Esa pasión de encontrar

Autores/as

  • Daniela Gómez

Palabras clave:

Silvia Blair, malaria, historia de la malaria

Resumen

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La médica Silvia Blair, fundadora y coordinadora del grupo de investigación Malaria, escribió una tesis sobre la formación del discurso de la parasitología, con el fin de graduarse en la maestría en Historia y Filosofía de las Ciencias de la Universidad Nacional. Le sugirieron que la editara para reducirle la extensión y que fuera más concisa. El trabajo recibió mención meritoria; sin embargo, no quiso publicarlo, porque en esa nueva versión no estaba el alma de todo lo que había querido decir. Para un artículo que hizo en 2011 sobre la posibilidad de eliminar la malaria en Colombia, retomó algunas de las conclusiones del texto inédito, que en ese caso ayudaban a responder si la erradicación de la enfermedad era un problema de voluntad política o de incapacidad de la ciencia.

La profesora Blair formula una serie de preguntas sobre el comportamiento de la enfermedad, que no han sido resueltas por los investigadores en salud que, en cambio, han seguido diagnosticando y construyendo medidas de control con el mismo conocimiento que se tenía de la enfermedad a prin- cipios del siglo XX. Además, trata la imposibilidad de emprender una campaña contra la malaria que dé resultados reales y detenga el aumento del número de casos. Dice Blair que Colombia no tiene un programa de salud pública comprometido con el manejo de las enfermedades transmitidas por vectores, y que los organismos internacionales dedicados a la salud piensan más en defender sus intereses económicos que en salvar vidas.

Durante 35 años su trabajo como investigadora y docente ha estado dirigido a resolver cuestiones básicas de la enfermedad (la patogénesis, la clínica, la resistencia a los antimaláricos), a formar nuevos investigadores y a contribuir a situar la malaria en los contextos históricos a los que pertenece, ocupándose también de rescatar el saber médico de las comunidades ancestrales.

¿Por qué decidió empezar a investigar la malaria?
Empecé a ver en el tema de la malaria un vacío que no me satisfacía. Por un lado una cantidad de certezas, y por otro lado, de realidades. Por ejemplo, me decían: el Plasmodium vivax no da complicaciones, es benigno. Y la realidad es que sí daba complicaciones y podía ser maligno. En 1958 dijeron que toda la malaria era posible erradicarla y, hoy, 55 años después, las cifras de la enfermedad siguen creciendo. Iba a los congresos sobre la malaria y en ellos se afirmaba que ya habían entendido cómo era su inmunología, cómo se transmitía por medio del vector. Pero había una realidad, y era que al examinar cuatro mil glándulas salivales de mosquitos, el pará- sito no estaba adentro. Le voy a plantear otra certeza: yo le digo a los estudiantes de medicina que tener malaria es tener fiebre, escalofríos, sudoración y tener un parásito en la sangre. Y la realidad es que había pacientes que no presentaban ningún síntoma y tenían el parásito en la sangre. Entonces, todo ese movimiento entre las certezas y las realidades me permitieron ver el lado oscuro y claro de la enferme- dad y la posibilidad de insertarme en esa búsqueda.

Dio un paso de la investigación en medicina a la historia, ¿cómo fue?
Empecé con Olga López, una amiga que es profesora e historiadora, a investigar y a escribir dos o tres artículos sobre el lenguaje de guerra que se ha utilizado en la medicina, en particular para combatir la malaria. Se hablaba de ataques para destruir los parásitos, etapas de consolidación, campañas y brigadas; era toda una construcción guerrerista. Quisimos encontrar qué se ocultaba tras este lenguaje áspero. Luego decidí buscar cuál era la historia del parásito y cuál la del hospedero y sus relaciones. Me faltaron conocimientos y tiempo, pero he podido comprender algunos hitos en la historia de la malaria, los cambios en las teorías y en los paradigmas médicos y las condiciones de posibilidad que han permitido los descubrimientos. Finalmente pude ver que el lenguaje que se utiliza en los programas de control y eliminación de la malaria corresponde a un modelo médico mundial y a una concepción de la enfermedad, ambos más interesados en vender insecticidas y medicamentos que en curar.

Creo que en mi tesis no encontré la historia de la relación hospedero-parásito como la estaba buscando, pero sí me pude dar cuenta de ciertas realidades, y de que sobre ellas debían ser las preguntas de investigación porque son fundamentales. Y así fuera tozudo, había que empezar a escribir y a buscar. En general los médicos pensamos que el mundo es blanco o negro y la mirada positivista de la vida prima sobre cualquier otra. Ese es el problema: creemos que fuera de nosotros no hay verdad.

¿Cuál es el principal vacío en la investigación de la malaria?
La historia del combate de la enfermedad ha tenido tres momentos. El primero fue la lucha higiénica, que se dio en varios países incluyendo a Colombia. Se trataba de secar los criaderos, de subir terraplenes, de convivir con los parásitos y con los zancudos. Una cosa más de higiene, más racional. Después de la Segunda Guerra Mundial solamente primó la destrucción. En la guerra y en la post guerra la cuestión era matar. Ese paradigma dictaba que ya no había que trabajar para lograr mejorar ciertas condiciones de vida, sino destruir zancudos, parásitos, charcas y larvas.

Posteriormente, viendo que los casos de malaria seguían aumentando, los organismos internacionales y nacionales optaron por controlarla, o por lo menos bajar la morbilidad y la mortalidad. También empezaron a darle nombres diferentes al control: los objetivos del milenio, Roll back malaria, en fin. Sin embargo, hoy esta sigue creciendo, así algunas cifras oficiales muestren descensos. Lo que ha pasado es que no se cambió el paradigma ni el modelo médico y, en mi concepto, hemos disminuido el tamaño de las preguntas y las respuestas frente al tema. De respuestas macro —el parásito— hemos pasado a otras menos macro —los antígenos—, cada vez menos macro —las proteínas—, hasta llegar a lo muy específico —el genoma—, y se han obviado sus interrelaciones. Profundizamos la mirada pero la estamos encerrando y la cosa es que no sabemos cómo interactúan todos los aspectos del sujeto y del parásito para que la enfermedad se pueda presentar.

¿Cómo responder a esa dificultad?
Nosotros no solamente hemos revisado la parte histórica, también hemos tratado de hacer historia. Para eso recurrimos a los médicos tradicionales y su saber. Eso me sirvió mucho a mí para resolver dónde se había perdido la medicina, cuál era el saber de los otros, porque siempre me dijeron que ellos no eran sino unos charlatanes. Nunca me explicaron que tenían un conocimiento que podía aportar a la comprensión de realidades.

Entonces me fui para Tumaco, Nariño, con la bióloga Beatriz Madrigal, y tratamos de buscar y de entender qué era la malaria para la gente. Encontramos que había unas cosmovisiones mucho más integrales que las de los médicos occidentales. Ese fue un punto muy significativo. Hallamos que muchas de las plantas que ellos utilizan para curar tienen componentes activos contra la enfermedad, que esos conocimientos son aplicables y que no solo nos interesan a nosotros sino a muchas personas.

Es una realidad que los conocimientos ancestrales le aportan al conocimiento científico, pero para eso falta un diálogo de saberes o, para no herir susceptibilidades, diré que falta un diálogo entre ciencias, saberes y disciplinas, y eso exige considerar el discurso del otro como válido y disponerse a encontrar o construir verdades.

¿Pensar así la ha apartado de ciertos círculos?
Seguro que sí. Antes defendí con fogosidad el tema, y reconozco que me convertí en un conflicto, pero decidí que en los lugares donde no estoy de acuerdo, me voy o no vuelvo.

Mi sueño era que los colegas entendieran que el conocimiento se va construyendo de a poquitos, que eso no está terminado, aunque desde niños nos enseñan que todo lo está: las buenas costumbres, la moral, la religión, la verdad, el comportamiento… Pero lo cierto es que el conocimiento es una construcción colectiva, por eso estudiamos y hay investigación. A mí me preguntan cuáles son mis aportes al conocimiento en 35 años que llevo en la Universidad, y yo digo: muy poquitos, se cuentan con una mano. Pero lo que sí he hecho es buscar.

Cuando empezó a investigar, ¿abandonó la consulta médica?
Yo dejé la consulta general porque me sentía muy mal. Las atendía con un papel, les explicaba a los pacientes qué era lo que les pasaba, pero sentía que les estaba diciendo mentiras. Por ejemplo, venía un señor con ocho hijos para educar, sin trabajo, con una crisis hipertensiva y yo le hacía un dibujo, le explicaba qué era la hipertensión, pero no le decía que esa enfermedad en realidad estaba relacionada con sus problemas.

Las citas mías crecían y yo sabía que no iba a poder demorarme, atenderlas bien, preguntarles a los pacientes quién era su esposa y qué le pasaba, entonces renuncié. La medicina no es una ciencia. Todos nos aliviamos con que nos pongan la mano en la espalda y se interesen por nosotros. Parte de la cura es la palabra y entender la problemática que hay detrás de cada enfermedad. Entonces me metí en este cuento de la investigación, incluso antes de empezar con la historia, pero sí convencida de que había una necesidad de desvelar, en particular, el mundo de la malaria.

¿Qué sigue ahora?
Yo sigo soñando para que no se me acaben las preguntas y las ansias. A mí me mueve esa pasión de encontrar. Es una forma de estar en el mundo, buscando. En estos días he estado leyendo a Mo Yan, el Premio Nobel chino. ¿Cómo puede este señor, con una novela que se llama Grandes pechos, amplias caderas mostrar la historia de su país? Cosas así me dejan ganas de explorar. Después de todo, eso es lo que los libros me han dado. Hasta duermo con ellos en la almohada.




Silvia Blair renunció a la práctica de la medicina para dedicarse a la investigación. Su tema, uno de los grandes problemas de la salud pública mundial: la malaria.









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"En general los médicos pensamos que el mundo es blanco o negro y la mirada positivista de la vida prima sobre cualquier otra. Ese es el problema: creemos que fuera de nosotros no hay verdad".

- Silvia Blair








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"Yo dejé la consulta general porque me sentía muy mal. Las atendía con un papel, les explicaba a los pacientes qué era lo que les pasaba, pero sentía que les estaba diciendo mentiras".

- Silvia Blair








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"Yo sigo soñando para que no se me acaben las preguntas y las ansias. A mí me mueve esa pasión de encontrar. Es una forma de estar en el mundo, buscando".

- Silvia Blair





A continuación los invitamos a ver la conferencia con Silvia Blair en el marco de la celebración de los 40 años de la Corporación para Investigaciones Biológicas (CIB). "Simposio fundamentos, prácticas y perspectivas de las ciencias biológicas y biomédicas"...

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Publicado

2014-01-16

Cómo citar

Gómez, D. (2014). Esa pasión de encontrar. Revista Experimenta, (1). Recuperado a partir de https://revistas.udea.edu.co/index.php/experimenta/article/view/25327

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