Las “embajadoras culturales” dePaula Bruno , Alexandra Pita y Marina Alvarado son aquellas mujeres cuya vida diplomática se constituye en eje estructurador para el estudio de sus desempeños dentro del espacio público a lo largo del decenio que comprende las cuatro últimas décadas del siglo XIX y las seis primeras del XX. Pensarlas dentro del largo plazo, posibilita a las autoras observar sus trayectorias de cerca y enumerarlas entre sus diferentes perfiles. De esta manera, la vida diplomática cruza las experiencias de las mujeres del presente libro y se acompaña del análisis de la bibliografía académica dedicada a ellas.
Sabemos que la Comisión de Historia del Instituto Panamericano de Geografía e Historia, organismo especializado de la Organización de los Estados Americanos, acompañó financieramente un tramo de las investigaciones en las que se basa la primera parte de este proyecto, materializado en la presente publicación. Esta presenta un estudio preliminar y tres partes. Las mismas se definen entre los archivos consultados y una literatura específica y ordenan el cuerpo del libro tras la sistematización, en cada una, de consideraciones finales.
Las palabras introductorias a cargo de Paula Bruno referencian a las mujeres y la vida diplomática en general por ellas atravesadas, a la manera de propuestas y claves de lectura. También Bruno despliega, en la primera parte del libro, los ámbitos diplomáticos y circuitos transnacionales atravesados por Eduarda Mansilla, Guillermina y Ángela Oliveira Cézar. A continuación, Marina Alvarado indaga en los vínculos familiares y las responsabilidades internacionales de Carmen Bascuñán, Emilia Herrera y Amanda Labarca. Finalmente, y en la parte tres, Alexandra Pita considera las experiencias de Gabriela Mistral, Palma Guillén y Concha Romero entre amistades, arbitrajes, redes intelectuales y organismos de cooperación.
Como expresamos, el libro contribuye a las revisiones propias de la nueva historia diplomática. Hace hincapié en las que trascienden aquellas historias ajustadas al ámbito institucional de los espacios favorecidos por el servicio exterior. Entonces, Embajadoras culturales reúne temas y reflexiones que actualizan los estudios diplomáticos y las actrices que los transitaron. Así, y desde una nueva historia cultural de la diplomacia Bruno, Pita y Alvarado incorporan los estudios de género, de memoria y de otredad a sus indagaciones.
Del mismo modo, sus escritos maduran expresiones que indagan en el agenciamiento y las eventualidades acontecidas al interior de las relaciones internacionales. Desde sus estudios doctorales en historia (Pita y Bruno) y literatura (Alvarado), ellas focalizan en los roles de las mujeres en la vida diplomática y presentan experiencias femeninas acontecidas en este aspecto. Pensar su transición al interior de los espacios privados a los públicos las imagina entre alianzas y asociaciones: articuladoras de relaciones y negociaciones. Reconocerlas con nombre propio es un ejercicio que las autoras efectúan para ubicarlas en la conquista de un lugar dentro de las reparticiones de los servicios exteriores nacionales y en los organismos internacionales. Áreas ocupadas, y actividades desarrolladas, principalmente por varones.
Los apartados de Alvarado, Pita y Bruno circulan entre diferentes marcos teóricos y abordajes metodológicos. Estos recurren a los estudios históricos para atender la agencia activa de las mujeres en la diplomacia en tanto mediadoras de asuntos estatales, forjadoras de relaciones y negociadoras políticas. Además, las autoras estudian de manera dinámica las experiencias de mujeres junto a varones de la diplomacia, piensan en las aristas de autonomía y agendas personales en contextos protocolizados y, desde la línea de estudios proveniente de las Relaciones Internacionales, en nuevas agendas de investigación atentas a los procesos de exclusión e inclusión de las mujeres en los ámbitos diplomáticos que incorporan la teoría feminista y el análisis de la política exterior. Bajo estos presupuestos, el libro reflexiona sobre un grupo de mujeres latinoamericanas y sus vidas diplomáticas acontecidas entre 1860-1960.
La variedad de ilustraciones de tipos documentales presentes en el libro, y relativas a epistolarios, diarios, revistas y prensa periódica como así también textos, memorias y artículos, despliegan el itinerario recorrido por las autoras dentro de archivos y bibliotecas. Por otro lado, este insumo se complementa con cartas, imágenes y partidas oficiales que fijan las vidas diplomáticas de las mujeres quePaula Bruno , Alexandra Pita y Marina Alvarado relatan con el propósito de despuntar en sus trayectos profesionales, nombramientos, remuneraciones y reconocimientos. Sin dudas, ese tendido de redes entre varones y mujeres hizo posible el intercambio de datos, contactos, recursos y protecciones en su traspaso por las tareas oportunas del ámbito consular. Si recapitulamos, afirmamos que Embajadoras culturales. Mujeres latinoamericanas y vida diplomática, 1860-1960 abona a un campo de estudios, en latitudes europeas y norteamericanas, “en despliegue sostenido en las últimas dos décadas, visible” (p.14), que en América Latina se conforma en campo inaugural. Puntualizamos con esto en la publicación como un instrumento para extender las líneas de indagación referentes a los estudios sobre las mujeres y la vida diplomática.
El análisis de los itinerarios diplomáticos de mujeres latinas en general y argentinas, chilenas y mexicanas en particular abona a las pesquisas preocupadas por hacer visibles las trayectorias y experiencias femeninas en su rol de mujeres que tuvieron permitido mediar en la esfera política, “generaron imágenes, información y novedades que circularon en distintos escenarios a escala transnacional” (p.15), a veces fueron figuras públicas y representaron los intereses de sus naciones, etcétera. Referencias de época dan cuenta del modo en que permanecieron definidas estas diplomáticas, pero además de las marcas que su labor dejó. Manifestamos arriba que, en la actualidad, el campo de indagación ligado al rol de las mujeres latinoamericanas en la diplomacia se encuentra poco consolidado. “Persiste, por tanto, cierto vacío en lo que respecta al estudio de las trayectorias de mujeres involucradas directamente en labores diplomáticas en el siglo XIX y hasta la Segunda Guerra Mundial” (p.123). En este aspecto, Marina Alvarado , Alexandra Pita yPaula Bruno , al unísono, revelan derroteros que manifiestan a las mujeres en las tareas concernientes a la diplomacia, muchas veces sin ser nombradas como tales, y en la ocupación de diversos espacios dentro de ese terreno.
Asimismo, la obra se ubica en una larga producción historiográfica vinculada con el éxito editorial de libros vinculados a la trayectoria de mujeres que circularon en diferentes circuitos diplomáticos a lo largo de la historia europea (y más tarde norteamericana y latina). Así, y dentro de la nueva historia diplomática, el libro dispone nuevos interrogantes que incorporan la perspectiva de género, de memoria y otredad en las indagaciones relativas a los ámbitos del servicio exterior. De aquí se desprende el estudio de mujeres integradas en círculos diplomáticos que conformaron tramas de sociabilidad femenina con impacto en la toma de decisiones diplomáticas. Esos perfiles, referentes a diversas geografías, abordados con similares coordenadas interpretativas, afianzan el campo de los estudios sobre mujeres latinoamericanas y vida diplomática y ubican el libro en la producción bibliográfica sobre ese tema. Por último, éste dialoga con trayectorias y experiencias del campo historiográfico que considera a las mujeres, a la sociabilidad y cubre el arco temporal que va desde 1860 hasta 1960. En el análisis de itinerarios diplomáticos femeninos, indaga en el rol de las mujeres en el mundo diplomático junto a las referencias de la época que expresan las contingencias y circunstancias categóricas de los diferentes contextos.
“Embajadoras culturales” se detiene en los estudios que revitalizan los espacios diplomáticos y sus actores, objetivos de la nueva historia cultural de la diplomacia, y en las propuestas que hacen hincapié en el rol de las mujeres en la vida diplomática. Tramas de sociabilidad femenina son consideradas en estos estudios para reflexionar sobre las mujeres y la vida diplomática europea primero y americana después. Y entre numerosos conjuntos de literatura abocada a estudiar a las mujeres en la diplomacia, el libro atiende a su agencia desde los estudios históricos; sin proponer cortes tajantes entre esfera pública y privada; entre los márgenes de autonomía y con el “giro de género en diplomacia” proveniente del área de las Relaciones Internacionales. Con este último, se combinan los estudios feministas junto al análisis de la política exterior para indagar en la experiencia de mujeres en tanto “hijas” de sus países en otros territorios. Así, el texto contribuye un área de estudios en expansión.
Con las vidas de Eduarda Mansilla (1834-1892), Guillermina Oliveira Cézar (1870-1936) y Ángela Oliveira Cézar (1860-1940); Carmen Bascuñán Valledor (1833-1911), Emilia Herrera y Martínez (1824-1916) y Amanda Labarca (1886-1975); Gabriela Mistral (1889-1957); Palma Guillén Sánchez (1898-1975) y Concha Romero (1900-1987), los lectores y las lectoras podrán, al hojear las páginas del libro, determinar el despliegue desde diferentes perspectivas de análisis de las condiciones de posibilidad como así también de las circunstancias que estas nueve mujeres sudamericanas, entre fines del siglo XIX e inicios del XX, asumieron en contextos misceláneos. Empero, y al mismo tiempo, revelarán los límites y costos que pagaron dentro de los espacios de la diplomacia y los circuitos internacionales.
[1]Cómo citar: Mosso, A. (2023). Paula Bruno, Alexandra Pita y Marina Alvarado. Embajadoras culturales. Mujeres latinoamericanas y vida diplomática, 1860-1960. Rosario: Prohistoria Ediciones, 2021. Trashumante. Revista Americana De Historia Social, 21(21), 198-201. https://doi.org/10.17533/udea.trahs.n21a09 (Original work published 13 de enero de 2023)