Del tiempo, un paso de Lauren Mendinueta

Autores/as

  • Yolanda Izard

DOI:

https://doi.org/10.17533/udea.lyl.n87a013

Palabras clave:

Del tiempo, un paso; Lauren Mendinueta; La vocación suspendida.

Resumen

Reseña a la obra, Del tiempo, un paso de Lauren Mendinueta

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Citas

Júdice, N. (2024). La poesía al encuentro del tiempo [Prólogo]. En Mendinueta, L., Del tiempo, un paso, (pp. 7–9). Editorial Difácil.

Mendinueta, L. (2024) Del tiempo, un paso. Editorial Difácil.

Mendinueta, L. (2022) La vocación suspendida. Editorial Difácil.

Ospina, W. (2009). Prólogo. En Mendinueta, L., La vocación suspendida. (pp. 13–15). Editorial Travesías.

Publicado

2024-12-14

Cómo citar

Izard, Y. (2024). Del tiempo, un paso de Lauren Mendinueta. Lingüística Y Literatura, 46(87), 291–296. https://doi.org/10.17533/udea.lyl.n87a013

En la nota de la autora para La vocación suspendida, Lauren Mendinueta (2022) escribe:

Escribí mi primer poema en 1998, cuando tenía veintiún años, mientras trabajaba en una pequeña biblioteca de mi país. Contar los detalles de mi encuentro con la poesía me llevaría muchas páginas, pero lo fundamental lo diré en pocas palabras: la poesía salvó mi vida. Desde entonces he sido fiel al pago de esa deuda sin precio que sólo se salda con la vida misma (p. 7).

De manera tan clara como concluyente, Lauren Mendinueta hace apología de la poesía: «La poesía salvó mi vida». No sabemos cómo lo hizo, pero sí tenemos constancia de que la poesía ha formado parte indisoluble de su vida. De hecho, empezó a publicar desde muy joven, y no ha parado de entregarnos libros de una madurez y rigor extraordinarios. Ella demuestra con su obra que la escritura puede ser terapéutica, y quizá este libro, Del tiempo, un paso -publicado originalmente en 2011- por la temática que aborda sobre la búsqueda de la identidad, lo refleje aún con más solidez.

Nació en Colombia, en Barranquilla, en una calle de nombre sugerente y que a la fuerza debe marcar a sus habitantes, la calle Felicidad; la autora reside en Lisboa desde hace bastantes años y es considerada una de las grandes poetas contemporáneas en lengua española. Aparte de una docena de libros de poesía, ha escrito varios ensayos y numerosas traducciones del portugués y sus textos han sido traducidos a varios idiomas.

El poeta William Ospina (2009) ha escrito en el prólogo de La vocación suspendida que «quien vuelve a sus versos, reconoce una voz que se destaca por su sosiego, que juega a ser un hilo de agua, una reflexión íntima» (p. 13). Lo traigo aquí a colación porque el poemario Del tiempo, un paso, sigue siendo, a mi parecer, una muestra de la mejor poesía contemporánea en su variante de poesía reflexiva y clara. Pero lo que aquí se aborda corresponde, además, a una fértil labor de introspección y de memoria. Lauren Mendinueta desnuda el calendario de su infancia, nos lleva de la mano por la calle Felicidad donde vivió, nos sitúa frente a sus emociones y vivencias y nos ofrece después la visión de este paraíso perdido en los albores de la madurez junto al amor y recuperado al final en otros lugares, en Grecia, en Lisboa, en el misterio de la identidad y del ser.

Pero enlazado al sentido, y como rasgo más sobresaliente de estos versos, destacaría la mezcla de contenida emoción y de exigente escritura, expresada con los mínimos elementos y la máxima significación. No es tarea fácil, pero ella lo logra porque parece haber llegado a ese punto de madurez en que lo humano y el lenguaje se imbrican en pos de la belleza, la belleza que tiene mucho que ver con el proceso de búsqueda de la verdad. Este libro es la historia de esa búsqueda hasta arribar a la madurez, desde el reencuentro con la infancia hasta el presente, en un proceso de reconstrucción de los lugares mentales, espirituales y físicos -la infancia, el amor, Lisboa y Grecia-, donde habitó y se hizo poeta, donde se encarnó en sí misma. El tiempo es, pues, un personaje destacado de este libro: desde ese tiempo sin tiempo de la infancia, a esa inmersión profunda en el devenir que es el recorrido de toda una vida.

Empecemos por la construcción del libro, un libro casi perfectamente orgánico, un libro que tiene su relato, que se puede contar como el proceso de una ascensión con distintas paradas, correspondientes a cada una de las seis partes, y un introito o pórtico que las abre.

En uno de los versos del pórtico, Del tiempo, un paso, sustanciado en su propia infancia, escribe Mendinueta (2024): «En el tiempo sin tiempo de la infancia cumplida» (p. 13). El tiempo adquiere en la niñez una consistencia concreta, se hace carne, o hueso, se percibe en total quietud o en su inquebrantable ausencia. El niño juega contra el tiempo, o más bien el niño juega fuera del tiempo, alojado en un presente eterno. Quizá sea esta percepción lo más cercano que tengamos a la imagen de la eternidad. En el muy agudo y bello prólogo a este libro del gran poeta Nuno Júdice (2024), lo advierte también desde el principio: «Las dimensiones de un infinito cuyo fin es inalcanzable» (p. 7). Aún más: en el poema «Ars conmemorativa», Mendinueta escribe: «Hay un tiempo interior / que es la pequeña suma de la memoria entera» (p. 27).

El tiempo interior como suma de la memoria entera, esa sería quizá la mejor definición de la identidad. El tiempo y la memoria fluyen en estos poemas paso a paso, como el título indica, y por el camino van dejando, como migas de pan, los rastros de las vivencias tamizadas por el olvido y por las nieblas del ensueño, en una búsqueda por revivir deseos, experiencias fundacionales, es decir, el misterio de la construcción de la identidad desde la infancia.

También este libro, me parece, intenta responder a la pregunta que marca el poema «Del tiempo, un paso», cómo de la nada puede surgir otro nacimiento: «Me pregunto si no seré una fugitiva de mis propios dones, / si este deseo de nada no será el principio de otro nacimiento» (p. 13).

La primera parte trata de la infancia como paraíso perdido, precisamente porque la infancia habita fuera del tiempo como lo hicieron hasta su expulsión Adán y Eva. Allí vive la única verdadera, el verdadero ser de la autora. Al fin, la vida consiste en un intento de regresar a ese lugar del ser para retomar lo auténtico, la única esencia, como señala en estos versos del poema «Reloj sin manecillas»: «Cuánta ironía: tener que envejecer para al fin recobrar la infancia, / tener que morir para que ya nadie pueda robármela» (p. 20).

El tiempo, como hilo conductor, lo atraviesa todo en este poemario, incluso el amor. En el poema «Si fuera posible», el sujeto poético quisiera que el amor fuera «limpio», sin pasado, «con toda la mala memoria de que dispongo» (p. 51). Maravillosa declaración: el deseo de un amor que comienza desde la nada, sin rémora alguna. Fuera del tiempo, como la infancia.

También la cuarta y quinta parte del poemario, «Vistas sobre el Tajo» y «Encallar en el Egeo», respectivamente, están inmersos en el tiempo como privilegiados lugares de la propia formación; la primera se abre con un poema sobre el Ubi sunt: la desaparición de una gaviota como símbolo del inexorable acabamiento, de la entropía. Breve, claro y riguroso, de apariencia sencilla y emociones austeras, este poema invita a «volver a empezar».

Pero también este poemario explora otras dimensiones menos palpables en un tono reflexivo, como la trascendencia, lo inaprensible de la memoria. El misterio del arte, del mundo, del ser: «El arte alcanza la inteligencia necesaria del misterio» (p. 42), sostiene en uno de sus versos. Y abundando en esta idea, seleccionó algunos versos recortados de los poemas «Y la roca gritó, otra vez»:

Creo en los signos secretos, en las llamadas sin responder y en ciertos árboles abandonados en la orilla equivocada de los caminos (p. 26).

Y del poema «Estuario»:

Me interesa lo que no pertenece a lo visible, rayo de luz que persigo en el fondo. Llueve, la mente se desborda. Me interesa esa parte de mí invisible, la que quizás sin saber me representa, esa que no ven los otros cuando aparezco (p. 48).

Arribamos a la última parte del libro, «Estantigua», que la RAE define como procesión de fantasmas, o fantasma que se muestra por la noche causando pavor y espanto. La poeta se desdobla aquí en dos: la Lauren actual y la niña, y al final se produce la catarsis del encuentro. Pero en medio, Mendinueta nos regala versos prodigiosos, con hallazgos luminosos: «El alma es la peor enemiga del cuerpo» (p. 92). Lo irracional, lo misterioso de la vida y de la desaparición, ocupan ahora estos versos, en un diálogo, mucho menos macabro que tierno, entre la Lauren niña y la adulta, convertidas ambas en espectros.

En estos últimos poemas, Lauren abre camino a otra forma de decir, hacia otro lenguaje, con un imaginario mucho más rico, alucinado, y símiles irracionales pertenecientes el mundo de la fantasía infantil. Se vislumbra el territorio del misterio de la identidad y de lo incognoscible: la presencia del alma en ausencia del cuerpo. Así se cierra el ciclo en su perfecta circularidad: la infancia lo abre, la infancia lo cierra.

El poemario recorre, pues, las estaciones de paso de una vida desde la infancia hasta el presente en busca de la propia identidad, que se le resiste. Un recorrido existencial, que explora el yo profundo desde la memoria, sus misteriosos y complejos recovecos emocionales, y que tiene algunas paradas sobrecogedoras, como el poema dedicado al asesinato de su abuelo, escrito en un tono elegíaco, de gran rigor y claridad. Uno de los poemas más intensos y desgarrados del libro, el culmen de este libro dedicado a la memoria, que comienza así:

Esta es la razón por la que procuro con el lenguaje la belleza. Tú no moriste, a ti te mataron. Para recibir un tiro en la aorta viniste a la Tierra. Abuelo, tú que en vida fuiste fuerte y autoritario, llegado el momento supiste cumplir tu destino de víctima (p. 44).

Las coordenadas vitales como pasos en la niebla. Las sacudidas y los engranajes que nos sostienen. La vida como sitios de paso, espacios de tránsito. Lapsos. Tras la lectura atenta de este libro se percibe el cuidado con que se ha escrito, la determinación de abrirse a la profundidad de la memoria, la atención a su construcción, al detalle, en la búsqueda de la perfección. Sin duda, una experiencia terapéutica para la autora y para el lector.

Referencias

  1. (). . . Editorial Difácil. .7-9.
  2. (). . . Editorial Difácil.. .
  3. (). . . Editorial Difácil. .
  4. , (). . . Editorial Travesías. .13-15.