Educación, movilización social y democracia

El arma grande y decisiva es la ignorancia. Es conveniente, decía Sigisberto en su cena de cumpleaños, que nada sepan, ni leer, ni escribir, ni contar, ni pensar, que consideren y acepten que el mundo no puede ser cambiado, que este mundo es el único posible, tal como está, que sólo tras la muerte hay paraíso, quien lo puede explicar mejor es el padre Agamedes, y que sólo el trabajo da dignidad y dinero, pero no tienen por qué pensar que yo gano más que ellos, la tierra es mía, cuando llega el día de pagar impuestos y contribuciones no es a ellos a quien pido dinero prestado, y además siempre ha sido así y lo seguirá siendo, y si no les diera yo trabajo, quién se lo iba a dar, estamos juntos yo y ellos, yo soy la tierra, ellos son el trabajo, y lo que es bueno para mí, es bueno para ellos, Dios quiso que las cosas fueran así, quien lo puede explicar mejor es el padre Agamedes, con palabras sencillas que no añadan más confusión a la confusión que ya tienen en la cabeza, y si no basta el cura, se ordena a la guardia nacional que se dé una vuelta a caballo por las aldeas, sólo exhibirse, es una advertencia que ellos entienden sin dificultad. José Saramago, Levantado del suelo

Autores/as

  • Julio Eduardo Mesa Escobar, profesor del pregrado en Ciencia Política Universidad de Antioquia

Palabras clave:

movimiento profesoral y estudiantil universitario, dinámica rural, historia de Colombia, proyecto de país, Educar para la democracia

Resumen

El anterior escrito de Saramago detalla la lógica del gran terrateniente (el caso colombiano es una mezcla de capitalismo y dinámica rural de gran latifundio y funcionamiento terrateniente, unido a dinámicas de diferentes grupos oligárquicos que históricamente han permanecido en el poder de las administraciones locales, regionales y nacionales), y la condición de explotación a la que se enfrentan personas que en el diario vivir se levantan del suelo para continuar con el miedo que genera quien se sirve del poder —del monopolio legítimo de la fuerza militar del Estado y el conocimiento que se tiene como grupo social poseedor de capital cultural—, la explotación, la ignorancia y la desmemoria de quien está obligado a sobrevivir y desconoce la condición política, social, cultural, su contexto histórico y circunstancial actual que le somete; y a su vez vulnera las posibilidades y potencialidades que le son «naturales» para generar cambios sociales. Colombia no es ajena a tal condición, si consideramos el número de universidades públicas y el porcentaje de estudiantes que semestralmente no pueden acceder a procesos educativos que estén al alcance de la capacidad económica.

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Publicado

2020-06-08