Emigración e identidad en el siglo XIX: el caso de los inmigrantes confederados en Brasil
Resumen: Este artículo estudia las creencias, prejuicios y estereotipos en las experiencias narradas por las personas de los estados del sur de Estados Unidos que emigraron a Brasil al término de la guerra de Secesión. Enfatiza en el aspecto racial como núcleo de un proceso etnocentrista tradicionalmente entendido como pilar de la identidad del Old South. Analiza historias de vida, relatos biográficos y de viajes de los inmigrantes confederados y las compara con las que hicieron viajeros extranjeros en Brasil. El etnocentrismo racial, aun siendo un eje nuclear de la identidad sudista, fue una actitud ampliamente compartida por otros colectivos de la época.
Palabras clave: migraciones, identidad, confederados, etnocentrismo.
Migration and Identity in 19th Century: the case of the Confederate Immigrants in Brazil
Abstract: The racial issue is the key to an ethnocentric process traditionally assumed as the core of the Old South identity. This essay studies the beliefs, prejudices, and stereotypes in the narrated experiences of people from the Confederate States that emigrated to Brazil after the American Civil War. The basis of the analysis is a comparison of immigrant narratives through life stories, personal diaries, and travel books with those written by foreign travelers in Brazil. Racial ethnocentrism was also crucial for the confederate immigrants to Brazil as part of their Southern identity. Other critical social groups also shared it at that time.
Keywords: migrations, identity, confederates, ethnocentricity.
Migração e identidade no século XIX: o caso dos imigrantes confederados no Brasil
Resumo: Este trabalho estuda as crenças, preconceitos e estereótipos presentes nas experiências narradas por pessoas dos estados do Sul dos Estados Unidos que emigraram para o Brasil depois da Guerra de Secessão. As narrativas de imigrantes confederados são analisadas com ênfase nos desafios que a sua fixação no Brasil trazia a seus costumes, através de uma heurística baseada em histórias de vida, relatos biográficos e livros de viagens. Essas narrativas são comparadas com as de viajantes estrangeiros no Brasil. As conclusões do estudo apóiam a tese de que o etnocentrismo racial, embora fosse um eixo central da identidade sulista, era uma atitude amplamente compartilhada por outros grupos da época.
Palavras-chave: migrações, identidade, confederados, etnocentrismo.
Cómo citar este artículo: Ricardo Pérez Gómez, “Emigración e identidad en el siglo XIX: el caso de los inmigrantes confederados en Brasil”, Trashumante. Revista Americana de Historia Social 20 (2022): 194-214.
DOI: 10.17533/udea.trahs.n20a10
Fecha de recepción: 27 de agosto de 2021
Fecha de aceptación: 7 de marzo de 2022
Ricardo Pérez Gómez: Magíster en Historia de las Américas, profesor de Administración de Recursos Humanos y licenciado en Psicología por la Universidad Católica Andrés Bello, Caracas, Venezuela. Actualmente es investigador independiente.
Correo electrónico: rdoperez58@gmail.com
Emigración e identidad en el siglo XIX: el caso de los inmigrantes confederados en Brasil
Ricardo Pérez Gómez
1. Migraciones, identidad colectiva e historia narrativa
Una de las perspectivas desde la que suelen estudiarse las migraciones es la de los propios emigrantes, a través de sus relatos e historias de vida en los que describen y explican sus experiencias en ese duro proceso emocional que supone dejar atrás su tierra. En el estudio de estas narraciones se puede ir más allá del típico análisis de contenido, interesado en identificar la frecuencia de aparición de temas específicos, para adentrarse en un análisis semántico enunciativo que busque las orientaciones adjetivas, tanto de tipo descriptivo como valorativo, que envuelven dichos temas a lo largo del discurso narrativo. Este tipo de abordaje ayuda a comprender mejor los procesos migratorios en la medida en que analiza la retórica de los migrantes como colectivo identitario.
La historia narrativa es particularmente interesante en la medida en que la historia social se desplaza desde las tradicionales estructuras políticas y económicas hacia los mundos vitales y busca encontrar vinculaciones con los contextos, de tal forma que se pueda aportar un valor añadido a la comprensión de los fenómenos sociales e históricos. El estudio de los procesos migratorios puede ser un objeto de investigación valioso en este afán, al abarcar no solo la identificación en el país de acogida de costumbres parecidas o muy distintas a las de su tradicional cotidianidad previa, sino sobre todo las explicaciones que expresan sobre las mismas. No está claro que el favoritismo endogrupal, que tiende a ver con buenos ojos todo lo que proceda del propio grupo, se dé a costa de denigrar o valorar negativamente al otro grupo,[1] por lo que es de esperar que en contextos favorables los prejuicios negativos sobre la sociedad receptora no desencadenen emociones ni demasiado intensas ni abiertamente negativas entre el colectivo inmigrante.
Estas explicaciones se pueden entender como el resultado de un mecanismo psicológico adaptativo que busca dar significado a la nueva realidad a la que el inmigrante se enfrenta, aflorando sus valores, creencias, prejuicios y estereotipos compartidos que reflejan la identidad de su endogrupo. Dicha construcción de la realidad manifiesta una cosmovisión específica y subjetiva, íntimamente relacionada con contextos socioculturales, políticos e históricos que la hacen posible, y le da una identidad específica.[2] Identificarse con la propia nación supone para el emigrante identificarse con algo más que con una causa o colectividad: ofrece renovación y dignidad personal y por ello es tan vital la etnohistoria, porque la idea de pertenencia a un comunidad nacional, no solo le proporciona una autoestima más alta al ofrecerle vanagloriarse de un pasado, sino que también le ayuda a verse capaz de reproducirlo en el futuro[3]. Para entender el mundo interior de la etnicidad y el nacionalismo es necesario estudiar sus elementos simbólicos, sus dimensiones subjetivas y autoimágenes, pues proporcionan a la comunidad un repertorio simbólico de larga duración que le da sentido y la hace diferente de otras.[4]
El estudio de las migraciones es un campo fértil para la historia comparada, entendida ésta como el proceso de confrontar dos o más objetos de análisis pertenecientes a otros tantos socioambientes colectivos diferentes, al recoger para su mejor comprensión las diferencias y semejanzas, ya sea puestas de manifiesto por ambos colectivos en un objeto específico de interés, o ya sea estudiadas en todos los objetos de manera comprehensiva en uno de los colectivos. El análisis comparativo se lleva a cabo no solo para alimentar el conocimiento de dicha identidad, sino también para conocer mejor las variables que intervienen en la formación de dichas especificidades y profundizar en su comprensión.
2. Brasil como destino migratorio para los derrotados confederados
Las migraciones tienen múltiples causas, y las más comunes son las de índole económica, política y religiosa, aunque también existen aquellas en las que los individuos dejan sus ancestrales tierras porque temen que si se quedan en ellas serán obligados a abandonar sus tradicionales valores y costumbres. En vez de emigrar para encontrarse con un mundo diferente y desconocido dejando el suyo a la espalda, se emigra a un mundo en el que se tiene la fe de poder mantener el propio, así sea de una manera encapsulada, en una respuesta de huida provocada por el temor a perder su identidad. En esta categoría entrarían los estadounidenses del derrotado bando confederado sudista que emigraron al término de su guerra de secesión, huyendo de la por ellos prevista como horrible asimilación cultural que les esperaba a manos de los yanquis.
La guerra de Secesión estadounidense (1861-1865) dejó una total devastación económica en los derrotados estados sudistas. Los soldados confederados que regresaban a sus hogares encontraban sus casas quemadas o saqueadas, sus tierras agrícolas destruidas y su familia y amigos desaparecidos o muertos. Algunos estiman que durante la postguerra hasta tres millones de sureños dejarían sus pueblos y ciudades para trasladarse a otros lugares, en busca de mejores condiciones socioeconómicas.[5] La derrota en la guerra habría sido el disparador de una mentalidad cohesionada que, en las personas más radicalizadas del Sur, llevaría a considerar la idea de emigrar para buscar en otra parte del mundo la ocasión de recrear sus tradiciones y modos de vida.
Ya desde antes de la guerra existía el interés expreso de fomentar la emigración estadounidense hacia Brasil como parte de un proyecto de mayor alcance geopolítico que consistía en crear un gran circuito económico y comercial complementario entre las cuencas del Misisipi y del Amazonas:[6] tantas riquezas en un territorio tan vasto y apenas poblado eran una invitación a desarrollarlo para beneficio de millones de personas, lo cual se podría conseguir gracias a la inmigración.[7] Además, hubo quienes pensaron que la Amazonia podía servir de válvula de escape para los hacendados esclavistas que desearan reasentarse allí una vez la esclavitud fuese abolida en Estados Unidos: [8]
The common sentiment of the civilized world is against the renewal of the African slave trade; therefore must Brazil turn elsewhere for the compulsory labor necessary to cultivate her lands […] I am under the impression that, were Brazil to throw off a causless jealously, and a puerile fear of our people, and invite settlers to the valley of the Amazon, there might be found, among our Southern planters, men, who, looking with apprehension (if not for themselves, at least for their children) to the state of affairs as regards slavery at home, would, under sufficient guarantees, remove their slaves to that country, cultivate its lands, draw out its resources, and prodigiously augment the power and wealth of Brazil.[9]
Además, el importante crecimiento experimentado en Brasil por el cultivo del café en las décadas anteriores había generado un tejido empresarial de pequeños y medianos propietarios esclavistas[10] similar al perfil del colectivo migrante confederado. No era la posibilidad de trasladarse con sus esclavos a Brasil un mero reclamo retórico, pues los sudistas hacían una defensa positiva de la esclavitud como clave para su sentimiento de civilización e independencia. Además, el régimen esclavista estaba asociado a los valores del individualismo y de la libertad, en tanto que libraba al hacendado del Sur de la preocupación de tener que trabajar él mismo con sus manos:
Slavery established in the South a peculiar and noble type of civilization. It was not without attendant vices; but the virtues which followed in its train were numerous and peculiar, and asserted the general good effect of the institution on the ideas and manners of the South. If habits of command sometimes degenerated into cruelty and insolence; yet, in the greater number of instances, they inculcated notions of chivalry, polished the manners and produced many noble and generous virtues. If the relief of a large class of whites from the demands of physical labour gave occasion in some instances for idle and dissolute lives, yet at the same time it afforded opportunity for extraordinary culture, elevated the standards of scholarship in the South, enlarged and emancipated social intercourse, and established schools of individual refinement.[11]
La Confederación no había sido sólo una reacción contra la abolición del sistema esclavista que perjudicaba sus intereses económicos, sino una respuesta consecuente con su convicción de que Estados Unidos no era una sola nación sino dos, tesis sustentada y difundida alrededor de la icónica idea de la Lost Cause.[12] De hecho, en el Sur se había atacado fuertemente la esclavitud antes de 1840 pero se terminó por cerrar filas alrededor de la institución esclavista a la que sus adversarios políticos del Norte identificaban como típicamente sureña, lo que generó una sobrerreacción que la glorificaba y que se exacerbaría fuertemente después de la guerra.[13]
Aunque no parece que los confederados se caracterizasen por ser una clara comunidad étnica, ello no implica que no pueda darse el proceso de construcción de su identidad nacional, pues, aunque no puedan vanagloriarse de tener antecedentes étnicos de importancia o aunque los vínculos étnicos fueran vagos, la necesidad de fraguar una mitología y un simbolismo coherentes a partir de cualquier componente cutural disponible llega a ser capital para su supervivencia como identidad nacional: donde el pasado fuera insuficiente habrá que reconstruirlo o inventarlo como en la Lost Cause en un claro uso selectivo de la etnohistoria.[14] Por su parte, las autoridades brasileñas también estaban entusiasmadas con la posibilidad de la inmigración confederada, pues esta reunía un perfil socioeconómico elevado en comparación con el inmigrante tradicional, generalmente de orígenes muy pobres y sin recursos financieros.[15] Además, los confederados reunían características étnicas y raciales que los auparían entre las élites brasileñas: “The Anglo American race has not rival in the world […] It is the race which is most appropriate for us. Eminently industrious, enterprising and persevering, it will impart a notable impulse to our territory. It is not possible to calculate the rapid progress which the country may have if this race comes to turn to advantage its natural resources”.[16]
Para los más exaltados líderes confederados, el objetivo del proyecto migratorio no era constituir simples asentamientos, sino verdaderas comunidades de inmigrantes unidos por valores compartidos:
We want honest, virtuous, brave people; who do always what they believe to be right, from high principle […] Such people, no matter how por they may find themselves, shall be of us, and ours, if it be their desire […] a community to be formed of such expatriated Southerners, from the United States, as will continue in force among themselves, we humbly trust, that law of honor, and Christian rectitud, which obviates the necessity for enforcing any other law.[17]
Los confederados eran contrarios a la idea de establecerse entremezclados con otros inmigrantes de distinta procedencia, y preferían que se les dieran algunas ventajas para adquirir ellos mismos las tierras, ubicadas alrededor de un mismo punto para facilitar la constitución de una verdadera comunidad en la cual recrear su Old South. Pero, pese a todos estos buenos augurios, la inmigración de entre tres mil y diez mil confederados a Brasil[18] en los dos o tres años posteriores al término de la guerra en 1865, quienes se ubicaron en una docena de colonias agrícolas, acabó en un rotundo fracaso, pues casi la mitad de ellos regresarían a Estados Unidos en la década siguiente y solamente uno de los asentamientos permanecería en el tiempo. Son diversas las explicaciones sobre este fracaso, las cuales van desde acontecimientos concretos y puntales propios de un abordaje de historia de corta duración,[19] hasta otras que apuntan desde la historia comparada al desfavorable contexto de la institución esclavista en Brasil al momento de la llegada de la inmigración confederada, a diferencia, por ejemplo, del éxito de la emigración de propietarios esclavistas franceses a finales del siglo XVIII y principios del XIX a Cuba y Luisiana quienes huyeron de la revolución en Haití.[20]
3. Objeto y diseño del estudio
Hay dos ejes a partir de los cuales se puede comprender la historiografía sobre la inmigración confederada en Brasil: el tipo de abordaje, que puede ser memorialista o academicista, y el origen del proyecto de investigación, generalmente norteamericano o brasileño. Así, la historiografía memorialista pone el foco en el estudio de las vicisitudes personales de los inmigrantes, mientras que la academicista prefiere relacionar el proceso con macrovariables como la esclavitud, el imperialismo o el racismo.[21] En el segundo eje, mientras la historiografía norteamericana tiende a presentar la emigración confederada como motivada por un conflicto identitario y de valores, la brasileña prefiere enfatizar los intereses de la élites brasileñas en el fomento de la inmigración extranjera.[22] El presente estudio se ubica dentro de la historiografía memorialista.
El proceso de indagación de una mentalidad sudista asociada a una hipotética identidad nacional se efectúa a partir de descripciones y juicios efectuados por los inmigrantes confederados a su llegada a Brasil. No es posible entender el nacionalismo solo como un fenómeno político pues hay que considerarlo también como un fenómeno cultural, ya que presupone la existencia de valores y tradiciones comunes y arraigadas dentro de la colectividad que proporcionan la cohesión suficiente como para autoconsiderarse una nación, además de que los procesos traumáticos como el de una guerra civil suelen contribuir a su cristalización.[23] Estos procesos de cognición social[24] son muy importantes en el caso de los emigrantes, pues estos necesitan incorporar repertorios conductuales que les permitan adaptarse con éxito a su nueva realidad. En dichos procesos es natural la formación de esquemas cognitivos sobre sí mismos y sobre el grupo al que pertenecen con valoraciones y conceptos que se utilizan como herramientas para explicar y justificar el proceso de adaptación. Si la emigración se hace en grupo, y además como miembro de una comunidad específica, como fue en el caso de los confederados al Brasil, este proceso cognitivo tiende a reforzar las características positivas del propio grupo de pertenencia, lo que incrementa su identidad social. La atribución de características positivas y negativas juega un papel importante en la construcción de las identidades colectivas, pues los individuos no se relacionan con las otras personas por lo que son, sino por lo que representan para ellos. La identidad tiene que ver con el orden normativo y posee un componente moral regulador importante, así como una connotación positiva, ya que tiende a ser entendida como una característica de autenticidad.[25]
La identidad étnica sureña de la época en la que se dio el proceso de migración confederada tendría una explicación basada en la primacía civilizatoria de la raza blanca, construida socialmente de manera intencionada a raíz de las diferencias políticas con el norte yanqui y dentro de un enfoque instrumentalista, al haber pretendido unos fines políticos y económicos particulares.[26]
Para llevar a cabo el presente estudio, se accede al entorno vital al que arribaron los inmigrantes a partir de sus narraciones sobre lo que vieron, sintieron y opinaron en su proceso de adaptación a la vida brasileña. En concreto, se analizan y comentan dos reportes de viajes de exploración por Brasil publicados pocos años antes de la guerra civil: los de los oficiales militares sureños Matthew Maury y William Herndon, ambos reportes ampliamente difundidos y conocidos entre el colectivo migrante confederado. También se analizan los informes publicados sobre los recorridos de exploración por Brasil de dos importantes líderes de la emigración sudista: el reverendo Ballard Dunn y el médico y oficial del ejército confederado James McFadden Gaston, ambos fundadores de colonias de inmigrantes. Igualmente, se estudian los relatos escritos de dos inmigrantes adolescentes sureñas: el cuaderno de anotaciones y diario personal de Julia Louisa Keyes y el recuento de memorias de Sara Bellona Smith Ferguson. Por último, se accede a relatos de experiencias y opiniones de emigrantes confederados a Brasil y de sus descendientes a partir de entrevistas, correspondencia y artículos de prensa recogidos en distintos trabajos de investigación sobre la emigración confederada.
Las descripciones y apreciaciones de estos relatos se comparan con las que sobre la realidad brasileña expresaron algunos viajeros extranjeros por aquellos mismos años, bajo la hipótesis de que divergencias manifiestas entre los relatos de ambos grupos podrían sustentar la existencia de una identidad confederada característica y peculiar. Por el contrario, si las coincidencias fuesen mayores que las diferencias, esta hipótesis quedaría descartada. En este sentido, se acude al estudio de los reportes de los viajes de exploración por Brasil emprendidos por el misionero protestante estadounidense James Fletcher y el científico suizo-norteamericano Louis Agassiz, ambos muy populares entre la élite intelectual y política brasileña de aquellos años, así como los relatos más costumbristas e irreverentes que sobre la experiencia de vivir en Brasil escribieron el comerciante estadounidense John Codman y el diplomático británico Richard Burton.
4. Relaciones raciales en Brasil vistas por inmigrantes sudistas y visitantes anglosajones
Para los habitantes del Sur que habían estado acostumbrados a un tradicional papel de hegemonía política, el hecho de que tuvieran de repente dos senadores negros en el Capitolio, un gobernador estatal negro, seis vicegobernadores estatales negros y catorce integrantes de la Cámara de Representantes también negros, no debió haber sido fácil de digerir:
Having a premonition of the reconstruction horrors that followed Yankee rule, when Mr. Frank McMullen came along with his proposition to head for Brazil. I was only ten years old but I remember it perfectly. Early in 1865, Bowen and McMullen disappointed and sore over the Lost Cause and fully resolved never to submit to nigger rulers appointed by the Yanks, struck out to find a home for themselves and families.[27]
No es de extrañar, pues, que entre los temas que con mayor interés pondrían sus miradas los confederados al llegar a Brasil estuviera el de las relaciones interraciales. No en vano entre las razones que se les habían vendido para emigrar a Brasil estaba la de que en este país se permitía la esclavitud, por lo que debió de ser para ellos muy reconfortante encontrarse al llegar a Río de Janeiro con casi el 40% de su población era esclava[28] y que en Sao Paulo la tercera parte de los hogares tuviera esclavos.
En principio, parece que sus primeras impresiones fueron desfavorables con respecto al trato menos cuidadoso que en Brasil se dispensaba a los esclavos: “My observation of slavery in this country leads me to the conclusion that the exactions from the negro are greater, and the provision for his subsistence and comfort less than was experimented formerly in the United States”,[29] si bien por otro lado anotan la baja productividad del esclavo brasileño en comparación con el del Sur: “Encontramos pouquisima diferença entre os escravos daqui e dos Estados Unidos exceto na quantidade de trabalho que eles parecem ser aptos a realizar. Uma escrava domestica americana ira realizar duas vezes mais sem esforço”.[30] No dejan de provocar curiosidad algunos comentarios de connotado racismo patriarcal: “Os escravos se levantaram cedo para dizer adeus […] Eles pareciam satisfeitos e pode ser que sua tristeza fosse genuina, pois eles evidentemente amavam as senhoras americanas, achavam-nas muito belas por suas faces claras, tão diferentes de suas senhoras, com tais compleições negras”.[31] Estas y otras diferencias entre los sistemas esclavistas de ambos países son explicadas con base en especulaciones etnológicas relativas a supuestas características predominantes en la raza anglosajona sobre la latina: “The Anglo Saxons race, on this point, differs essentially from the Latin nations. The former may be moved to generous pity for the negro, but will not yield socially. The latter, both in Europe and the two Americas, have always placed merit before color”.[32]
Asimismo había algunas diferencias a tener en cuenta entre la actitud hacia la raza negra por parte de sudistas y brasileños. Por ejemplo, Andrew McCollam, un hacendado de Luisiana que viajó en 1865 a Brasil para explorar el posible asentamiento de colonos sudistas allí, terminó por desaconsejar la emigración, sobre todo al observar que los brasileños no veían mayores diferencias de rango social entre negros y blancos que las asociadas a sus riquezas materiales: si el negro era libre y tenía dinero, entonces los blancos brasileños no tenían inconvenientes en congeniar con él.[33] Los inmigrantes confederados reportan el trato deferente que los amos brasileños daban a sus esclavos y a los negros libertos en comparación con el trato más formal existente en el Sur: una cordialidad y familiaridad interraciales que les gustaba solo en la medida en que significara bondad de trato, pero no igualación social. Entre los blancos del Sur esta ideología de diferenciación racial estaba fuertemente anclada y no tenía que ver con clases socioeconómicas, pues era compartida hasta por los blancos más pobres que no tenían esclavos,[34] en lo que podría interpretarse como un claro ejemplo de que las comunidades de corte aristocrático. Como la del Old South, eran capaces de autoperpetuarse en la medida en que pudieran incorporar a las capas sociales más bajas en el seno de su órbita cultural.[35]
Dentro de este discurso racial, los confederados se extrañaron de la facilidad con que los brasileños permitían interrelacionarse a sus pequeños hijos con los hijos de sus esclavos domésticos y lo peligroso que esto podía ser para la formación moral del joven y futuro amo. Aunque los historiadores brasileños confirman este tipo de relación,[36] no dejan de señalar que esta muestra de gratitud no correspondía en verdad a las condiciones de vida que se les proporcionaban, pues los esclavos de las haciendas vivían en chozas hechas de barro, sin ventanas, y si tenían ventanas, entonces estas tenían rejas y sus puertas se cerraban por fuera durante las noches para evitar que escapasen.[37] A pesar de que entre los brasileños era mal vista la crueldad en el castigo de los esclavos, tampoco era bien vista la excesiva indulgencia, algo en lo que coincidían con los hacendados sudistas.[38] De todas formas, las relaciones afectivas de carácter patriarcal se iban perdiendo a medida que la hacienda brasileña se tornaba más capitalista y mercantil y el negro era visto cada vez más como solo un factor de producción,[39] algo que también ocurría en el Old South.[40]
Los reportes de los inmigrantes confederados indican de manera crítica que los esclavos brasileños tenían prohibido llevar calzado y debían ir con los pies desnudos —señalamientos confirmados por los historiadores brasileños—,[41] pero parecen olvidar que esta situación se presentaba también en el Old South, donde solamente se proporcionaba calzado a los esclavos en invierno. Igualmente, en cuanto a los señalamientos sobre la mala alimentación del esclavo en Brasil, cabría contraponer la realidad de que los esclavos en las plantaciones sureñas tampoco se alimentaban mucho mejor.[42] Un comentario frecuente en los escritos de los inmigrantes es el referente a las pobres maneras y la poca ropa con que se vestían los brasileños, sobre todo los negros y la gente más pobre, lo que llevó a conclusiones de tipo moralista:
Several negro men were seen with very little else tan a cloth around their loans, carrying immense burdens; while negro women were seated upon the sidewalks with the body of a chemise as the only covering above their waists. These women were engaged in traffic of various kinds, and seemed to be as entirely unconscious of any undue exposure as we would suppose Eva was, originally, in the garden of Eden.[43]
Especulan con la posibilidad de que esto sea consecuencia de la herencia colonial portuguesa, al señalar que en Brasil los arrieros portugueses propietarios de mulas van por los caminos semidesnudos, algo que según los confederados no ocurriría nunca en el Sur por ser una conducta indecente. Los relatos apuntan con temor que en Brasil era común que los esclavos formaran grupos para ir comprando su libertad de manera común y organizada o para ahorrar y comprar sus propias cosas con autorización de su amo. Este tipo de acuerdos, sin embargo, no debió de extrañarles puesto que también se daban en el Sur. Al contrario de lo que ocurría en Estados Unidos, los inmigrantes confederados indicaron que en Brasil era muy frecuente que el esclavo comprara su libertad, lo que además no era mal visto por sus amos, si bien lo más frecuente era que estos esclavos libertos continuaran viviendo en la hacienda de su antiguo amo. Les extrañaba grandemente además la facilidad con la que los antiguos esclavos se integraban sin mayores barreras en la sociedad brasileña, sin restricciones de tipo alguno para desempeñar la profesión u ocupación que desearan, como lo ejemplificaba la gran cantidad de negros libres que había en cargos públicos, hecho confirmado por la historiografía brasileña.[44] Los brasileños temían al esclavo pero no al negro mientras que en Estados Unidos se temía a ambos, y tendían a manumitir más a sus esclavos que los norteamericanos, lo que se debería a que estimaban positivamente al negro, a quien atribuyen la misma inteligencia y habilidad que un brasileño o un portugués. Este razonamiento es matizado en alguno de los relatos de viajeros, que acudía a la etnología positivista de la época y acotaba que esto puede ser verdad para la comparación del negro con brasileños y portugueses, pero no con anglosajones por ser estos de una raza sustancialmente más habilidosa.[45]
Aparece en los relatos de los inmigrantes su sorpresa por la confusión racial que impera en Brasil: “As mulheres nao podiam andar, mesmo para visitar un vizinho próximo sem uma escrava ao sue lado, e era frequentemente difícil dizer quem era a senhora, sendo suas compleiçoes as mesmas. Entre estas ultimas, entretanto, havia algumas tão negras quanto as etíopes”.[46] En las recepciones sociales brasileñas, así fueran de clase alta, no se discrimina a los invitados por el color de su piel, siempre que fueran personas libres, y en las escuelas no había discriminación por el color de la piel, ni en lo que se refería a los alumnos ni tampoco en cuanto al profesorado. Esta confusión no pasaba desapercibida para los sudistas más aprehensivos, quienes expresaban sus temores sobre las implicaciones negativas que para el futuro político del país podía llegar a suponer la abolición de la esclavitud en Brasil y las consecuencias que esto tendría para el estilo de vida que los inmigrantes confederados estaban interesados en preservar:
I think it proper that people should be permitted to know that those very things which they would flee from here (USA) as possible evil of the future will be found there (Brazil) fuly developed, both politically and socially; that the black, whom some admit will one day be our equal here, will already be found there occupying the foremost and most honourable walks of society; that although the white fears he will someday cast his ballot in the same box with him here, he will find him not only voting there, but making laws —laws to govern whites who go there—; that he will have to shut his doors against all social intercourse, or admit the negro to his bed and board.[47]
Partían de la base de una natural desigualdad entre las razas y la dificultad que la raza negra tenía debido a sus costumbres ancestrales para desenvolverse en libertad, con el gran peligro que suponía para la raza blanca el mezclarse con otras razas “inferiores”. Además del juicio denigratorio de las razas negra e india en sus relatos, también se observa un ánimo conmiserativo: son razas inferiores no porque quieren serlo sino porque no pueden hacerlo mejor. Desde esta perspectiva se consideraba que si de manera caritativa y bienintencionada se pretendía equipararlos y darles la oportunidad de que tuvieran los mismos derechos y deberes que los blancos, se incurría en un error que perjudicaría a todos: a negros e indios, porque no sabían cómo conducirse en este contexto, y a los mismos blancos, porque acabarían degradándose al copiar los malos hábitos de las razas inferiores. Tal y como anotan lo anterior ya se reflejaba en la pereza y el desdén que mostraban los brasileños por conseguir las metas con su propio esfuerzo y trabajo, hasta el punto de reportar que los mismos brasileños se escandalizaban ante la pasión por trabajar que mostraban los confederados: “If you shut one of them up in a room without work to do, he would go crazy”.[48]
Esta supremacía racial, se combinó con el factor étnico, pues a su juicio todos estos males se multiplicaban debido a la herencia de tres siglos de colonización portuguesa en Brasil y la sangre musulmana que correría por las venas lusitanas después de tantos siglos de invasion mora: “The most inferior of the Latin races, and during the long occupation of the Iberian peninsula by the Mohammedans their blood was deeply tinged with that of the Moor; this compound settled Brazil, and as neither its moral or intellectual standing was good, so soon as the African came in contact with it, an affinity was created, which has resulted in a thorough amalgamation”,[49] apreciación ésta sobre la civilización portuguesa que es compartida por alguno de los viajeros extranjeros:
But we speak of the Brazilian as a nation […] It does not seem that this people can compite with the Anglo-Saxons, or with that pure Latin race from which they originated, and from which they have degenerated […] Wherever they ancestors, the Portuguese, have gone, this has been their character. Thus, in India and in China, they have brought the human race down to a level scarcely a step above the orangoutang. In those regions the name of Pariah Portuguese signify all that is low, vile, and beastly.[50]
No deja de ser paradójico, sin embargo, que las críticas acerca de la pereza, la indolencia y la lentitud vertidas sobre la forma de ser de los brasileños, fueran las mismas que los yanquis hacían sobre la forma de ser de los sureños.[51]Estas apreciaciones sobre la fluidez de las relaciones raciales y la benignidad en el trato al esclavo en la sociedad brasileña en comparación con la mayor conflictividad interracial y el trato más severo al esclavo en la sociedad norteamericana eran frecuentes por entonces, tanto en Brasil como en Estados Unidos y eran utilizadas por los abolicionistas estadounidenses en sus ataques al Old South. No obstante, la historiografía brasileña más reciente no ha dejado de señalar esto como un mito, pues eran más las semejanzas que las diferencias entre ambos sistemas esclavistas. Por otro lado, esta misma historiografía apunta menos a la herencia colonial portuguesa y a la moral católica como causantes de las diferencias en el trato interracial y más a motivaciones sociodemográficas como, por ejemplo, la mayor facilidad con que libertos y mulatos podían acceder al mercado libre de trabajo o al autoempleo en Brasil.[52]
Los colonos confederados parecen resignarse a la inevitabilidad de la futura abolición de la esclavitud en Brasil. No obstante, uno de sus mayores intereses era la posibilidad de que Brasil cambiara sus leyes de inmigración para permitir la entrada de los antiguos esclavos de las haciendas del Sur, pues de esta manera podrían enseñar las técnicas modernas de cultivo del algodón a los esclavos brasileños:
This skilled labor in the culture of cotton and in the working of machinery of various kinds, would be of much importance to the progress of agriculture and the arts. The negro from the Southern States could give negroes here a practical illustration in the use of the plow, whch would be worth more to Brazil than all the treatises on agriculture which are likely to be written for twenty years; and in this respect a few of these negroes would prove very advantageous.[53]
También están presentes en los relatos confederados diversas estampas de carácter costumbrista. Por ejemplo, les llamaban la atención los numerosos grupos de negros libres y mulatos que recolectaban los detritus por las casas o que trasladaban cajas con cualquier tipo de mercancía por más pesada que pudiera parecer, incluyendo muebles y baúles de todo tipo, y hasta aquellos que cargaban caballeros a sus espaldas en los días de lluvia para evitar que mancharan sus calzados y ropas con el agua que corría por las calles de la ciudad:
But while the rain poured and water covered the streets it was most amusing to see a procession of huge African negroes carrying elegantly dressed gentlemen across the streets. The gentlemen, wearing silk hats and carrying umbrellas, would stand bolt upright, holding themselves stiff, and the negroes would pick them up about the knees and wade torrents, carrying them safe and dry to the other side.[54]
Tampoco las mujeres negras y mulatas escapaban de sus miradas y juicios valorativos, como cuando las veían semidesnudas con bandejas sobre sus cabezas, donde llevaban frutas, dulces y vegetales para vender en la calle, o mientras lavaban ropa en las fuentes públicas o trabajaban en los mataderos fabricando jabón a partir de los contenidos de los intestinos de las reses sacrificadas. Se señalan algunas diferencias que no dejan muy bien paradas a las mujeres blancas brasileñas, por imitar las costumbres de negras y mulatas al ir vestidas ligeras de ropa, dejando al descubierto su cabeza y sus brazos: “But our young ladies and young men blushed when they (Brazilians) brought out their underclothes, all so beautifully embroidered, never dreaming it was improper, not knowing American ideas about such things”[55].
En lo que respecta a los indígenas brasileños, los contactos fueron puntuales y frugales, a excepción de los que llegaron a la colonia amazónica de Santarém,[56] que tuvieron una historia muy diferente a la del resto de las colonias. Las impresiones sobre los aborígenes giran alrededor de sus peculiares formas de vida, del temor por haber tenido noticias sobre algún ataque a poblados cercanos[57] o sobre historias de actos de canibalismo:
Os índios Booga estavam na vila […] Esses seres estavam completamente sem roupas […] As coisas mais feas que se pode imaginar […] Esses selvagen bêbados estavam dançando nas ruas […] Nosso alegre amigo não nos permitira entregar-nos a pensamentos sombrios, asegurando-nos, novamente, que eles não poderiam nos fazer mal. Mas não nos sentimos satisfeitos até ouvirmos que eles deixariam a vila no dia seguinte, após fazer suas compras de farinha, tabaco e rum, bebida que é chamada de Cachaça.[58]
En general, las visiones confederadas compartían la típica visión etnocéntrica que discrimina a los indios por razón de su cultura, juzgada como inadecuada para participar de manera efectiva en el desarrollo civilizatorio:
The mind of the Indian is exactly like that of the infant, and it must grow rather by example than by precept. I think that good example, with a wholesome degree of discipline, might do much with this docile people […] I myself believe —and I think the case of the Indians in my own country bears me out in the believe- that any attempt to communicate with them ends in their destruction. They cannot bear the restraints of law or the burden of sustained toil; and they retreat from before the face of the white man, with his improvements, till they disappear. This seems to be destiny. Civilization must advance.[59]
Las narrativas de los viajeros extranjeros avalan este ejercicio de etnocentrismo al afirmar que, si bien los anglosajones no tienen las manos limpias en su trato con otras razas, no se degradan tanto como los brasileños y los portugueses en el trato con los indios,[60] o que los indios brasileños se caracterizan por su amabilidad, honestidad, hospitalidad y generosidad, pero se lamentan de su impasibilidad, su falta de expresividad emocional, así como su escasa capacidad para buscar y desear la sorpresa que caracteriza a la raza blanca.[61] Por otro lado, en la historiografía brasileña se reporta la existencia de un romanticismo intelectual creciente y de moda entre las élites que veía en el indígena al portador de la genuina y original identidad nacional brasileña, una especie de buen salvaje que debía ser protegido.[62] Sin embargo, entre aquellas élites también predominaban estereotipos negativos sobre los indios, al señalarlos como inofensivos o afirmar que constantemente estaban embriagados en alcohol,[63] sin que nadie hiciera algo práctico por mejorar sus condiciones de vida.[64]
En realidad, las valoraciones tanto de los viajeros extranjeros como de las élites brasileñas sobre los indígenas y la superioridad civilizatoria de la raza blanca no discrepaban mucho de las que tenían los sudistas más militantes que entendían que la esclavitud no era algo negativo en el sentido moral de maldad humana de sus defensores, ya que para ellos se daba una diferencia natural entre las razas que había tenido como resultado la supremacía de la raza blanca sobre las demás. Bajo esta premisa, las críticas vertidas contra la Confederación sureña desde el Norte yanqui sobre la brutalidad del trato a sus esclavos eran rebatidas por la intelectualidad sudista con el argumento de lo provechoso que un sistema esclavista imbuido de una mentalidad paternalista, como la existente en el Old South, podía llegar a ser para la progresiva educación y formación de las razas inferiores:
That system of servitude in the South which was really the mildest in the world ; which did not rest on acts of debasement and disenfranchisement, but elevated the African, and was in the interest of human improvement; and which, by the law of the land, protected the negro in life and limb, and in many personal rights, and, by the practice of the system, bestowed upon him a sum of individual indulgences, which made him altogether the most striking type in the world of cheerfulness and contentment.[65]
No parece que fuese esta creencia supremacista un mero producto de cierta politizada intelectualidad sudista de la época, pues algunas referencias de los mismos inmigrantes confederados apuntan hacia el mismo sentido:
The habits that the American life at the South had for its affects a certain individualism…Born to command a race, inferior in ever respect, the Southerner´s proud spirit ill brooked the discipline of war… the English and Americans are tenacious in their ideas, manners, and religion. The Germans, French and Italians, etc… with whom I have come in contact here soon to adopt the Brazilians customs and manner of thought. The two first or rather the one (for both are of the same race) knows no such thing as amalgamation fot thought or religion. Naturally agotistical, they allow no superiors, nor accept any customs that do not concord with their previous ideas, and they must be masters…[66]
Conclusiones
De las lecturas realizadas se desprende la existencia de una comunalidad de juicios de valor entre inmigrantes confederados, viajeros extranjeros y las élites brasileñas acerca del tema racial favorables a la superioridad de la raza blanca frente a las razas negra e indoamericana. No obstante, parece ser el aspecto étnico, y no el meramente racial, el principal motor de las percepciones de los tres grupos de fuentes, lo que sería coherente con lo que se ha dado en llamar anglosajonismo racial,[67] el cual apuntaría hacia la superioridad de la civilización anglosajona, etnocentrismo compartido también por los mismos líderes nordistas yanquis, por lo que no se puede decir que fueran una característica distintivamente sureña: “All I can say is that Mexico does not belong to our system… [It is] not suited to our people or pursuits. Its inhabitants are a mixture of Indians, negroes, and Spanish that can never be tortured into good citizens, and would have to be exterminated before the country could be made available to us”.[68]
Sería errado argumentar que los prejuicios y estereotipos etnocentristas de los inmigrantes confederados fueran debido a su perfil socioeconómico, pues si bien este era, como se ha mencionado antes, superior al del común de los inmigrantes, no se trataba por lo general de poderosos terratenientes esclavistas.[69] De hecho, la posesión de esclavos por parte de los inmigrantes fue inferior a la que estos mismos habían tenido en el Sur y también inferior a la que los hacendados brasileños tenían en las regiones en las que se asentaron.[70] Según el censo de 1860, la mitad de las haciendas del Old South poseía esclavos,[71] en un rango de entre dieciséis y cincuenta, y aunque es verdad que sólo el 7% de los hacendados eran propietarios del 75% del total de esclavos,[72] esto no tapó la extensión del fenómeno esclavista en casi todos los estratos sociales de la población blanca de los estados del Old South, donde había 230 mil pequeños propietarios de tierras y pequeños comerciantes que tenían entre uno y cuatro esclavos.
Los inmigrantes confederados provenían de una sociedad con una mentalidad patriarcal compartida por todos los estratos socioeconómicos de su población blanca.[73] Por supuesto, el fenómeno etnocentrista y racial entre el colectivo inmigrante confederado presentaba intensidades distintas, y era más acentuada entre los agentes exploradores fundadores de los asentamientos como Dunn y Gaston y mucho menor entre, por ejemplo, los jóvenes y adolescentes como Keyes y Smith, quienes en sus relatos muestran también simpatía hacia personas de otra raza y etnia, algo que tampoco era infrecuente en el Old South, cuando la desconfianza interracial era superada por la realidad de las relaciones personales.[74] Las estrategias de adaptación sociocultural del emigrante también eran distintas, dependiendo de las necesidades de establecer buenas relaciones con la sociedad de acogida y de la necesidad sentida de mantener la propia identidad:[75] mientras en el proyecto inicial de los líderes de la emigración confederada se postulaba un mecanismo de separación con asentamientos diferenciados de los demás colectivos étnicos, en realidad los colonos confederados en Brasil optaron más por estrategias de integración con sus vecinos brasileños, en las que se respetaban las costumbres y valores del otro aunque no se compartieran, hasta llegar con el tiempo a estrategias de asimilación de la cultura brasileña, como en el caso del asentamiento de Santa Bárbara, el único exitoso, o de marginación como en el caso de la dramática experiencia de la colonia amazónica de Santarém.
Estos estereotipos de corte etnocéntrico se pueden explicar a partir del darwinismo social preponderante. Ciertamente, para esa época el positivismo y el evolucionismo estaban en pleno apogeo no solo en Brasil y en el Old South, sino en todo el mundo occidental, y eran vistos de manera muy favorable por las élites políticas y económicas. En esta dirección, cabría proponer otros motores complementarios igual o más potentes para explicar la identidad colectiva sudista como, por ejemplo, el de su fuerte religiosidad moral protestante.[76] En conclusión, si bien puede mantenerse la tesis de que el etnocentrismo basado en la raza era un aspecto crucial en la identidad sudista, pareciera no ser el único como con frecuencia se afirma desde una equivocada óptica presentista que ignora las concepciones que sobre el tema racial estaban en boga en el mundo occidental de aquella época.[77]
Fuentes
Impresas
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[1] Fernando Molero Alonso, “El estudio del perjuicio en la psicología social: definición y causas”, Psicología social, coords. Francisco Morales Domínguez y otros (Madrid: McGraw Hill, 2007) 611.
[2] Cristian Tileaga y Jovan Byford, “Conclusion: barriers to and promises of the interdisciplinary dialogue between psychology and history”, Psychology and History. Interdisciplinary explorations, eds. Cristian Tileaga y Jovan Byford (Nueva York: Cambridge University Press, 2014) 287.
[3] Anthony D. Smith, La identidad nacional (Madrid: Trama Editorial, 1997) 147.
[4] Anthony D. Smith, Ethno-Symbolism and Nationalism. A cultural approach (Nueva York: Routledge, 2009) 25.
[5] Eugene C. Harter, The Lost Colony of the Confederacy (Texas: Texas A&M University Press, 2000) 11. El autor es hijo de inmigrantes confederados en Brasil retornados a Estados Unidos en la segunda generación.
[6] William L. Herndon y Lardner Gibbon, Exploration of the Valley of the Amazon (Washington: Robert Armstrong Public Printer, 1854) 372.
[7] Matthew Fontaine Maury, Amazon, and the Atlantic slopes of South America (Washington: F. Taylor Publisher, 1853) 5-6.
[8] Justin G. Horton, “The Second Lost Cause: Post National Confederate Imperialism in the Americas” (Tesis de maestría en Historia, East Tennessee State University, 2007).
[9] Herndon y Gibbon 337.
[10] Rafael Marquese y Dale Tomich, “O Vale do Paraíba escravista e a formaçao do mercado mundial do café no século XIX”, O Brasil Imperial 1831-1889, orgs. Keyla Grinberg y Ricardo Salles (Río de Janeiro: Civilização Brasileira, 2009) 45, 47 y 50.
[11] Edward A. Pollard, The Lost Cause. A New Southern History of the War of the Confederates (Nueva York: E.B. Treat & Co. Publishers, 1866) 50-51.
[12] Pollard 46.
[13] Comer Vann Woodward, The burden of Southern history (Baton Rouge: Louisiana State University Press, 2008).
[14] Smith, La identidad nacional 1 y 38.
[15] Célio Antônio Alcântara Silva, “Capitalismo e escravidão. A imigração confederada para o Brasil” (Tesis de doctorado en Desarrollo Económico, Universidad Estadual de Campinas, 2011) 225-234.
[16] Artículo de opinión aparecido en Diario de Sao Paulo (San Pablo) 29 de septiembre de 1865. James McFadden Gaston, Hunting a home in Brazil. The Agricultural Resources and Other Characteristics of The Country, also the Manners and Customs of the Inhabitants (Filadelfia: King and Baird Printers, 1867) 60.
[17] Ballard S. Dunn, Brazil, the Home for Southerners (Nueva York: George B. Richardson, 1866) 50 y 51.
[18] La cifra varía bastante dependiendo de las fuentes.
[19] Ricardo Pérez Gómez, “Inmigrantes confederados y el Brasil del Segundo Imperio. Mentalidades y vida cotidiana” (Tesis de maestría en Historia de las Américas, Universidad Católica Andrés Bello, 2018) 77-83.
[20] Leonardo Marques y Waldomiro Lourenço da Silva Júnior, “Migrações senhoriais no longo século XIX: comparações, conexões e integrações”, Revista de História Comparada 13.1 (2019): 179-182.
[21] Silva, “Capitalismo e escravidão” 37-43.
[22] Célio Antônio Alcântara Silva, “Quando mundos colidem: a imigração confederada para o Brasil (1865-1932)” (Tesis de maestría en Desarrollo Económico, Universidad Estadual de Campinas, 2007) 5-7.
[23] Smith, La identidad nacional IX, 10, 11 y 24.
[24] Marina Herrera Torre y Stephen Reicher, “Categorización social y construcción de las categorías sociales”, Psicología social, coords. Francisco Morales Domínguez y otros (Madrid: McGraw Hill, 2007) 169-194.
[25] Judith Howard, “Social psychology of identities”, Annual Review of Sociology 26 (2000): 367-393, 367 y 368.
[26] Philip Q. Yang, Ethnic studies. Issues and approaches (Nueva York: State University of New York Press, 2000) 46 y 47.
[27] Sarah Bellona Smith Ferguson, “The American colonies emigrating to Brazil, 1865”, The Confederados. Old South Immigrants in Brazil, eds. Cyrus B. Dawsey y James M. Dawsey (Tuscaloosa: The University of Alabama Press, 1995) 27.
[28] Lila Moritz Schwarcz, As barbas do Imperador. D. Pedro II, um monarca nos trópicos (Sao Paulo: Companhia das Letras, 1998) 15.
[29] Gaston 123.
[30] Julia Louisa Keyes, Nossa vida no Brasil. Imigração norteamericana no Espíritu Santo 1867-1870 (Vitoria: Arquivo Público do Estado do Espírito Santo, 2013) 266.
[31] Keyes 265.
[32] James C. Fletcher y D. P. Kidder, Brazil and the Brazilians (Boston: Little Brown and Company, 1868) 138.
[33] Silva, “Capitalismo e escravidão” 127.
[34] Ulrich Bonnell Phillips, Life and labor in the Old South (Boston: Little, Brown and Company, 1963) 353.
[35] Smith, La identidad nacional 67.
[36] Maria Thereza S. Petrone, “Reações e transações”, História geral da civilização brasileira, vol. 5, t. 2, dir. Sergio Buarque de Holanda (Río de Janeiro: Editora Bertrand Brasil Ltda, 1997) 179 y 180.
[37] Frederic Mauro, O Brasil no tempo de Dom Pedro II (1831-1889) (Sao Paulo: Companhia das Letras, 1991) 176.
[38] Phillips 243.
[39] Petrone 180.
[40] Phillips 267.
[41] Luiz Felipe de Alencastro, “Vida privada e orden no Imperio”, História da vida privada no Brasil, vol. 2, dir. Fernando Novais (Sao Paulo: Companhia das Letras, 2008) 79.
[42] Phillips 197.
[43] Gaston 9.
[44] Sergio Buarque de Holanda, Raizes do Brasil (Sao Paulo: Companhia das Letras, 1995) 125.
[45] Louis Agassiz, A Journey in Brazil (Boston: Ticknor and Fields, 1869) 128 y 129.
[46] Keyes 94.
[47] Carta del inmigrante confederado John Cardwell a su regreso de Brasil, publicada en Galveston Tri-Weekly News 16 de diciembre de 1866, citada en William Clark Griggs, “Frank McMullan’s Brazilian Colony” (Tesis de maestría en Historia, Texas Tech University, 1974) 53. Griggs es descendiente de inmigrantes confederados en Brasil.
[48] Palabras de un brasileño acerca de los inmigrantes extranjeros en Brasil y evocadas por la descendiente de inmigrantes confederados Pamela Ann Huber, citado en Harter 72.
[49] Carta del inmigrante confederado John Cardwell a su regreso de Brasil, publicada en Galveston Tri-Weekly News, 19 de octubre de 1866, citada en Griggs 51.
[50] John Codman, Ten months in Brazil (Nueva York: James Miller Publisher, 1872) 131-132.
[51] Phillips 5.
[52] Celia Maria Marinho de Azevedo, Abolicionismo: Estados Unidos e Brasil, uma história comparada (século XIX) (Sao Paulo: Annablume, 2003) 13-21.
[53] Gaston 227.
[54] Carta de Eliza Kerr, inmigrante confederada de la colonia fundada por Dunn, citada en Harter 42 y 43.
[55] Smith, La identidad nacional 36.
[56] Norma de Azevedo Guilhon, Confederados em Santarém. Saga americana na amazônia (Río de Janeiro: Conselho de Cultura do Estado do Pará, 1987).
[57] Carta del líder explorador confederado Robert Meriwether a Gaston del 8 de enero de 1866, citada en Gaston 297.
[58] Keyes 101 y 102. Cursiva en el original.
[59] Herndon y Gibbon 224.
[60] Agassiz 247.
[61] Agassiz 311 y 312.
[62] Schwarcz 204-206 y 218.
[63] Mauro 90.
[64] Mary del Priore, Historias da gente brasileira, vol. 2 (Sao Paulo: Leya Editora, 2016) 101.
[65] Pollard 49.
[66] George Barnsley, “Foreing colonization in Brazil”, Brazilian American (1928), inmigrante confederado en Brasil citado en Ernest Rheaume, “South Goes South: American Perspectives on Southern Immigrants to Brazil” (Senior Honors Projects, University of Rhode Island, 2006).
[67] Reginald Horsman, La raza y el Destino Manifiesto: orígenes del anglosajonismo racial norteamericano (México: Fondo de Cultura Económica, 1985).
[68] Carta del general nordista William Sherman del 7 de noviembre de 1866, citada en Emily Rose Kinney, “Leaving the United States for the Land of Liberty: Postbellum Confederates in Mexico” (Tesis de maestría of Arts, University of Texas, 2011) 8.
[69] John C. Dawsey, “Defining the American descendants in Brazil”, The Confederados. Old South Immigrants in Brazil, eds. Cyrus B. Dawsey y James M. Dawsey (Tuscaloosa: The University of Alabama Press, 1995). Los Dawsey descienden de pastores protestantes que se establecieron en Brasil para atender los servicios religiosos de los primeros inmigrantes confederados.
[70] Silva, “Capitalismo e escravidão” 77.
[71] Silva, “Capitalismo e escravidão” 25.
[72] Leticia Aguiar, “Imigrantes norteamericanos no Brasil. Mito e realidade, o caso de Santa Barbara” (Tesis de maestría en Ciencias Económicas, Universidad Estadual de Campinas, 2009) 16.
[73] William B. Hesseltine, A History of the South (1607-1936) (Nueva York: Prentice Hall, 1936) 322.
[74] Phillips 265.
[75] Molero Alonso 614.
[76] Pérez Gómez 187-202.
[77] Elizabeth Anderson, Social Movements, Experiments in Living and Moral Progress: Case Studies from Britain’s Abolition of Slavery (Kansas: The Lindley Lecture, The University of Kansas, 2014) 15-23.