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Reseña

Educar para sentir. Sentir para educar

 

José Joaquín García García 1

1 Doctor en Didáctica de las Ciencias experimentales. Director y editor de la Revista UNIPLURIVERSIDAD

Autora: Pilar Sordo.

Editorial Planeta, Colombia.

Primera edición.

Bogotá Colombia.

2018


Este interesante texto es una propuesta fresca y renovada acerca de lo que debería de ser el proceso educativo. La autora comienza su libro discutiendo el término “habilidades blandas”, con el cual se ha querido denominar a las habilidades emocionales y de carácter social de los sujetos. Dichas habilidades son denominadas así, por contraste con las llamadas habilidades duras, propias del desarrollo cognitivo: la creatividad, la resolución de problemas, la argumentación, el pensamiento lógico matemático, el pensamiento reflexivo y el pensamiento crítico. Así, la autora propone renombrar a dichas habilidades blandas como habilidades personales, pues son las que identifican a la personalidad de los sujetos a lo largo de su vida y las que le abrirán la puerta al futuro.

 En segundo lugar, la autora llama la atención acerca de cómo en las sociedades contemporáneas está prohibido llorar, reírse a carcajadas, enojarse o entristecerse, e incluso, algunas de estas prohibiciones han sido elevadas al rango de leyes que no permiten expresar en público sentimientos o emociones.  Así mismo, la autora se refiere a cómo dicha prohibición genera un vacío afectivo en los sujetos contemporáneos, uno que los deja listos para convertirse en consumidores compulsivos con el fin de intentar paliar dicha carencia afectiva.     

 El texto también discute el papel de la familia para educar a los jóvenes en las emociones, llamando la atención acerca de cómo los padres tampoco cuentan con las habilidades emocionales necesarias para educar a sus hijos. La autora remarca cómo en Latinoamérica hemos sido educados de manera autoritaria, poco democrática y, sobre todo, con muy poca comunicación. Este último problema se agrava hoy con los medios tecnológicos con los que contamos, que acercan a los que están lejos, pero alejan a los que están cerca. 

En tercer lugar, la autora argumenta que el sentir ha sido, sino desplazado de la educación del sujeto, sí sumamente disminuido. Así, de acuerdo con la autora, los programas de formación en la escuela sólo incluyen materias como lengua, matemáticas o ciencias, y disminuyen al máximo aquellas que están relacionadas con la expresión de las emociones y los sentimientos de los sujetos: las artes y las humanidades. Igualmente, dichos programa de formación, no tienen en cuenta aspectos como las relaciones sociales, el aprendizaje necesario para poder gestionar las emociones o temas como la solidaridad y la responsabilidad social.

La Doctora Pilar Sordo sigue su argumentación contraponiendo la vocación a la empleabilidad. Para la autora, no preparamos a los chicos para cumplir sus sueños y llenar sus expectativas, sino para que consigan un empleo y sobrevivan, o en mejor de los casos, puedan comprar un coche, una casa y educar a su prole. Así, los establecimientos educativos, en lugar de abrir posibilidades a los chicos para que encuentren su vocación y se aseguren de llevar a buen puerto sus pasiones interiores, les ofrecen sólo herramientas para un mundo laboral incierto, poco amable y cambiante. Es decir, la educación les prepara para que sean alguien en la vida, pero no para vivir, para tener éxito y, mucho menos, para cumplir sus sueños.

Por último, la autora nos ofrece algunas reflexiones acerca de la educación superior y sobre el mundo aboral, de cómo estos dos ámbitos están desconectados de las pasiones del sujeto, lo que les frustra en sus deseos y les quita las ganas de vivir una existencia plena y llena de emociones y, por qué no decirlo, de felicidad. Así, la Doctora Sordo, explica como muchos de nuestros adultos pierden sus trabajos, no por incapacidad técnica o laboral, más bien, por no contar con herramientas sociales que les permitan trabajar en grupo, ser solidarios y proactivos frente los problemas e insertarse plenamente en el mundo laboral.  Para finalizar, se propone que lo más importante para educar a un sujeto es enseñarle a crear y a conservar los vínculos afectivos, a mirar hacia su interior para descubrir sus pasiones, aquellas que le van a brindar que cada día esté “vivo” y con la energía psíquica necesaria para llevar a cabo sus proyectos y cumplir sus sueños.