Macías, W., y Chavez, N. (2021). Hacia un
itinerario en contabilidad ecológica: Actores,
racionalidades y sistemas de valoración
ecológica. Contaduría Universidad de Antioquia,
78, 129-154. Doi: https://doi.org/10.17533/
udea.rc.n78a05
Hacia un itinerario en contabilidad
ecológica: Actores, racionalidades y
sistemas de valoración ecológica
William Bernardo Macías Orozco
Corporación Universitaria Comfacauca- Unicomfacauca
wmacias@unicomfacauca.edu.co
Orcid: 0000-0001-9025-0318
Nancy Liliana Chavez Palomino
Corporación Universitaria Comfacauca- Unicomfacauca
lilianapalomino71@gmail.com
Orcid: 0000-0001-8945-3636
Hacia un itinerario en contabilidad ecológica: Actores, racionalidades y sistemas de valoración ecológica
Resumen: En las últimas décadas, lo ambiental se posiciona en campos disciplinares heterogéneos, debido
a las realidades de la crisis ambiental contemporánea. En las ciencias económicas prima la visión de la
economía ambiental centrada en la valoración monetaria de la naturaleza como premisa para la solución de
los problemas ambientales; subsidiaria de tal visión, la contabilidad ambiental se orienta en el mismo sentido.
Sin embargo, la imposición de sistemas de valoración ajenos a la racionalidad de los actores involucrados
en un contexto determinado profundiza los problemas y conflictos ambientales. Se propone, entonces, la
construcción conceptual de la contabilidad ecológica centrada en reconocer y comprender las formas plurales
de racionalidad ambiental que sustentan diversos actores. Esto permitirá comprender formas de representación
y valoración de la naturaleza diferentes y en algunos casos contradictorios. Para ejemplificar este itinerario
teórico-metodológico se aborda el estudio de las racionalidades subyacentes a los actores que confluyen en
el Macizo Colombiano, región altamente biodiversa, identificando tres posibles formas de representación y
valoración, diferentes e irreductibles.
Palabras claves: Contabilidad ecológica, racionalidad ambiental, sistemas de valoración ecológica.
Towards an itinerary in ecological accounting: Actors, rationalities and ecological valuation systems.
Abstract: In the last decades, environmental issues have been positioned in heterogeneous disciplinary fields, due
to the realities of the contemporary environmental crisis. In the economic sciences, the vision of environmental
economics focused on the monetary valuation of nature as a premise for the solution of environmental problems
prevails; subsidiary to such vision, environmental accounting is oriented in the same direction. However,
the imposition of valuation systems alien to the rationality of the actors involved in a given context deepens
environmental problems and conflicts. The conceptual construction of ecological accounting is then proposed,
focused on recognizing and understanding the plural forms of environmental rationality supported by different
actors. This will allow understanding different, and in some cases contradictory, forms of representation and
valuation of nature. To exemplify this theoretical-methodological itinerary, the study addresses the underlying
rationality of the actors that converge in the Macizo Colombiano, a highly biodiverse region, identifying three
possible forms of representation and valuation, different and irreducible.
Keywords: Ecological accounting, environmental rationality, ecological valuation systems.
Rumo a um itinerário em Contabilidade ecológica: Atores, racionalidades e sistemas de valorização
ecológica
Resumo: Nas últimas décadas, o ambiental tem se posicionado em campos disciplinares heterogêneos, devido
às realidades da crise ambiental contemporânea. Nas ciências econômicas prevalece a visão da economia
ambiental focada na valoração monetária da natureza como premissa para a solução dos problemas ambientais;
subsidiária dessa visão, a contabilidade ambiental orienta-se no mesmo sentido. No entanto, a imposição de
sistemas de valoração alheios á racionalidade dos atores envolvidos em um contexto determinado aprofunda
os problemas e conflitos ambientais. Propõe-se então, a construção conceitual da contabilidade ecológica
centrada em reconhecer e compreender as formas plurais de racionalidade ambiental que sustentam diversos
atores. Isto permitirá compreender a natureza através de diversas formas de representação e valoração que em
alguns casos são contraditórias. Para exemplificar este itinerário teórico-metodológico aborda-se o estudo das
racionalidades subjacentes aos atores que convergem no Maciço Colombiano, região que apresenta uma alta
biodiversidade, identificando três possíveis formas de representação e valoração, diferentes e irredutíveis.
Palavras chave: Contabilidade ecológica, racionalidade ambiental, sistemas de valoração ecológica.
Vers un itinéraire en comptabilité écologique : acteurs, rationalités et systèmes d’évaluation écologique
Résumé: Au cours des dernières décennies, les questions environnementales ont été positionnées dans des
champs disciplinaires hétérogènes, en raison des réalités de la crise environnementale contemporaine. Dans les
sciences économiques, la vision de l’économie environnementale axée sur l’évaluation monétaire de la nature
comme prémisse à la solution des problèmes environnementaux prévaut ; subsidiairement à cette vision, la
comptabilité environnementale est orientée dans le même sens. Cependant, l’imposition de systèmes d’évaluation
étrangers à la rationalité des acteurs impliqués dans un contexte donné aggrave les problèmes et les conflits
environnementaux. Il est donc proposé que la construction conceptuelle de la comptabilité écologique se concentre
sur la reconnaissance et la compréhension des formes plurielles de rationalité environnementale soutenues par
divers acteurs. Cela permettra de comprendre des formes différentes et parfois contradictoires de représentation
et d’évaluation de la nature. Pour illustrer cet itinéraire théorico-méthodologique, l’étude des rationalités sous-
jacentes des acteurs qui convergent dans le Massif colombien, une région à forte biodiversité, est ici abordée en
identifiant trois formes possibles de représentation et de valorisation, différentes et irréductibles.
Mots clés: Comptabilité écologique, rationalité environnementale, systèmes d’évaluation écologique.
Hacia un itinerario en contabilidad ecológica:
Actores, racionalidades y sistemas de valoración
ecológica
William Bernardo Macías Orozco y Nancy Liliana Chavez Palomino
https://doi.org/10.17533/udea.rc.n78a05
Primera versión recibida en noviembre de 2020 – Versión aceptada en marzo de 2021
[…] La propiedad solo existe dentro de un límite que no sólo es determinable
sino determinado, no sólo medible sino medido.
El valor es la existencia social de la propiedad, la palabra lógica
con la que adquiere comprensibilidad y comunicabilidad social.
K arl M arx
I. Introducción
La premisa de este trabajo plantea que la valoración económica del ambiente
enlaza el discurso del desarrollo sostenible con el neoliberalismo, pues la valo-
ración monetaria de la naturaleza legitima y gestiona la mercantilización de las
condiciones de existencia de los pueblos. Al mercantilizar-capitalizar la natura-
leza, suponiendo el mercado como panacea para la sustentabilidad natural y la
equidad social, se profundizan los conflictos ecológicos distributivos en torno a
la apropiación, uso y significación de la naturaleza. Conflictos que devienen en
choques a nivel de lenguajes de valoración, intereses, racionalidades, formas de
saber y formas sociales.
Lo anterior hace necesario problematizar la contabilidad ambiental como
disciplina encargada de generar tecno representaciones economicistas fun-
dadas en los postulados del desarrollo sostenible, la economía ambiental y los
métodos de valoración económica del ambiente. Este cuestionamiento permite
mostrar las débiles bases epistemológicas de la contabilidad ambiental al des-
conocer las distribuciones de poder, conflictos ecológico-distributivos, actores,
intereses, dinámicas, racionalidades y lenguajes de valoración plurales. Por
Cont. udea (enero-junio), pp. 129-154. © Universidad de Antioquia-2021.
132Macías, W ., y Chavez, N . Hacia un itinerario en contabilidad ecológica...
Macías, W., y Chavez, N.
ende, es necesario deconstruir el cuerpo doctrinal de la contabilidad ambien-
tal en sus fundamentos, a través de categorías socio-históricas y ecológicas,
propias del ecologismo popular, las demandas de justicia socio ambiental y la
pluralidad de lenguajes de valoración. (Quinche, 2008), (Gómez-Villegas y Martí-
nez-Pulido, 2015), (Cardona, 2016), (Gómez Muñoz, 2018), (Quintero y Ramírez,
2016). Esto con el fin de dar cuenta de mejor manera de las realidades socio-
ecológicas contemporáneas.
En términos epistémicos tal cuestionamiento a la monocultura científica, al
pensamiento económico y ambiental dominante, es posible y necesario desde
plataformas interdisciplinarias como las de la economía política y la ecología
política. Estas estudian los conflictos ecológicos distributivos y los lenguajes de
valoración, en el amplio contexto de la acumulación capitalista mostrando sus
contradicciones e irracionalidades. (O´Connor, 2002), (Martínez, 2004), (Gómez
Muñoz, 2018). Así abren la posibilidad de reconocer otras formas de relación
entre las redes vitales planetarias, formas diversas de valoración y racionalidad
ambiental; tarea constitutiva de un nuevo saber sobre la naturaleza: la contabili-
dad ecológica.
En un primer apartado se aborda la contabilidad ambiental como derivada
de la economía ambiental y del desarrollo sostenible. Se define a la contabilidad
ambiental como extensión de la racionalidad de la contabilidad financiera. Se
muestra que la contabilidad ambiental en cuanto discurso racionalizado tiene
su lugar de enunciación y producción en transnacionales del pensamiento hege-
mónico con intereses en la mercantilización de la naturaleza y un tratamiento
tecnocrático, fragmentario e instrumental del problema ambiental. Con ello lo
ambiental deviene así en una variable del proceso de valorización de capital.
Las tecno representaciones de la contabilidad ambiental instituyen al mercado
y a las corporaciones globales como protectores eficientes del medio ambiente,
objetivando las relaciones entre el capital, el proceso de acumulación y el lugar
subalterno que impone a la naturaleza. La crisis ambiental y lo ambiental se
convierten en oportunidad para los negocios mientras miles de seres humanos y
sistemas ecológicos se debaten al límite de la extinción.
En un segundo apartado se argumenta que la contabilidad ambiental se con-
vierte en un mecanismo de producción de lo no existente. En ese sentido, la
operación de valorar monetariamente y mercantilizar la naturaleza, cosifica los
territorios y declara inválidas, ignorantes e ineficientes las diversas formas de
valoración que los pueblos hacen de sus condiciones de existencia y territorios
en cuanto soportes de vida y significación.
En contraposición la contabilidad ecológica como forma de saber contra he-
gemónica debe, en un doble movimiento, hacer una crítica al carácter irracional
y devastador de la vida planetaria de las racionalizaciones y objetivaciones im-
puestas por la contabilidad ambiental, y al mismo tiempo aunar esfuerzos para
133Contaduría Universidad de Antioquia – N o. 78. Medellín, enero-junio 2021
hacer visible la existencia de formas de vida y valoración de la naturaleza no
subordinadas al valor de cambio y la acumulación de capital. Este “hacer visible
la existencia” implica contar y narrar desde la interpretación diversos sentidos
y formas de valoración de la naturaleza. Por lo anterior, en el tercer y cuarto
apartado se abordan las categorías de la ecología política que la contabilidad
ecológica puede emplear para su tarea contra hegemónica; también se la carac-
teriza como un saber ambiental.
En el quinto apartado se ejemplifica una primera forma de trabajo contra
hegemónica desde la cual la contabilidad ecológica puede aportar a las formas
de vida que resisten la actual devastación medioambiental provocada por el
capital. Tal itinerario muestra una manera concreta de contar y narrar, desde
la interpretación, los sentidos sobre la naturaleza expuestos por actores que
convergen en el escenario del Macizo colombiano.
Metodológicamente se llevó a cabo una revisión de la literatura a partir de
bases de datos de revistas nacionales. El alcance de la revisión fue narrativo y
descriptivo, a fin de aproximarse a las perspectivas críticas sobre la contabilidad
ambiental, deconstrucciones de dicho concepto y propuestas de reconceptuali-
zación. Para desarrollar la revisión se hizo una clasificación de los documentos
en contabilidad ambiental y posturas alternativas; se empleó una ficha biblio-
gráfica en la cual se abordaron las categorías: crítica a la contabilidad ambien-
tal, contabilidad ecológica y posturas alternativas. Con base en lo anterior y a
partir de categorías emergentes se construyeron las reflexiones de los primeros
cuatro apartados. Respecto del quinto apartado se procedió mediante una
aproximación interpretativa y descriptiva, que usó datos derivados de un diseño
documental, entrevistas y sistematizaciones adelantadas en el proyecto “Análisis
del marco cognitivo agro ambiental del Comité de Integración del Macizo Co-
lombiano: Producir cuidando la naturaleza (2016-2020). Uno de los objetivos del
proyecto, se dirige a identificar actores que convergen en el territorio concreto
del Macizo colombiano con visiones diferenciadas de la naturaleza para identi-
ficar las categorías: actores, sus racionalidades, formas sociales, sistemas de
valoración que despliegan y sus tensiones. Las observaciones derivadas de dicho
proyecto sirven como base para sustentar el itinerario hacia la contabilidad eco-
lógica desarrollado en ese apartado.
II. Contabilidad ambiental como derivada del desarrollo
sostenible y de la economía ambiental
Un primer acercamiento permite definir la contabilidad ambiental como ex-
tensión de la racionalidad de la contabilidad financiera a lo ambiental. Usando
las categorías tradicionales de la contabilidad se trata de cuantificar-monetizar
a nivel macroeconómico o de la empresa individual los activos, pasivos, patri-
monio, costos, bienes y daños ambientales. A nivel de la empresa se pretende el
134Macías, W ., y Chavez, N . Hacia un itinerario en contabilidad ecológica...
Macías, W., y Chavez, N.
establecimiento de políticas que permitan reflejar, en sus estados económicos-
financieros, el consumo humano de recursos naturales. Así se haría posible la
protección del medio ambiente y el patrimonio natural bajo preceptos de res-
ponsabilidad social, gestión ambiental y eco eficiencia. En suma, la contabilidad
ambiental tendría como objetivo suministrar información útil encaminada a la
gerencia y administración del asunto ambiental, para lo cual debe medir mone-
tariamente los aspectos ambientales (Mantilla Pinilla, 2006), (Lezca, 2002).
A nivel macroeconómico la contabilidad ambiental, también llamada “conta-
bilidad de los recursos” o “contabilidad económica y ambiental integrada”, se
refiere a la modificación del Sistema de Cuentas Nacionales para incorporar en
éste el uso o agotamiento de los recursos naturales”1 de un país, siguiendo la
misma racionalidad de la contabilidad ambiental al nivel microeconómico (Na-
ciones Unidas, 2002). Se trata de la generación de información sobre la contri-
bución del ambiente en el crecimiento económico y la “adopción de decisiones
en materia de desarrollo y sostenibilidad”. Dicho de otra forma, la contabilidad
daría cuenta de las funciones ambientales de la naturaleza y su contribución a la
acumulación de capital y su sostenibilidad, permitiendo el cálculo del PIB verde.
La contabilidad ambiental en cuanto discurso racionalizado tiene su lugar de
enunciación y producción en transnacionales del pensamiento hegemónico. Par-
ticularmente desde la ONU, con la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente
y el Desarrollo de 1987 y a través del Programa 21 de la Conferencia de Río de
Janeiro, República Federativa del Brasil - junio de 1992, se estableció la adop-
ción de un sistema de contabilidad ecológica y económica integrada, bajo una
serie de principios basados en el concepto de desarrollo sostenible y el cuerpo
teórico de la Economía Ambiental. Ello para lograr medir la contribución de los
recursos naturales al PIB y servir de base al diseño de políticas de protección y
conservación ambiental o del “capital natural”.
Entre los centros de enunciación hegemónicos pueden ubicarse junto con la
ONU, la Comisión Europea con el documento “Hacia un desarrollo sostenible”;
el EMAS-Reglamento 1836/93 del Consejo europeo, Reglamento 761/2001 del
Parlamento Europeo y del Consejo, la Recomendación 2001/453/CE; la Organi-
zación Internacional de Normalización (ISO) o el Global Reporting Initiative
GRI. La Contabilidad ambiental o “verde” propende por la implantación de un
sistema de información y control de la gestión ambiental, la eco eficiencia, la
responsabilidad ambiental a través de declaraciones ambientales, la auditoría
medioambiental y la eco estrategia (Naciones Unidas, 2002) (Lezca, 2002). Esto
1 En el caso de la gestión de la empresa, se señala que: “Los desafíos que la contabilidad ambiental
tiene por delante son: mejorar el nivel de comunicación; mejorar las normas de registro y
gerenciamiento contable; mejorar la contribución contable a las prácticas de administración del
asunto ambiental en la empresa y por último; descontaminar los balances que hoy omiten activos
consumidos, y que precisan ser mensurados y registrados”, (Lezca, 2002, p. 33).
135Contaduría Universidad de Antioquia – N o. 78. Medellín, enero-junio 2021
visto no desde la protección de la naturaleza sino en tanto oportunidad de mer-
cado, pues se supone que la sociedad cada vez más adquiere preferencia por las
empresas ecológicamente responsables.
El surgimiento de la contabilidad ambiental se justifica desde el discurso do-
minante en premisas tales como: el deterioro medio ambiental es superable me-
diante acciones tecno científicas y la creencia en el desarrollo sostenible según el
cual es posible mantener un ritmo de crecimiento y bienestar sin comprometer
las condiciones ambientales de generaciones futuras. Cabe señalar que “El ethos
fundamental de la concepción Brundtland del Desarrollo sostenible es profun-
damente liberal en términos económicos (Escobar, 1997; Ariza, 2000). En este
sentido, la sostenibilidad del crecimiento económico es, quizás, su mayor pre-
ocupación” (Gómez, 2004, p. 92). Bajo tal perspectiva la contabilidad ambiental
asume supuestos como: la creencia en que las empresas mediante acciones fragmen-
tarias pueden y desean controlar el impacto ambiental; el hecho de que la sociedad
ha ido considerando la protección del entorno como importante; el supuesto
de que el mercado es mejor mecanismo para la protección del ambiente que
la regulación y control; la desmaterialización de la economía basada en el opti-
mismo en la adopción en las tecnologías y procesos productivos limpios como
solución de los problemas ambientales; la concertación de intereses en torno a
la sostenibilidad y “el futuro común” del planeta sin cuestionar el crecimiento
ilimitado; la creencia en que la empresa capitalista puede ser guiada por crite-
rios de responsabilidad social y ambiental sin necesidad de intervención estatal
o comunitaria. Estos supuestos son asumidos en los discursos hegemónicos sin
explicar los hechos fácticos que los corroboren y sin análisis críticos previos.
A nivel corporativo, se considera que las corporaciones son ambientalmente
amigables si incorporan sistemas de gestión medioambiental (SGMA). Estos
sistemas establecen políticas, planes ambientales, objetivos, mecanismos
de control y adopción de correctivos los cuales se supone permiten adecuar
la relación de la unidad empresarial con el medio ambiente. La contabilidad
ambiental deviene en sistema de información, el cual, a través de mediciones,
documenta e informa sobre la ecoeficiencia del SGMA y la responsabilidad
medioambiental de la corporación (Naciones Unidas, 2002) (Lezca, 2002). De
esta forma, se resolvería la compleja contradicción capital-ambiente. Al tiem-
po, las empresas de manera “voluntaria” emitirían información socio ambiental
a través de los informes de sostenibilidad o responsabilidad social ambiental
como se plantea a través de las ISO 14000 o a través de la adopción de los
parámetros del Global Reporting Initiative GRI, entre otras directivas globales.
Ello además teniendo como objetivo, desde una lógica instrumental, el incre-
mento del “valor de la empresa”, la generación de marcas verdes y la cotización
en el mercado de valores.
136Macías, W ., y Chavez, N . Hacia un itinerario en contabilidad ecológica...
Macías, W., y Chavez, N.
Los derivados financieros enlazan la naturaleza con las oportunidades de
negocios especulativos. Así sucede con la creación desde 1999 del Índice de Sos-
tenibilidad Dow Jones (DJSI World) que pretende dar cuenta del ranking de las
empresas (y países) con mejor desempeño socio ambiental y más responsables
de entre las corporaciones globales; dicho ranking presenta como ambientalmen-
te responsables empresas de todos los sectores económicos, incluso algunas con
conflictos ambientales y países con modelos neoliberales. Con ello emerge el
negocio de las firmas globales encargadas de “investigar”, desarrollar, medir y
certificar este tipo de indicadores. Se supone que estos índices reflejan la ges-
tión de las corporaciones y orientan las decisiones de los inversores inteligentes.
En las bolsas de valores, los inversionistas, y en particular los inversionistas insti-
tucionales, se orientarían por un enfoque de inversión que tendría en cuenta los
aspectos ambientales, sociales y de gobierno corporativo. A esto, se suman los
mercados de pólizas de seguro frente a riesgos medioambientales, los mercados
de derechos de emisión de gases generadores de efecto invernadero, entre otros
“mercados verdes”. Todo ello, en un círculo virtuoso propio de los “eficientes”
automatismos de mercado, redunda en que las empresas consideren lo ambiental
“más allá del aspecto financiero”, garantizando por efecto derrame la protección
del medio ambiente.
La responsabilidad ambiental agenciada por la contabilidad ambiental se
sustenta en la concepción de su carácter voluntario, (en acciones empresariales
y científicas fragmentarias) en la lógica de la no intervención del Estado en el
mercado, y abstracto, según la cual la actividad humana en general deteriora
la naturaleza, primando la preocupación de la conservación de hábitats sin in-
tervención humana, pero sí con intervención del capital. Según se asevera, la
empresa capitalista no es la responsable del deterioro ambiental. El medio am-
biente es patrimonio común de la humanidad y según la UNESCO, su defensa y
preservación corresponde a la humanidad. El concepto de responsabilidad abstracto
y voluntario asignado a la humanidad se convierte así en algo ambiguo y etéreo que no
establece responsabilidades concretas sobre actores sociales específicos. Por el contra-
rio, fundamenta la mercantilización y abuso de la naturaleza al postular a las
corporaciones transnacionales como protectoras y eficientes administradoras
del ambiente 2 . De este modo, nuevamente se reduce la problemática ecológica
2 Más aún cuando actores y comunidades no capitalistas son declarados, en abiertas posturas
ecofascistas, como los únicos responsables del deterioro ambiental. Según este criterio, los pobres
por ser pobres carecen de recursos para administrar eficientemente el ambiente. Véase el informe de
las Naciones Unidas – sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo-Programa mundial
de evaluación de los Recursos Hídricos, El suministro de agua y el saneamiento básico no pueden
ser asumidos por los débiles gobiernos locales, ni por las comunidades debido a sus bajos ingresos.
Las cifras estadísticas sobre la proporción de viviendas urbanas conectadas a conducciones de
agua y a redes de alcantarillado, en las cuales se basan los análisis de las Naciones Unidas,
evidencian que África, Asia, América Latina son las más ineficientes y presentan una notable falta
137Contaduría Universidad de Antioquia – N o. 78. Medellín, enero-junio 2021
a los términos del mercado, pues se invisibilizan los conflictos sociales y eco-
lógicos, así como la destrucción socio ambiental sistémica producto del modo
civilizatorio y de prácticas económicas específicas de actores determinados.
Como consecuencia de lo anterior, la protección ambiental es producto del
mercado, de la acumulación de capital y por efecto derrame, es un motor gene-
rador de “empleos” y aumento de la productividad (Naciones Unidas, 2002). La
crisis ecológica y lo ambiental se convierten en oportunidad para los negocios
mientras miles de seres humanos y sistemas ecológicos se debaten al límite de
la extinción. Esta crisis es una oportunidad para el capital verde el cual median-
te una serie de encierros disciplinares, materiales y discursivos logra mercan-
tilizar la contaminación, los bosques, los páramos, la biodiversidad. Al tiempo
elude los principales determinantes de los problemas ecológicos contemporá-
neos: la racionalidad instrumental, las acciones fragmentarias en el mercado
gobernado por las corporaciones globales, y la acumulación de capital.
La contabilidad configura un tratamiento tecnocrático, fragmentario e
instrumental del problema ambiental, fundado en la posibilidad de reconocer,
medir y valorar económicamente (monetariamente) los activos, los pasivos, el
impacto y coste ambiental. (Leff, 2004), (Gómez, Niño y Rojas, 2012), (Quinche,
2009). Como resultado la responsabilidad ambiental se convierte en una forma
de vender a través de las marcas verdes, la idea de una empresa ecológicamen-
te amigable, para lograr posicionamiento en el mercado, incrementar el valor
intangible y legitimidad social. Lo ambiental deviene así en una variable más a
tener en cuenta en el proceso de valorización de capital, siendo este proceso
el central y determinante en la orientación de las tecno-representaciones de la
contabilidad ambiental.
La contabilidad ambiental ha sido construida sobre bases economicistas de ren-
tabilidad financiera, maximización de uso extractivo y mejoramiento de la imagen
corporativa. Este modelo profundiza la crisis socio-ecológica y reproduce un modelo
de producción cuyo principio fundamental es el crecimiento ilimitado. (Quinche,
2009, p. 71)
Por lo antes dicho, la contabilidad ambiental desconoce las implicaciones
de la racionalidad instrumental propia de la sociedad capitalista, bajo la cual el
ánimo de lucro y el crecimiento ilimitado es el fin principal de la organización
corporativa, de modo que la transferencia de costes ambientales y sociales a
los más pobres es el mecanismo predominante para elevar márgenes de utili-
dad y los niveles de acumulación de capital. Junto a esto, se invierte la realidad:
la naturaleza deviene en fuente de valorización y la destrucción natural en
de instalaciones. Las corporaciones globales se apropian del agua en nombre de garantizar su uso
sostenible. Queda así justificado el despojo del agua, lo cual debe ser considerado con todas sus
implicaciones, en tanto es el agua condición vital de la existencia de nuestros pueblos.
138Macías, W ., y Chavez, N . Hacia un itinerario en contabilidad ecológica...
Macías, W., y Chavez, N.
oportunidad de negocio, este es el sentido de la pretendida eficiencia de los
mecanismos de mercado para internalizar las externalidades.
La anterior lógica inherente a la contabilidad ambiental está en profunda
consonancia con la economía neoclásica de los recursos naturales la cual tra-
ta al ambiente como externalidad y explica los problemas ambientales por la
ausencia de precios y derechos de propiedad privada (Martínez, 2004), (Leff,
2004). El problema ambiental así planteado se ubica en el plano metodológico
de la valoración monetaria, la asignación de precios, montos de compensación
y derechos de propiedad privada (de las corporaciones globales). La valoración
económica de la naturaleza asume el rol de tema central en el quehacer de la
economía ambiental, y a su vez en el de la contabilidad ambiental. Esta última,
en cuanto hija de la economía ambiental y sistema de información, considera
los costos, gastos, activos, patrimonios ambientales, gestiona la naturaleza en
términos del mercado y derechos de propiedad. Gestión ambiental considerada
como premisa de la actividad empresarial para la conservación del ambiente y
garantía a nivel macroeconómico de crecimiento sostenible.
La economía ambiental racionaliza el medio ambiente mediante la extensión
de la lógica instrumental, los aparatos y dispositivos del pensamiento económi-
co dominante. La contabilidad ambiental objetiva el lenguaje economicista para
la transmutación de la naturaleza en recursos y mercancías valoradas económi-
camente, puestas en función de los procesos de acumulación capitalista:
[...] el carácter financiero de las cifras aportadas por los cálculos contables, da la
sensación de objetivación de las interacciones organización-entorno que se desprende
de los datos duros. La aparente solidez o realidad de la imagen que se desprende que
surge del proceso contable en conjunción con los valores socialmente dominantes,
en especial la importancia que asigna a lo financiero la sociedad occidental, la hace
comparativamente mucho más influyente. Los cálculos contables instauran normas a
partir de las cuales se juzgan y se gobiernan las actividades, el comportamiento de los
individuos, la vida de las organizaciones y, en cada vez más facetas, el devenir de la
sociedad. (Carrasco, citado en Ariza, 2000, p. 184)
La contabilidad y la economía ambiental imponen la objetividad y gobierno
de la valoración económica como dispositivo de mercantilización y gobierno
de la naturaleza. Bajo esa “aparente solidez” de los dispositivos disciplinares
financiarizados despliega racionalidades, criterios de valoración, de juicio y
comportamientos que encubren que lo principal no es la vida planetaria sino
la acumulación de capital y el aplastamiento de la naturaleza para garantizar su
sostenibilidad. Así la contabilidad ambiental, producto de la necesidad del capi-
tal para internalizar la destrucción ambiental en el mercado, instituye una rea-
lidad: la del mercado y las corporaciones globales, sus acciones y valoraciones,
intereses y racionalidades como universalismos, objetivos, válidos y eficientes
139Contaduría Universidad de Antioquia – N o. 78. Medellín, enero-junio 2021
para la protección ambiental. A ello es posible hacer referencia con el concepto
de poder constitutivo de la contabilidad ambiental:
La instrumentalización realizada por parte de algunas expresiones de la contabilidad
medioambiental (financiera, de gestión, de costos y la auditoría), revisten de valoración
social positiva a las actuaciones de las organizaciones con su aplicación, ya que el po-
der constitutivo de la contabilidad entrega aparentes visibilidades sobre problemas que
aparecen como “gestionados” para su mejoramiento o solución. Pero tales soluciones
concebidas bajo el marco conceptual predominante del beneficio ampliado del capital
y bajo los marcos referenciales de actuación y herramientas analíticas de la economía,
la gestión y la contabilidad, preocupados por la eficiencia económica de la reducción
del costo y de la maximización del beneficio privado, no logran cambios sustanciales
en la dinámica de operación de la organización y terminan, gracias al prestigio racio-
nalizador y al poder de las cifras financieras duras proporcionadas por la contabilidad,
legitimando actuaciones bajo los parámetros de actuación de siempre, aquellos que
conllevaron a la actual crisis ambiental. (Gómez, 2004, p. 104)
Reforzando el anterior argumento, puede decirse que la valoración mone-
taria objetivizante impuesta por la economía y contabilidad ambiental cuenta
con graves problemas como los que señala Naredo (2010), entre otros: cierra
los ojos a los deterioros sociales y ambientales, no procesa sistemáticamente
los deterioros ecológicos, registra solo el coste de extracción y manejo de los
recursos naturales pero no el de su reposición, hace abstracción de la sociedad
profundizando conflictos y desigualdades sociales, no recoge información sobre
los procesos ecológicos y aspectos físico-territoriales. Y es este reduccionismo
monetario el que Naredo (2010) identifica como origen del problema ambiental.
De igual forma, en el campo contable como lo señalan Mejía, Montilla y Montes
(2009), la medición monetaria es arbitraria, irresponsable, insuficiente y cen-
trada en el mercado por lo que no garantiza la protección y conservación del
patrimonio ambiental. A lo que se agrega que dicha medición no es neutral, ni
objetiva, está determinada por intereses lucrativos y legitima el daño ambiental.
En este contexto, frente a la adopción de un sistema de contabilidad ecológi-
ca y económica integrada, fundamentada en principios basados en el concepto
de desarrollo sostenible y que se concreta en el caso colombiano en el Sistema
de Cuentas Satélite Ambiental (SCSA) cabe señalar lo planteado por Gómez,
Niño y Rojas (2012), en los siguientes términos:
En Colombia se requiere replantear la información que es generada por el SCSA, pues
la información que es emitida por el DANE aporta poco a los temas ambientales prio-
ritarios para el país, pues se centra más en brindar información que resulta de interés
para actividades extractivas como la minería, las cuales presentan variados cuestiona-
mientos por sus afectaciones ecológicas, económicas, sociales y culturales.
[...] En este sentido, las políticas esbozadas en los PND en materia ambiental se ven
relegadas por las políticas de crecimiento económico, y más aún en el actual gobierno
se proclaman los recursos minero energéticos como una locomotora de desarrollo para
140Macías, W ., y Chavez, N . Hacia un itinerario en contabilidad ecológica...
Macías, W., y Chavez, N.
el país justificando su extracción, disminución y agotamiento. Esto debido en gran
medida a que la política pública ambiental de Colombia se encuentra enmarcada bajo
un modelo desarrollista-productivista con énfasis en los mercados nacionales. La infor-
mación suministrada por el SCSA no contempla el contexto, ni el interés común. Está
orientada a una política pública ambiental para el mercado, no para lo que interesa a la
comunidad. (Gómez, Niño y Rojas, 2012, p. 167)
En consecuencia, lo dicho anteriormente para la contabilidad ambiental
corporativa es válido para la denominada contabilidad ecológica y económica
integrada, puesto que, como se observa en el caso colombiano, a partir del
trabajo citado de Gómez, Niño y Rojas, en ésta prima la no neutralidad de las
mediciones, su determinación por intereses lucrativos de corporaciones mine-
ras y la legitimación del daño ambiental al promover un modelo desarrollista-
productivista orientado al mercado. En consecuencia, ni el bien común, ni la
protección ambiental son los determinantes de la contabilidad ambiental, ecoló-
gica y económica, como tampoco de las políticas y sistemas de gestión públicos
y corporativos.
III. Contabilidad ambiental como producción de lo no existente
Adicionalmente, la contabilidad ambiental como dispositivo instrumental
para valorar monetariamente y mercantilizar la naturaleza, no solo instituye el
modelo económico capitalista y el modelo de la ciencia occidental como únicos
válidos; además, invisibiliza y declara inválidas, ignorantes, ineficientes e ilegí-
timas las diversas formas de relacionamiento con la naturaleza, organización
social, cosmovisiones, saberes y formas de valoración que diversas comunidades
hacen de sus condiciones de existencia y territorios en cuanto soportes de vida
y significación. Dicho de otro modo, el poder constitutivo de la contabilidad que
entrega aparentes visibilidades, es a la vez un poder para la producción de lo no
existente e inválido, parafraseando a Santos (2006), al tratar sobre la sociología
de las ausencias, puede decirse, que la contabilidad ambiental produce activa-
mente lo no existente, “como una alternativa no creíble, como una alternativa
descartable, invisible a la realidad hegemónica del mundo” (Santos, 2006, p. 23).
En tal sentido son declarados no válidos los órdenes del saber, organización so-
cial y los lenguajes de valoración plurales del medio ambiente que no se ajusten
al modo de producción capitalista y al modelo de ciencia positivista occidental.
Una esfera de producción de no válidos, se observa en el campo de la re-
presentación y valoración económica de la naturaleza, la cual se presenta como
universal y única válida, y produce como ignorancia e ineficiencia cualquier otro
lenguaje de valoración de la naturaleza. Ñoreda (2009) señala que los aspectos
humanos, ambientales y culturales escapan a la representación contable, puesto
que implica privilegiar hacer visibles las realidades que se suponen homogenei-
zables, numerables, cuantificables monetaria y económicamente; cuyo valor se
141Contaduría Universidad de Antioquia – N o. 78. Medellín, enero-junio 2021
reduce al precio. De lo que se infiere que si los objetos no cumplen con dichos
supuestos de la representación misma no son representados, no son válidas,
ni existentes. Pero lo declarado como no válido e inexistente no son solo los
objetos, sino de las formas de representación (por ende, las formas de saber,
organización y actores) que no parten de dichos supuestos. De fondo se trata
de mono culturas del saber científico y del productivismo capitalista (Santos,
2006) que declaran otras formas de representación y valoración de lo socio am-
biental como descartables y desechables.
Pero además de producir lo no válido, la contabilidad ambiental produce lo
que no debe ser visto: las amenazas planetarias producidas por la lógica instru-
mental del capital y la acción fragmentaria y cosificadora de la ciencia (Hinke-
lammert, 2001). También Quintero y Ramírez (2016) señalan que “el Estado y las
organizaciones empresariales ven en lo que se ha conocido como contabilidad
ambiental un elemento que potencializa la rentabilidad, validando el ilimitado
crecimiento de la producción, y en consecuencia la destrucción de la natu-
raleza” (p. 300). Al mismo tiempo, dichos agentes se niegan a ver y niegan el
derecho a ver que el tratamiento de la naturaleza como recurso al servicio del
crecimiento ilimitado conduce al calentamiento global, la pérdida de biodiversi-
dad, la destrucción de ecosistemas y culturas.
La contabilidad ambiental hace parte de los dispositivos de poder que natu-
ralizan la lógica del desarrollo sostenible del capital y la racionalidad y modo
de producción capitalistas. Pero no se trata solo de un dispositivo de gobier-
no sobre la vida, el poder constitutivo de la contabilidad es a la vez un poder
necroconstitutivo, un dispositivo y una práctica social necropolítica (Mbembe,
2006) que dicta cómo ha de vivirse y cómo se debe morir; determina formas
de destruir la naturaleza y los lenguajes de valoración, las formas de relacio-
namiento, los actores sociales y formas de vida no capitalistas. La contabilidad
ambiental es un dispositivo que produce lo que no debe ser visto, otras formas
de relacionamiento medioambiental; y que no ve lo que no quiere ver y no se
quiere que sea visto, las amenazas planetarias producidas por el capital, su ra-
cionalidad y forma de relacionamiento con la naturaleza (Quinche, 2008; 2009),
(Quintero y Ramírez, 2016).
El término contabilidad ambiental deviene así en una paradoja que junta dos
opuestos: la contabilidad en tanto racionalización economicista del capital y la
naturaleza en cuanto concepto crítico que exige la deconstrucción de la racio-
nalidad y modo de civilización dominantes; pretende juntar la necropolítica con
la vida. Es un dispositivo de simulación que presenta compatible el capital con
la existencia de los pueblos y la naturaleza; legitima los procesos de devastación
socio natural al sostener el paradigma del desarrollo sostenible y las tesis de
valoración económica de la economía ambiental. Pero las contradicciones del
capital con la naturaleza y la sociedad requieren de soluciones estructurales, lo
142Macías, W ., y Chavez, N . Hacia un itinerario en contabilidad ecológica...
Macías, W., y Chavez, N.
que cuestiona la capacidad de la contabilidad ambiental de transformar la uni-
dad y lógica empresarial- corporativa hacia una relación de vida y de protección
de la vida planetaria.
La contabilidad ecológica, partiendo de lo anterior, debe adelantar la crítica
a la racionalidad capitalista anti ambiental, y procurar la emergencia de una
pluralidad de formas de convivencia, representación y valoración de la natura-
leza cimentada en la diversidad cultural, reconociendo además la existencia del
conflicto socio ambiental intrínseco al modo de producción vigente. Una ruta
posible implica acercase a otras epistemes como el ecologismo de los pobres
(Martínez, 2004), la racionalidad ambiental (Leff, 2004) y los saberes ecológicos
propios de culturas campesinas, afros, indígenas y populares.
Por lo anterior, es imprescindible recurrir a las categorías de la ecología polí-
tica de los conflictos ecológicos distributivos para hacer visible la multiplicidad
de actores, intereses y la pluralidad sistemas de valoración; en particular para
dar cuenta de la multiplicidad de formas de existencia y relacionamiento con
la naturaleza que se observan en el despliegue de múltiples lenguajes de valo-
ración; y sobre todo porque en la tensiones que se manifiestan a través de los
conflictos ecológicos distributivos es posible entrever la segunda contradicción
del capitalismo y al tiempo la multiplicidad que interpela la política de produc-
ción del otro como no existente. Es en dichas categorías donde la contabilidad
ecológica puede encontrar elementos para dar cuenta de la existencia de diver-
sos sistemas y lenguajes de valoración ecológica y visibilizar desde abajo otras
formas de relacionamiento con la naturaleza.
III.1 Ecología política de los conflictos ecológicos distributivos
La racionalidad tecno económica y el modo de producción capitalista al
convertir al hombre, los pueblos y la naturaleza en mercancías ficticias (Polanyi,
1957) devienen en la principal amenaza de destrucción socioambiental y causa
de su profundización. Ni los pueblos con su historicidad y complejidad social, ni
la naturaleza con sus ciclos y tiempos ecológicos, poseen tiempos y racionalida-
des compatibles con la lógica del proceso de valorización. La imposición de la
racionalidad economicista y la lógica de la acumulación capitalista están en el
origen de la problemática socioambiental como lo han mostrado Marx y Polanyi.
La valorización del capital implica la desvalorización del hombre y de la natura-
leza, el sometimiento del hombre y la naturaleza a los tiempos-racionalidades
del capital, las cuales de ninguna manera garantizan su reproducción.
Históricamente, al modo de producción capitalista le son inherentes con-
tradicciones sociales en las cuales existe una irreductible dimensión ecológica,
aunque solo visibilizada recientemente, en la década del sesenta con la apari-
ción de la crisis ambiental. Aunque los actores de los conflictos sociales no se
dimensionan ecológicamente y sus intereses no se expresan en lenguaje am-
143Contaduría Universidad de Antioquia – N o. 78. Medellín, enero-junio 2021
biental, los conflictos socioeconómicos originados por el modo de producción
capitalista poseen una dimensión ecológica irreductible y son antecedentes
directos de los conflictos ecológicos distributivos. La conflictividad social ex-
presa contradicciones de intereses, racionalidades y formas de relación social
entre los hombres y con la naturaleza donde se enfrentan diferentes formas de
apropiación, uso y significación de las condiciones materiales de existencia de
los pueblos.
Al comprobar que hubo casos históricos de conflictos ecológicos que no fueron re-
presentados en el lenguaje ecologista y ambientalista, podemos entonces interpretar
casos actuales de conflicto social donde los actores son hoy en día todavía reticentes a
llamarse a sí mismos ecologistas o ambientalistas. (Martínez, 2004, p. 82)
En el trabajo “Ecologismo Popular”, el investigador Martínez (2004), re-
copila una serie de conflictos socio-ecológicos en diferentes épocas pasadas
y actuales, y en diferentes coordenadas del mundo. Lo general en ellos es la
confrontación entre ricos y pobres por la apropiación, uso y significación de la
naturaleza. Así mismo, es común el carácter sistémico de los conflictos ecoló-
gicos distributivos alrededor de las dinámicas y crisis del modo de producción
capitalista.
Desde hace al menos más de tres décadas la visibilización de la dimensión
ecológica en los conflictos sociales y en los intereses de los actores implicados
en tales conflictos, pone de relieve que, además de las contradicciones sociales
del modo de producción y racionalidad capitalistas, se profundiza una segunda
contradicción entre el capitalismo y las condiciones de existencia de la vida de
los pueblos: la naturaleza (O´Connor, 2001). De manera dramática esta segunda
contradicción se revela en la destrucción, devastación, contaminación y proce-
sos de acumulación por desposesión. La acumulación por desposesión como
salida del capital a la crisis sistémica y forma de restaurar el poder de clase
intensificó desde la década de los sesenta y setenta los conflictos ecológicos
distributivos a nivel mundial.
Esto torna relevante el abordaje de la complejidad socio ambiental alrededor
de los conflictos ecológicos distributivos, para visibilizar la multiplicidad de ac-
tores, intereses, valores, racionalidades y estrategias de poder las cuales entran
en complicadas relaciones y contradicciones irreductibles. Los actores de los
conflictos ecológicos distributivos se caracterizan por las diferencias irreduc-
tibles de intereses, estrategias de poder, formas de valoración, racionalidades
y asimetrías de poder. Tales conflictos ecológicos distributivos a nivel del len-
guaje de valorización, se expresan como choques de lenguajes caracterizados
por la contradicción e irreductibilidad de valores: “el libro del contable no es
conmensurable con el ritual de un entierro” (Martínez; 2004, p. 105).
144Macías, W ., y Chavez, N . Hacia un itinerario en contabilidad ecológica...
Macías, W., y Chavez, N.
La expresión de los conflictos ecológicos distributivos en lenguaje de valo-
rización monetario depende de las correlaciones de fuerza y distribuciones de
poder. Pero, por otra parte, los conflictos ecológicos distributivos son choques
entre la racionalidad capitalista y las cosmovisiones propias de los pueblos que
como actores de dichos conflictos emplean lenguajes de valoración plurales de
sus territorios, la naturaleza y condiciones de existencia como forma de resistir
la hegemonía de la valorización económica.
Así visto, los conflictos ecológicos distributivos pueden expresarse: a través
de un solo lenguaje, por lo general monetario en el cual la disputa gira en torno
a el monto de la compensación y se da por sentado la valorización económica
de la naturaleza; o a través de la disputa sobre el sistema de valoración en el
que debe expresarse en conflicto, caso en el cual existe un choque de sistemas
de valoración: “Hay un choque de sistemas de valoración cuando los lenguajes
de la justicia ambiental, los derechos territoriales indígenas o la seguridad am-
biental son desplegados contra la valoración monetaria de los riesgos y cargas
ambientales”(Martínez, 2004, p. 337). La resolución de la disputa está en fun-
ción de niveles de poder y repertorios culturales.
Cuando se impone la valoración monetaria, se asume la racionalidad eco-
nomicista y los intereses de las corporaciones globales como más importantes
frente a otras racionalidades, intereses y valores:
[…] el valor monetario se verá como la medida de un sólo aspecto de valor que refle-
ja un tipo particular de interés, el que se expresa principalmente a través del mercado
comercial…Escoger una definición operacional de valor implica tomar una decisión
sobre lo que es real e importante; otras definiciones reflejaran las creencias e intereses
de otros actores (Martínez, 2004, p. 338).
De los conflictos ecológicos distributivos y los choques a nivel de lengua-
jes de valoración surge el postulado de la inconmensurabilidad de valores
sustentado desde la Ecología Política como una clara defensa del principio de
plurivaloración e irreductibilidad de valores, y no compensación. Los conflictos
ecológicos, en tanto confrontación de actores diferentes con intereses incon-
mensurables, se relacionan con los lenguajes de valoración al menos en dos vías:
a) Que prime la valoración económica como lenguaje, lo cual está en función de la
correlación de fuerzas sociales, estrategias de poder y esto deja entrever que se impo-
ne la supremacía de la racionalidad economicista y los intereses del capital; se acepta
que la naturaleza puede ser valorada monetariamente. En estos casos la discusión versa
sobre montos de compensación o la veracidad (no justeza) de los valores monetarios
asignados a la naturaleza.
Que se visibilicen y generen choques a nivel de lenguajes de valoración, según los
diferentes actores en conflicto donde los repertorios culturales, racionalidades y es-
trategias de poder de los movimientos ambientales se tornan relevantes. La ecología
política trata de visibilizar la plurivaloración, la diversidad de lenguajes de valoración
145Contaduría Universidad de Antioquia – N o. 78. Medellín, enero-junio 2021
de la diversidad de actores con fundamento en sus intereses, culturas y exigencias de
justicia social.
De lo anterior, podemos afirmar, además, que los conflictos ecológicos dis-
tributivos son conflictos en múltiples y complejas dimensiones: son conflictos
de intereses, de valores, de racionalidades, de procesos, de formaciones socia-
les y culturas diferentes e irreductibles.
El ecologismo de los pobres defiende la naturaleza como sustento de la vida
recurriendo a los valores y sacralidades construidas por las culturas, como las
comunidades indígenas que se fundamentan en la sacralidad de la tierra para
rechazar la hegemonía del valor económico (Martínez, 2004). También con
fundamento en sus cosmovisiones construyen racionalidades y formas sociales
donde prima la solidaridad. Los conflictos ecológicos distributivos y el choque
de lenguajes revelan el irresoluble antagonismo de la racionalidad instrumental
economicista y formal del capitalismo, frente a la racionalidad ambiental, la cual
cuestiona la razón e instituciones hegemónicas, hace énfasis en la racionalidad
sustantiva y abriga la diversidad de culturas. Así la irreductibilidad e inconmen-
surabilidad de valores surge de esta complejidad social y ambiental, permitien-
do visibilizar una pluralidad de lenguajes de valoración.
Con base en lo antes dicho, es posible entrever que el ecologismo de los
pobres aborda el pluralismo de valores, pero no desde la comparabilidad fuerte
o débil de valores desde perspectivas metodológicas o técnicas de valoración
monetaria. El ecologismo de los pobres aborda el pluralismo de valores:
[…] mediante una estrategia de investigación distinta, a saber, la de analizar los con-
flictos ecológicos específicos desde abajo, sacando a la luz los diversos lenguajes de
valoración empleados por los distintos actores sociales al plantear sus argumentos en las
luchas caracterizadas como el <<ecologismo de los pobres>>. (Martínez, 2004, p. 339)
Por lo anterior podría señalarse que la configuración de una contabilidad
ecológica “debe reconocer la particularidad de los sistemas naturales locales y
regionales. Un paso es el diseño de modelos complejos y orgánicos de repre-
sentación contable, más allá de la partida doble, más allá de la valoración mo-
netaria” (Quinche, 2007, p. 213). Más aún se trata de superar las monoculturas
del saber científico y la mercantilización capitalista, como únicas válidas, para
permitir la democratización y emergencia de diversas formas de representación,
valoración y relacionamiento con la naturaleza y con la vida planetaria.
IV. La contabilidad ecológica como saber ambiental
La economía y contabilidad ambientales, al imponer formas de valoración mo-
netaria de la naturaleza presuponen como problema esencial para la sostenibilidad
ambiental la asignación de derechos de propiedad y precios al ambiente. Tales
disciplinas, al igual que el pensamiento económico dominante y la ideología oficial,
son incapaces de superar el fetichismo de la mercancía, por lo cual, paradójicamen-
146Macías, W ., y Chavez, N . Hacia un itinerario en contabilidad ecológica...
Macías, W., y Chavez, N.
te proponen como panacea para la sostenibilidad social y ambiental lo que está en
la raíz de la destrucción de los pueblos y la naturaleza: la racionalidad totalizadora
y economicista. Así, frente a la catástrofe planetaria generada por el capitalismo y
sus lógicas autodestructivas se hace necesario deconstruir el saber y la racionalidad
dominante. En este sentido es vital señalar que:
El saber ambiental implica un proceso de deconstrucción de lo pensado para expre-
sar lo aún no pensado, para desentrañar lo más entrañable de nuestro saber y para dar
curso al futuro por venir. Es un saber que se sostiene en la incertidumbre y en el “aún
no” del saber, movido por el deseo de vida que se proyecta hacia la construcción de lo
inédito, a través del pensamiento y la acción, en la perspectiva del infinito, la diferencia
y la alteridad. (Leff, 2004, p. 246)
En esta perspectiva surgen la ecología política y contabilidad ecológica
que permiten develar la insostenibilidad social y ambiental de la racionalidad
instrumental y los conflictos ecológicos distributivos. Al tiempo, estos saberes
permiten otras formas de gestión del territorio en contextos de disputa por la
apropiación, significación y uso de la naturaleza. Abren el campo al estudio de
las racionalidades ambientales, los conflictos ecológicos distributivos y la justi-
cia social-ambiental para la defensa de la vida planetaria. Desde estos saberes
es posible pensar otras formas de saber contable ecológico y socialmente com-
prometido con la naturaleza que supere el fetichismo de la mercancía y aborde
la pluralidad de sistemas de representación y valoración ecológica. Abordar y
visibilizar la pluralidad valorativa en cuanto producto de formas de racionalidad
y sociedad diferentes es quizá la tarea más urgente e importante de la contabili-
dad ecológica.
V. Contabilidad ecológica, saber interpretativo
Este ejercicio preliminar ubica a la contabilidad ecológica como una forma
de saber interpretativo, cuyo objetivo fundamental es entender las raciona-
lidades, sistemas de representación y valoración ambiental que despliegan di-
ferentes actores convergentes en un territorio. La urgencia de la contabilidad
ecológica no es medir, controlar o informar sobre las gestiones de recursos
naturales dando por supuestos racionalidades, formas de valoración y relaciona-
miento con la naturaleza.
En primer lugar, se trata de dar cuenta de la diversidad de actores, lo que
implica hacer visible la existencia de diversos sistemas o cosmovisiones de valo-
ración/representación de la naturaleza y de proyectos sociales:
[…] es necesario que la contabilidad reconozca las prácticas locales, culturales, étni-
cas, de género en relación con el medio ambiente. Es decir, la contabilidad debe reco-
nocer unas particularidades de relación humana. Las relaciones de las organizaciones
sociales con la naturaleza son diversas como diversas son las organizaciones sociales.
(Quinche, 2007, p. 213)
147Contaduría Universidad de Antioquia – N o. 78. Medellín, enero-junio 2021
Tales racionalidades, sistemas de representación y valoración, no necesaria-
mente son cuantitativos y monetarios. Se alude a que el oficio de la contabili-
dad ecológica es la interpretación y captación desde abajo del sentido de los
sistemas y formas de representar y valorar lo ambiental, expresados por distin-
tos actores sociales.
Lo anterior, en segundo lugar, implica la comprensión de las representacio-
nes y racionalidades que diferentes actores interrelacionados hacen de la natu-
raleza. Antes de postular cualquier método de cuantificación de la naturaleza,
la contabilidad ecológica se pregunta por sus condiciones de posibilidad y por
los conflictos ecológicos derivados de las estrategias y racionalidades diferen-
ciadas, desplegadas por una multiplicidad de actores con proyectos sociales
distintos. Se pregunta además por la existencia de otras formas de valoración
de lo ambiental e intenta dar cuenta de las racionalidades y formas sociales sub-
yacentes a estas.
La contabilidad ecológica es por tanto una forma de saber, crítica, capaz de
reconocer los conflictos socioambientales, e interpretativa, de las formas de
representación y valoración ambiental desplegadas por actores que se interre-
lacionan en contextos locales biodiversos. Crítica, en el sentido de que es capaz
de ir “más allá al formular interrogantes y cuestionar los regímenes contables
existentes”, de las formas sociales, de saber y de racionalidad hegemónicas,
“que favorecen el mercado y dejan atrás al ser humano, sus perspectivas socia-
les y ambientales” (Villareal y Córdoba, 2017; Gómez y Ospina, 2009). Tarea esta
que ha sido adelantada hasta este punto, con un ejercicio de deconstrucción
de la contabilidad ambiental. Interpretativa, en tanto las prácticas contables y
su significado son productos intersubjetivos, construidos en interacción social
(Larrinaga, 1999) en el marco de relaciones de poder y contextos sociales e
históricos específicos. La contabilidad ecológica se ubica como una forma de
saber contra hegemónica en tanto busca hacer visible lo existente que ha sido
producido como no existente desde las lógicas del capital. Con ello, esta forma
de saber pretende dar cuenta de los presentes y futuros abiertos y en disputa.
El objetivo del siguiente texto es el de ejemplificar cómo se puede desarrollar
la tarea interpretativa en el itinerario de la contabilidad ecológica, la cual consis-
te en preguntarse por los actores, sus racionalidades, formas sociales y sistemas
de valoración que despliegan en casos concretos, y hacer visibles sus tensiones.
Para dar cuenta de esta primera tarea se presenta el caso de actores que conver-
gen en el territorio concreto del Macizo colombiano con visiones diferenciadas
de la naturaleza. Desde la contabilidad ecológica antes de dar por sentado un
sistema de valoración para medir lo ambiental, se procede a identificar entonces
los actores, racionalidades, sus formas de valoración, uso, apropiación y signifi-
cación de la naturaleza que agencian y las tensiones que se despliegan.
148Macías, W ., y Chavez, N . Hacia un itinerario en contabilidad ecológica...
Macías, W., y Chavez, N.
VI. Contabilidad ecológica: actores, racionalidades y formas
de representación-valoración socio ambiental en el Macizo
colombiano
En lo que sigue se propone dar cuenta de la forma en que la contabilidad
ecológica puede dar cuenta de la multiplicidad de actores, racionalidades y la
pluralidad de formas de representación-valoración socio ambiental aproximán-
donos a los diversos actores que confluyen en el Macizo colombiano. ¿Por qué
el macizo colombiano? El Macizo colombiano, según el documento CONPES
3461, se destaca entre los ecosistemas estratégicos presentes en el Cauca, “tie-
ne el 70% de su área localizada en este Departamento” y cubre 20 municipios de
suroccidente del departamento del Cauca.
Ilustración 1: Macizo colombiano
Fuente: Carvajal (2012).
Para comprender la importancia ecológica del macizo, cabe resaltar, según lo
señalado por Molano (2011), que:
El Macizo Colombiano es una de las principales regiones productoras de agua dulce
en el país. Allí se encuentra la Estrella Fluvial del Sur, reconocida por la Unesco como
Reserva de la Biosfera. En esta región, también conocida como Nudo de Almaguer,
nacen cinco de las arterias principales del país: el Cauca, el Magdalena, el Patía, el Putu-
mayo y el Caquetá. (p. 1)
Este componente hídrico tiene carácter nacional al abastecer a más del 70%
de la población colombiana.
149Contaduría Universidad de Antioquia – N o. 78. Medellín, enero-junio 2021
Actualmente, el Ministerio de medio ambiente ha otorgado 64 títulos mine-
ros (Molano, 2011), a la Anglo Gold Ashanti en La Vega y Almaguer. Desde el
2003 hace presencia la compañía Carboandes S.A. en las veredas Hueco Hondo
y Santa Lucía, en los municipios de la Vega y la Sierra, respectivamente. La pre-
sencia de esta compañía ha generado un aumento de la conflictividad social y
división en las comunidades negras de Santa Lucía. En ambas veredas, las orga-
nizaciones sociales, el proceso Campesino y Popular de la Vega Cauca y Consejo
Comunitario en Santa Lucía han recibido amenazas. También hay una fuerte
presencia de la minería ilegal. La roya, la erradicación forzada, la minería legal e
ilegal han cambiado la configuración económica de la zona durante las últimas
décadas. Adicionalmente, el Estado en sus diferentes niveles de institucionali-
dad, se plantea la implementación de programas, proyectos, “acciones de corto
y mediano plazo” en temas que abarcan desde infraestructura en conectividad
hasta la protección de los ecosistemas estratégicos en el Macizo Colombiano.
Por otra parte, como se evidencia parcialmente en la unidad espacial Macizo
Colombiano, confluyen diversas organizaciones sociales para las cuales el Ma-
cizo es referente para la constitución de identidad colectiva y planes de vida.
Entre estas se encuentran las organizaciones Comité de Integración del Macizo
Colombiano (CIMA), el Cabildo Mayor del Pueblo Yanacona (CMY), el Movimien-
to Campesino de la Vega Cauca, entre otras, contándose entre ellas consejos
comunitarios afros. Es este un contexto, existen distintas formas de represen-
tación y valoración de la naturaleza y territorio, desplegadas por actores que
convergen en este territorio.
Como queda dicho, en el Macizo colombiano confluyen una serie de actores
como son el Estado, multinacionales y organizaciones sociales. La propuesta es
que la primera tarea de la contabilidad ecológica contra hegemónica es la de
acercarse a las visiones y formas de apropiarse, interactuar y valorar la natura-
leza que se enuncian por parte de las instituciones estatales, capitalistas, pero
al tiempo hacer lo mismo para las organizaciones sociales y pueblos indígenas,
campesinos y afros. Para esto, se documenta lo que los actores dicen sobre la
naturaleza, las metáforas que usan para referirse a ella y sobre las formas de
apropiación y uso de la naturaleza que enuncian; aquí la contabilidad ambiental
queda reducida a su verdadera dimensión, un lenguaje más entre los múltiples
lenguajes que disputan formas de significar y apropiar la naturaleza. Este iti-
nerario de contabilidad ecológica se concreta en la siguiente matriz, la cual ha
sido elaborada por los autores con fundamento en el proyecto “Análisis del mar-
co cognitivo agro-ambiental del Comité de Integración del Macizo Colombiano:
Producir cuidando la naturaleza (2016-2020)”, antes citado.
150Macías, W ., y Chavez, N . Hacia un itinerario en contabilidad ecológica...
Macías, W., y Chavez, N.
Tabla 1: Matriz de Actores, Racionalidades y sistemas de valoración
en el Macizo colombiano
Actores
Estado (Institucionalidad)
Multinacionales
Organismos Transnacionales
1. Racionalidad economicista
A) Significación de la Naturaleza:
La naturaleza al servicio del capital
Fábrica de agua
Bienes y servicios ambientales
Reforestación comercial
Bancos de germoplasma
Potencial económico de la biodiversidad
Macizo es un gran oferente ambiental
Ecoturismo
Reservorio de recursos genéticos
Bosques como activos
Actores
Comunidades campesinas
Pueblo Indígena
1. Racionalidades ecológicas
A) Significación de la Naturaleza: El hombre
pertenece a la naturaleza y es condición de
identidad y existencia.
Vida
Identidad maciceña -Yanaconeidad
Macizo como territorio
Seres
Sacralidad
Condiciones de existencia
B) Apropiación
Políticas ambientales
Estrategia del desarrollo sostenible
Privada
Mercancía en función de la globalización
Naturaleza sin comunidades
(las comunidades son destructoras)
Prácticas empresariales e institucionales conflictivas
B) Convivencia y complementariedad
Comunal (Cabildos, Asambleas, Movimiento
social)
Local Agroecología, Planes de Vida, Plan de
reconstrucción de la casa Yanacona.
C) Uso
Sostenibilidad del capital
2. Valoración: Monetaria de la Naturaleza
3. Forma social: Capitalismo
C) Uso
Reproductividad de la Vida, la Identidad y el
territorio. Lugar sagrado e interrelación
2. Formas plurales de valoración
3. Forma social: Resguardos indígenas y
comunidades campesinas con relaciones
comunitarias.
Fuente: Elaboración propia, con base en documentación de las organizaciones y comunidades citadas.
En un primer paso la contabilidad ecológica identifica a actores en torno a
conflictos ecológicos, entre los cuales se encuentran para el caso del Macizo
colombiano el Estado (Institucionalidad), Multinacionales, Organismos Transna-
cionales y contrapuestos en términos de racionalidades y sistemas de valoración
a las comunidades campesinas, pueblos indígenas y sus organizaciones. Tal
contraposición, no unívoca, se sustenta en cuanto los primeros actores signi-
fican de la naturaleza como: fábrica de agua, bienes y servicios ambientales,
reforestación comercial, bancos de germoplasma, potencial económico de
la biodiversidad, el territorio como gran oferente ambiental, reservorio de
151Contaduría Universidad de Antioquia – N o. 78. Medellín, enero-junio 2021
recursos genéticos y los bosques como activos. Desde tal perspectiva la natura-
leza en cuanto cosa-mercancía está al servicio de la acumulación de capital.
Las comunidades indígenas, afros y campesinas significan la naturaleza en
una relación en la cual el hombre pertenece a la naturaleza y es condición de
identidad y existencia. Los significantes de naturaleza son entonces vida, iden-
tidad maciceña, yanaconeidad (identidad indígena), territorio, cultura, seres,
sacralidad y condiciones de existencia.
De lo anterior, se derivan formas diferenciadas de apropiación y uso de la
naturaleza. Por un lado, se apropia la naturaleza como mercancía y se usa para
el desarrollo y sostenibilidad de los procesos de crecimiento económico. Del
otro, se propende por la convivencialidad y complementariedad con la natura-
leza, en los cuales la naturaleza hace parte de los planes y proyectos de vida de
las comunidades como condición de su sustento y reproducción de la vida, la
identidad y el territorio; y más allá en calidad de sujeto de derechos. Esto nos
permite identificar de una parte una racionalidad economicista de la naturaleza
la cual se expresa e impone mediante sistemas de valoración monetaria de la
naturaleza y supone hegemónica la formación social capitalista. De otra parte,
encontramos racionalidades ecológicas con formas plurales de valoración de la
naturaleza como sacra, territorio, condición de existencia y reproducción de sus
formas de vida, resguardos indígenas y comunidades campesinas.
Antes de postular cualquier método de cuantificación y monetización de la
naturaleza, el itinerario de contabilidad ecológica exigiría resolver las preguntas
por los actores, racionalidades y sistemas de valoración ecológica. Al hacerlo,
como en el ejemplo de la matriz anterior, permite abordar los conflictos eco-
lógicos derivados de las estrategias y racionalidades diferenciadas, desplegadas
por una multiplicidad de actores. Partiendo de ello hace posible visibilizar
desde abajo formas plurales de gestión, valoración, racionalidad y convivencia
con la naturaleza. En estas, es posible encontrar apuestas de resistencia y vida,
como las de las comunidades campesinas afros e indígena del Macizo colombia-
no, que devienen en experiencias concretas para superar los graves problemas
socio-ambientales producidos por la civilización capitalista.
VII. Conclusión
Este trabajo a manera de reflexión y propuesta de programa de investigación
preliminar, adelantó la crítica de la contabilidad ambiental que (en tanto hija de
la economía ambiental y del discurso del desarrollo sostenible), es producto y
mecanismo instituyente del mercado y de las corporaciones globales como efi-
cientes protectoras del medio ambiente, con lo cual se profundiza la crisis am-
biental, la devastación de la vida planetaria, la destrucción de las condiciones
de existencia de miles de seres humanos y sistemas ecológicos que se debaten
al límite de la extinción. La anterior lógica de la contabilidad ambiental muestra
152Macías, W ., y Chavez, N . Hacia un itinerario en contabilidad ecológica...
Macías, W., y Chavez, N.
que se convierte en un dispositivo de saber que incrementa los problemas so-
cioambientales, que a su vez se convierte en un mecanismo de producción de lo
no existente.
En tal sentido, la contabilidad ambiental como correlato de la economía
ambiental y del desarrollo sostenible, hace parte de los dispositivos de financia-
rización y conversión en mercancías ficticias de las condiciones de la vida plane-
taria a costa de su destrucción. En tanto globalismo localizado, su fin último es
la mercantilización de la naturaleza y un tratamiento tecnocrático, fragmentario
e instrumental del problema ambiental. Hace de lo ambiental un recurso gestio-
nable en el proceso de valorización del capital. Es un dispositivo de borradura
de la condición humana y de las condiciones de vida planetaria
Por lo anterior, la contabilidad ambiental se convierte en un mecanismo de
producción de lo no existente. Tal mecanismo, por un lado, opera convirtiendo
en universal las formas de valoración monetarias; así la apropiación privada y la
mercantilización de la naturaleza devienen en condiciones de su conservación.
Por otro lado, al cosificar los territorios, opera declarando inválidas, ignorantes
e ineficientes las diversas formas de valoración, la pluralidad de lenguajes de
valoración y la multiplicidad de formas de relacionamiento y significación de
la relación humanos-naturaleza. Pero más allá de ello es un universal absoluto
autodestructivo en cuanto niega las amenazas globales que su propia lógica
genera.
Por ende, la contabilidad ecológica como forma de saber contra hegemónica
debe proceder en un doble movimiento: como crítica al carácter irracional y de-
vastador de la vida planetaria de las racionalizaciones y objetivaciones impues-
tas por la contabilidad ambiental y el capitalismo, y como crítica que interpela
la contabilidad ambiental como mecanismo de producción de lo no existente.
Al mismo tiempo, la contabilidad ecológica debe proceder desde abajo y hacia
la ecología política, para hacer visible la pluralidad de formas de valoración de
la naturaleza y la multiplicidad de formas de vida; desde una perspectiva inter-
pretativa desde abajo debe hacer visible, contar y narrar la diversidad de formas
de vida y sus sentidos sobre la naturaleza y la vida. Como se ha afirmado aquí,
el “hacer visible la existencia” conduce metodológicamente a contar y narrar
desde abajo, haciendo emerger la diversidad de relacionamientos e interpre-
taciones sobre sentidos y formas de valoración de la naturaleza; constituirse
como saber ambiental desde la multiplicidad. Adicionalmente, una mirada a las
sociologías de las ausencias y emergencia, y a la hermenéutica diatópica, puede
arrojar pistas sobre dicho proceder metodológico.
En suma, la contabilidad ecológica emerge como forma de saber contra
hegemónica, la cual debe, en un doble movimiento, profundizar la crítica al
carácter irracional y devastador de la vida planetaria de las racionalizaciones y
objetivaciones instituyentes impuestas por la contabilidad ambiental; al tiempo
153Contaduría Universidad de Antioquia – N o. 78. Medellín, enero-junio 2021
debe reconocer el conflicto socio ambiental inherente al sistema capitalista y
la pluralidad de actores, algunos borrados por las monoculturas de la ciencia
occidental y la mercantilización capitalista. Frente a esto, la contabilidad eco-
lógica es un compromiso con hacer emerger la vida. Aportar a la emergencia
de diversas formas de vida, es dar cuenta de la diversidad de actores, raciona-
lidades y sistemas de valoración ecológica, y por ende de futuros posibles que
son alternativa a los proyectos distópicos de la acumulación de capital y mer-
cantilización de los territorios. La contabilidad ecológica podrá dar cuenta de
las realidades socio ambientales y culturales, desde una hermenéutica diatópica
que supere las necro políticas del valor monetario y la racionalidad instrumen-
tal, “para desentrañar lo más entrañable de nuestro saber y para dar curso al
futuro por venir”.
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