221Estudios dE LitEratura CoLombiana 52, enero-junio 2023, ISNN 0123-4412, https://doi.org/10.17533/udea.elc.350521
Editores: Andrés Vergara Aguirre,
Christian Benavides Martínez
Recibido: 20.07.2022
Aprobado: 24.11.2022
Publicado: 31.01.2023
Copyright: ©2023 Estudios de Literatura Colombiana.
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* Cómo citar esta reseña: López Echeverri,
A. F. (2023). Reseña del libro La edición
del cuento en Colombia en el siglo xx, apues-
tas editoriales y legitimación de un género de
Ana María Agudelo Ochoa, Paula Andrea
Marín Colorado y Diana Paola Guzmán
Méndez (Eds.). Estudios de Literatura Co-
lombiana 52, pp. 221-225.
DOI:
1
andres.lopeze@udea.edu.co
Universidad de Antioquia, Colombia
La edición deL cuento en coLombia
en eL sigLo xx, apuestas editoriaLes
y Legitimación de un género
AnA MAríA Agudelo ochoA, PAulA
AndreA MArín colorAdo y diAnA
PAolA guzMán M éndez (eds.)
Editorial Pontificia Universidad
Javeriana, Bogotá, 2021, 474 p.
Andrés Felipe López Echeverri
Una de las áreas menos investigadas de la historia
de la literatura colombiana ha sido la referente a la
industria editorial y las condiciones de circulación del
libro. Es precisamente en atención a esta carencia que
el grupo de investigación Colombia: Tradiciones de la
Palabra nos presenta La edición del cuento en Colombia
en el siglo xx como pieza inaugural de la colección
Culturas del Libro de la Editorial Pontificia Uni-
versidad Javeriana. En dicha obra, un grupo de diez
investigadoras e investigadores de diversas trayecto-
rias, dirigido por las editoras académicas Ana María
Agudelo, Paula Andrea Marín y Diana Paola Guzmán,
se encarga de analizar y presentarnos de manera mi-
nuciosa nueve de las editoriales más representativas
del pasado siglo haciendo énfasis en la edición del
cuento, género escogido por su capacidad de tránsito
en diferentes materialidades durante aquella época.
Basados en un orden cronológico según el año de
fundación de cada editorial, los dos capítulos inicia-
les involucran el momento en que el género todavía
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Estudios dE LitEratura CoLombiana 52, enero-junio 2023, eISNN 2665-3273, https://doi.org/10.17533/udea.elc.350521
luchaba por extenderse desde la prensa hacia los libros. El primero es “La publicación
de narrativa breve en la Editorial Minerva (1912-1975)” de Juan David Gil. En este, tras
un recuento de la evolución de la industria del libro a partir de finales del siglo xix y
una explicación de las condiciones de la producción y el catálogo de Minerva, se nos
muestra al cuento no solo en pugna con otros géneros literarios, sino también con
áreas como las ciencias políticas y de la salud, lo cual relegaría al género, o bien a las
apuestas de la editorial por algunos escritores nuevos, o bien al carácter recopilatorio
y consagrador de la Selección Samper Ortega, que publicaría autores decimonónicos
como Emiro Kastos y Tomás Carrasquilla. Circunstancia que encontrará analogías en
“Estudios de un contraste editorial: el cuento en el catálogo de la editorial Cromos y
en la revista Cromos (1918-1940)” de Diana María Barrios, en donde veremos la revista y
editorial Arboleda y Valencia como un precedente de Cromos, también advocado a temas
como el derecho, la medicina y la economía. Tendencia que en cierto modo pervivió
en los libros publicados por Cromos, que dieron gran relevancia a los aspectos de la
cultura referidos a la política y la historia por encima de lo literario. Ello, no obstante,
haciendo la salvedad de que sí publicó cuatro libros de cuento, género que se cultivó
ampliamente en la revista, tal cual se comprueba en el estudio comparativo entre la edi-
torial y esta publicación periódica, que además explora otros aspectos como los autores
más destacados, entre los que se contarán Adel López Gómez y Pedro Gómez Corena.
Llegando a las inmediaciones del siglo xx hallamos una apuesta mucho más arriesgada
por el cuento y la literatura en general, tal como se evidencia en “El cuento en Espiral: entre
la revista y el libro (1944-1975)” de Ana María Agudelo, quien da a conocer el trabajo con-
junto entre la editorial y la revista homónimas en favor de un catálogo comprometido con
divulgar las nuevas promesas de la poesía, la novela y el cuento colombianos, involucrando
a cuentistas como Fanny Buitrago y Pedro Gómez Valderrama, quienes se adscribirán a
un catálogo en el que sí predominará la literatura gracias a la división de la empresa edito-
rial entre Iqueima y Espiral. Acontecimiento que de hecho encontrará ciertas similitudes
en “El cuento en la editorial Bedout: el caso de la colección Bolsilibros (1960-1980)” de
Diana Paola Guzmán, en donde también percibiremos una gran apuesta por la literatura
colombiana de forma paralela a la publicación de clásicos universales, todo lo cual se verá
apoyado por otras áreas del catálogo, como la referida a los textos escolares, a partir de
las cuales la editorial cimentó un sólido circuito de distribución y pudo sobrevivir durante
un periodo considerable, preludiando las estrategias de algunas editoriales como Norma.
223Estudios dE LitEratura CoLombiana 52, enero-junio 2023, ISNN 0123-4412, https://doi.org/10.17533/udea.elc.350521Reseña de La edición deL cuento en coLombia en eL sigLo xx, apuestas editoriaLes y Legitimación de un género
Después del ejemplo dado por las anteriores iniciativas, el incremento de la clase
media y la aparición y actualización de la Ley del Libro, llegamos a los ochenta, década
a partir de la cual la edición de literatura colombiana, a través de empresas como Tercer
Mundo, Pijao Editores y La Oveja Negra, intentará subvertir de formas más contunden-
tes una industria nacional basada en editoriales argentinas y españolas principalmente.
Danilo Penagos nos indica el inicio de este fenómeno en “El cuento colombiano en
Tercer Mundo y otros cuentos (1963-1994)”, capítulo que no solo nos muestra una
enorme propuesta cultural que además de la editorial implicaría otros espacios como
librerías, galerías de arte, una publicación periódica y una fundación, sino también un
enfoque de la oferta literaria que buscaría alejarse de la popularidad del boom y sacar a la
luz libros de cuentos como Sexo y saxofón de Gonzalo Arango y Cuando termine la lluvia
de Antonio Montaña, junto con las obras de otros representantes de la literatura de las
nuevas generaciones insertos en un catálogo abanderado por investigadores, economistas
y científicos alineados para el enriquecimiento de la cultura suramericana. Estudio que
veremos seguido por “El cuento en el catálogo de Pijao Editores (1972-1996): editar
desde la región” de Paula Andrea Marín, quien reconstruirá la historia de esta inexplo-
rada empresa familiar y nos la presentará mucho más advocada al género cuentístico
que la anterior, aunque compartiendo con ella un gran esfuerzo por la visibilización de
personalidades poco conocidas, especialmente las dedicadas a explorar nuevos terre-
nos como el erotismo y las pertenecientes a las regiones del país más afectadas por la
violencia bipartidista durante la primera mitad de siglo, sobre lo cual habrá múltiples
publicaciones. Circunstancia que diferiría respecto a otros proyectos, como aprecia-
remos en “Editorial Oveja Negra, de independiente a ‘gran editorial’: una revisión del
lugar del cuento en su catálogo literario (1973-1999)”, de María Camila Cardona, quien
nos indica como periodo de su estudio el que precedió el cambio de la editorial de un
modelo independiente dedicado a los libros de tinte izquierdista por un modelo basado
en textos más comerciales, dándoles un gran protagonismo a los libros de Gabriel García
Márquez (quien hizo parte de la gerencia de la empresa en su segunda etapa) y a obras
canónicas del mundo europeo y latinoamericano, de lo cual darán cuenta autores como
Kafka, Chejov, Cortázar y otros representantes del cuento dentro un catálogo en el que
no resultó muy abundante dicho género.
Llegados a este punto, la identificación de las perspectivas de cada iniciativa edito-
rial respecto al cuento terminará de afinarse con los estudios sobre Norma y El Áncora
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Editores, las cuales claudicarán una vez llegado el nuevo milenio. La revisión de esta
última corre por cuenta de Almary Cristina Gutiérrez en “El Áncora Editores (Bogotá:
1980-2016): contando el cuento de Colombia”. En este capítulo advertiremos un catálogo
en el que, a diferencia de casos como los de Tercer Mundo y La Oveja Negra, predomi-
nará más la poesía que la narrativa, dato que no impedirá destacar la publicación en los
noventa de numerosos libros de cuentos de autores latinoamericanos y colombianos ya
consagrados, entre ellos Horacio Quiroga, Álvaro Cepeda Samudio y Hernando Téllez.
Estrategia de publicación que no distará mucho de la llevada a cabo por Norma, tal
como nos lo hace notar Nancy Vargas en “Norma (1990-2000), de la consagración a las
nuevas voces del cuento colombiano”, donde analiza el periodo en que dicha empresa
apostó más contundentemente por el género al publicar, bien fuera autores canónicos del
panorama nacional e internacional, tales como Gabriel García Márquez, Manuel Mejía
Vallejo, Oscar Wilde y Edgar Allan Poe, o bien editando a otros aún no consagrados
como Antonio Ungar, Julio Paredes y Nicolás Buenaventura, produciendo un contraste
que será minuciosamente estudiado y explicado a lo largo del capítulo a través de las
principales colecciones de la editorial, como Torre de Papel y Cara y Cruz.
Finalmente, a modo de cierre del presente libro, la investigadora Diana Carolina
Toro analiza las portadas de las anteriores nueve editoriales en el estudio titulado “Las
diversas caras del cuento: una revisión de las carátulas de las ediciones de cuento del
siglo xx en Colombia”. Texto en el que probaremos la importancia del diseño de cará-
tulas para las empresas editoriales, bien por la consonancia con el contenido estético de
las obras presentadas, la influencia en las decisiones de un comprador o la proyección
de las posturas de los editores. Posturas que podrían ser vislumbradas desde aspectos
como el tamaño del nombre del autor respecto al de la obra, el uso de determinadas
paletas de colores y la relación de las ilustraciones con tendencias artísticas, además de
otros elementos que terminarán de enriquecer una perspectiva global sobre la edición
en Colombia.
Para finalizar, hay que exaltar el claro panorama que este libro brinda sobre el
cuento desde diferentes aristas: primero, la cantidad de publicaciones de este género
en comparación con otros, lo cual vimos especialmente en los capítulos de Minerva y
Cromos; segundo, la variación de las estrategias de publicidad y manutención de cada
empresa tanto desde la publicación de revistas homónimas y la fundación de librerías
como desde la apuesta por catálogos que intercalaran títulos canónicos con nuevas
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propuestas literarias, o que se apoyaran en la producción de textos escolares para so-
brevivir, de lo cual son prueba Norma y Bedout; y tercero, el tránsito y permanencia de
los cuentistas que caracterizaron cada época, que se perciben desde la publicación de
Emiro Kastos y Tomás Carrasquilla en Minerva, el surgimiento de Gómez Valderrama y
Fanny Buitrago en Espiral y la aparición de Gonzalo Arango en Tercer Mundo, además
de muchísimos otros ejemplos prodigados a lo largo de los diez capítulos. Rasgos que
no solo nos permiten concebir esta publicación como un conjunto de editoriales muy
diversas que encuentran su unidad por un método sociológico de estudio, sino también
como una declaración de los nuevos modos de comprender los estudios literarios en
nuestro país, al trasluz de aspectos que hasta el momento pasaban desapercibidos por
nuestros ojos.
En resumen, La edición del cuento en Colombia en el siglo xx, más allá de un
aporte histórico imprescindible, constituye una amplia declaración de los nuevos
rumbos de los estudios literarios en Colombia, los cuales, en lugar de contravenir
el tradicional análisis hermenéutico de las obras, lo complementan al concebir
la literatura como un elemento que nunca ha estado aislado del conjunto de
interacciones de las instituciones que operan en torno a ella, tales como las
universidades, las bibliotecas, las librerías y, en este caso, las editoriales; postura
de la que darán cuenta todos los capítulos de este libro desde la primera letra
mayúscula hasta el punto final.