Discurso de Graduación
DOI:
https://doi.org/10.17533/udea.rccp.324536Abstract
Buenas tardes directivas, docentes, familiares, amigos y compañeros, a todos quienes hoy se sienten orgullosos por nosotros, buenas tardes y gracias por acompañarnos.
Nos hemos reunido para compartir la satisfacción de culminar una etapa; para muchos el fi n de su proceso académico, mas no del aprendizaje. Muchos son los momentos que hoy recordamos con cariño de nuestro proceso educativo, tantos más los que pasan inadvertidos y los que nos hicieran imprecar, pero hoy evocamos como obstáculos superados. Cinco años como mínimo, cargados de esfuerzos, de sacrifi cios, perseverancia, responsabilidades, compromiso y entrega; de incertidumbre, temor al futuro (sensación que aún no pasa).
Durante este tiempo tuvimos el acompañamiento de varios maestros, quienes no se conformaron con cumplir con un horario y nos entregaron además del conocimiento, el amor a la profesión, la pasión por su área y la disponibilidad que sólo se esperaría de los amigos; sus enseñanzas no fueron dictadas para ejercer una profesión, es la vida misma que se va orientando con cada experiencia compartida.
Seguramente en este lustro, fueron muchas las diferencias que tuvimos con nuestros compañeros, en momentos de poca tolerancia, el regionalismo y tal vez la diversidad de culturas difi cultaron el respeto y la comprensión de las particularidades de cada uno, que finalmente son respetadas, valoradas y hasta extrañadas.
En un entorno donde se convive tanto tiempo y se mezclan la belleza y los encantos que cada uno de nosotros guardamos, sería imposible que no naciera el amor. Es así como muchos además de las emociones producidas por la labor académica terminada, cargamos más de una vez con un corazón ilusionado o con un desamor, siendo más liviano y llevadero el primero, obviamente.
Uno se despide insensiblemente de pequeñas cosas, lo mismo que un árbol, que en tiempo de otoño se queda sin hojas, al fi n la nostalgia es la muerte lenta de esas simples cosas que quedan doliendo en el corazón, uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida y entonces comprende cómo están de ausentes las cosas queridas, por eso muchachos no partamos ahora soñando el regreso, que el amor, así como las ilusiones son simples y las cosas simples las devora el viento, las devora el tiempo. Soledad Guerrero.
Nuestras carreras (Medicina Veterinaria, Zootecnia, Ingeniería Acuícola y Agropecuaria) tal vez no sean incluías como profesionales del área social, sin embargo, nosotros que pasamos por el proceso de aprendizaje y aplicación de conocimientos en las rotaciones y profundizaciones, sabemos que con nuestro desempeño se pueden satisfacer desde necesidades básicas como la generación de alimentos y protección de la salud humana, hasta el desarrollo de técnicas e investigación para mejorar la calidad de vida de las comunidades y sacar a Colombia del rezago en ciencia y tecnología, que nos hace cada vez más productores de mano de obra barata.
Tengamos presente no iniciar en nuestro desempeño profesional una carrera contra la naturaleza y por consiguiente contra nosotros mismos, deteriorando los recursos renovables y extinguiendo los no renovables. El planeta lo debemos tomar como un hogar prestado de las generaciones pasadas a las actuales y posteriormente a las venideras, a las cuales fi nalmente se lo estamos adeudando.
En un país como el nuestro, que actualmente no tiene políticas económicas que benefi cien al sector agropecuario y que se ha olvidado de la vocación agrícola de nuestros antepasados, para reemplazarla por industrias centralizadas que sólo contribuyen al crecimiento de unos pocos , o por la moda de cultivar de producir combustible, mientras aumentan los niveles de desnutrición, en una cultura en la que nos debemos capacitar para generar un producto mecánicamente, ojalá sin pensar (pues esto disminuye el rendimiento y posibilita la sublevación de los asalariados). Es aquí donde se urge de ciudadanos comprometidos y líderes, de hombres y mujeres libres y sin temores de expresarse o de proponer alternativas, que con su innovación hagan posible la consolidación de una patria verdadera, que como diría Rubén Blades, no sea la lección enseñada por dictaduras, pues a la patria no la defi nen los que suprimen a un pueblo. Un lugar donde cada persona en su actividad pueda tener una vida digna, sin desplazarse a las grandes urbes a probar suerte y posiblemente a engrosar los cordones de miseria.
Por otro lado el Alma Mater y las instituciones educativas públicas, también merecen ser tenidas en cuenta hoy, el ahogo económico al que cada vez son sometidas, es la mejor prueba del poco interés de generar mentes con criterio, que puedan despertar de la felicidad casi perpetua de la seguridad democrática.
Los hechos violentos acontecidos recientemente en la Facultad de Ciencias Agrarias, más que represivos y anuladores de los derechos estudiantiles, deben ser tristemente recordados y rechazados como una ofensa a la universidad de la cual somos hijos, a la que guardaremos por siempre en nuestros corazones; ya que por mucha distancia y tiempo que nos separe, siempre seremos egresados de la UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA.
Compañeros, o más bien colegas, hoy somos ganadores, no de lo que fi naliza, sino de los retos que empiezan, la universidad fue nuestra etapa de entrenamiento, no objetivo fi nal. El objetivo fi nal es la intensa y permanente búsqueda de nuestra identidad y desde ella iniciar la lucha por aportar al desarrollo. Proyectémonos como líderes, como dueños, no como liderados o súbditos, es hora de romper amor por las cadenas, y rebelarnos al conformismo de un destino fabricado, como nos dice Estanislao Zuleta. Si bien es cierta la dura realidad de desempleo y pobreza que afronta el país, también tenemos que reconocer las capacidades de cada uno y emprender el camino y las nuevas empresas, aún cuando tengamos fracasos. No temamos, las cometas se elevan en contra del viento, no a favor de él.
Agradecemos a nuestras familias, amigos, parejas, por el sacrifi cio, el apoyo tanto moral como económico, la preocupación, el consuelo, pero principalmente por compartir la felicidad de este día. A las directivas de nuestra universidad y facultad, a todos los docentes que participaron de nuestro proceso, al personal administrativo, secretarias, bibliotecarios, profesionales del área clínica y diagnóstica, bienestar universitario, aseadores y celadores. En estos cinco años ustedes fueron nuestra segunda familia.
Infi nitas gracias a nuestros seres queridos ausentes, a quienes aún sentimos presentes, gracias por haber compartido ese lapso de nuestras vidas, habernos inculcado valores inolvidables e infl uir en la decisión de optar por un campo de acción tan inquietante y placentero, esperamos se sientan orgullosos. A los compañeros que aún están en el proceso educativo, el ánimo a disfrutar de cada actividad académica, cultural y de la comunidad estudiantil, a apersonarse de la universidad, no saben lo que se extraña este entorno. Así mismo un saludo cariñoso a aquellos que no se pudieron graduar hoy, que desetertaron o afrontan alguna difi cultad que pueda opacar sus metas. En especial a Ángela Sofía Agredo, un abrazo lleno de esperanzas, rogando su pronta recuperación y tenerla nuevamente en la universidad.
La calidad nunca es un accidente, siempre es el resultado de un esfuerzo de la inteligencia.
John Ruskin.
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