poco interés que la traducción
genera en las editoriales locales, de pequeña
o mediana escala, por las dificultades logísti-
cas que acarrea. Sin embargo, a partir de la
década de 1990, con editoriales como Beatriz
Viterbo o Serapis, se producen ciertas modi-
ficaciones —profesionalización de las tareas
editoriales, aprovechamiento de herramientas
informáticas, construcción de catálogos de
autor atentos a nichos rentables y con miras
a un mercado nacional— que dan cuenta de
una intención comercial, lo que acarrea un
aumento de las traducciones. Como continui-
dad histórica, el autor señala la voluntad de
los agentes de establecer redes antes que intro-
ducir novedades y la importancia central del
financiamiento público.
En la sección “artículos de reflexión”, “¿Y
dónde están los datos? Reflexiones sobre la
información disponible en el campo de la
traducción editorial”, Gabriela Adamo y Vic-
toria Rodríguez Lacrouts parten de una cons-
tatación, la ausencia de información sobre la
producción, compra y venta de traducciones
en las escasas bases de datos sobre la activi-
dad editorial en el Sur Global. Para el caso ar-
gentino, las autoras cuentan con los registros
elaborados por la fundación privada TyPA, el
Programa Sur, la Cancillería argentina, que
abarcan los últimos diez años de ventas de de-
rechos de traducción, por lo que constituyen
una fuente sesgada, pero de enorme valor.
Sus sucesivos informes parecen indicar la exis-
tencia de un mercado externo para la activa
producción editorial local, prometedor en un
contexto de recesión del mercado interno.
A partir de este diagnóstico, las autoras pro-
ponen una serie de medidas que permitirían
mejorar la eficacia en la toma de decisiones
editoriales, en especial, reforzando el trabajo
colaborativo entre los diversos agentes que
componen el sector.
En síntesis, este dossier convocó a colaborar
con aportes teóricos, metodológicos y em-
píricos a la reflexión sobre el lugar de la tra-
ducción y sus agentes en los estudios sobre el
Alejandrina Falcon, Ana Eugenia Vázquez y Alejandra Giuliani264La traducción en la historia del libro y la edición
libro, la edición y la lectura, con la intención
de dar a conocer y problematizar diferentes
enfoques sobre la edición y circulación de li-
bros, la traducción editorial y la lectura.
Finalizamos esta presentación expresando
nuestro agradecimiento al equipo editorial de
la revista Mutatis Mutandis. Queremos manifes-
tar nuestro reconocimiento a Juan Guillermo
Ramírez Giraldo, editor y director de la revista,
pues este dossier ha llegado a buen puerto gracias
a su compromiso intelectual y disposición al diá-
logo. Agradecemos asimismo a los pares evalua-
dores porque sus dictámenes han contribuido a
la reflexión colectiva y al diálogo académico.
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Cómo citar este artículo: Falcón, A., Vázquez, A. E., y Giuliani, A. (2024). La traducción en la
historia del libro, la edición y la lectura: una hoja de ruta. Mutatis Mutandis, Revista Latinoameri-
cana de Traducción, 17(2), 255-264. https://doi.org/10.17533/udea.mut.v17n2a01