Las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX estuvieron pautadas por la inserción de las economías latinoamericanas en el comercio capitalista mundial. En el caso uruguayo, se trató de un período de consolidación de las bases políticas y económicas del Uruguay moderno, caracterizado por la tecnificación y expansión del sector agro-exportador así como por un fuerte crecimiento de la economía urbana de Montevideo y la expansión demográfica al influjo de la inmigración internacional. En ese marco, se desarrollaron especialmente los sectores secundario y terciario de la economía generando una fuerte demanda de mano de obra, tanto de varones como de mujeres, para trabajar en los servicios, el comercio y la incipiente industria nacional.
Tradicionalmente, se ha asociado a las transformaciones ocurridas en el mundo del trabajo en este contexto con un proceso de “salarización”, entendido en un doble sentido: por un lado, que el trabajo asalariado libre se convirtió en la forma de trabajo predominante y por otro, que el salario pasó a ser el principal ingreso para la subsistencia de las familias. Estas explicaciones sobre la “transición” del trabajo esclavo al trabajo libre vienen siendo discutidas por la historiografía en las últimas décadas.1 Esto ha implicado dar cuenta de la coexistencia de diferentes formas de trabajo pero además ha provocado una problematización acerca de las implicancias del trabajo libre y el trabajo asalariado en la segunda mitad del siglo XIX.2 Estos abordajes también se han enriquecido con los estudios desde la historia social del trabajo con perspectiva de género, al dimensionar la importancia del trabajo remunerado de las mujeres en la misma época.3
Este artículo estudia el trabajo asalariado de mujeres como amas de leche en la ciudad de Montevideo entre 1852 y 1890. Mediante un amplio abanico de fuentes se estudiará su inserción en el ámbito privado y su desempeño como empleadas del Asilo de huérfanos y expósitos de la ciudad. Pretende dar cuenta de las características de esta relación laboral en el contexto de la abolición de la esclavitud y el arribo masivo de inmigrantes europeas en condiciones laborales precarias. Además de un estudio concreto de esta forma de trabajo, creemos que este caso evidencia las complejidades del proceso de “salarización” y por tanto, permite discutir las concepciones lineales sobre la transición del trabajo esclavo al trabajo libre. ¿Quiénes eran las amas de leche montevideanas en el período 1852-1890? ¿Qué tipo de relación laboral entablaban con sus empleadores? ¿Es posible identificar rupturas o continuidades en relación al período anterior a la abolición de la esclavitud?
La historia del trabajo doméstico o de cuidados se convirtió en objeto de estudio de la historiografía hace no más de cinco décadas. Durante un largo tiempo, la exaltación puesta en el trabajador fabril, el privilegio del trabajo asalariado libre frente a otras formas, y la invisibilización del trabajo femenino, relegó este objeto de estudio a un segundo plano. Esta situación se fue revirtiendo en las décadas de 1970 y 1980 con el desarrollo de investigaciones feministas.4 El estudio del trabajo de las amas de leche, puede ser ubicado en el campo de los problemas historiográficos vinculados a la historia del trabajo doméstico.
La cuestión de las amas de leche cobró relevancia en la historiografía durante la década de 1980, y desde entonces ha sido un tema recurrente en el campo de la historia social del trabajo. Los estudios pioneros de George Sussman para Francia5, Carmen Sarasúa para España6 y Janet Golden para Estados Unidos7 pusieron el foco en comprender las dimensiones del fenómeno de la lactancia asalariada, las particularidades de las amas de leche, las características de la relación laboral y las causas de su entrada en desuso hacia las primeras décadas del siglo XX.
En los últimos años, un grupo de investigadoras principalmente de Estados Unidos y Brasil crearon una red sobre maternidades esclavas en la que abordan, entre otros aspectos, la experiencia de las mujeres esclavizadas que fueron obligadas a actuar como amas de leche de los hijos de sus amos.8 Esta temática también ha sido estudiada en extenso por la historiografía brasileña en el marco de los estudios sobre la historia social de la esclavitud. Los estudios se han sucedido para diferentes ciudades y momentos históricos, aunque no se ha puesto el foco en lo ocurrido con el trabajo de ama de leche en la post-abolición.9
Quien ha analizado especialmente el rol de las amas de leche en Argentina es la autora Cecilia Allemandi al estudiar el servicio doméstico en Buenos Aires entre la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX. Considera que estudiar las amas de leche permite nutrir la caracterización del mercado de trabajo urbano, profundizar en el conocimiento de las escasas alternativas laborales que tenían las mujeres pobres y las formas mediante las cuales resolvieron su subsistencia y la de sus hijos. Analiza las diferentes modalidades de contratación, la lactancia asalariada pública y privada, el discurso médico y la reglamentación laboral.10 Si bien existen algunos trabajos que analizaron el tema vinculado al trabajo de mujeres esclavizadas,11 no se ha estudiado lo ocurrido con esta forma de trabajo luego de la abolición.
La bibliografía sobre la esclavitud en el Uruguay da cuenta parcialmente del trabajo de las mujeres esclavizadas como amas de leche desde el período colonial12, sin embargo, no hay estudios específicos sobre las amas de leche negras, así como tampoco hay trabajos que hayan puesto el foco en el trabajo de las esclavizadas en otras actividades económicas.
En relación a la bibliografía sobre maternidad y lactancia asalariada, uno de los pioneros en abordar este tema fue José Pedro Barrán en su Historia de la sensibilidad en el Uruguay. En este libro analiza la presencia de amas de leche en Uruguay durante el siglo XIX, un estudio de su mercado laboral mediante avisos de trabajo en la prensa y los inicios del discurso médico condenatorio a esta práctica.13 En los últimos años, una serie de estudios sobre la infancia y la maternidad en el Uruguay se han dedicado al abordaje de las formas de alimentación infantil, entre ellas, la lactancia asalariada. Osta realiza una reconstrucción de la historia del Asilo de huérfanos y expósitos de la ciudad entre 1818 y 1885 destacando el trabajo de las amas de leche en él.14 El único trabajo específicamente dedicado al estudio de las nodrizas en el Uruguay es la tesis de grado de Aline Lemarquant. El trabajo analiza la lactancia pública y privada de nodrizas en Montevideo durante el siglo XIX. La autora da cuenta de que hasta la abolición, esta era una tarea realizada preferentemente por mujeres esclavizadas y luego de 1842, pasó a ser encarada por mujeres inmigrantes pobres. No obstante, a pesar de esta afirmación, no hay ninguna problematización al respecto ni se estudia la forma en que operó este cambio.15
Este artículo pretende profundizar en el estudio de las amas de leche en Montevideo en diálogo con la historiografía internacional y mediante un abordaje desde la historia social del trabajo. Busca analizar las alternativas laborales que las mujeres tenían en el mercado de trabajo de la ciudad, indagando en un sector inexplorado por la historiografía local: el trabajo doméstico o de cuidados. Por último, dialoga con los estudios sobre el mercado de trabajo asalariado en la post-abolición, incorporando la participación de las mujeres en él y la importancia de sus ingresos para garantizar la subsistencia familiar. En este sentido, discute con las visiones tradicionales sobre el proceso de transición del trabajo esclavo al trabajo libre.
El trabajo doméstico era una de los sectores de mayor demanda de mano de obra en Montevideo en la segunda mitad del siglo XIX. Mucamas, sirvientes, cocineros, lavanderas, cocheros y amas de leche eran algunas de las categorías ocupacionales mas extendidas en la capital. Se trataba de un trabajo realizado tanto por varones como por mujeres, y durante el período de vigencia del trabajo esclavo, muy asociado a las personas esclavizadas o afrodescendientes libres. Si bien algunos trabajadores eran contratados para cumplir tareas especializadas, otros se encargaban de una amplia variedad de actividades asociadas al servicio de una casa. En la categoría que aquí nos ocupa especialmente, la de las amas de leche, el tipo de trabajo realizado dependía mucho del empleador ya que si bien algunas podían estar destinadas únicamente al amamantamiento y cuidado de los niños, otras familias podían solicitar que se realizaran otras tareas como cocinar, lavar ropa o limpiar.
Durante la segunda mitad del siglo XIX el trabajo doméstico en Montevideo protagonizó un proceso de “feminización”.16 Mientras que a mediados de siglo las tareas domésticas remuneradas eran realizadas por varones y mujeres, prácticamente por igual, hacia el Novecientos las mujeres se volvieron las protagonistas. Además, luego de la abolición de la esclavitud, el sector siguió asociado al trabajo de personas afrodescendientes17 aunque resulta evidente la inserción en el mercado de inmigrantes europeos que llegaban masivamente al puerto de Montevideo luego de la década de 1860.
En 1853, según el registro de trabajadores domésticos levantado por la policía de la ciudad, había 2,031 personas empleadas en este sector. Se distribuían en 378 sirvientes de ambos sexos, 918 lavanderas, 562 cocineros y cocineras, 94 amas de leche, 32 costureras y 47 planchadoras. El 76% fueron identificados en la fuente como personas “de color” y el 24% como “blancas”. 18 Esta fuente no permite clasificar a los trabajadores por sexo pero sí es posible hacerlo en el “Registro de sirvientes” de 1860. Según éste había un total de 907 personas realizando esa actividad en la ciudad de Montevideo. El 56% eran mujeres y el 44% eran varones. El 28% fueron clasificados como uruguayos (dentro de los que es posible hubiera un buen número de afrouruguayos), 18% franceses, 18% españoles, 12% italianos, 12% africanos y el restante 12% de otras nacionalidades (argentinos, brasileños, portugueses).19
La demanda de trabajadores extranjeros para el servicio doméstico era muy importante en la década de 1860 según lo computa el informe de la Comisión de Inmigración de 1871. Esta Comisión, que actuaba como agencia de colocación pública, recibía solicitudes de trabajadores desde distintas partes del país y oficiaba como mediadora para colocar a los inmigrantes. Si se toma el total de las solicitudes del período 1867-1871, que suman 13. 717, se comprueba que el 53% de los trabajadores solicitados para el servicio doméstico eran varones y el 47% eran mujeres, todos concentrados en las categorías sirvientes y cocineros.20
Si se analiza el padrón de 1889 la tendencia a la participación conjunta de varones y mujeres en el trabajo doméstico se revierte. Como puede verse en la Figura 1, en todas las categorías ocupacionales estudiadas las mujeres son la mayoría de las empleadas en el sector. En cuanto al origen, se conserva el predominio de los trabajadores extranjeros. En la suma de las cuatro categorías ocupacionales, el 62% eran extranjeros y el 38% eran nacionales.
Estos trabajos ocurrían normalmente en el ámbito del hogar, los sirvientes formaban parte de la cotidianidad de las familias. Podían brindar servicios a uno o varios empleadores, contratarse por hora, por día o colocarse “con cama” para una única familia. El tipo de relación laboral y su grado de dependencia variaba según la forma de contratación alcanzada, siendo en muchos casos una situación de extrema dependencia provocando niveles muy bajos de autonomía.
En el caso de las amas de leche, las modalidades de trabajo eran diversas: algunas criaban en sus casas, otras en la casa de las familias del niño amamantado; y también estaban las que se empleaban como amas de leche internas o externas del Asilo de huérfanos y expósitos de la ciudad.
Las fuentes estadísticas del siglo XIX son bastante esquivas al registro de amas de leche. Esto no escapa al subregistro general sobre las ocupaciones femeninas en censos y padrones de población. No obstante, podríamos pensar que el registro de las amas de leche debe haber sido todavía más menospreciado teniendo en cuenta de que se trataba de una ocupación meramente circunstancial y además, con una muy mala consideración social.
En el padrón de la ciudad de Montevideo de 1843 figuran únicamente dos mujeres registradas como “nodrizas”.21 En los de 183622 y 185823 no hay ninguna mujer registrada con esta ocupación. Según el registro de trabajadores domésticos levantado por la Policía en 1853, en Montevideo había un total de 94 amas de leche, entre ellas, 38 eran “blancas” y 56 “de color”. 24 En el padrón de Montevideo de 1889 figuran 96 nodrizas, 86 extranjeras y 13 nacionales.25
En los avisos de trabajo en la prensa, en cambio, las amas de leche tenían una representación mucho mayor. Son la categoría ocupacional más registrada en la muestra extraída para el período 1850-1890: 548 avisos, el 21% del total.26
La presencia de las amas de leche en los avisos de trabajo en la prensa es constante pero variable a lo largo de todo el período de estudio como da cuenta la Figura 1. En éste puede observarse el porcentaje de los avisos de amas en relación al total, lo que da como resultado una gran variación entre 1850 y 1890. Otro de los aspectos que puede analizarse es la distinción entre el trabajo ofrecido y el trabajo requerido. Si bien los porcentajes son variables a lo largo de todo el período, es posible constatar que a partir del año 1865 fueron en aumento los avisos que ofrecían el servicio de ama de leche en detrimento de los que lo requerían.
La historiografía que ha estudiado el tema ha dado cuenta de que hacia fines del siglo XIX habría menguado la demanda de amas de leche en la ciudad de Montevideo,27 lo que parece coincidir con lo constatado en nuestro análisis de los avisos de prensa. De todas formas, no parece viable estimar la verdadera dimensión de este mercado de trabajo únicamente con esta fuente ya que había otras formas de colocarse, y además, estaba la esfera del empleo público. Si bien estas referencias hablan de una disminución de la actividad, ésta estaba lejos de desaparecer en las primeras dos décadas del siglo XX. La falta de estudios sobre avisos de trabajo para inicios del siglo XX no permite hacer una comparación con los resultados obtenidos para décadas anteriores.
Por otro lado, como veremos en el apartado siguiente, lejos de reducirse, la demanda de amas de leche en el asilo creció en nuestro período de estudio, producto de un evidente fortalecimiento de dicha institución (mayor presupuesto, edificio propio). La atención de la asistencia pública hacia los niños y las madres se encargó de promover la lactancia materna (por ejemplo mediante la creación de los consultorios Gota de Leche creados en 1908) y regular el trabajo de las amas tanto en la esfera pública como en la privada (con la ley de protección a la infancia y la creación de la Oficina de Nodrizas en 1919). Las mujeres pobres, cuyo trabajo asalariado fuera de sus casas las obligaba a acudir a las amas de leche, tendrían otros mecanismos para garantizar la supervivencia de sus pequeños, ahora amparados por la protección estatal. Los asilos maternales y los primeros jardines de infantes resultarían refugio para los hijos de las mujeres que debían salir a buscar la subsistencia familiar. En el caso de las familias más pudientes, quienes no eran el público objetivo de la asistencia estatal, parece haber permeado el discurso pro lactancia materna, muy asociado a la imagen de la mujer-madre, dedicada a sus hijos casi en exclusividad, dispuesta a sacrificar todo por la salud y el bienestar de sus descendientes. Según Allemandi, este fue el aspecto clave del declive del mercado de las amas de leche en Buenos Aires hacia 1920: la consolidación de un nuevo ideal materno, centrado en la salud y la crianza de los niños. 28
El trabajo como ama de leche era realizado con asiduidad por mujeres esclavizadas desde el período colonial. Estas mujeres amamantaban a los hijos de sus amos o eran conchabadas por estos para brindar el servicio a otra familia. En los años anteriores a la abolición de la esclavitud, concretada aunque con restricciones en el año 1842,29 la presencia de esclavizadas o mujeres negras libres ofrecidas o requeridas como amas de leche en los avisos de prensa era muy importante. También formaban parte del personal del Asilo de la ciudad, siendo la mayoría de las contratadas como amas.
Luego de la década de 1850, las referencias étnico-raciales comienzan lentamente a desaparecer en los avisos de prensa. En 1850 se avisa que “se tomará una blanca” y se ofrece para trabajar “una morena”; mientras que en 1860 un aviso recoge el ofrecimiento para el servicio de una casa de “una mujer blanca”. A partir del año 1870, en todos los avisos de la muestra desaparecen las referencias a personas “blancas” y “negras”. Esto parece coincidir con la desaparición de categorías raciales de la esfera pública, típica del siglo XIX post revolucionario y especialmente de sus últimas décadas.
Cómo ha estudiado Andrews para los países de “afrolatinoamérica” es posible identificar en esta, una de las tantas señales del “blanqueamiento de la sociedad” propuesto por los Estados nacionales en proceso de consolidación. Este “blanqueamiento” buscaba que las sociedades latinoamericanas se parecieran a las sociedades europeas que tenían como modelo. En esta visión, “blanco” era sinónimo de europeo y por lo tanto, señal de civilización y progreso.30 .
Mientras desaparecen los rastros étnico-raciales, empiezan a predominar las referencias al origen. A partir de la década de 1860 la presencia de mujeres europeas trabajando como amas de leche se hace evidente en los avisos de trabajo. Del total de avisos de amas en el período 1850-1890, el 40% registra el origen. El 52% de estas mujeres eran españolas, el 38% eran italianas, el 8% francesas y el restante 2% alemanas, suizas y uruguayas.31 La presencia creciente de europeas como amas de leche no implicó la desaparición de las mujeres afro en este trabajo. Más allá de la abolición de la esclavitud, el trabajo como ama de leche continuaba siendo un empleo precario,32 inestable y de baja remuneración. La situación de las mujeres que trabajaban como amas se había modificado en términos legales pero continuaba siendo la misma en términos económicos.
La necesidad de trabajar como ama de leche tenía más que ver con una situación de precariedad económica que con una situación jurídica o racial. Cuando las corrientes migratorias trajeron a Montevideo a miles de mujeres en una situación de vulnerabilidad, estas se convirtieron en potenciales trabajadoras del servicio doméstico en general, y del amamantamiento asalariado en particular. Es esperable, además, que esta también fuera la situación de mujeres afrodescendientes libres, cuyo estatus jurídico se había modificado pero no su situación social. Fue la coacción económica, y ya no la extraeconómica, la que llevó a estas mujeres a ejercer un trabajo de este tipo. Salario acotado, abandono de su propio hijo y familia en muchos casos y ligado a una circunstancia temporal, el trabajo de las amas de leche las colocaba en una situación de extrema vulnerabilidad.
Además de trabajar de forma particular para las familias, las amas de leche podían emplearse en el Asilo de Expósitos y Huérfanos de la ciudad.33 La mayoría realizaba el trabajo en sus propias casas, mientras que un número menor se encargaba de amamantar a los escasos niños que habitaban en el propio asilo. Cuando los niños eran mayores, pasaban a vivir al interior de éste al cuidado de sirvientas o niñeras. Idealmente, los niños debían estar con las amas no más de tres o cuatro años pero las fuentes dan cuenta de que ellos podían pasar al cuidado de estas mujeres por mucho más tiempo. Cuando el cuidado se extendía más allá del período de lactancia, estas mujeres eran llamadas “amas secas”.
Según los números recogidos en presupuestos para algunos años disponibles, la cantidad de amas de leche que contrataba el asilo fue en aumento, como se muestra en la Figura 3. Es probable que esto se explique por una capacidad creciente de la institución de acoger niños huérfanos, un mayor presupuesto y una mejor infraestructura.
Las mujeres que querían trabajar como amas de leche para el asilo se presentaban directamente a solicitar que se les entregara un niño. No se ha encontrado ningún tipo de contrato escrito en el que se hiciera explícita la relación laboral y la responsabilidad del ama sobre el niño. En un libro se registraban sus domicilios, ya que eran visitadas en sus casas por las autoridades para comprobar el estado en que se encontraban los niños. Expuestas a una situación de vulnerabilidad económica y social, sus condiciones habitacionales no eran las mejores.
En 1865 fue aprobado un reglamento del funcionamiento del Asilo, que ponía especial atención en regular la actividad de las llamadas “amas externas”.34 Estas mujeres eran seguidas muy de cerca por las autoridades ya que al no encontrarse en el edificio del asilo, su conducta y comportamiento era más difícil de controlar. Para que se les abonara su salario, las amas debían concurrir el día previsto con el niño que tenían a su cargo para que fuera revisado por la comisión y los médicos. No podían alejarse dos leguas sin permiso y en caso de que el niño que tenían a su cargo enfermara o falleciera, debían dar aviso inmediato a las autoridades. Resulta imposible establecer si estos controles se realizaban de forma asidua, aunque dado que solo había una “visitadora” para controlar a más de 100 amas, es probable que no fueran muy estrictos. La apremiante situación que vivían las mujeres que se dedicaban a este trabajo puede ser apreciada en las disposiciones del reglamento. Allí se establece que “la mujer que cometiese el delito de arrojar un hijo al torno para conchabarse en la misma casa, será remitida al juez competente”. Que este comportamiento apareciera en el reglamento permite pensar que se trataba de una practica extendida en la época y da cuenta de la situación de precariedad económica en la que se encontraban estas mujeres. Dejar a su propio hijo en el torno para poder encontrar un trabajo como ama de leche parecía ser una opción para algunas mujeres pobres de la ciudad. ¿Por qué lo hacían? En un texto clásico de Elisabeth Badinter, la autora francesa analiza las razones de las actitudes maternas en diferentes momentos de la historia y los cambios en relación al instinto materno. En Europa, en el último tercio del siglo XVIII, se generó un profundo cambio en relación a la maternidad. Hasta entonces, la falta de interés y la indiferencia de las madres no era castigada por la sociedad y ello explicaba algunas actitudes como las de entregar a los niños a nodrizas, en manos de las cuáles tenían grandes posibilidades de morir a los pocos meses de haber nacido. Este cambio en la imagen de la madre se basó en las recomendaciones acerca de que debían ser ellas las que tenían que ocuparse de sus hijos, lo que implicaba incluso darles el pecho. Fue entonces que se instaló la idea del “instinto materno”, o sea de que exista naturalmente el amor espontáneo de toda madre a su hijo. Esto fue posible a través del desarrollo de una serie de discursos que calaron hondo tanto en los varones como en las mujeres, aunque habría diferencias según el estrato social de estas familias. Badinter señala que las más apegadas a este nuevo modelo de madre fueron las mujeres de la burguesía, mientras que aquellas más desfavorecidas fueron las últimas en escuchar esta “nueva moda”. Para esta autora “la atención maternal es un lujo que las mujeres pobres no pueden darse”.35 Estas mujeres no tienen tiempo ni energía y en muchas circunstancias los niños pueden convertirse en una carga, situación agravada por la fecundidad excesiva y la obligación de trabajar.
Estos argumentos de Badinter resultan fundamentales para pensar los motivos por los cuáles las mujeres que aquí se analizan trabajaban como amas de leche exponiendo la vida de sus hijos. Si bien eran libres jurídicamente hablando, parecían no tener opción. No eran libres de elegir este trabajo, lo hacían porque la coacción económica no les dejaba alternativa.
Los datos de mortalidad infantil y de natalidad permiten aportar al argumento de que las carencias económicas eran un rasgo central en la decisión de trabajar como ama de leche, pero no el único. En la segunda mitad del siglo XIX Montevideo mostraba elevados valores de mortalidad infantil, en torno a las 200-220 muertes de menores de un año por cada mil habitantes.36 La muerte era un asunto corriente, incluso la de los niños.
En 1894, el médico Joaquín de Salterain refería de forma cruda a las formas en las que las familias pobres vivían la muerte de sus propios hijos: “en razón de ser las familias muy numerosas, se mira con relativa indiferencia, por lo menos por las de las clases menesterosas, la debilidad congénita o adquirida de uno de los descendientes, preparando así la manifestación de dolencias incurables, casi siempre, porque es muy difícil que sean bien atendidas, y con el cuidado que su edad requiere, los niños pobres, cuyos padres necesitan ceñirse a sus ocupaciones, para procurarse recursos”.37
Familias muy numerosas y expuestas a la muerte temprana de los niños. Es probable que las formas de vivir y sentir la maternidad para estas mujeres estuvieran marcadas por esta realidad. Si a esto se le suma un contexto de precariedad económica, puede comprenderse mejor la decisión de las mujeres de velar por la supervivencia de sus hijos mayores, que habían logrado sobrevivir, a costa de arriesgar la vida del que acababa de nacer.38
La situación de precariedad de estas mujeres y sus familias podía aumentar en contextos de crisis económica. Si bien el análisis de los avisos de trabajo en la prensa no nos ha permitido encontrar una relación entre crisis y aumento de la oferta de amas de leche, es posible acércanos a esta realidad mediante otras fuentes. En el trabajo de Lourdes Peruchena, a partir del análisis de la tesis para obtener el título de Doctor en Medicina de José Rodolfo Amargós del año 1892, se señala que durante la crisis de 1890 aumentó notoriamente el número de amas de leche producto de “la miseria que ha cundido en sus hogares” y la falta de otras ocupaciones. La falta de alternativas laborales afectaba no solo a las mujeres, sino también a los varones de la familia, lo que obligaba a las madres a emplearse como amas. Así relataba Amargós lo complejo de esta situación: “un sinnúmero de mujeres pálidas, anémicas, enflaquecidas por el hambre se presentan al examen de la leche suplicando se les admita de caridad como nodrizas porque sus maridos no trabajan y no tienen que comer”.39
Las opciones de trabajo que tenían las mujeres en esa época eran reducidas y todavía más si se trataba de madres con varios hijos, algunos de ellos de muy corta edad. Como vimos, el trabajo doméstico empleaba a un número importante de mujeres en las más diversas tareas, así como algunos sectores de la incipiente industria nacional. Según el padrón de Montevideo de 1889, de las mujeres que declararon ocupación, el 26% eran sirvientas, el 25% costuras, el 11% lavanderas y el 9% cocineras.40 No obstante, para muchos de estos trabajos se requería una disponibilidad que las madres recientes no siempre tenían. Muchas mujeres debían descuidar a su propia descendencia para emplearse en casas ajenas; o llevarse trabajo a su domicilio a cambio de una remuneración. Esto ocurría en el caso de mujeres solteras, en cuyas familias no había otro ingreso; pero también en el caso de familias pobres, en las que el ingreso del hombre no bastaba para satisfacer las necesidades.
El salario de las amas de leche estaba en la parte más baja de la escala salarial de la época. A lo largo del período de estudio su remuneración varió entre $8 y $10 mensuales en el caso de las amas del Asilo.41 Es probable que en el ámbito privado, sobre todo cuando eran contratadas por familias acaudaladas, recibieran una paga mayor, además de comida y alojamiento. El promedio de los salarios que se pagaban en los años 1888-1889 a los sirvientes en general iban de $10 a $18 mensuales, a lo que había que agregarle casa y comida;42 las cocineras cobraban entre $10 y $18 mensuales; las enfermeras entre $6 y $12 y las costureras $18 por mes.
La cuestión del salario de las mujeres ha sido un tema de discusión en la historiografía desde hace ya varias décadas. Según la economía política clásica del siglo XVIII el trabajo de las mujeres para el mercado debía ser compatible con el trabajo en el hogar y sus salarios no serían más que un complemento al ingreso percibido por el varón de la familia. Las mujeres se insertaban en el mercado laboral realizando tareas “propias de su sexo” (cuidados, elaboración de alimentos, servicio de una casa, educación de los niños). La escasa valoración salarial responde a que no era considerado un trabajo calificado sino que era lo que las mujeres “naturalmente” sabían hacer. Esto estaba asociado a la división sexual del trabajo en la que correspondía a los hombres la responsabilidad de la producción y el mantenimiento económico de la familia, y a las mujeres el trabajo reproductivo y doméstico.43 Sin embargo, en los sectores menos favorecidos de la sociedad, este “discurso de la domesticidad” no fue más que eso: un discurso. Los ingresos percibidos por las mujeres resultaban determinantes en la economía familiar lo que las volcaba al mercado a realizar cualquier trabajo que les permitiera ganar aunque fuera un magro salario, como el caso de las amas de leche que aquí se estudia.
En el año 1852 se desató un conflicto entre la Comisión del Hospital de Caridad y las amas de leche externas del asilo. Según se consigna en las actas, el debate comenzó con una solicitud de un miembro de la Junta Económico-Administrativa (JEA) de recoger a los niños de más de nueve años que estaban a cargo de las amas para ser educados en las instalaciones del asilo. Luego de una escueta intervención del señor Fuentes, quien apoyaba la idea pero la consideraba irrealizable por una cuestión presupuestal, tomó la palabra el señor Illa y dio cuenta de la situación en la que se basaba dicha solicitud. Illa relató que estuvo en contacto con las amas y los niños en ocasión de que éstas se presentaron a cobrar sus salarios y pudo “conocer el estado de abandono en que se halla la educación de todos ellos”. Aseguraba que los niños estaban a cargo de personas “pobres y desconocidas” y no habían recibido enseñanza alguna, “llegando al extremo triste y lamentable de no conocer una sola palabra de la doctrina cristiana”.44
En la sesión del 12 de septiembre de 1852 se dio cuenta del conflicto que se había generado con las amas cuando se les quiso quitar a los niños para llevarlos al asilo. La resolución debió ser suspendida porque algunas amas “a título de madres, era tanto el cariño que les profesaban que se resistían a entregarlos”. A este argumento, que parece ser netamente emocional, se sumaba el aspecto económico: las amas, ante este intento de la JEA, se habían presentado a reclamar el pago de todo lo que se les adeudaba por lo que se había tenido que dejar sin efecto la aplicación inmediata de la medida.
Una nueva disposición hizo una distinción entre aquellas amas que sí proporcionaban educación a los niños y las que no lo hacían. A quienes se les permitía continuar al cuidado de los niños, dejarían de recibir la mensualidad correspondiente, o sea, pasarían a realizar un trabajo no remunerado. Finalmente, se estipulaba el pago de los haberes atrasados tanto a unas como a las otras.45 Dos meses más tarde de esta resolución se informó que las amas se presentaban continuamente a reclamar los pagos respectivos a los que ni la JEA ni el Gobierno Superior podían hacer frente. 46
La situación generada ante el intento de las autoridades de quitarles a los niños fue aprovechada por las amas para reclamar lo que les correspondía, o sea, los salarios atrasados o impagos. La situación de precariedad económica que señalábamos, no hacía más que perpetuarse debido al escasísimo salario que estas mujeres cobraban. La remuneración no solamente era baja, sino que además, como queda demostrado por el conflicto, no era cobrada en tiempo y forma.
A su vez es posible pensar que más allá de estos dos aspectos hubiera otra razón por la cual las mujeres no querían entregar a esos niños. Se trata de la posibilidad de que estos pudieran integrarse al mercado laboral y así, generar un nuevo ingreso para la familia de las amas. El trabajo de los niños no era una excepción en la sociedad montevideana que se estudia. No son pocos los avisos de trabajo en la prensa que solicitan los servicios de niños y niñas de entre 8 y 12 para la realización de las más variadas tareas. En 1870 un aviso de trabajo solicitaba contratar como niñera a una muchacha de entre 10 y 12 años. En 1875, por ejemplo, se demandaban los servicios de “un muchacho para mandados” de entre 8 y 10 años; y dos más de entre 12 y 15 para “aprendices de imprenta”. También eran comunes los ofrecimientos de mujeres o varones para realizar tareas, en general en el servicio de una casa, donde se agregaba como “plus” la existencia de un niño que pudiera también emplearse. En 1870, se ofrecía una cocinera para trabajar en una casa de familia y agregaba “tiene un chico de 7 años que puede ser de alguna utilidad”. Esta modalidad parecía estar bastante extendida en la época, en la que familias enteras eran contratadas para cumplir con determinados trabajos, sobre todo domésticos o en establecimientos rurales, y en donde todos los miembros, incluidos los niños, tenían trabajos asignados. No existen estudios en Uruguay sobre el trabajo de niñas y niños en el siglo XIX, no obstante, las evidencias de su activa presencia en los mercados laborales son arrolladoras.
Volviendo al caso de estudio, que los niños fueran sacados del cuidado de las amas implicaba para ellas perder el potencial ingreso que podrían generar a la economía familiar. Si bien esto es sostenido a modo de hipótesis, un caso encontrado en los archivos puede echar luz al respecto.
En 1856 se desató un conflicto entre Petrona Pintos y las autoridades municipales de la ciudad de Paysandú a raíz de que el Defensor de Menores de dicha ciudad le extrajo a dos niños que estaban a su cuidado desde 1846. Petrona había sido ama de leche de José Serapio y Josefa Dionisia desde esa fecha y según el expediente, la mujer se había fugado de la capital en 1851 con los niños y cuando fueron descubiertos, unos cincos años más tarde, las autoridades de Paysandú solicitaron que fueran devueltos a las autoridades correspondientes hasta decidir su futuro. 47
Según una nota del Jefe Político de Paysandú, él recibió una comunicación de la JEA de Montevideo acerca de la existencia de Petrona y los dos niños en su ciudad y que el Defensor de Menores pretendía “salvarlos de la corrupción a la que los tenía expuestos esta mujer”. Luego aclaraba que si bien no era función de la Jefatura la colocación de huérfanos o menores, había recibido al niño en su casa. La niña, por otra parte, había sido entregada a una mujer de “respetable familia”.
Quienes defendían a Petrona eran un grupo presentado como “sus vecinos”, quienes daban cuenta de la situación en la que se encontraban los niños con la mujer y el perjuicio que a ella le generaba que se los sacaran. En la nota declaraban que Petrona les había dado la mejor educación y buen trato posible desde que les fueron entregados. Los vecinos consideraban una injusticia que en ese momento, en que la señora podía resarcirse algo de sus “penosos cuidados y gastos pecuniarios invertidos en la crianza, manutención y equipo”, se los quisieran sacar. El resarcimiento estaba fundamentado en el hecho de que la niña, que tenía 8 años, podía ahora dedicarse al servicio doméstico y el niño, de 10 años, “generar algún socorro” con el trabajo en algún oficio, para lo que había sido entregado por Petrona a un albañil.
La última nota del expediente es de la autoría de Petrona, quien declaró que le fueron entregados ambos niños en 1846 y desde ese entonces se dedicó “con esmero” a su crianza y educación. Señalaba luego que “cuando creía llegar al fin de nuestra obra y nuestros desvelos”, y cuando se aprestaba a recibir la única recompensa que por ellos esperaba recibir, “su amistad y compañerismo”, se los han arrebatado de sus manos. Denunciaba además cuál había sido su destino: la niña estaba de sirvienta en la casa de la suegra del Defensor de Menores y el niño de servicio en la casa del Jefe Político de Paysandú. Pintos cerraba la nota solicitando que le devolvieran a los niños o que en caso contrario, le abonaran la deuda por su crianza desde 1846.
A diferencia de lo expuesto por los vecinos, la mujer solo apelaba a cuestiones afectivas para reclamar que le fueran devueltos los niños y no hacía ninguna referencia al rédito económico que podría obtener de ellos al ponerlos a trabajar. Por otro lado, la ausencia de pago por parte de las autoridades era una constante. Parece evidente que la tarea de ama de leche resultaba complementaria de otro ingreso, ya sea por parte de la propia mujer o por parte de algún otro miembro de la familia. Los aspectos afectivos jugaban un rol clave en este tipo de relación laboral. La posibilidad de abandonar el trabajo por falta de pago no parecía ser una opción viable. El cariño que las amas tomaban a los niños que amamantaban las volvía aún más vulnerables ya que debían hacerse cargo de esos menores aún sin recibir una recompensa económica a cambio. Asimismo, como ya hemos comentado antes, las posibilidades de empleo para madres reciente, con niños menores a cargo, eran muy limitadas en aquella época.
Lamentablemente no conocemos el desenlace de esta historia ya que la última nota refiere a que el caso pasó a informe y evaluación de la Comisión del Hospital de Caridad, y luego se pierde su rastro en el archivo. Especulando, podríamos pensar que Petrona no debía contar con demasiados recursos que le permitieran recuperar a los niños y tal vez, ni siquiera, para cobrar la deuda que la institución tenía con ella. La condición de desamparo de las trabajadoras, incluso de aquellas que mantenían un vínculo con el Estado, parece evidente en el período analizado.
Este caso, del que nos es imposible conocer su representatividad, permite pensar en que las amas de leche podían sacar algún tipo de rédito económico de los huérfanos una vez que estos crecieran y pudieran integrarse al mercado laboral. Junto con la importancia del reclamo salarial y el aspecto emocional, este debió de haber sido un motivo más para que las amas no quisieran dejar ir a los niños que hacía tantos años tenían bajo su cuidado.
El artículo permitió dar cuenta de las características del trabajo de las amas de leche en Montevideo en la segunda mitad del siglo XIX, así como discutir en torno al problema de la “salarización” en su doble acepción.
Los avisos de trabajo en la prensa evidencian la existencia de un mercado de la lactancia. Ese mercado, si bien no adquirió grandes dimensiones, tuvo una presencia constante a lo largo del período estudiado. Estimar su escala es complejo porque publicar un aviso de trabajo en la prensa era solo una de las formas de colocación de las amas de leche. Emplearse en la lactancia asalariada era una opción laboral para cientos de mujeres de condiciones económicas precarias. Mientras que en el ámbito privado la demanda por este trabajo parece haber declinado hacia el final del período, el asilo de la ciudad aumentó considerablemente la cantidad de amas contratadas.
A partir de la década de 1860, pudo ser constatada una mayor presencia de mujeres europeas trabajando como amas de leche. Esto no implica que las mujeres afro hayan dejado de ejercer ese rol, a pesar de las complejidades para captarlas en las fuentes. Luego de la abolición, si bien habían cambiado su condición jurídica, continuaban siendo mujeres pobres que ya no eran obligadas por su amo a trabajar, sino por la necesidad económica. Todo esto, en un universo laboral que ofrecía escasas oportunidades de trabajo a las mujeres, y menos aún a las madres con niños pequeños. Las españolas, italianas y francesas recién arribadas a la ciudad, también sufrieron este contexto de empleo inestable, precario e incierto, por lo que la lactancia asalariada también fue para ellas una alternativa.
Este artículo sitúa a las mujeres en el espacio laboral no como “sujetas” pasivas sino como las protagonistas no solo de una relación laboral sino también de un conflicto. Devela la importancia del trabajo asalariado de las mujeres (y hasta de los niños) en este contexto y pone en cuestión la idea de que las familias sobrevivían únicamente con el ingreso del padre o esposo. Al mismo tiempo, cuestiona los límites del trabajo asalariado en tanto principal fuente de ingresos de las familias trabajadoras de la época.
Allemandi, Cecilia. Sirvientes, criados y nodrizas: una historia del servicio doméstico en la ciudad de Buenos Aires, fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Buenos Aires: Teseo, 2017.
Cecilia Allemandi Sirvientes, criados y nodrizas: una historia del servicio doméstico en la ciudad de Buenos Aires, fines del siglo XIX y principios del siglo XXBuenos AiresTeseo2017
Borderías, Cristina y Martini, Manuela. “En las fronteras de la precariedad. Trabajo femenino y estrategias de subsistencia (Siglos XVIII-XXI)”. Historia Social, 96 (2020): 63-78.
Cristina Borderías Manuela Martini En las fronteras de la precariedad. Trabajo femenino y estrategias de subsistencia (Siglos XVIII-XXI)Historia Social9620206378
Borrell-Cairol, Mónica. “Trabajo y género: una visión a largo plazo”, Alternativas. Mujeres, género e historia. Ed., María Adela Fargas. Barcelona: Universidad de Barcelona, 2020.
Mónica Borrell-Cairol “Trabajo y género: una visión a largo plazo”, Alternativas. Mujeres, género e historia María Adela Fargas BarcelonaUniversidad de Barcelona2020
Canedo Martins, Bárbara. “Amas-de-leite e mercado de trabalho feminino: Descortinando práticas e sujeitos (Rio de Janeiro, 1830-1890)”. Tese de Doutoramento, Universidade Federal do Rio de Janeiro, 2012.
Bárbara Canedo Martins Amas-de-leite e mercado de trabalho feminino: Descortinando práticas e sujeitos (Rio de Janeiro, 1830-1890)Tese de DoutoramentoUniversidade Federal do Rio de Janeiro2012
Camou, María. “Mercado de trabajo e inmigración en la I globalización: Uruguay y comparaciones regionales”. Revista Uruguaya de Historia Económica, X.17 (2020): 10-24.
María Camou Mercado de trabajo e inmigración en la I globalización: Uruguay y comparaciones regionalesRevista Uruguaya de Historia EconómicaX1720201024
Carneiro, María. “Procura-se ‘preta, com muito bom leite, prendada e carinhosa’”: Uma cartografia das amas-de-leite na sociedade Carioca (1850-1888)”. Tese de Doutoramento, Universidad de Brasilia, 2006.
María Carneiro Procura-se ‘preta, com muito bom leite, prendada e carinhosa’”: Uma cartografia das amas-de-leite na sociedade Carioca (1850-1888)Tese de DoutoramentoUniversidad de Brasilia2006
Cowling, Camillia et al. “Mothering slaves: motherhood, childlessness and the care of children in Atlantic slave societies”. Women’s History Review, Dossier, 27 (2018). DOI: 10.1080/09612025.2017.1336832
Camillia Cowling Mothering slaves: motherhood, childlessness and the care of children in Atlantic slave societiesWomen’s History ReviewDossier27201810.1080/09612025.2017.1336832
Guzmán, Florencia. ‘Precisa-se de ama de leite para comprar ou conchabar’. Trabalho e racializacoes de genero no contexto da abolição gradual (Buenos Aires, 1800-1830)”, Escravidão e maternidade no mundo atlántico. Corpo, saúde, trabalho, família e liberdade nos séculos XVIII e XIX, orgs., Karoline Carula y Marília Ariza. Niterói: Eduff, 2022.
Florencia Guzmán ‘Precisa-se de ama de leite para comprar ou conchabar’. Trabalho e racializacoes de genero no contexto da abolição gradual (Buenos Aires, 1800-1830)Escravidão e maternidade no mundo atlántico. Corpo, saúde, trabalho, família e liberdade nos séculos XVIII e XIX Karoline Carula Marília Ariza NiteróiEduff2022
Koutsoukos, Sandra. “Amas mercenárias: O discurso dos doutores em medicina e os retratos de amas-Brasil, segunda metade do século XIX”. História, Ciências, Saúde-Manguinhos, 16.2 (2009): 305-324. DOI: 10.1590/S0104-59702009000200002
Sandra Koutsoukos Amas mercenárias: O discurso dos doutores em medicina e os retratos de amas-Brasil, segunda metade do século XIXHistória, Ciências, Saúde-Manguinhos162200930532410.1590/S0104-59702009000200002
Lemarquant, Aline. “Nodriza de profesión: historia de la lactancia mercenaria en Montevideo durante el siglo XIX”. Tesis de grado, Universidad de Montevideo, 2018.
Aline Lemarquant Nodriza de profesión: historia de la lactancia mercenaria en Montevideo durante el siglo XIXTesis de gradoUniversidad de Montevideo2018
Pita, Valeria. “Historia social del trabajo con perspectiva de género en Argentina: aspectos de un entramado en construcción”, Pensar la historia del trabajo y los trabajadores en América, siglos XVIII-XIX. Coords., Sonia Pérez Toledo y Sergio P. Solano de las Aguas. Madrid: Iberoamericana, 2016.
Valeria Pita Historia social del trabajo con perspectiva de género en Argentina: aspectos de un entramado en construcciónPensar la historia del trabajo y los trabajadores en América, siglos XVIII-XIX Sonia Pérez Toledo Sergio P. Solano de las Aguas MadridIberoamericana2016
Pollero, Raquel y Nicolás Duffau. “Población y sociedad”, Uruguay. Revolución, independencia y construcción del Estado, Tomo 1: 1808-1880. Ed., Gerardo Caetano. Montevideo: MAPFRE, Planeta, 2016.
Raquel Pollero Nicolás Duffau Población y sociedadUruguay. Revolución, independencia y construcción del Estado, Tomo 1: 1808-1880 Gerardo Caetano MontevideoMAPFRE, Planeta2016
Sarasúa, Carmen. Criados, nodrizas y amas. El servicio doméstico en la formación del mercado de trabajo madrileño, 1758-1868. Madrid: Siglo XXI Editores, 1994.
Carmen Sarasúa Criados, nodrizas y amas. El servicio doméstico en la formación del mercado de trabajo madrileño, 1758-1868MadridSiglo XXI Editores1994
Archivo General de la Nación (AGN), AGA. Censos y Padrones, libros 107, 148, 256 y 263. Comisión de Caridad, cajas 1869-1871 y 1880-1883. Policía de Montevideo, libro 1030, 1860.
Archivo General de la Nación (AGN), AGA. Censos y Padrones, libros 107, 148, 256 y 263. Comisión de Caridad, cajas 1869-1871 y 1880-1883. Policía de Montevideo, libro 1030, 1860.
Archivo Histórico de Montevideo (AHM).Cajas de la Junta Económico Administrativa, cajas 10, 25, 43, 46Libros de Actas de la Junta Económico Administrativa, libro número 2, 1852.
Archivo Histórico de Montevideo (AHM).Cajas de la Junta Económico Administrativa, cajas 10, 25, 43, 46Libros de Actas de la Junta Económico Administrativa, libro número 2, 1852.
[4]Silvia Hunold Lara, “Escravidão, cidadania e História do trabalho no Brasil”, Projeto História 16 (1998); Henrique Espada Lima, “Sob o domínio da precariedade: escravidão e os significados da liberdade de trabalho no século XIX”, Topoi, 6.11 (2005).
[5]Andrea Komlosy, Work: the last 1000 years (London: Verso, 2018). Rossana Barragán (ed.), Trabajo y trabajadores en América Latina (siglos XVII-XXI) (La Paz: Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, 2019).
[6]Valeria Pita, “Historia social del trabajo con perspectiva de género en Argentina: aspectos de un entramado en construcción”, Pensar la historia del trabajo y los trabajadores en América, siglos XVIII-XIX, coords., Sonia Pérez Toledo y Sergio P. Solano de las Aguas (Madrid: Iberoamericana, 2016).
[7]Cristina Carrasco y otros, El trabajo de cuidados. Historia, teoría y políticas (Madrid: Catarata, 2011).
[8]George D. Sussman, Selling Mother’s Milk: the Wet-Nursing Business in France, 1715-1914 (Urbana-Champaign: University of Illinois Press, 1982).
[9]Carmen Sarasúa, Criados, nodrizas y amas. El servicio doméstico en la formación del mercado de trabajo madrileño, 1758-1868 (Madrid: Siglo XXI Editores, 1994).
[10]Janet Golden, A Social History of Wet-Nursing in América: from Breast to Bottle (Cambridge: Cambridge University Press, 1996) 6.
[11]Camillia Cowling y otros, “Mothering slaves: motherhood, childlessness and the care of children in Atlantic slave societies”, Women’s History Review 27.6 (2018). DOI: 10.1080/09612025.2017.1336832
[12]Algunos de los textos más destacados son: María Carneiro, “Procura-se ‘preta, com muito bom leite, prendada e carinhosa’: Uma cartografia das amas-de-leite na sociedade Carioca (1850-1888)” (Tese de Doutoramento, Universidade de Brasilia, 2006). Sandra Koutsoukos, “‘Amas mercenárias’: O discurso dos doutores em medicina e os retratos de amas - Brasil, segunda metade do século XIX”, História, Ciências, Saúde-Manguinhos, 16.2 (2009). DOI: 10.1590/S0104-59702009000200002; Bárbara Canedo Martins, “Amas-de-leite e mercado de trabalho feminino: Descortinando práticas e sujeitos (Rio de Janeiro, 1830-1890)”, (Tese de Doutoramento, Universidade Federal do Rio de Janeiro, 2012).
[13]Cecilia Allemandi, Sirvientes, criados y nodrizas: una historia del servicio doméstico en la ciudad de Buenos Aires, fines del siglo XIX y principios del siglo XX (Buenos Aires: Teseo, 2017).
[14]Florencia Guzmán, “‘Precisa-se de ama de leite para comprar ou conchabar’. Trabalho e racializacoes de genero no contexto da abolição gradual (Buenos Aires, 1800-1830)”, Escravidão e maternidade no mundo atlántico. Corpo, saúde, trabalho, família e liberdade nos séculos XVIII e XIX, orgs., Karoline Carula y Marília Ariza (Niterói: Eduff, 2022).
[15]Lucía Sala y otros, Estructura económico-social de la colonia (Montevideo: Ediciones Pueblos Unidos, 1967) 143.
[17]Laura Osta, La infancia del torno. Orfandad, adopciones y algunas prácticas olvidadas en el Montevideo del siglo XIX (Montevideo: BMR Académica, 2020).
[18]Aline Lemarquant, “Nodriza de profesión: historia de la lactancia mercenaria en Montevideo durante el siglo XIX”, (Tesis de grado, Universidad de Montevideo, 2018).
[19]La historiografía ha estudiado los procesos de feminización del trabajo doméstico en diversas ciudades europeas ubicándolo en el siglo XIX. Las explicaciones a este fenómeno han sido diversas. Algunos han puesto el énfasis en el ascenso de la burguesía y su preferencia por las trabajadoras mujeres, otros en el incremento de oportunidades laborales para los varones, circunstancia que no se repitió para las mujeres. Borrel-Cairol señala que si bien todos estos factores pueden haber sido importantes, no debe olvidarse el predominio durante el siglo XIX de la “teoría de la domesticidad”, que sostenía la defensa de un modelo de división sexual del trabajo en el que correspondía a los hombres el mantenimiento económico de las familias y a las mujeres el trabajo reproductivo o doméstico. En caso de que las mujeres trabajaran fuera de sus hogares, debían hacerlo en sectores para los cuales estaban especialmente preparadas, o sea el cuidado de personas y el servicio de una casa. Ver: Borrel-Cairol 44.
[20]Alex Borucki y otros, Esclavitud y trabajo. Un estudio sobre los afrodescendientes en la frontera uruguaya 1835-1855 (Montevideo: Pulmón Ediciones, 2004).
[22]Archivo General de la Nación (AGN), Montevideo, Archivo General Administrativo (AGA), Policía de Montevideo, Registro de sirvientes, libro 1030, julio de 1860.
[23]Comisión Central de Inmigración, Informe anual de 1871 por el gerente de la Oficina Lucio Rodríguez, (Montevideo: Imprenta La Tribuna, 1872) 9.
[26]María Camou y Adela Pellegrino, Fotografía instantánea de Montevideo: una visión demográfica, 1858-1859 (Montevideo: FHCE-UDELAR, 1994).
[28]Junta Económico-Administrativa, Censo Municipal del Departamento y la ciudad de Montevideo (Montevideo: Establecimiento Tipográfico Oriental, 1892).
[29]El análisis de los avisos en la prensa que aquí proponemos abarca el período 1850-1890. Se ficharon todos los avisos de los años 1850, 1855, 1860, 1865, 1870, 1875, 1880, 1885 y 1890. Para el año 1850 se utilizó El Nacional; para 1855 se utilizó El Comercio del Plata y para los restantes El Siglo. Se trabajó con los diarios de mayor tiraje de cada época.
[32]La ley de abolición de esclavitud de 1842 liberó a varones y mujeres pero a éstas últimas las sometió a un estricto control que les impedía salir del hogar de su antiguo amo y las sujetó a su servicio. Las morenas continuaron sujetas a sus antiguos amos en calidad de pupilas, sometidas a relaciones de patronato. Según la ley de 1837 en la que se basaba el patronato los menores de 25 años deberían quedar como pupilos de sus antiguos amos hasta cumplir esa edad, y los mayores debían liberarse del patronato en diciembre de 1845, tras haber transcurrido tres años de la ley de abolición. Sin embargo, las mujeres que el gobierno no liberó de forma expresa quedaron bajo patronato hasta el final de la llamada Guerra Grande en 1852.
[34]Estos datos del origen de las amas de leche coinciden con las tendencias generales de la inmigración en Montevideo en nuestro período de estudio. En 1860, el 48% de la población montevideana era extranjera. El 28% de ellos eran españoles, el 27% italianos y el 22% franceses. Tal como ha señalado la historiografía sobre la inmigración, la gran mayoría de estos inmigrantes eran varones solos, que arribaban en plena edad productiva y reproductiva. La llegada de familias tampoco fue menor, aunque no alcanzó las cifras de la inmigración individual. Julio Millot y Magdalena Bertino, Historia económica del Uruguay (Montevideo: FCU, 1996).
[35]Con trabajo precario nos referimos al concepto recogido por Borderías y Martini: contratación eventual y temporal, indefensión frente el despido, inestabilidad del ingreso, falta de protección ante la vejez y la enfermedad. Según estas historiadoras este fue el rasgo distintivo de buena parte del trabajo asalariado durante las décadas de avance en el proceso de salarización en el marco de la transición al capitalismo. Cuando se introduce la perspectiva de género, esta visión se profundiza al constatar que la precariedad afectaba a todo tipo de empleos realizados por las mujeres, incluso aquellos catalogados como empleos regulares. Cristina Borderías y Manuela Martini, “En las fronteras de la precariedad. Trabajo femenino y estrategias de subsistencia (Siglos XVIII-XXI)” Historia Social 96 (2020): 71.
[36]En 1818, a pedido del sacerdote Dámaso Antonio Larrañaga, se fundó la primera casa para niños huérfanos llamada “La Inclusa”, ubicada en los fondos del Hospital de Caridad. Su ubicación original cambió sucesivamente en las décadas posteriores. Finalmente, en junio de 1856 la Sociedad de Beneficencia de Montevideo propuso a la Junta Económica Administrativa la fundación de una Casa de Asilo para Expósitos y Huérfanos. La obra comenzó oficialmente en 1873 y fue inaugurada en 1875.
[37]Adolfo Brunel, Opúsculo sobre higiene de los niños (Montevideo: Imprenta tipográfica a vapor, 1865) 75.
[38]Elisabeth Badinter, ¿Existe el instinto maternal? Historia del amor maternal. Siglos XVII al XX (Barcelona: Paidós, 1991) 185.
[39]Raquel Pollero y Nicolás Duffau, “Población y sociedad”, Uruguay. Revolución, independencia y construcción del Estado, Tomo 1: 1808-1880, ed. Gerardo Caetano (Montevideo: MAPFRE/Planeta, 2016) 204.
[40]Joaquín de Salterain, La mortalidad en Montevideo durante el año 1893 (Montevideo: El Siglo, 1894) 13.
[41]El Dr. Luis Morquio, director del servicio externo del Asilo desde 1894, estaba muy preocupado por los orígenes humildes de las amas que contrataban. Sobre todo, por el hecho de que la necesidad de ganarse el sustento, las llevaba a abandonar a su hijo, “al precio de la necesidad”. Al relatar una situación que aseguraba que se vivía asiduamente, planteaba: “Hay un gran argumento, sin embargo, que merece tomarse en cuenta, y que nos ha detenido en más de una ocasión: una madre se presenta para colocarse de ama, pero el hijo todavía es pequeño, y no puede privarle del pecho, sin exponerle a una muerte casi segura; así se lo decimos a la pobre mujer, quien nos contesta fríamente: ¡pero doctor, está bien que yo me ocupe de este hijo, y busque hacerlo vivir, pero debo pensar en los otros 4 o 5 o más que quedan en casa, y que no tienen que comer, si yo no se lo llevo!”. Luis Morquio, Cuatro años del servicio externo del asilo de expósitos y huérfanos (Montevideo, El Siglo Ilustrado, 1900) 44.
[42]Lourdes Peruchena, “‘La madre de nosotros’. Maternidad, maternalismo y Estado en el Uruguay del Novecientos” (Tesis de Doctorado, FHCE-UDELAR, 2020) 145.
[44]Los datos de salarios fueron obtenidos de los Presupuestos del Asilo disponibles en el archivo de la JEA de Montevideo en el AHM.
[46]Mónica Borrell-Cairol, “Trabajo y género: una visión a largo plazo”, Alternativas. Mujeres, género e historia, ed., María Adela Fargas (Barcelona: Universidad de Barcelona, 2020) 198-200.
[51]Cómo citar este artículo: Florencia Thul Charbonnier, “Género, raza y clase en la formación de un mercado de trabajo capitalista. Las amas de leche de Montevideo (1852-1890)”, Trashumante. Revista Americana de Historia Social 21 (2023): 6-26. DOI: https://doi.org/10.17533/udea.trahs.n21a01