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Edgardo Pérez Morales,
Unraveling Abolition. Legal Culture
and Slave Emancipation in Colombia. New York: Cambridge
University Press, 2022, 242 pp.
Daniel Gutiérrez Ardila* 1
Este libro es a la vez una historia insólita del abolicionismo neogranadino y un
ensayo metodológico sobre el uso de la casuística en las ciencias sociales.
La obra es inusual por varias razones. Primeramente, porque está fincada en una
geografía particular que comprende las gobernaciones de Cartagena, Antioquia y
Popayán; decisión sobradamente justificada, puesto que todas tres eran (junto con
las del Chocó, esto es, Nóvita y Citará) las provincias neogranadinas con mayor
número de esclavos. Cada una de esas jurisdicciones, que componen, por lo demás,
un espacio continuo, presentaba marcadas especificidades económicas, sociales y
culturales. La una albergaba la principal plaza fuerte del Reino, su primer puerto
y ricas haciendas; las otras explotaban sobre todo los ricos filones auríferos que
sustentaban los intercambios comerciales del virreinato, pero lo hacían siguiendo
patrones muy propios, con rotundas diferencias en cuanto a la participación de la
población libre en aquellas actividades mineras.
Así definido, el espacio en el que transcurre el libro permite al autor tratar
simultáneamente el fenómeno de la manumisión en términos generales (esto es,
virreinales) y particulares (o sea, regionales), preservando su complejidad inhe-
rente. Pero esta locación múltiple y continua, este conglomerado vertebral de la
economía del virreinato, solo es una de las realidades espaciales sobre las que des-
cansa el libro de Pérez Morales. Más aún: el verdadero lugar en el que transcurre la
acción es otro, el “foro judicial”, que, según propone el autor, carece de traducción
física, pues lo constituye la suma de diálogos personales y de escritos de natura-
leza diversa que intercambiaban papelistas, procuradores, jueces y partes. Así pues,
el foro judicial no era un emplazamiento, sino el resultado de los intercambios a
través de los cuales se iba tejiendo poco a poco la trama de cada proceso que se
desenvolvía en los estrados. Sin embargo, así como las peticiones, alegatos, memo-
riales, deposiciones y sentencias terminaban por confluir en un legajo, del mismo
* Universidad Externado de Colombia.
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modo concurrían hasta sus folios los mundos distantes de la mina y de la hacienda,
del despacho y el juzgado, de las residencias particulares y de las calles o caminos
donde se ocasionaban los disgustos o se concebían y perfeccionaban las demandas
y las defensas de los litigantes.
De acuerdo con Pérez Morales (y esta es una de las grandes contribuciones
de Unraveling Abolition), el foro judicial fue la “arena política por excelencia” en el
Nuevo Reino de Granada. En lo relativo a la cuestión de las manumisiones (parti-
culares) y de la manumisión (como problema filosófico y jurídico), el foro judicial
habría sido, además, el “lugar” de los debates por antonomasia, esto es, un espacio
de agitación comparable al que en otras latitudes desempeñaron las sociedades
abolicionistas, los periódicos independientes o las Iglesias.
Pero si el foro judicial llegó a ser tal cosa en el Nuevo Reino, fue precisamen-
te porque escapaba a la censura que imperaba en el espacio público y porque, al
autorizar la innovación argumentativa y la recursividad retórica, jugó un papel
de estímulo, de catalizador, de crisol de nociones y perspectivas radicales sobre la
sociedad virreinal y el derecho en su más amplio sentido.
La propuesta, muy novedosa, de estudiar la manumisión y el abolicionismo a
partir de ese extraordinario lugar de la política (que es en verdad punto de con-
fluencia de las provincias del Reino y suma de las disputas que en él se expresaban,
en el sentido de ejercicio constante de discusión jurídica y filosófica) tiene la
virtud de enlazar en un solo haz amos, esclavos, abogados, jueces y tribunales, así
como procuradores y agentes de todo pelaje.
En segundo lugar, Unraveling Abolition es insólito por su cronología, pues si la
revolución es la encrucijada que constituye el libro y el período en que transcurre
la acción, el autor adopta un ámbito temporal que va de la revolución comunera
(1781) hasta la abolición absoluta de la esclavitud en la Nueva Granada en 1852.
Esa dilatación histórica es significativa, mas no porque se proponga por vez prime-
ra —pues, bien miradas, tales fechas extremas corresponden, respectivamente, a las
viejas ideas de los precursores y de las reformas de medio siglo como fin de la era
colonial—. La ampliación cronológica que propone Unraveling Abolition es valiosa
por el doble propósito que la subyace. Por una parte, señalar la especificidad de los
cuestionamientos neogranadinos a la esclavitud y rebatir la idea según la cual toda
inquietud reformista es exógena en su origen o está al menos condicionada por la
ocurrencia de un contagio. Por otra, contrastar el gradualismo que sirvió de base
a las leyes de manumisión y libertad de vientres de 1814 (en Antioquia) y 1821
(en Colombia) con la posibilidad latente de una solución radical al problema de
la esclavitud.
En tercer lugar, Unraveling Abolition resulta inusual en sus planteamientos, por-
que demuestra que existió una actitud persistente de los esclavos del Reino a la
hora de enfrentar el problema de su cautividad. De hecho, la explicación difusio-
nista del abolicionismo neogranadino a la que se aludió en el párrafo anterior calca
los propósitos de las autoridades virreinales y de los atemorizados amos del Reino,
que veían en los libros impíos de la Ilustración (primero) y en las escenas turbulen-
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tas de Saint-Domingue (después) el germen de un nuevo y sangriento cataclismo.
La lectura de Pérez Morales de los diversos expedientes a propósito de pretendidas
insurrecciones develadas en el Nuevo Reino indica que, en lugar de revuelta vio-
lentas, los esclavos buscaron de manera consistente obtener su libertad, individual
o colectivamente —aun en tiempos revolucionarios—, a través del foro judicial.
En ese sentido, es sorprendente, por su radical sencillez, la interpretación que
hace el libro de los obstinados rumores de libertad que corrieron por el Nuevo
Reino desde la segunda mitad del siglo XVIII hasta los tiempos revolucionarios:
ya se encarnaran en una Real orden, en una manda testamentaria del monarca,
en la voluntad de una misteriosa reina africana o en un decreto de las autorida-
des independentistas, los anhelos de los esclavos del virreinato apuntaban siem-
pre a que su libertad se obtendría a través de decisiones legales bajo el amparo
de las autoridades, y que su condición pasaría a ser, eventualmente, semejante a la
de los indios, quedando como ellos sujetos al pago de diezmos y tributos. Hubo,
pues, afirma Pérez Morales, un anhelo constante de libertad entre los siervos del
Reino, una esperanza colectiva de redención pacífica, expresada a través de bulos
que se iban remozando de acuerdo con las cambiantes circunstancias políticas y
sociales.
Unraveling Abolition es, por las razones señaladas, un libro extraño y cautivador
en el contexto de la historiografía sobre la esclavitud y el abolicionismo en el
Nuevo Reino. Pero se trata, igualmente de una obra muy estimulante en términos
narrativos y metodológicos (pues ambas cosas terminan confundiéndose, como se
verá). Hay muchos libros constituidos por partes que tratan, uno tras otro, de casos
diversos, pero no recuerdo ninguno que los fuera utilizando acumulativamente: así
el doctor Félix Restrepo, que aparece como protagonista del capítulo sobre Popa-
yán, y la familia Corral, que descuella entre los notables progresistas de Mompox,
reaparecen luego en Antioquia en tiempos del interregno cuando dicho Estado
promulgó la trascendental “Ley sobre la posteridad de los esclavos africanos y sobre
los medios de redimir sucesivamente a sus padres”. Algo semejante podría decirse
con respecto a los esclavos peticionarios, cuyos casos permiten ir configurando,
por capas sucesivas, las diversas estrategias jurídicas de libertad: prescripción de la
condición servil por el cese prolongado del ejercicio de autoridad por parte de los
amos, “libertad servil” y aprovechamiento de las coyunturas locales, imperiales o
europeas para tramitar solicitudes colectivas de manumisión.
Como Unraveling Abolition está edificado a partir de un puñado de casos de-
batidos en los estrados judiciales, cabe preguntarse por su significación. Dicho de
otro modo: aquellos pocos expedientes ¿qué tan representativos pueden ser de la
“imaginación legal” de los esclavos del Reino y de sus posiciones con respecto a
su condición servil? ¿Cómo entender el lugar de estos pocos litigantes particulares
que buscaron cambiar su lugar social a través de los tribunales? Siendo evidente-
mente excepcionales dichos hombres y mujeres por los recursos que fueron capa-
ces de movilizar, así como por sus propósitos y su tenacidad, ¿qué relación existe
entre ellos y la masa anónima de esclavos de los que apenas quedan rastros?
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El libro aborda sutilmente estas cuestiones al sugerir que el contexto en el que
se produjeron estas iniciativas privadas fue el de la expectativa tradicional de los
siervos neogranadinos de obtener la libertad a través de medios legales, rehuyen-
do por lo general la violencia. Esta advertencia, hecha en las páginas iniciales de
Unraveling Abolition, indica que la acción personal de los pocos que pugnaron por
abandonar su condición servil en los estrados era necesariamente subsidiaria de
aquel sueño colectivo incumplido.
Concluyo esta reseña señalando una posición discutible del autor frente al gra-
dualismo que adoptaron los revolucionarios antioqueños y colombianos en sus
respectivas leyes de manumisión de 1814 y 1821. Curiosamente, Pérez Morales
insiste en verla, no como una medida radical, promulgada con valentía a pesar de
las dificultades fiscales, de la guerra dilatadísima, de la hostilidad de muchos pro-
pietarios y de la coyuntura poco propicia de las Restauraciones, sino como un des-
fallecimiento, como una inconsecuencia desastrada.Y digo, curiosamente, porque
el mismo autor muestra a lo largo del libro que todo abolicionismo es por fuerza
gradual, que de la condición de esclavo no se escapaba por meras disposiciones
legales y que los mismos hombres y mujeres que anhelaron por generaciones
abandonar su cautividad en el Nuevo Reino soñaron con etapas sucesivas de libe-
ración y con diferentes modulaciones de “libertad servil”. El caso persistente de
Pedro Antonio Ibargüen apunta en esa dirección, pues, tras convertirse en liberto
y comprar esclavos, debió batallar en los estrados por muchos años con el fin de
garantizar sus derechos de propiedad sobre las minas que explotaba y de las que
pretendieron despojarlo ciertos esclavistas payaneses.
En suma, Pérez Morales ha escrito una obra ingeniosa, que presenta un pano-
rama inusual del abolicionismo en el Nuevo Reino de Granada. El libro propone
una geografía política esencial para dilucidar la cuestión, confinada al occidente
del virreinato, entre las gobernaciones de Popayán y Cartagena. Erige el foro ju-
dicial como el espacio prototípico neogranadino de la política, la Ilustración y
la agitación antiesclavista. Plantea una cronología particular para esa agitación y
la enmarca entre los Comuneros y 1852. Demuestra que existió una tradicional
expectativa de libertad por parte de los esclavos del Reino e indica que esta se
expresó mediante bulos diversos que confluían en una idea de redención por las
vías legales y no a través de la violencia. Explora un puñado de casos excepcionales
que escenifican la lucha individual para obtener mediante estrategias diversas una
salida de la condición servil en los estrados judiciales. Y, finalmente, resta impor-
tancia a las leyes de manumisión y libertad de vientres de 1814 y 1821 porque las
considera, un tanto gratuitamente, como una claudicación.
DOI: 10.17533/udea.trahs.n23a13